S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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2.1- Galería de personal
del Ejército Popular, la Fuerza Aérea y la Fuerza Naval (Militares profesionales, de milicias, y soldados y milicianos) - De la A a la D - |
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Vicente Abad Olmos Empleado de ferrocarriles afiliado a la UGT que se incorporó voluntario a las Milicias Populares. Como Abad era una persona instruida, en las Milicias Populares, a poco que supieras de cuentas y de planos terminabas en el Estado Mayor. Abad servía en el Estado Mayor de la 17 Brigada y como no se opuso al golpe Casadista fue nombrado Jefe de la 17 B.M. los últimos días de la guerra. No pudo o no quiso huir, ya se sabe, aquello de "quién no tengan las manos machadas de sangre..." pero el caso es que los franquistas, aun no encontrando ningún delito de sangre que adjudicarle, le condenaron a 12 años y un día, saliendo en libertad condicional en julio de 1943. Pertenecía al PCE.
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Juan Aboal Aboal (1893-1966) Nacido en Pontevedra este militar español ingreso en la Academia de Infantería de Toledo en 1910 de donde se licencio entre los 15 primeros como teniente segundo, ascendiendo a teniente en 1915. Tras su ascenso a capitán en 1920 pidió el ingreso en la Aeronáutica militar y tras obtener el título de piloto es destinado a las escuadrillas de Tetuán participando en la guerra de África. Tras esta campaña donde fue condecorado regresó a la península. Tras varios destinos es ascendido a comandante destinado en la Sección de Información Técnica del Ministerio de la Guerra. En el bienio Negro, Gil Robles le nombra ayudante del Ministro de la Guerra (los de los cordones blancos). Al estallido de la Guerra se mantiene leal como la mayoría de la aviación militar y el gobierno le envía a Paris con la misión de adquirir aviones de combate y armas del supuestamente del gobierno amigo del Frente Popular francés. Pero sólo eran apariencias (1). Aboal acaba desquiciado ante la inapetencia del gobierno francés para suministrar materiales y la voracidad de los mercaderes de la muerte (2). De regreso a España dirigió la Escuela de aviación de caza de Los Alcázares hasta noviembre de 1936. Pero como había tenido un cargo con el gobierno de Gil Robles fue acusado de desafecto. Pero no prosperó. Aunque perdió el mando de la Escuela y fue destinado a un puesto anodino en la Jefatura de Instrucción de Aviación. Aboal estaba separado de su familia que continuaba en Galicia en situación muy precaria. Gracias a la Cruz Roja consiguió que su familia entrara en un intercambio de prisioneros en 1938 y pudo reunirse con ella en Burdeos al final de la guerra y desde allí embarcar para Buenos Aires donde se ganó la vida gracias a sus buenos conocimientos aeronáuticos que en Argentina eran muy demandados. En los años cincuenta regresó a España y la vesania franquista, no sólo no le dio un respiro a alguien tan poco comprometido políticamente sino que en 1959 le expulsó del Ejercito, perdiendo sus derechos pasivos (pensión) y tras un Consejo de Guerra se le condenó a 12 años de reclusión mayor por Rebelión Militar. Afortunadamente la familia y los amigos se movilizaron y consiguieron un indulto sin haber tenido que ingresar en presión. No sabemos de que sobrevivió hasta su muerte en 1966. (1) Pese a las grandes reformas sociales del Frente Popular francés, la coalición de la que no formaba parte el Partido Comunista, pese a apoyarla, era muy débil. La derecha y sobre todo la extrema derecha francesas por contra eran muy poderosas, controlaban la mayoría de la prensa, la judicatura y contaban con organizaciones paramilitares cuasi terroristas que atemorizan a la socialdemocracia y a su lideres muchos de ellos judíos a los que Action Française el principal partido de extrema derecha martiriza con sus campañas antisemitas día sí y día también y mientras lo apoyos del presidente del gobierno Lèon Blum lo dejan desamparado no atreviéndose a combatir a la prensa canalla que era mayoría. Este proceso político tan pervertido que debilitó hasta el extremo al Frente popular francés, es paradigmático de lo que vendría después en España tras las elecciones de febrero de 1936 y es una perversa receta aún se sigue usando en muchos países incluido el nuestro en la actualidad. Lo que está claro que fue determinante de las dificultades políticas del II República en Europa, para la nefasta política de No Intervención, para el suministro de armamentos y materiales para la República y la circulación de sus activos y divisas. (2) De modo que la frentepopulista Francia es de las naciones amigas la que peor material y menor cantidad suministró a su gobierno amigo español cuyo Jefe de Estado es el afrancesado Azaña. Menos mal que estaban Méjico y Rusia.
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Pedro Adrover Gómez Oficial 3ª del Cuerpo de Auxiliares Navales y masón de la logia "Atlantida nº 5" y destinado en la Base Naval de Cartagena que tuvo gran relevancia en la reducción de los sublevados en dicha base. Fue nombrado Ayudante Mayor. En cuanto los franquistas entraron en Cartagena, fue rápidamente señalado por los quintacolumnistas y fusilado poco después el seis de julio de 1939 tras una pantomima de Consejo de Guerra Sumarísimo. Tenía 43 años y dejaba viuda y un hijo. Se sabe que yace en la fosa de los Remedios del cementerio de Cartagena. La necesidad económica de la viuda permitió que le fuera tramitada una pensión de subsistencia a su hijo José.
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Santiago Aguado Calvo. Era brigada de Carabineros destinado en Valladolid. Voluntario en las milicias populares ascendiendo en la escala de jefes de milicias y mandó sucesivamente un batallón, la 9ª Brigada y la 100ª Brigada de la 11 División. Herido en el Ebro y ascendido a teniente coronel fue destinado como instructor en una escuela de oficiales. Después de la guerra, asistió a la academia Frunze de Moscú y más tarde fue consejero de las guerrillas yugoslavas durante la segunda guerra mundial. Falleció en 1960. Antonio Cordón que fue Subsecretario de Tierra con Negrín, nos cuenta en sus memorias ("Trayectoria") que Santiago fue propuesto para la Laureada de Madrid por su actuación en el Ebro. Aguado fue enviado a Yugoslavia en el 44 para instruir a los partisanos de Tito. Curiosamente aparece en esta imagen de los profesores de la academia Frunze, es el número 17.
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Enrique Alau Gómez-Acebo Capitán de artillería que había sido teniente en África durante la campaña de Annual, y que al estallido de la guerra servía en la Primera Brigada de Madrid. Se mantuvo leal al gobierno y combatió en distintos frentes entre los que destaca el cerco del Alcázar de Toledo donde mandó una batería del siete y medio y donde protagonizó una anécdota que pudo costarle la vida con los indisciplinados anarquistas que controlaban la ciudad. Cuenta Antonio Cordón en "Trayectoria", fuente de la anécdota, que un lidercillo faista quiso imponerle al capitán como debía usar los cañones. Alau, excelente artillero, le contestó que los siete y medio no eran fusiles de precisión y que el tiro se corregía con observadores. Como pusiera en duda el faista la lealtad del oficial, sacó el anarquista la pistola y se la puso en la cabeza obligándole a que personalmente hiciera un disparo contra una de las ventanas del Alcázar, y que de fallar se le supondría saboteador y desafecto. Completamente azorado, Alau y casi sin apuntar, pues se consideró ya muerto, disparó efectivamente contra la fachada. Nadie vio dónde había dado el proyectil, pero, sorprendentemente el faista aseguro haber visto al proyectil atravesar limpiamente la ventana, y felicitó a Alau. El artillero solicitó inmediatamente el traslado a Madrid y partió para otro frente más disciplinado. Ascendido a teniente coronel, fue jefe de estudios de la Escuela de Aplicación de Artillería de Valencia. Al final de la guerra mandaba la sección de artillería de la Escuela Popular de Guerra de Paterna. Se exilió a Cuba. En el exilio sobrevivió gracias a sus conocimientos idiomáticos y científicos. Los artilleros españoles de esa época eran buenos matemáticos, y de hecho, muchos que sobrevivieron a la vesania franquista trabajaron de profesores en academias privadas de recuperación de malas notas, normalmente fundadas por otro represaliado republicano. Ya cerca de la jubilación trató de regularizar su situación militar en España de cara a cobrar sus derechos pasivos. La justicia militar no sólo no le concedió su pensión militar (era 1963) sino que le advirtió de que tenía suerte de que sus delitos (rebelión militar, naturalmente) habían prescrito pues de lo contrario se hubiera enfrentado a la pena de muerte. ¡Que majos, qué buenos compañeros de este militar leal geográfico! El caso es que Alau regresó a España. En 1966 murió en Madrid.
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Ramón Alba Guerrero Teniente de navío de la escala de reserva auxiliar del Cuerpo General. Militaba en Izquierda Republicana. Fue subdelegado de pesca en Marbella durante la II República. En julio de 1936, en San Fernando donde residía trató de evitar que documentos recogidos por la Falange local fueran usados para asesinar a personalidades izquierdistas, entrando a pecho descubierto en el local falangista que casualmente se encontraba en el mismo portal de su casa. Detenido en esta acción fue fusilado en enero de 1937. Lea más información en esta página.
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Francisco Albiac Franch. Era teniente de caballería del batallón presidencial y terminó la guerra con 35 años. Había participado en la sublevación de Jaca, aunque con escasas consecuencias. Se incorporó al Ejercito Popular tras ser llamado (obediencia debida) por la Comisión de clasificación. Desde finales de 1938 participó en redes de ayuda y protección de quintacolumnistas y desafectos al gobierno. Entró en contacto con el SIPM y con personal del entorno de Casado, al que prestó todo su apoyo. Con la sublevación casadista fue nombrado Jefe del Estado Mayor del I Cuerpo de Ejército. Tras ser capturado por los franquistas y pese a tener avales de militares profesionales franquistas y de las personas desafectas que protegió, fue condenado a 30 años de prisión. No obstante salio en libertad condicional en 1944.
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Vicente Alcalde Butler Bilbaino nacido en 1912 cuyo padre era el jefe de la policía municipal de San Sebastián. Muy jovencito se afilió al Partido Comunista lo que en 1932 ya le provocó detenciones. Trasladada la familia a Madrid, Vicente partió para Elche y por sus actividades hubo de pasar fatigas carcelarias. Con la victoria del Frente Popular fue nombrado jefe de la policía municipal de Elche. Con la llegada de la rebelión del Ejército, Alcalde inició actividades urgentes de creación y organización de milicias populares que terminaron militarizadas en la 19 Brigada Mixta. Alcalde fue el ultimo mando de la 4 Brigada Mixta que servía en el frente extremeño. AL terminar la guerra fue enviado a la URSS y allí tras la invasión nazi formó parte de la brigada española de guerrilleros que operaba tras las líneas nazis y donde una de sus secciones fue emboscada y prácticamente aniquilada por las Waffen SS. Alcalde cayó en combate y fue condecorado.
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José Alcaraz Aracil
Fuente: Mercedes Alcaraz Fernández |
José Algaba Sánchez Nacido en Córdoba era Preferente de Artillería de la Armada que había servido en el cañonero Laya y en el apostadero de Cádiz. Posteriormente fue Policía Municipal en la ciudad de Huelva. Era conocido por su significación republicana. En julio de 1936 fue detenido y fusilado por la Falange Local.
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Francisco Alifa Melenchón (1909-1964) Nacido en Murcia y simpatizante del PCE. Se presentó voluntario a las milicias del Quinto regimiento y alcanzó el grado de Mayor. Combatió en la 108 Brigada Mixta en distintos escenarios. A principios de julio de 1937 la 108 B.M. fue enviada al frente del Centro para ser integrada en la división de Gustavo Durán que se preparaba para la ofensiva republicana de Brunete. La brigada tuvo una actuación poco destacada en la ofensiva pero muy distinguida en la defensiva. Tras esta batalla en la que el comandante de la brigada, el teniente coronel Espinos fue sorprendido in fraganti tratando de pasarse al enemigo, y fusilado en el acto, se nombró comandante de la unidad a Francisco Alifa Melenchón, a la sazón mayor de milicias y militante del PCE. Se opuso al golpe de Casado, por lo que fue destituido del mando y muy probablemente arrestado, donde fue capturado por los franquistas y condenado a muerte. Familiares y amigos consiguieron la conmutación a 30 años, y ya en 1944 salio en libertad vigilada. Tenía un hermano Manuel, militante del PSOE.
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Ignacio Alonso Alonso
Fuente e imagen: Su biznieto, Alejandro.
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Vicente Alonso Fernández Provenía de una familia taurina de origen leonés pero afincada en Cáceres. En 1924 ingresó en la Academia de Infantería de Toledo pero al terminar el primer curso pasó a la Academia de Infantería de Marina de San Fernando de reciente creación. Vicente Alonso salio en 1928 como Alférez de Infantería de Marina y fue destinado al Regimiento nº 1 de San Fernando. Vicente Alonso fue enviado en 1930 a Guadalajara y Cuatro Vientos (Carabanchel) como Observador Aerostero en un curso en dos partes organizado por el Ministerio del Ejército. Tras pasar una grave enfermedad en Madrid fue destinado de nuevo a San Fernando donde probablemente entró en contacto con militares republicanos de la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista). Al estallido de la guerra, debido a su mala salud, Vicente Alonso se encontraba en Madrid disponible en el Ministerio de Marina. Como defensor de la República Vicente Alonso fue nombrado Jefe de Sección del Ministerio procediendo a realizar traslados para salvaguardar la Base de Cartagena y el único regimiento de Infantería de Marina que había quedado con la República. Ya de capitán y tras organizar las fuerzas de Infantería de Marina de la Base y del cuartel de San Fernando regresó a Madrid de nuevo por su mala salud. A principios de enero de 1937 recibe el alta y es destinado al Estado Mayor del IX Cuerpo del Ejercito de Extremadura. Mientras tanto batallones de Infantería de Marina se han integrado en distintas Brigadas Mixtas (94 y 95) pasando Vicente Alonso a ser subcomandante de la 95 con grado de mayor de Infantería de Marina. Durante la batalla de Teruel sustituye a su jefe tomando el mando de la 95 B.M. Poco después es ascendido a teniente coronel y la 95 pasa por muchas vicisitudes por lo que la brigada es disuelta y reconstruida con reemplazos y excedentes de otras unidades. El final de la guerra coge a Vicente Alonso en Barcelona en el Estado Mayor de la Marina. Como muchos otros toma el camino de Francia desde donde se exilia a Sudamerica con su familia.
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Joaquín Alonso García.
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Manuel Alonso García-Domínguez Eran capitán de Infantería en el batallón de cazadores número 6 en Tetuán y también en Larache. Era conocida sus significación republicana. Tenía un brillante historial militar pues había servido durante la campaña de 1920-1930 en África consiguiendo varias condecoraciones. El julio de 1936 fue detenido y fusilado en Tetuán en septiembre de 1936. La República lo ascendió a Mayor de Infantería en diciembre de 1936 equivalente a caído en acto de servicio y que beneficiaba a su familia con los derechos pasivos de Alonso García-Domínguez según la orden circular del 20 de octubre de 1936 del gobierno de Largo Caballero a este respecto.
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Miguel Alonso Romero. Este funcionario del Ministerio de Justicia que estaba afiliado a las Federación de Juventudes Socialistas del PSOE desde antes de la guerra y que se alistó voluntario en las Milicias Populares alcanzando pronto el rango de mayor de milicias en el nuevo Ejército Popular y concretamente en la 7 Brigada Mixta, donde fue Jefe del Estado Mayor desde Marzo de 1937 al final de la guerra. Miguel Alonso Romero entró en la órbita de las JSU y terminó la guerra militando en el PCE. La brigada permaneció neutral durante el inicio del golpe de Casado, pero al termino de los combates, Casado sustituyó al jefe de la brigada, Valentín Bravo Criado, del que no se fiaba, por el militar profesional, comandante Ciriaco Sidrach de Cardona. Alonso Romero fue detenido por los franquistas y condenado a 30 años de cárcel, pese a los avales de personas derechistas que fueron escondidas y protegidas por Alonso Romero. Pero se le acusó de haber castigado a soldados republicanos que desertaban, lo que los tribunales franquistas consideraban un crimen tremendo. La pena le fue finalmente conmutada a 20 años y cumplió cinco.
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Armando Álvarez Álvarez. De la promoción de Vicente Rojo. Era comandante de Infantería agregado a la Guardia de Asalto en Valencia. Se declaró partidario de la República que le ascendió y le dio el mando del III Cuerpo del Ejercito del Centro. En mayo de 1937 partió desde Valencia con una fuerte columna motorizada de fuerzas del Cuerpo de Seguridad rumbo a Barcelona para liquidar la rebelión anarco-poumista, cosa que se consiguió a los pocos días. Al golpe de Casado, su mando sobre la Guardia de Asalto era fundamental para el triunfo de los golpistas, pues Álvarez, militar profesional al fin y al cabo, se creyó las mentiras de Casado (todos los profesionales querían creérselas) de modo que sus fuerzas se enfrentaron a las del coronel Barceló que prácticamente tenía ganada la partida pero que se vio atenazado por la llegada de las fuerzas del anarquista Cipriano Mera (el IV Cuerpo) y por la desmoralización que en los soldados republicanos produjo esta lucha fraticida en una guerra que sabían perdida, de modo que se llegó a un alto el fuego que en realidad fue una rendición. A Barceló y a otros leales los fusilaron los casadistas acusado de rebelión militar, tiene bemoles, por un Tribunal Militar del que varios miembros eran miembros de la Quinta Columna. A Álvarez, Casado le nombró, Inspector General del Cuerpo de Seguridad. Álvarez fue detenido por los franquistas, no sabemos cuando ni donde pero sí sabemos que fue condenado a muerte pero como la familia consiguió avales de derechistas que protegió y sobre todo por haber lucharon ferozmente contra los comunistas en la "Semana del duro" (1), su pena fue conmutada a 30 años, después a 20 años y finalmente salió con la condicional en 1943.
(1) Así llamaron los soldados republicanos a los combates en Madrid tras el golpe de Casado. El original hacía relación a las campañas de rebajas de los comercios de la época. |
Manuel Álvarez Álvarez, "Manolín"
Fuente: Felipe Peña |
Arturo Álvarez-Buylla Godino.
(1) Su hijo, Ramón Álvarez-Buylla de Aldana (1919-1999), médico cirujano, neurofisiólogo e histólogo, se formó en la Unión Soviética tras salir de España por la guerra, y luego se exilió en México en 1947, por mediación de Dolores Ibárruri. Allí desarrolló una larga labor docente e investigadora. De la unión de Ramón Álvarez-Buylla con una hija de Wenceslao Roces -jurista, historiador, traductor y político comunista nacido en Soto de Agues (Sobrescobio) y fallecido en el exilio mexicano- nacieron el neurobiólogo Arturo Álvarez-Buylla Roces (México DF, 1958), afincado en California (Estados Unidos), y recibió el premio «Príncipe» de Investigación, y la especialista en genética molecular María Elena Álvarez-Buylla Roces, activista contra el maíz transgénico. Fuente: La Nueva España. |
José Álvarez Cerón Era capitán de Artillería retirado en 1936. En 1938 fue nombrado subinspector general de servicios de la DCA en el Grupo de Ejércitos de la Región Oriental, con el empleo de coronel. Se trataba de dos agrupaciones AA con unos 12 grupos que superaban las 95 piezas, de las que una veintena larga serían del modelo AA ruso M-31 de 7,62 y el resto piezas de menor calibre como los Bofors y los Oeerlikon pero de tiro más vivo, y un pequeño remanente de piezas anticuadas e incluso ametralladoras en afuste AA.
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Julio Álvarez Cerón
Había servido en el 15 Ligero de Pontevedra donde coincidió con otro artillero, Antonio Cordón. Se da la circunstancia, como relata Cordón en sus memorias, de que junto al también artillero del 15, Antonio Caruncho, fundaron la primera empresa que comercializaba radios en la zona noroeste de España. Se llamaba las tres Ces, Caruncho, Cerón, Cordón. Más información sobre Julio Álvarez Cerón.
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Aureliano Álvarez Coque de Blas Este brillante militar español había nacido en 1877. Participó en la campaña de Cuba como teniente de infantería. Tras el retorno y ser ascendido a capitán ingresó en la Escuela Superior de Guerra diplomándose de Estado Mayor, lo que demostraba su valía. En 1911 fue agregado militar en Viena, cargos estos que sólo se daban a militares instruidos y versados en idiomas y relaciones internacionales. En 1912 obtuvo plaza de profesor en la Academia de Infantería de Toledo. En 1924, en plena recuperación del desastre de Annual, tomó el mando de un contingente indígena (Mehal-la jalifiana de Tetuán) con el que participó en la campaña del Rif tras el desembarco de Alhucemas. No tardó en ser ascendido a Coronel por méritos de guerra y en 1930 retornó a la península. A la proclamación de la República fue destinado al Estado Mayor del Ministerio de la Guerra. Al estallar la guerra civil permaneció fiel al Gobierno republicano. En agosto de 1936 se le dio el mando de las operaciones contra el Alcázar de Toledo, donde no pudo controlar el voluntarismo desorganizador de las milicias. Al inicio de septiembre de 1936 sufrió un accidente de automóvil con aquellos chóferes de fortuna que conducían a toda velocidad. A su recuperación se le dio un mando en el frente de Madrid justo en noviembre de 1936 cuando la situación era crucial. Miaja decidió darle el mando de todo un sector del frente de Madrid. En enero de 1937 pasó a Jefe del Estado Mayor del Ejército del Centro que mandaba el General Pozas. En la batalla del Jarama se le dio el mando de la Agrupación de reserva. Posteriormente y tras el éxito defensivo de esta batalla, Álvarez Coque sustituyó al general Toribio Martínez Cabrera al frente del Estado Mayor Central, hasta la llegada del coronel Vicente Rojo en mayo de 1937. La llegada del primer gobierno Negrín determinó que la operación proyectada por Largo para cortar en dos Extremadura y que Álvarez Coque había diseñado, nunca llegó a ejecutarse. Álvarez Coque siguió al E.M. a Cataluña desde donde se exilió a Francia y desde allí a Méjico donde falleció en 1950. En Méjico mantuvo siempre relaciones con las instituciones republicanas en el exilio.
El coronel Álvarez-Coque, Marruecos, hacia 1927
Álvarez-Coque, a la derecha, base de hidroaviones de Melilla, hacia 1927 Imágenes: gentileza Arturo García Álvarez-Coque
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Daniel Álvarez Quintas, "Bolche" Maestro nacional, flautista, gimnasta y futbolista pontevedrés que se encontraba estudiando en Madrid al estallido de la guerra y se fue voluntario a las Milicias Gallegas de Santiago Álvarez integradas en el Quinto Regimiento y que tras combatir en las primeros meses de la guerra fue enviado a la Escuela Popular de Guerra y destinado como Teniente en Campaña a la 11 División. Lister lo mandó ya como capitán al batallón especial de su división. Esta famosa unidad fue probada por primera vez en Brunete. A partir de ella se creó el Batallón Especial del V Cuerpo que mandaba Bascuñana y citada por todos sus mandos, y probablemente la unidad de élite más dura del Ejército Popular que combatió prácticamente en todas las batallas de la guerra. Modesto también creó un batallón especial para el Ejercito del Ebro. Bolche ya como mayor de milicias fue el último comandante del batallón especial del V Cuerpo y tuvo la ingrata tarea de atravesar la frontera francesa con los restos del batallón, unas decenas de hombres, el 10 de febrero de 1939 (1). Todos sus miembros fueron internados en durísimos campos franceses que nada tenían que envidiar a los franquistas. "Bolche", de bolchevique, como "Talento", el chofer de Lister, pertenecen a la mitología de tipos realmente duros de los que gustaba rodearse el carismático Lister. Bolche luchó con valor en la Resistencia francesa y sólo regresó a España a la muerte de Franco. Uno de los nuestros.
(1) Cuando los restos del Ejercito del Ebro atravesaron en formación la frontera francesa, cuenta Tagüeña que en las unidades en presencia solo formaban los mandos, el Estado Mayor, los Servicios, las Compañías Especiales y cuadros de las Brigadas con sus comisarios al frente, mayormente voluntarios supervivientes de la primera hora de 1936 que eran un poco más que una compañía. Aproximadamente el 10% de sus dotaciones a la creación del Ejercito. El resto estaba muerto, herido en hospitales, en desbandada, muchos pasaron como pudieron, en deserción o cautivo. Los autores que de una u otra manera han documentado esta amarga retirada del Ejercito de la II República en un mar de civiles por las heladas carreteras y sendas de montaña, nos dicen que la tropa que fielísima hasta la ultima hora, iba armada hasta los dientes recogiendo las armas encontradas en depósitos o abandonadas y que igualmente iba muy motorizada usando automóviles requisados hasta que se les acababa la gasolina o las multitudes en fuga impedían el paso a los automóviles y camiones. |
José Álvarez del Manzano. Capitán de Infantería, observador y aviador militar. Destinado en África. En 1934 ya era Capitán Mayor de las Fuerzas Aéreas en África. Junto a otros oficiales, en la tarde del 17 de julio de 1936, resistió el ataque de los sublevados en el Aeródromo de Sania Ramel, en Tetuán, hasta que en horas de la noche, vencida toda resistencia, fue detenido y posteriormente se le fusiló. Sus compañeros también leales al gobierno tambien fueron condenados en falsos juicios: Condenado en procedimiento a la pena de reclusión militar perpetua, con la accesoria de pérdida de empleo el capitán de Infantería José Bermúdez y alféreces de aviación, Esteban Carrillo Blas y don Salvador Sorroche Hernández y a doce años y un día de reclusión militar temporal con las mismas accesorias, el capitán de infantería José Álvarez de Manzano y alférez de aviación Mariano Cabrero Antín, son dados de baja en el Ejército. Ya tiene bemoles juzgarlo y condenarlo a 12 años cuando ya había sido asesinado.
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Emilio Alzugaray Goicoechea.
Recuperado de sus heridas, se le encomendó, primeramente, la jefatura de la 6 División y, más tarde, la del II Cuerpo de Ejército. Recibió ordenes para la toma del Cerro del Águila y de Garabitas en el sector de la Casa de Campo, lo que a todas luces era una misión suicida que parecía ordenada más bien por Quinta columnistas. Se dispuso a la tarea y tras el sangriento resultado, sus subordinados, Lister y Modesto, le mandaron con viento fresco negándose a nuevas tentativas, que es lo que tenía que haber hecho él con las ordenes del E.M. de Miaja. Alzugaray fue destituido y encausado por deslealtad, y era la segunda vez que pagaba el pato. Tras su absolución, se le dio un mando burocrático en Barcelona. Con la caída de Barcelona paso a Francia hasta que en 1940 le contactó el espionaje inglés y al que supuestamente y por lo que sabemos sirvió. En 1943 fue detenido por la Gestapo y aceptó convertirse en agente doble. Nos imaginamos el tratamiento que le dieron. Su misión sería delatar a los maquis españoles que operaban con mucho éxito en el sur de Francia. A principios de 1944 la resistencia francesa atacó un convoy alemán cerca de Toulouse, en el que casualmente viajaba camuflado Alzugaray con el jefe local de la Gestapo. Ambos resultaron muertos en la refriega. Durante la etapa civil de Alzugaray destaca su buen hacer arquitectónico, del que quedan señaladas obras en distintas ciudades españolas. La guerra acabó con su carrera civil y sólo le trajo desgracias y sufrimiento, y como a millones de españoles, la rebelión militar solo trajo los cuatro jinetes del Apocalipsis, el hambre, la peste, la guerra y la muerte.
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Federico Angulo Vázquez.
Angulo en el frente extremeño.
Tras la derrota de Málaga, por la que fue encausado Villalba, Federico partió para Gerona. Misión, reorganizar el cuerpo de Carabineros en la frontera y quitarle las potestades aduaneras a los grupos de incontrolados anarquistas, que en este caso, estaban actuando como verdaderos gángsteres y contrabandistas. Tan buena labor hizo en la frontera que el gobierno decidió enviarle a Santander, donde ocurría tres cuartos de lo mismo entre las fuerzas del orden. Para ello se le ascendió a teniente coronel de Carabineros. Federico llegó a Santander en julio, con Bilbao caído y perdida Vizcaya. Federico crea una brigada de Carabineros que será de choque y que manda durante la campaña. Tras la derrota del sector, la defección de las fuerzas vascas y la huida de todos, Federico Angulo con su hijo y con algunos Carabineros recorrió la vacía Santander buscando fuerzas para defenderla. Finalmente se atrincheró en el Palacio de la Magdalena y sólo se rindió cuando se les acabaron las municiones. Naturalmente fueron todos condenados a muerte. El gobierno intentó varios canjes pero todo fue inútil, catorce meses después de dictarse la sentencia fue fusilado. Era el tres de octubre de 1938. Nota: lea su biografía en este artículo.
(1) Cuenta Zugazagoitia en "Guerra y vicisitudes de los españoles", que Angulo fue enviado a Málaga con un convoy de camiones para retirar de la ciudad un importante cargamento de plata. |
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Celestino Arago
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Emilio Aragón "Zampabollos"
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Modesto Arambarri Gallástegui.
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José Aranguren Roldán
Por la izquierda, Guarner, Escofet, Aranguren y Arrando. Cuatro militares leales tras la derrota fascista el 19 de julio en Barcelona.
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José María Arbex No estaba en la escala activa en 1936, pero anteriormente había sido capitán de E.M. Fue nombrado jefe de la sección de información del E.M. del Cuerpo de Ejército vasco y se pasó a los nacionalistas tras la caída de Bilbao. |
Abelardo Arce Mayoral. Teniente coronel destinado a una caja de reclutas en 1936. Mandó un sector de Madrid y llegó a dirigir la 42 Brigada, la 6 División y la 13 División en la batalla del Jarama; posteriormente, estuvo al frente de la 9 División. Para 1939, empero, habla dejado el mando activo y era director de la academia de Oficiales.
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José Arevalo Mayor de milicias del Ejército popular que tomó el mando de la 1ª Brigada Mixta en junio de 1938 en sustitución del mayor Eduardo Zamora Conde. Tras la batalla del Ebro, Arévalo fue cesado y tomo el mando el mayor José Montalvo.
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Tomás Ardid Rey.
Lea este relato en nuestras páginas: Adenda 2014. Al inicio de la guerra era Teniente Coronel de ingenieros en la 1ª División Orgánica. Se incorporó al Ejército Popular y desarrollo un importante papel en la defensa de Madrid y en concreto en sus fortificaciones. Como muchos otros militares profesionales ingreso en el PCE a efectos nominales y propagandísticos. Pero al final de la guerra se unió a Casado que le nombro Inspector General de Ingenieros. Una vez detenido fue condenado a Muerte pese a tener avales, pues su labor había sido muy significada. Se le conmutó la pena a 30 años, después a 20 y finalmente salio con la condicional en 1943.
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Arturo Arellano Fontán. Uno de los mitos de la defensa de Madrid. Capitán de Infantería retirado que se alistó en el Quinto Regimiento. Mandó sus compañías de acero en la Sierra y posteriormente se le dio el mando de la nueva la 4 Brigada. Resultó muerto en 17 de noviembre de 1936 defendiendo sus posiciones. Carlos Engel lo nombra como Eutiquiano en vez de Arturo.
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Ernesto Arín Prado (1875-1937) Coronel del Arma de Infantería afiliado a la UMRA que durante la guerra civil prestó servicio en el bando republicano. Durante los primeros días del alzamiento presidió en Valencia el comité local de la CNT y de la UGT que, con independencia del poder central, se hizo cargo del gobierno civil de aquella provincia hasta su nombramiento oficial. Arín organizo milicias y columnas milicianas para defender Madrid. Tras ser nombrado interinamente gobernador civil de Valencia obtuvo un destino en la IV División Orgánica, una estructura que la República mantuvo aunque no servía para nada y que valía como cementerio de elefantes. Parece que murió en 1937 pero no sabemos como.
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Felix Armada Benito. Era militar profesional retirado en julio de 1936. Probablemente teniente. Simpatizaba con la CNT y al inicio de la guerra se alistó en las Milicias Populares. Ascendió a capitán en enero de 1937 y participó en la batalla de Brunete al mando de un batallón de la 69 División. Fue ascendido a mayor en agosto de 1938 y nombrado deje del Estado Mayor de esta división. Al golpe de Casado que desconfiaba del jefe de la 34 Brigada Mixta fue nombrado comandante de la 34 Felix Armada Benito. Detenido y procesado, los franquistas le condenaron a 15 años de cárcel que posteriormente rebajaron a 12, para terminar con la condicional a mediados de 1942.
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Gerardo Armentia Palacios.
Al inicio de la guerra era comandante jefe del Grupo del Regimiento de Artillería de Costa 3 de guarnición en Cartagena. Se mantuvo junto al Gobierno de la República y poco después del Alzamiento integró la columna que avanzó hacia Córdoba a las órdenes del general Miaja. Estuvo al frente de la artillería del Ejército de Andalucía. Ascendido a coronel y destinado al Parque de Artillería de la Base Naval de Cartagena participó en la sublevación de Cartagena contra el gobierno de la República que tuvo éxito inicial en la rebelión pero que enviada la 206 Brigada Mixta al mando del comunista Artemio Precioso junto con un escuadrón de tanques T-26 de la Base de Archena redujeron la rebelión rápidamente no teniendo nada que hacer los sublevados contra las fogueadas tropas de la 206 y su irreductible comandante. Armentia que era un republicano convencido pero anticomunista y sobre todo antinegrinista pronto se dio cuenta del error que había cometido al ver la clase de rebeldes con los que se había juntado, vengativos falangistas, sanguinarios quintacolumnistas y secretos desafectos emboscados en la Comandancia Exenta de Cartagena, precisamente creada por el subsecretario de Tierra general Asensio en su día para facilitar este limbo de desafección. Y por este motivo se cree que Armentia se lanzo contra la 206 con la intención de morir.
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José Armero Pla Era ingeniero de caminos, canales y puertos. Pertenecía al Cuerpo de Ingenieros Geógrafos del Ejercito y en 1927 tras una licencia de tres meses no se presentó a su destino por lo que se procedió a darle de baja del citado cuerpo. También era Ingeniero Geógrafo en el prestigioso Instituto Geográfico y Catastral. Al inicio de la guerra se incorporó voluntario al Servicio de Fortificaciones en la defensa de Madrid donde alcanzó en mayo de 1937 el grado de mayor de milicias. Se había destacado en el PCE de Madrid y concretamente en la Asociación de Amigos de la URSS. Se opuso al golpe de Casado y rápidamente fue detenido por el SIM (casadista) a la espera de la llegada de los franquistas. Fue juzgado y condenado a 30 años de los que cumplió más de la mitad.
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Ramón Arnal Moreno Radiotelegrafista que tras un periodo en la Escuela Popular de Radiotelegrafía ingresó de teniente en el batallón de transmisiones del Ejercito del Centro pero que era un lider del quintacolumnismo en el grupo "SIE Galicia". Al terminó de la guerra trabajó como técnico cinematográfico y de radio en los medio de posguerra.
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Alberto Arrando Garrido.
En la foto, Aranguren a la izquierda y Arrando a la derecha. Arrando padecía alopecia total. Llevaba peluquín y se pintaba las cejas para que el rostro tuviera expresión. |
Guillermo Ascanio Moreno
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José Asensio Torrado.
Asensio y Largo Caballero en Toledo inspeccionando el cerco del Alcazar
(1892-1961).
Coronel de infantería (diplomado de Estado Mayor) que al estallar la guerra
Adenda 2013. Antonio Cordón en "Trayectoria" que no simpatizaba con él y que se mantuvo muy cerca en Valencia, enumera sus aciertos y errores. Como aciertos considera la creación de los centros militares de organización, recuperación e instrucción que son los COPA (Centros de Organización Permanente de Artillería), los COPI (Centros de Organización Permanente de Ingenieros) y los CRIM (Centros de Reclutamiento, Instrucción y Movilización). Otro acierto, la creación de las Escuelas Populares de Guerra, y finalmente otro acierto el nuevo reglamento con el cambio de insignias y uniformidad. Como errores detalla: la creación de la Comandancia Exenta de Cartagena (para Cordón, centro de quintacolumnistas y derrotistas), la suspensión de los grados de general, la enconada enemistad con la Junta Delegada de Defensa de Madrid, la creciente lentitud de la nueva burocracia militar, la ineficacia y falta de militarización de los transportes y finalmente, el nombramiento de Villalba para el mando de Málaga. |
Antonio Azarola y Gresillón.
Nota: Marcelino Laruelo Roa, uno de los historiadores de referencia para la represión franquista en Galicia y Asturias, publicó en su día el libro: "Muertes paralelas", donde, entre otros prohombres republicanos, detalla las vicisitudes de este marino desde el 18 de julio hasta su fusilamiento el 4 de agosto de 1936. |
Gumersindo de Azcárate Gómez
En la imagen, Aguirre y Azcárate de coronel.
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Benjamín Balboa López.
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José Balibrea Vera. Comandante de un regimiento de Infantería en Cartagena. Tras ayudar a aplastar la rebelión en Albacete mandó fuerzas en el intento de recobrar Córdoba. Posteriormente, estuvo al frente del XIII Cuerpo en Teruel, pasando luego al Estado Mayor del Ejército de Levante; murió en España en 1970.
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Rafael Ballester Linares.
Nota: Líster lo cita indirectamente en "Memorias de un luchador", cuando cuenta cómo en la 1 B.M. se intentó montar y disparar obuses sobre camiones bajo la supervisión técnica de Ballester. Nos escribe Rafael Ballester Medina para decirnos: Apreciados amigos: Gracias por incluir a mi padre en su web. Mi padre fue OBSERVADOR-NAVEGANTE DE AEROPLANO, NO PILOTO. Respecto al hundimiento del "BALEARES", decir que en contra de lo que siempre se pensó, la aviación de la República lanzó sus bombas sobre el crucero "CANARIAS", su gemelo, al que confundieron con el "BALEARES", ya hundido por los torpedos republicanos. El "Canarias" estaba en medio de la cortina de humo que lanzaba, salvando a los náufragos del "Baleares". Ninguna bomba le alcanzó. Tal y como relato en su biografía. Gracias. |
Luis Barceló Jover (1896-1939). Comandante del Arma de Infantería que en julio de 1936 se hallaba destinado en Madrid al mando del Grupo de Infantería del Ministerio de la Guerra. Miembro de la UMRA y posteriormente afiliado al Partido Comunista. Tras el aplastamiento de la rebelión en Madrid se le encarga el reclutamiento y organización de unidades milicianas, de las que poco después fue nombrado Inspector Nacional. Posteriormente formó parte de la Junta Clasificadora encargada de admitir en el ejército republicano a los oficiales y suboficiales procedentes de los diferentes grupos de milicias. Además de estos cargos burocráticos, se puso al frente de las fuerzas que intentaron tomar el Alcázar de Toledo e intervino también en las operaciones que tuvieron por escenario las proximidades de Madrid (sectores del Alberche, Valdemorillo y Pozuelo). Ascendido a teniente coronel, mandó primero una brigada y después una división en el frente de Guadarrama. A principios de marzo de 1939 ya ascendió a coronel, mandaba el I Cuerpo del Ejército del Centro. Gracias a los estupendos trabajos de historiadores democráticos que están apareciendo sobre el final de la guerra y la conjura de Casado (1) sabemos que la frágil relación entre Barceló como jefe del I Cuerpo y Casado como jefe del Ejército del Centro, terminó de romperse con motivo de la ofensiva del 15 de enero sobre Villanueva de la Cañada en el sector de Brunete. La operación fue diseñada por el E.M. del Grupo de Ejércitos, es decir Matallana y Garijo que en esas fechas ya estaban colaborando con el SIPM del coronel Ungría, y probablemente desde el verano de 1938 cuando acabo la ofensiva franquista de Valencia, donde sorprendentemente Matallana tuvo una eficaz actuación. La operación se diseñó para aliviar la presión franquista en Cataluña, pero era de mentirijillas. Los informes que se trasladaron al Ejército del Centro sobre el estado de las defensas rebeldes y las fuerzas en la zona eran completamente falsos. No se sabe quien escogió al I Cuerpo para esta operación, la joya de la corona del Ejército del Centro, vivero de mandos del Ejército Popular y con numerosa presencia comunista (2). Probablemente fue Casado, que no daba puntada sin hilo, y también es posible que tanto el staff de Casado como el staff de Matallana estuvieran de acuerdo en todo. A Barceló, jefe del I Cuerpo se le encargaron una tareas mal diseñadas, contra objetivos imposibles y con fuerzas escasas, mal armadas y de muy baja moral. A las objeciones de Barceló que, como Miaja, no se chupaba el dedo, Casado le respondió que el E.M. del GERC había descubierto el punto débil del sector enemigo. Un autentico milagro que Operaciones del I Cuerpo que estaba allí mismo no había detectado. La ofensiva fue un matadero. Los franquistas estaban esperándoles con su artillería y su aviación. Esto que no era nada nuevo en la vida del soldado republicano a la ofensiva, fue demoledor en aquella tropa bastante bisoña que completamente falta de moral y con poco que oponer a los franquistas quedó bloqueada recién salida de las trincheras bajo fuego enemigo. Mas de 500 muertos quedaron en el glacis. En mi opinión, esta era la prueba del vida del secuestro de Casado, Matallana, Garijo y otros por parte de Franco. Esta traición, este crimen, fueron probablemente la salvación de Matallana pocos meses después (3) y la certeza de Franco de que Casado era realmente su hombre. Con el golpe de Casado muchos de los mandos del I Cuerpo eran de origen miliciano, mayores de milicias, y miembros del PCE y presionaron a Barceló, para que se opusiera a Casado, aunque personalmente, Barceló prefería mantenerse al margen, no por ignorar lo que le esperaba si caía detenido por los franquistas por su pasado en los organismos clasificadores, sino por no enfrentarse a sus compañeros profesionales. El caso es que se firmó un comunicado donde Barceló asumía interinamente la jefatura del Ejército del Centro (4) lo que desencadenó una pequeña guerra civil en Madrid entre las unidades casadistas y las leales. La intervención del IV Cuerpo de Mera a favor del golpe (5) acabó con las expectativas de los leales que hubieron de deponer las armas. Barceló, sin ninguna esperanza de sobrevivir regresó a su P.M. a esperar el final- Allí fue detenido por mandos de su cuerpo partidarios de Casado y llevado al Cuartel General de Casado, el Ministerio de Hacienda. Fue luego traslado al ministerio de Marina donde al parecer se estaban concentrando a los detenidos. Con mucha prisa y al estilo franquista fue juzgado en procedimiento sumarísimo por un tribunal militar formado por oficiales desafectos (5), condenado a muerte, y fusilado en el cementerio del Este, también al estilo franquista, cuando solamente faltaban dos semanas para que concluyera la contienda. El 24 de marzo de 1939. Su defensor José Polo, al que le fue rechaza la apelación, relató posteriormente las ultimas expresiones del coronel Barceló. Así se vengó Casado.
(1) Ángel Bahamonde, Fernando Hernández, Ángel Viñas... (2) A estas alturas de la guerra, el personal comunista del I Cuerpo estaba tan desmoralizado como el resto. La tropa era mayoritariamente de reemplazo y los voluntarios del primera hora habían ido cayendo durante los terribles meses del otoño-invierno de 1936 y primavera-verano de 1937. El impulso revolucionario del Ejército del Centro había desaparecido completamente y la burocratización se había impuesto especialmente con Casado y Miaja con la generosa ayuda de Cipriano Mera. (3) Esto explica porqué Matallana se quedó en Valencia y aseguró la retaguardia republicana para Franco. Tenía fuertes esperanzas, y otros muchos como él, intoxicados por la propaganda de Casado, de que no sólo Franco no les juzgaría, sino que probablemente podrían volver al ejército rebeldes con los grados del 18 de julio cuando menos. ¡Incautos por partida doble! Primero les engañó Casado y luego Ungría, es decir, Franco. (4) Por su interés y por lo poco conocida que resulta, reproducimos la nota oficial aparecida el 9 de marzo en Mundo Obrero y firmada por el coronel Barceló, quien firmaba como "jefe accidental del Ejército del Centro». Decía así:
(5) Era la primera vez que los anarquistas apoyaban un golpe militar contra el gobierno legítimo. ¡Ay, Mera, tu que eras un albañil concienciado y honesto! (6) El presidente del tribunal casadista que le juzgo era según el historiador Ángel Bahamonde en "Madrid 1939. La conjura del Coronel Casado", Laureano Villar Delgado, que era agente del SIPM desde 1938.
La imagen original. Decididamente, por la izquierda, Hans Kahle, después Steimler. En el centro mirando, Barceló y luego Rojo, detrás, desconocido de momento, y más detrás Gorev. Agachado Matallana.
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Manuel Bares Liébana.
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Agustín Barrios Corredera Aragonés, destacado militante de la CNT y de la FAI. Presidente del Sindicato Único de la Construcción en Zaragoza. Con el golpe militar quedó atrapado en Zaragoza como muchos de sus compañeros. Pero pudo llegar a las líneas republicanas. Su compañero Ascaso Budría se lo llevó para el consejo de Aragón. Posteriormente se integró en el batallón Malatesta y cuando llegó la militarización se le destinó a la 62 brigada mixta del Ejército de Extremadura. Poco después se le encomendó el mando de la 117 brigada mixta de la prestigiosa 25 división del anarquista Vivancos. La brigada participó en las batallas de Belchite, Teruel y las retiradas de la primavera de 1938. Al final de la guerra se exilió a Francia y hasta su fallecimiento militó en la CNT en el exilio.
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José del Barrio Navarro
Fuente e imagen: Fernando Hernández |
Luis Bárzana Bárzana
Fuente: La Guerra Civil en Asturias, VVAA. La Nueva España
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Domingo Batet Mestres
Nota.- Según Hilari Raguer, autor de "La espada y la cruz". En el fusilamiento de Batet había un misterio. El misterio de por qué se tardó siete meses en fusilarle. Raguer lo explica con claridad, Batet vivió mientras Mola mandó en el Norte, pues Mola admiraba a Batet. En cuanto Franco tomó las riendas, ordenó su fusilamiento, pues Franco odiaba a Batet, quién más de una vez le había puesto en sus sitio, por la descarada afición de Franco, por los ascensos y medallas, sin tener méritos para ello. Franquito, Paca la culona que decía Queipo, ajustaba sus cuentas... |
Alberto Bayo Giraud Había nacido en Cuba y se había educado durante algún tiempo en los Estados Unidos. Ingresó en las Fuerzas aéreas españolas, pero tuvo que licenciarse a raíz de un duelo. En 1924 ingresó en la Legión española y permaneció varios años en Marruecos. Habiendo reingresado en las Fuerzas aéreas, aún era capitán a la edad de 44 años cuando empezó la guerra. Dirigió el desembarco en Mallorca en agosto de 1936. Tras la retirada de la isla, se le iba a encargar del mando de una fuerza guerrillera pero al final no se realizó el proyecto. Fue destinado como segundo del E.M. del V Cuerpo que mandaba Modesto en Brunete. Pero Modesto lo despachó al poco y pasó la mayor parte de la guerra como agregado al Ministerio de Defensa. Acabada la contienda, pasó a México y fue profesor de la escuela de aviación de Guadalajara. A partir de finales de los años 40 fue consejero de diversas empresas guerrilleras, primero en Nicaragua y más adelante en Cuba, llegando a ser íntimo de Fidel Castro y Che Guevara. Falleció en 1971.
En la imagen Bayo en el desembarco de Ibiza. RESEÑA PENDIENTE DE AMPLIACIÓN |
Abelardo Belenguer Alcober Mayor de milicias que mandó durante la guerra civil las Brigadas 58 en diciembre de 1936, la 21 entre febrero y marzo de 1937 y la 192 a inicios de 1938 en el frente de Extremadura. Ninguna de estas brigadas fue considerara de primera línea o de choque. La 21 con personal de reemplazos tuvo muy mal historial y llego a ser disuelta después de Belchite. Belenguer sirvió también en la 100 Brigada Mixta quizá al mando de un batallón o en algún destino administrativo pues en en julio de 1937 fue destinado al Centro de Acuartelamiento nº 2. Al final de la guerra fue detenido procesado y condenado. Le fue conmutada la pena según la poca documentación que hemos encontrado.
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Antonio Beltrán Casaña
Pulse aquí para leer su biografía...
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Domingo Benages Sacristán Militar profesional nacido en Valencia. Había sido capitán de infantería en el regimiento Almansa nº 15 de Tarragona. Mandó unidades milicianas, en concreto el batallón "Tarraco". Su batallón se integró en la 7 Brigada mixta y Benages fue ascendido a comandante para mandar la brigada. En junio, poco antes de su participación en la batalla de Brunete, Benages fue sustituido por el mayor de milicias, Américo Brizuela Conde y se le encargó el mando de la 16 División. Se sabe que fue detenido al final de la guerra y penó condena de cárcel.
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José Benedito Lleó. (1905). Teniente del Arma de Artillería, afiliado al Partido Autonomista Valenciano y más tarde a Esquerra Valenciana. Se había retirado como teniente de Artillería en 1931. En los primeros días de la guerra civil desempeñó el cargo de presidente del Comité de Defensa Local de Valencia, convirtiéndose, de hecho, en la única autoridad de la provincia. En 1936 se le habla encargado la tarea de militarizar una de las columnas anarquistas más recalcitrantes, la Columna de Hierro. En septiembre de 1937 fue destinado al VIII Cuerpo de Ejército. En noviembre de 1938 se le ascendió a mayor. Al final de la guerra fue detenido y condenado a muerte pena la que le fue conmutada.
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José Bermúdez Reina de Madariaga (1899-1936). Capitán del Arma de Infantería y aviador militar, destinado en el aeródromo de Sania Ramiel (Tetuán), que al estallar la guerra civil permaneció fiel al Gobierno legitimo de la nación, oponiéndose a que los militares sublevados ocupasen el citado aeródromo, donde resistió con las armas en la mano, junto con el comandante Ricardo de la Puente Baamonde y el capitán José Álvarez del Manzano, durante unas horas, siendo posteriormente hecho prisionero por los rebeldes. Juzgado por un consejo de guerra, fue condenado a muerte y ejecutado pocos días después.
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Carlos Bernal García. Era el segundo de la escala de coroneles de Ingenieros cuando fue ascendido a general de Brigada en 1935. Fue nombrado jefe del recién reorganizado Servicio Militar de Ferrocarriles y más tarde jefe de la Aviación militar. Cesó en marzo de 1936. Al estallar la guerra se le nombró subsecretario de la Guerra, pero dimitió el 8 de agosto de 1936, al ser nombrado ministro Hernández Saravia. Después de mandar una columna de Milicias fue enviado al frente de la nueva División administrativa de Albacete, donde se estaban formando las nuevas Brigadas mixtas y las internacionales. Permaneció en el puesto hasta el 21 de junio de 1937. Posteriormente fue nombrado director general de los Servicios de Retaguardia y Transporte y terminó la guerra como jefe de la Base Naval de Cartagena, donde fue reemplazado por Francisco Galán en marzo de 1939. Casado le nombró comandante militar de Madrid el 15 de marzo.
Recibido: Como curiosidad le indicaré que mi tío Carlos Bernal, se casó algo mayor, tuvo una hija y enviudó al nacer dicha hija. Mi madre después de la Guerra escuchó, a su padres comentar que había fallecido en prisión, como Vds. indican, pero recientemente un coronel de artillería, retirado, Juan Antonio Gómez Vizcaíno que ha escrito e investigado mucho sobre él nos indicó que no falleció en prisión sino que al final fue excarcelado. ¡Ojala fuera así! Mi madre mantuvo contacto con su hija Josefa Bernal hasta los años 60, había marchado a Sevilla, fecha en la que perdió dicho contacto directo, solo sabiendo de ella por referencias. Creemos con casi toda certeza que no se casó ni tuvo hijos, por lo que los únicos parientes que le quedan son sus sobrinos entre los que me incluyo. En Julio de 1936 era presidente del Consejo de Ordenes Militares. No tengo fotos de él, de todos modos la única que conozco publicada en la prensa de la época, está reproducida en una Historia de la Guerra Civil publicada en Méjico en los años 60 y que tengo en casa Información: José Flores Bernal. |
Juan Bernal Segura
En Julio de 1936 era Comandante, destinado en el Estado Mayor Central (Madrid). El 18 de Julio estaba disfrutando del permiso de verano en Los Urrutias (Cartagena), presentándose en la Comandancia Militar de Cartagena, saliendo días después al mando de una columna motorizada a Montoro (Córdoba), quedando posteriormente formando parte del Estado Mayor del General Miaja. El 6 de Agosto en relevo de dicho General, por orden del Gobierno quedando al mando de todas las fuerzas del sector de Córdoba, hasta el 18 de Septiembre. Marchó a Madrid donde tomó el mando de fuerzas al este del río Guadarrama. Posteriormente pasó a formar parte del Estado Mayor del Ejercito del Centro. A petición del General Miaja quedó formando parte del Estado de la Defensa de Madrid, hasta el 20 de noviembre, que a petición del General Pozas, volvió a formar parte del E. M. del Ejercito del Centro, del que fue Jefe hasta el 7 de enero, pasando al Estado Mayor del Ministerio en Valencia. A primeros de 1937 asciende por antigüedad a Teniente Coronel (con antigüedad octubre 1936). El 25 de Junio de 1937 actuó como Jefe de Estado Mayor de la Inspección de Fuerzas del Sur. A finales de junio de 1938 fue destinado a Valencia, para dirigir la construcción de las líneas defensivas de dicha capital. En Diciembre de 1938 le fue asignado el mando del XXIII Cuerpo de Ejercito hasta finales de marzo de 1939, cuando se rindieron la totalidad de sus fuerzas. Estuvo sujeto a procedimiento sumarísimo, tras finalizar la Guerra, siendo condenado por auxilio a la rebelión militar.
Información e imagen: José Flores Bernal. (1) Que es un poco como los hispanistas ingleses que durante tiempo contaban cosas que aquí no se podía. En el Ejercito Español de la época, los arabistas eran corrientes entre militares que habían servido en África. Los hubo en ambos bandos. |
Antonio Bertomeu Bisquert. Al estallido de la guerra era comandante de infantería en uno de los batallones del Regimiento nº 3 en Badajoz. Defendió Badajoz a las órdenes del coronel Puigdengolas y a la caída de la ciudad pasaron a Portugal desde donde se reintegraron en las Milicias Populares. En diciembre ya mandaba la 62 Brigada Mixta del Ejercito de Extremadura, de ahí pasó a la 36 División y después al mando del VII Cuerpo del Ejercito de Extremadura ya como teniente coronel. Tras otros destinos de poca relevancia al final de la guerra apoyó el golpe del coronel Casado. Días después fue detenido procesado y condenado a 20 años. Cumplió parte de su pena. Parece que era simpatizante del PSOE.
José Bertomeu Bisquert. Militar profesional hermano del anterior. En 1936 no figuraba en la escala activa. AL reingresar se le ascendió a mayor. Tuvo puestos de Estado mayor en el Ejercito de Extremadura, junto con su hermano y tenia el grado de teniente coronel. También fue condenado a 20 años de los que una parte cumplió.
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Antonio Blanch Rodriguez
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Jaime Bosch Y Grassi
Reseña e Imagen: Cortesía Francisco Javier Pacheco, Buenos Aires, Argentina. |
José Brandaris de la Cuesta.
En la imagen, Brandaris, en sus años de oficial.
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En la imagen, José María Bravo, es afeitado por un compañero a la vera de su legendario mosca. José María Bravo.
Fuente: Ángel Sánchez. de http://members.es.tripod.de/SANMARCA/pilotos.htm Nota.- José María Bravo falleció en enero de 2010 |
Valentín Bravo Criado Había sido suboficial profesional en el ejercito y participó obligado en la Sanjurjada de 1932, lo que le salvo la vida en 1939 cuando fue detenido y procesado. Al inicio de la guerra era funcionario del Ministerio de Trabajo y se alistó voluntario en las Milicias Populares. Ascendió a Mayor de milicias en el 25 batallón de la reconstruida 7 Brigada Mixta (quedó deshecha en Brunete), de la que tomó el mando en diciembre de 1937. La 7 Brigada se adscribió a la 69 división del I Cuerpo de Ejército en junio de 1938. Con la de Casado, Bravo fue destituido y probablemente detenido por los casadistas. El caso es que los franquistas sólo le condenaron a 12 años y un día por haber participado en la sanjurjada de 1932 siendo sargento de Caballería, saliendo en libertad en octubre de 1943. Se le consideraba en la órbita del PCE.
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Américo Brizuela Conde
Nota.- Modesto lo nombra en "Soy del Quinto Regimiento" como Américo Brizuela Cuenca, en la batalla de Talavera cuando Américo mandaba como teniente la primera compañía del batallón Thaelmann, unidad precisamente formada en el Quinto Regimiento. |
Francisco Brotons Gómez
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Mariano Bueno Ferrer
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Emilio Bueno Núñez de Prado Comandante de Infantería retirado, republicano conservador. Era hijo del militar Emilio Bueno de la Vega y hermano de la periodista Maria Bueno Nuñez de Prado y había nació en Montilla 1882. Proveniente de dos familias militares de la monarquía alfonsina, era primo del general Miguel Núñez de Prado, que fue fusilado por Miguel Cabanellas insurrecto en Zaragoza, cuando a este general se le encargó la misión de convencer a Cabanellas, conocido masón, para que no se sublevara. Había servido en Marruecos, de cuyas experiencias saldría varios ensayos, "Marruecos", que publicó en 1926 e "Historia de la acción de España en Marruecos. Desde 1904 a1927". Era Bueno un africanista convencido, camarada y amigo de muchos de los militares que se alzaron contra la República, concretamente, había servido a las órdenes de Franco en La Legión. Y también tuvo mando en los regulares y en la Mehal-la. Aprovechando las ventajosas condiciones de la Ley Azaña para el retiro, se acogió a la ley citada quedando como comandante retirado. Su historial era magnífico en condecoraciones y sufrimientos por la patria, con varias heridas en combate. En la vida civil se dedicó a los seguros con bastante éxito. Su socio era el también comandante retirado Carlos Lázaro, y ambos estaban al corriente de la conspiración de Mola. Tras la decepción sufrida en Madrid el 19 y 20 de julio, Bueno trató de pasar desapercibido. Pero viendo los peligros que se corrían entre los militares desafectos al incumplir la orden de presentarse al servicio, decidió incorporarse. Como era un excelente profesional se distinguió rápidamente en la defensa de Madrid, lo que marcó definitivamente su destino como militar al servicio de la República. En octubre de 1936 ingresó en el PCE, como algunos militares profesionales que buscaban protección política. Pero ideológicamente estaba en las antípodas. Bueno sirvió en el frente de Madrid toda la guerra y mandó primero el sector de Vallecas, después, la 41 Brigada, la 4 División y, en 1938 y 1939, el II Cuerpo del Ejército del Centro. A primeros de marzo de 1939 fue ascendido a coronel por Negrín. Aunque prometió apoyar a Casado, éste no confiaba en él y le sustituyó por otro oficial de su confianza. Los franquistas le procesaron condenándole a muerte. Posteriormente se le conmutó a 30 años, y Franco le concedió la libertad condicional en 1943. En 1946 fue indultado, pero no recuperó el retiro. Bueno es el ejemplo de militar profesional donde prima su lealtad al gobierno de la nación más que su adscripción ideológica, como podía ser el caso de Vicente Rojo. Los propios franquistas se lo reconocieron en cierto modo.
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Lucio Bueno Sánchez Al inicio de la guerra era cabo de la Guardia de Asalto. Mandó pequeñas unidades y recibió en diciembre de 1938 el mando de la 53 Brigada Mixta como mayor de milicias en sustitución de López Tovar. Hay versiones que aseguran que Lucio Bueno era únicamente Jefe de Estado Mayor en la 53 Brigada Mixta. En cualquier caso, la 53 Brigada Mixta reaccionó con presteza al golpe de Casado, enviando al menos un batallón a la Dehesa de la Villa. Terminada la batalla, Lucio Bueno fue condenado por los franquistas a 20 años y un día, saliendo en libertad en enero de 1944.
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Miguel Buiza Fernández-Palacios
Reseña de Cristóbal Zaragoza: Al producirse el levantamiento, este capitán de navío era comandante del crucero Libertad. A su mando intervino en algunas operaciones poco afortunadas en el estrecho de Gibraltar. En efecto, ni él ni los demás comandantes de las distintas unidades navales pudieron impedir el paso del convoy (5 de agosto de 1936), perdiéndose de hecho el control sobre el estrecho. A principios de septiembre es ascendido a almirante, a título provisional, ya que en la Marina no se ascendió a nadie; los ascensos tenían carácter transitorio, perdiéndose una vez que se producía el cese en el puesto designado. El 20 de este mismo mes sale al mando de la flota, cuya base de operaciones estaba en Málaga, hacia el Norte con el acorazado Jaime I, los cruceros Cervantes y Libertad, al mando éste del propio Buíza, y los destructores José Luis Díez, Almirante Valdés, Almirante Miranda, Lepanto y Escaño. En esta misión de vigilancia permaneció Buiza en el golfo de Vizcaya hasta el 10 de octubre, en que volvió con la flota, En la reorganización de la escuadra del 26 de diciembre, González Ubieta, que luego sería almirante, es nombrado jefe del Estado Mayor de la Marina; el socialista Bruno Alonso ostentaba el cargo de comisario. Buiza seguirá en su puesto de almirante hasta finales de 1937, exactamente el día 28 de diciembre, en que es sustituido por el citado González Ubieta. Pasa en esta fecha a ocupar el puesto de jefe de la Defensa Móvil de Costa, cargo que alterna con otro no menos burocrático, y que es el de Inspector de Bases Secundarias. Recordemos que desde agosto de 1936 venía actuando como asesor de la flota el almirante soviético Kutnetsof, cuya influencia en favor de los comunistas se hizo sentir mucho a lo largo de la contienda. A bordo del Libertad interviene en el cañoneo a Motril, el 15 de abril de 1937. Le acompañaban el Méndez Núñez y el Jaime I, que embarrancó cerca de Almería sin que Buiza, según se dice, se preocupara demasiado por la suerte de sus tripulantes. Después de desempeñar el cargo de jefe de Estado Mayor de la Marina ocupó otros de diverso carácter, como la jefatura de la Sección de Personal, hasta que en octubre de 1938 se le asignó de nuevo el mando de la flota. A partir de estos momentos los acontecimientos se precipitan. Cuando Negrín reúne en el aeródromo de Los Llanos (Albacete) a los altos mandos militares, Buiza expuso su opinión en el sentido de que la flota estaba dispuesta a abandonar las aguas jurisdiccionales españolas si no se hacía la paz cuanto antes. Añadió que le había visitado «una comisión de las tripulaciones y me ha hecho presente que, convencidos de la pérdida de la guerra, no están dispuestos a seguir padeciendo los intensos bombardeos que a diario efectúa la aviación enemiga, impotentes para evitarlos por carecer de defensa antiaérea». Replicó a las palabras de Negrín en cuanto a que tendría que haberlos fusilado, por abandono del cumplimiento del deber, que estaba de acuerdo con el presidente del Gobierno, pero que no lo hizo porque creía que tenían razón. Insistió en que su opinión era que procedía negociar la paz con urgencia. Buiza presidió el 2 de marzo una reunión de mando a bordo del Cervantes, buque insignia. En ella se acordó que, de no pactarse el final de la guerra, la flota abandonaría Cartagena y buscaría refugio en un puerto neutral. Enterado Negrín de esta reunión, y viendo que Buiza seguía manteniendo su postura de Los Llanos, al día siguiente nombraba a Francisco Galán, jefe de la base de Cartagena, al mismo tiempo que se desplazaba desde Valencia la brigada 206 hacia Cartagena. Luego se produjo la sublevación de la ciudad, uno de los episodios más confusos de la guerra civil. Todavía el 4 de marzo, La Armada, semanario de la flota, inserta una proclama en la que el comisario Bruno Alonso afirma que el Gobierno realiza gestiones para lograr una paz «lo más justa para todos». Al parecer, el mismo día recibe Buiza una nota cifrada del general Matallana en la que le hace saber que la flota puede obrar «con arreglo a su criterio», relevándose del compromiso de oponerse al gobierno Negrín. Quizá es lo que esperaba el jefe de la flota para desentenderse de la Junta Nacional de Defensa, si es que en efecto llegó a existir un entendimiento con ella, como afirma Casado en su libro. Mientras en Cartagena se hace la situación cada vez más confusa —la sublevación de los jóvenes falangistas cartageneros encuadrados en la quinta columna—, y tras varios intentos para mantener la unidad entre la base y la flota, Buiza, que oye en la radio que la ciudad está en poder de los franquistas, ordena a la flota que ponga rumbo a Argel. En alta mar, recibe un comunicado de las autoridades francesas para que arrumbe a Bizerta. Empezaba el largo exilio de uno de los marinos más importantes de la flota republicana. |
Ricardo Burguete Lana
«... Cobarde, perjuro y dos veces traidor... miserable... Sólo tú, miserable bufón, cobarde y borracho, has sido capaz de fusilar también en estos días a mi tercer hijo... Bien cuadra tu misión de gallina mojada en alcohol en tu corazón de verdugo y tu dura cabeza de buey con ejercicio y servidumbre... Tú, miserable, cobarde, abofeteado en un café de Madrid por uno de los hijos del general Primo de Rivera, al oírte hablar mal del muerto a quien temiste tanto en vida, quedándote con las bofetadas y gritando que pegaban a un sexagenario, que no se podía batir... eres un animal sano de cuerpo, aun cuando corrompido de espíritu, pero de espíritu bovino, a quien, como definitiva rúbrica de cuanto escribo, escupo en la hedionda boca por donde aspira tu cobardía servil y tu corazón de cobarde, y no maldigo en cien generaciones porque bastante deshonra les legas con tu apellido mancillado en el mundo entero y tu historia intrépida de cobarde y vengativo asesino, cuyas manos ensangrentadas ni en ti ni en los tuyos se verán nunca limpias...»
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Ricardo Burillo Stholle
Reseña de Cristobal Zaragoza: La mayoría de los historiadores coinciden en que el comandante de las fuerzas de Asalto Burillo fue el máximo responsable del asesinato de Calvo Sotelo. Ramón Salas lo define como un «viejo puritano y anacrónico de distinguida familia aristocrática»; dice de él que «hasta en lo físico era una vieja y fiel estampa de un muerto. En marzo de 1936 cumplía su destino en Granada, con el grado de comandante, pero su exaltación política fue causa de que el Gobierno le destituyera. Republicano, anticlerical y masón, se afilió en Madrid al Partido Comunista al inicio de la guerra. El 20 de julio tomó parte activa en el asalto del Cuartel de la Montaña. A fines del mismo mes se incorporó a los combates de la Sierra ascendiendo muy pronto a teniente coronel. El 4 de septiembre está al mando de una columna en Maqueda, que opera en el Tajo. De allí pasa a hacerse cargo de la defensa de Toledo, que como es sabido cayó en poder de las unidades de Varela el 27 de septiembre. A consecuencia de este fracaso es expedientado, pero Burillo todavía cuenta con el apoyo del influyente Partido Comunista. Durante los meses de noviembre y diciembre manda la IX división; es, además, inspector general del Cuerpo de Seguridad. Con la IX opera en varios sectores de la línea Tajo-Jarama. Fracasa de nuevo, y es destituido y sancionado, aunque los comunistas lo presentan como héroe. En septiembre del 37 lo encontramos al frente del III Cuerpo de ejército, ascendido a coronel. Después de los sucesos de mayo en Barcelona y con motivo de la reestructuración del Cuerpo de Seguridad, Burillo pasó a desempeñar el cargo de jefe superior de Policía de la Ciudad Condal en unos momentos muy delicados (junio de 1937). Otro comunista (1), el general Sebastián Pozas Perea, se hizo cargo de la jefatura del recién creado Ejército del Este. Burillo, probablemente a causa de su excesivo celo en la represión que se llevó a cabo contra los anarquistas, fue destituido. Tras un paréntesis de unos meses, pasa a mandar el XXII Cuerpo de ejército. Asciende a general. El 24 de noviembre es nombrado general en jefe del Ejército de Extremadura en sustitución de Joaquín Pérez Salas. Las unidades al mando de Burillo sufren tal descalabro en este frente que el presidente del Gobierno envía allí al general Asensio a fin de que aclare la situación. Julián Zugazagoitia dice al respecto lo siguiente: «Cuando despido a Asensio llega un informe del comisario inspector del Ejército de Extremadura, diputado a Cortes por Granada, Nicolás Giménez Molina, en el que se hacen acusaciones terminantes contra Burillo, presentándole como el responsable de cuanto ha sucedido. En el informe se sostiene que Burillo vivía divorciado de su Estado Mayor, con el que, por un pique de amor propio, se negaba a tener relación. No conocía el frente, del que sólo tenía noticias de segunda mano. Al producirse la ofensiva enemiga desdeñó cuantas indicaciones se le hicieron sobre el valor estratégico de las posiciones perdidas, principal causa de que una parte de nuestros efectivos, así militares como civiles y ganaderos, resultaran copados. Consumado el desastre, Burillo perdió la cabeza y, sin contar con el Estado,Mayor, produjo una serie sucesiva de órdenes y contraórdenes que resultaron disparatadas por el desconocimiento del terreno; cambió mandos, metió en línea unidades desorganizadas y, en suma, procedió a la desesperada.» Más adelante añade: «El informe del comisario inspector, que había de ser ampliado con detalles más condenatorios, destruían la reputación que los periódicos comunistas habían hecho a Burillo, presentándolo como el vencedor del Jarama." Esas lisonjas de la propaganda modificaron sensiblemente el carácter del interesado, que acabó encontrando estrechos todos los trajes. La derrota le enajenó los panegiristas de la víspera, convirtiéndolos en acusadores implacables. Sus camaradas le volvieron la espalda.» El estado de ánimo de Burillo es reflejado por Zugazagoitia con la agudeza que le caracteriza: «Éste cayó [Burillo], después de la iracundia de los primeros momentos, en que rompió con su partido, en una postración y un anonimato definitivos. Su rebeldía a las instrucciones que le dio Jesús Hernández, a quien el presidente otorgó categoría de comisario, le llevó a ser hombre al agua. Corrió el rumor de que se había suicidado. Se desmintió, pero sin que volviéramos a oír hablar de él.» Tras esta desastrosa actuación de Burillo, tuvo que ser Pérez Salas, para quien Zugazagoitia tiene palabras de elogio, quien resolviera la situación gracias a su arrojo, con lo cual se consiguió recuperar las minas de mercurio de Almadén. Como era de esperar, Miaja le destituye. Vuelve a ser expedientado y procesado, por cierto que el tribunal militar que le juzgó estaba presidido por el general Asensio Torrado, recién salido de prisiones por un delito bastante parecido al de Burillo. A partir de este momento, la estrella del flamante general se apaga. Todavía le vemos ocupar a última hora el cargo de jefe de Seguridad y Orden Público de la región valenciana, pero en esta ocasión se manifiesta rabiosamente anticomunista y partidario del Consejo de Defensa casadista, hasta el punto de que fue él quien ocupó Valencia a fin de asegurar la toma de posesión de las nuevas autoridades. A su celo se debió también la detención de Uribes, secretario del PC en dicha ciudad. De Valencia se trasladó en seguida a Alicante, sin perder ni un solo momento la comunicación con Casado. Parece ser que allí ocupó el cargo de delegado del Consejo Nacional de Defensa, y su actuación fue honesta al intentar por todos los medios la evacuación de la capital levantina desde el comité que forman Rodríguez Vera, Carlos Rubeira y él. Parece ser que se negó a entregar el mando de la Comandancia Militar a Etelvino Vega, antiguo compañero del PC. Según otros historiadores; efectuó la transferencia del mando, pero se negó al acatamiento a Vega y sublevó las fuerzas de Seguridad en favor de Casado. Antonio Cordón tiene palabras muy duras para él al decir que había llegado hasta el asesinato y la entrega a Franco de combatientes y jefes militares profesionales y populares comunistas». Se negó a abandonar la ciudad, o no pudo salir de ella, y los vencedores lo fusilaron tras aplicarle tres sentencias de muerte. (1) Nota: Hay que perdonar a Cristóbal Zaragoza, que ve militares comunistas por todas partes. Burillo y Pozas eran comunistas de carné, nada tenían de comunistas, salvo la pretensión de que el PCE les diera cobertura, a su seguridad, a su carrera, o quizá y ésta es la más plausible, a que veían en el PCE, a gente con ganas de hacer las cosas bien. Además, llegada la hora de la verdad, en el golpe casadista, Burillo se mostró implacable con los comunistas. |
Juan Buxeda García. Era delineante-topógrafo y tenía 35 años cuando se incorporó voluntario a las Milicias Populares. En el Ejército Popular sirvió con el grado de mayor en la 112 Brigada Mixta y era conocida su militancia política en el PSOE. La 112 brigada pasó a la 8 división de Ascanio en el II Cuerpo en julio de 1938. En noviembre fue nombrado Buxadas comandante de la brigada. En marzo de 1939 la brigada bajó a Madrid en defensa del gobierno y asaltó el Ministerio de la guerra. Casado destituyó a Buxeda tras los combates. Los franquistas le condenaron a 20 años pero salió con la condicional en mayo de 1944.
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Francisco Buzón Llanes.
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Arturo Caballero Ledesma Servia en el Regimiento de infantería Guadalajara nº 10 en el batallón ciclista. Fue ascendido por la República a Brigada y posteriormente a capitán para obtener posteriormente el grado de mayor de milicias tomando el mando de la reconstituida 7 brigada Mixta tras la batalla de Brunete. En diciembre de 1937 cedió el mando al mayor de milicias Valentín Bravo Criado.
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Carlos Caballero Méndez. Este coronel de caballería mandaba desde hacía muy poco el regimiento Calatrava nº 2 que había sido trasladado desde Alcalá a Salamanca por graves incidentes que había protagonizado en mayo de 1936 en enfrentamientos con trabajadores alcalainos. Caballero Méndez se encontraba en Barcelona al estallido de la guerra y como era de tendencia republicana salvó la vida sin ninguna duda. En Barcelona y como disponible le toco un deber también desagradable para un militar profesional pues fue nombrado juez instructor del proceso contra los generales rebeldes Goded y Burriel. Como así fue. Permaneció en Barcelona durante toda la guerra en destinos no conocidos por nosotros. Con la caída de Cataluña no quiso huir pese a saber el destino que le esperaba. Muy pocos días después de la entrada de los franquistas en Barcelona fue detenido y fusilado.
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Juan Caballero López (1879-1936) Coronel del Arma de Infantería que se hallaba destinado en Marruecos al mando del grupo de Fuerzas Regulares indígenas nº 3. Por enfermedad se encontraba en Sevilla cuando Queipo sublevó la División Orgánica. El coronel Juan Caballero se negó a secundar la insurrección, por lo que el sanguinario Queipo ordenó su fusilamiento.
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Jorge Cabanyes Mata Militar profesional veterano de la guerra de África nacido en Vilanova i la Geltrú en 1876 y graduado como teniente segundo artillero en 1896. Escribió varios trabajos sobre la guerra de África. Al inicio de la guerra era coronel del Regimiento Ligero de Artillería nº 6 en Murcia donde oficiaba también de comandante de la plaza. Destacó su negativa a permitir la rebelión en el regimiento y prohibió la publicación del bando rebelde por considerarlo ilegal. Lo que hizo que los oficiales desafectos esperaran tiempos mejores que quedaron en evidencia cuando el mando republicano les ordenó formar una columna el 21 de julio en dirección a Albacete y como se negaran fueron detenidos. Tuvo distintos puestos militares de retaguardia. En 1938 mandaba el C.R.E.A. (parques de artillería) nº 3 en Cataluña. Fue detenido al final de, la guerra, encausado y ya en abril de 1939 fue fusilado y su cuerpo arrojado a la fosa común del cementerio de Murcia.
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Francisco del Cacho Villarroig
Caricatura del personaje publicada en la revista de la 31 Brigada Mixta.
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Manuel Cal Lage "Talento"
Este gallego se encontraba segando en Castilla cuando estalló el golpe militar. Llegado a Madrid junto con otros trabajadores gallegos de la misma condición no tardó en afiliarse al batallón que promocionaba su paisano Santiago Álvarez dentro del 5º Regimiento. Tras pasar el batallón, "Milicias Gallegas" por varias unidades del 5º, terminó formando parte de la 11 división de Lister, donde era bien conocido Manuel Cal por su arrojo y por su mote a propósito de sus virtudes, "Talento". Dice Lister que se trataba de un hombrón, desde luego era alto pero delgado ya que algún investigador que andaba tras su pista encontró una fotografía en la revista patrocinada por el batallón, "Nueva Galicia", de nuestro amigo Talento aviando una ametralladora. Durante la contraofensiva que las fuerzas republicanas lanzaron al Sur del Tajo en dirección a Toledo para estabilizar este frente de Toledo, Talento que era sargento de la compañía de ametralladoras, perteneciente como decimos al batallón "Milicias Gallegas", el 4º de la 1ª brigada de la 11 división, se distinguió bravamente al trasladarse con una ametralladora a la vanguardia del ataque, sobrepasando los tanques republicanos a decir de Lister, para asentarse y abrir fuego con su máquina contra las trincheras rebeldes. La cosa debió ir bien, pues Talento regresó con un esplendido capote de un oficial rebelde al que había abatido con su fuego y que regaló a su comandante. Parece que Lister hizo buenas migas con Manuel Cal, y se deja entrever en su relato de Lister que lo hizo su chofer y escolta personal. Lo que sí sabemos gracias al esplendido portal de Combatientes de Natalia Lemos, es que en diciembre de 1938 y con efectos desde agosto de 1937 fue ascendido a Teniente en Campaña, es decir que fue probablemente ascendido por la 11 división no mucho tiempo después, quizá tras Brunete donde se le fotografió para la revista "Nueva Galicia", y publicado unos meses después en el D.O. del Ministerio de Defensa.
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(Carlos) Alberto Calderón Martínez Al inicio de la guerra era capitán de infantería en el regimiento Sevilla nº 34 de Cartagena. Formó parte de la columna murciana que retomó Hellín para el gobierno rindiendo al cuartel de la Guardia Civil rebelde. Esta historia es bastante rocambolesca, pues una batería de artillería que acompañaba la columna disparó varias salvas sobre el cuartel que fallaron todas. Muy extraño pues eran oficiales de artillería profesionales y tropa regular. Pero luego se entendió. Los guardias rebeldes aseguraron que sólo se rendirían ante fuerzas militares. Así que el mando de la columna autorizo a la batería de artillería desmontar la batería y marchar hacia Hellín con gran fanfarria. Y allí los artilleros no sólo no capturaron a los rebeldes sino que se unieron a ellos y salieron con la excusa de llevar a los rendidos como prisioneros, pero en realidad se fueron para Albacete que todavía era rebelde, aunque por poco tiempo. Alberto Calderón fue ascendido a comandante de infantería para mandar la 23 brigada mixta con la que combatió en el Ebro con pobres resultados en opinión de Tagüeña, motivo por el que perdió el mando y fue enviado a Cartagena donde servía su hermano. Parece que fue nombrado Jefe de las Fuerzas de Orden Pública en la Base. Puede que se exiliara con su hermano en el Stanbrook, en cualquier caso arribó a Oran, penó campo de concentración francés y de allí a Casablanca con su familia. En 1942 tras haber recibido ayudas de la JARE partieron ambas familias para Méjico. Lea este interesante trabajo: La guerra civil en Hellín
Esteban Calderón Martínez Militar profesional y hermano mayor de Carlos Alberto Calderón Martínez. Capitán de Artillería que tras realizar estudios de Ingeniería industrial se incorporó a la Armada en su calidad de artillero al departamento de tiro de la Base de Cartagena. Era miembro de la Agrupación Socialista de Cartagena y afiliado a la UGT. Al inicio de la guerra se le nombró jefe de la sección de Organización del Estado Mayor de la Flota y era director a su vez de la Factoría de la Sociedad Naval de la Base de Cartagena. Como teniente coronel de Artillería fue perito y ayudante en la investigación del hundimiento del "Jaime I". Al final de la guerra, la quinta columna, la falange y estamentos militares desafectos acantonadas de tiempo atrás en la Comandancia Exenta de Cartagena, nido de traidores creado por el subsecretario de Largo Caballero, el general Asensio, se levantaron aprovechando la traición del coronel Casado. Para reducir o partar la rendición fue enviado a la Base Francisco Galán, que fue detenido a su llegada, entonces fuerzas de la 10 división republicana, la 206 Brigada Mixta con tanques de la base de Archena al mando de Artemio Precioso del PCE redujeron la rebelión quedando la situación en estado latente pues el coronel de artillería Joaquín Perez Salas nombrado por Casado comandante de la Base Naval enfrió la situación y nombró a Esteban Calderón Jefe del Estado Mayor Mixto (Flota y Ejercito) precisamente por su talante poco belicoso y lo moderado de sus opiniones. La situación en Cartagena era endemoniada, más de mil náufragos franquistas recogidos del Castillo de Olite hundido por las baterías republicanas de costa, poco o nada apresados, mientras la quinta columna derrotada por la 206 se relamía las heridas a la espera de una oportunidad para dar la vuelta a la situación. Perez Salas a las ordenes del Consejo Nacional de Defensa de Casado, Besteiro y Mera, decidió sacar las tropas de la 206 y los tanques de la ciudad ordenándolas guarnecer pueblos cercanos, cosa que sorprendentemente los hombres de Artemio Precioso, también a la expectativa, obedecieron siguiendo las órdenes de líderes comunistas que pretendían no interferir en los nombramientos de los casadistas pero mantenerlos vigilados y si posible cercados. Durante estos dias, los nombramientos y ceses se repetían según el poderío de uno u otros. Finalmente los casadistas se hicieron con el control de la ciudad con el apoyo de tropas del general Menendez, y entonces se produjo la desbandada. En cuanto a cómo salieron de España los hermanos Calderon hay cierta confusión, por un lado se afirma que Esteban Calderon embarcó con otros cargos de la Base en el patrullero V28 el 29 de marzo. Por otro lado en las listas de embarque del "Stanbrook" desde el puerto de Alicante que salió el día anterior constan Esteban Calderón y su hermano Carlos, suponemos Carlos Alberto. Ambos hermanos desembarcaron en Oran tras varias y largas vicisitudes y tras un internamiento en barracas del ejército francés obtuvieron visados para Casablanca y embarcar en el vapor Guinea que arribó a Veracruz, Méjico. Ambos hermanos y sus familias, no me pregunten cómo llegaron allí, fueron beneficiarias de la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE).
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Raimundo Calvo Moreno
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Antonio Camacho Benítez.
Reseña de Cristóbal Zaragoza La actuación de Camacho en los momentos iniciales del levantamiento en Madrid fue decisiva para el triunfo de la causa republicanas ya que gracias a él el Gobierno conservó el aeródromo de Getafe. Procedía del Cuerpo de Intendencia, del que como muchos oficiales de su promoción hicieron desde diversas armas, pasó al de Aviación. Historiadores hay que afirman ciertas veleidades monárquicas de Camacho —Ricardo de la Cierva asegura que fue gentilhombre de cámara de Alfonso XIII—, pero lo cierto es que, si no contribuyó con estridencias a la proclamación de la República, fue un republicano que supo mantenerse fiel a sus ideas hasta el último momento, en que se de-cantó en favor de la Junta Nacional de Defensa y luchó contra los comunistas a pesar de militar en su mismo partido sin ningún tipo de entusiasmo. Hizo la campaña de Marruecos muy joven aún y por su actuación en ella fue condecorado con la Medalla Militar. El 18 de julio lo encontramos al mando del aeródromo de Getafe con el grado de teniente coronel. Con parte de los soldados a pie, y en unión del capitán Manuel Gascón (1), consiguió acallar y apoderarse de las baterías que batían el aeródromo. Los aparatos de dicha base contribuyeron por su parte a que el cielo madrileño siguiese en poder de la República. A lo largo del conflicto ocupó diversos cargos, todos ellos de importancia. Siendo Prieto ministro de Defensa lo nombró subsecretario de Marina y Aire, quizá por poder contar con alguna persona de confianza, ya que recelaba de Hidalgo de Cisneros, buen amigo suyo en el terreno particular, pero que en el político le defraudó al ingresar en el Partido Comunista, de cuyos militantes hacía poco menos que héroes. Camacho, por el contrario, si en algo se excedió fue en el cumplimiento de su deber. Terminando el conflicto ostentaba la jefatura de las Fuerzas Aéreas de la zona Centro-Sur. Con los más altos jefes militares de los diversos ejércitos, y con el almirante Buiza y el general Bernal, jefe de la base naval de Cartagena, asiste, pues, a la reunión de Los Llanos. Allí informó a Negrín sobre la situación del arma de Aviación en aquellos momentos (cinco escuadrillas muy gastadas y unos aparatos de caza, según Casado), opinando finalmente que debía hacerse la paz. Su actitud fue, pues, digna, y a Negrín y a Hidalgo de Cisneros no les debió de extrañar que cuando Casado recabó la ayuda de Camacho éste se pusiera a las órdenes del Consejo Nacional de Defensa tratando de evitar un inútil derramamiento de sangre. Los pocos aparatos a sus órdenes lucharon, en efecto, contra los leales con el resultado de todos sabido. Más tarde, rotas las negociaciones con Franco, Camacho se embarcó con la mayor parte del Consejo en el Galatea, que zarpó de Gandía a últimos de marzo. Se exilió en Londres, de donde más tarde pasaría a México. Aunque al parecer había decidido volver a residir en España, donde hizo algún viaje, murió en su destierro mexicano en 1974. (1) El capitán Gascón, coronel al final de la guerra, decidió permanecer en la base de Albacete, a su mando, donde fue fusilado sin proceso por rebelión militar al llegar los nacionalistas. |
Miguel Campins Aura.
Nota: Queipo fusiló a Campins que era amigo de Franco y cuyo único delito fue dudar. Franco, fusiló a Batet que era amigo de Queipo, por quien Alcalá Zamora, ya en el exilio, consuegro de Queipo, había solicitado clemencia y a quien Mola mantenía vivo en prisión. A la muerte de Mola, Franco aceleró la ejecución de Batet, al que odiaba y no se dignó aceptar la petición de indulto que Queipo y Cabanellas le dirigieron. Y así dicen, que Franco se vengó de Queipo, de Mola y del propio Batet, quien le había censurado por sus avidez de recompensas y ascensos durante la campaña de África. Por otro lado, Campins no debería estar aquí pues no profesaba ideal republicano ninguno, y además, parece muy cierto que como mínimo tuvo dudas sobre qué debía hacer. Pero dado que fue una victima de los rebeldes (paradigmática, por otro lado) y dado que humano es tener dudas en las horas críticas, quede Campins en nuestras páginas como personaje, pese a todo. |
Policarpo Candón Guillén
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José Cantero Ortega
Tribunal militar del Consejo de Guerra de Badajoz que juzgó los hechos de Castilblanco en 1934 Coronel de Infantería y jefe del Regimiento de Castilla 16, de guarnición en Badajoz. Se mantuvo leal al Gobierno del Frente Popular, participando en la defensa de la plaza, el 15 de agosto de 1936 frente a las columnas de Yagüe, Castejón y Asensio. Capturado, fue poco después fusilado. Cantero había tenido la difícil papeleta de presidir en Consejo de Guerra que juzgaba los sucesos de Castilblanco en 1934. |
Manuel Cardenal Dominicis
Discurso por la victoria en Guadalajara ante Unión Radio: 1.- Comisario Antón. 2.- Jefe de Aviación Hidalgo de Cisneros. 3.- General Rojo. 4.- General Miaja. 5.- General Cardenal.- 6.- Ministro Jesús Hernández. 7.- Luigi Longo
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Rogelio Caridad Pita
Hemos encontrado en internet información sobre el destino de los hijos de este militar leal: Rogelio, 38 años, Maestro. Juzgado en Ferrol por rebelión militar con resultado de declaración en rebeldía, huido, consigue marchar al exilio. José, 32 años, Arquitecto. Juzgado en A Coruña con resultado de declaración en rebeldía, huido a Brest, se exilia a México. Publicó, en Mexico, el libro “Reproducción del capital social”. Volvió a Coruña en 2004 con motivo de un homenaje: Crónica en el periódico La Voz de Galicia del homenaje del Colegio de Arquitectos de Coruña a José, agosto 2004: Francisco Javier, 28 años: Después de librarse del apresamiento en una importante fuga interceptada por los franquistas que termina con la ejecución de 18 personas que querían huir a Francia en un barco, escapa a Francia el 3/5/1937 en un pesquero junto con un amigo. Regresa a España y lucha con el Ejército Republicano en la División de otro gallego: Enrique Lister. Con la derrota de la República se exilia a México y regresa a España en 1944 como militante del PCE. Detenido al año de llegar, fue juzgado y condenado a 25 años de prisión de los cuales cumplió 12, ya en libertad regresa a Coruña. Publicó el libro “La Coruña capital de Galicia”. Fallece en su ciudad el 14/9/1996 a los 88 años. Vicente, 27 años, Soldado. Juzgado en Coruña por sedición con resultado de sobreseimiento. Movilizado por el bando franquista, consigue pasarse al Ejército Republicano y después con la derrota de la República, marcha el exilio. Carlos, sin noticias. |
Ernesto Carratalá Cernuda Republicano y socialista, este teniente coronel de un batallón de Zapadores de Carabanchel (Madrid), fue muerto al oponerse a los oficiales sublevados, posiblemente cuando intentaba entregar armas al pueblo. Su hijo, que ha escrito un libro sobre las vicisitudes de su padre, fue condenado a muerte (era menor de edad) y penó condena en distintas cárceles franquistas.
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José Carreras Obrero madrileño y miembro del Quinto regimiento que combatió con la 1 Brigada Mixta y al que Lister ordenó, junto con Matías Yagüe, la creación del batallón especial de la 11 división, más adelante del V Cuerpo y que cayó ya cerca de la frontera francesa, en Figueras, defendiendo la retirada del Ejército del Ebro. Era mayor de milicias.
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Ana Carrillo Domínguez (Anita)
En febrero de 1937, Anita se encontraba en Málaga dónde se marido se recuperaba en el hospital. José Torrealba mandaba entonces el batallón México y Anita era su Comisaria Política. Ante la ofensiva rebelde, se encargó al batallón México la escolta de la columna de heridos que se evacuaba a Almería. En esta huida, conocida como "La desbandá", Anita resultó herida y fue hospitalizada en Almería junto con su marido. Restablecidos, José Torrealba pasó a mandar un batallón de la 221 Brigada Mixta en el verano de 1937 y la propia brigada poco después. No así Anita que abandonó el Ejercito siguiendo la política prietista de alejar las mujeres de las unidades de combate. Política a la que el PCE hacía muy poco caso, conociéndose innumerables casos de mujeres soldado combatientes en unidades de predominio comunista. A Anita, la subsecretaría de gobernación, a la sazón mandada por Zugazagoitia, le ofreció un puesto de agente del recién creado DEDIDE (Departamento Especial de Información del Estado), una agencia de inteligencia de gobernación para la lucha contra el sabotaje, la quinta columna, la desinformación y el espionaje en la retaguardia, es decir fuera del frente donde actuaba la inteligencia militar. Al año, el DEDIDE fue absorbido por el SIM (Servicio de Información Militar) y muy probablemente Anita pasó también al SIM que fue un servicio de inteligencia muy completo y con grandes éxitos en la lucha contra la Quinta columna y otras actividades subversivas contra la II República. Los relatores dicen que la pista de Anita se pierde desde este momento, cosa fácil de entender se se trabaja en Inteligencia. Al fin de la guerra, muy probablemente, José Torrealba fue capturado y condenado. No se sabe si Anita, cayó también o consiguió mantenerse en la clandestinidad. El caso es que en 1947 recogió a su marido que salía muy enfermo del penal de Burgos y pudieron escapar a Tanger, que por entonces estaba bajo control militar franquista. Durante algunos años Anita y José consiguieron pasar desapercibidos en Tanger, trabajando Anita de cocinera. Anita quedó pronto viuda y las cosas se le complicaron. Una probable denuncia hizo que Anita fuera detenida en agosto de 1954 y trasladada a Málaga donde la encausaron en el sumario (quizá en rebeldía) de 1939 que tenía junto con su marido y otros camaradas de la Línea. Afortunadamente fue excarcelada por estar inserta en un indulto anterior en marzo de 1955, si bien su causa seguía procedimiento y por la que fue condenada a seis años. Los relatores destacan que el tribunal no pudo probar la infinidad de mentiras del peor calibre que se habían adjuntado al sumario, como asesinatos, robos, pelotón de fusilamientos, etc... Pero como había sido parte del Ejercito Popular fue condenada por rebelión militar a los citados seis años. Se cree que no volvió a ingresar en prisión y que Anita fijo su residencia de nuevo en Tanger. Se sabe que falleció en Madrid en 1974. Pero no se conocen muchos más datos de su vida. Mas información: Revista Estampa de marzo de 1937
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Francisco Carro Rozas Era mayor en la 18 Brigada Mixta y se opuso al golpe casadista. Afortunadamente pudo escapar, aunque fue condenado en rebeldía.
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Cesar Casado López Comandante de caballería el 18 de julio y hermano de Segismundo Casado. Estaba destinado en el Deposito de la Remonta de Madrid. Partidario de la rebelión militar, los mandos y oficiales de su destino estaban mayoritariamente también a favor de la sublevación pero el teniente coronel Rafael Domínguez Sánchez-Borbon permaneció leal al gobierno lo que posibilitó la detención de los oficiales levantiscos. El jefe del deposito el teniente coronel Manuel Espiau Faysa fue posteriormente fusilado junto con otros oficiales. Otros fueron a parar a la cárcel y también hubo oficiales que consiguieron pasarse a los rebeldes. Cesar Casado quedó arrestado en las dependencias del Deposito junto con otros oficiales y finalmente fue trasladado a la cárcel de Porlier. Su hermano, Segismundo consiguió sacarlo y que quedara arrestado domiciliariamente. Se negó a prestar servicios al gobierno aunque fuera en dependencias militares administrativas. Pese a la promesa que le hizo a su hermano de no darse a conocer, rápidamente buscó contactos con la Falange madrileña y formó parte de la organización falangista "Antonio". Su hermano Segismundo lo protegía junto a un nutrido grupo de militares, también desafectos en circunstancias similares a los que emboscó en el Centro de Reclutamiento e Instrucción Militar del Ejército del Centro, verdadero nido de quintacolumnistas, traidores y desafectos que gozaban de la protección de altos oficiales del Ejército Popular, entre los que se encontraba el citado Segismundo Casado, el propio Miaja, Vicente Rojo y otros. Todo ello con la excusa de salvar sus vidas, que a primera vista parecía muy loable pero que examinado con objetividad militar, se estaba encubriendo a espías, saboteadores y agentes del enemigo. En cualquier ejército en guerra del mundo sus protectores hubieran sido fusilados junto con sus protegidos. Esta en esta lista, pese a no haber servido en el Ejército Popular, por ser el hermano de Segismundo Casado.
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Segismundo Casado López.
Gozaba de fama de buen militar, pero en realidad solo era un eficiente burócrata militar que se propuso reestablecer en las tropas a su mando la disciplina tradicional. Sorprendentemente, sus apoyos políticos, socialistas, republicanos y también anarquistas, permitieron que su carrera le llevara a los más altos puestos del la zona Centro-Sur, bajo las órdenes de Miaja, con el que cometió la "traición" no apoyar a Rojo en el Ebro. En mayo de 1938 fue nombrado coronel y pasó a mandar el Ejército del Centro, y ocupando ese cargo entabló negociaciones con los espías nacionalistas y con el SIPM de Franco. Elegido por éste para rendir Madrid, se alzó contra la República y después de haber sofocado a los leales al gobierno trató de conseguir concesiones de Franco para los militares profesionales republicanos. Pero éstos, cumplida su principal misión, les negaron a sus enviados a Burgos, todas y cada una de sus pretensiones, exigiendo, sin otra posible opción, la rendición incondicional del ejército republicano. Sin otra opción, aceptó la dura realidad de los hechos y horas antes de que los ejércitos de Franco entraran en Madrid, se dirigió a Valencia y de allí a Gandía, en cuyo puerto embarcó en un destructor inglés, con destino a Marsella (Francia) con la mayoría de los miembros del Consejo Nacional de Defensa y con el visto bueno de Franco. Ese fue la única concesión que consiguió de Franco. Algún tiempo después se instaló en Gran Bretaña, donde escribió un relato sobre los hechos de marzo de 1939 que fue únicamente publicado en inglés. En 1947 se trasladó a Sudamérica donde trabajó de directivo de algunas empresas. En Venezuela contactó con el consulado español solicitando permiso para regresar, que le fue concedido en 1955. En 1961 emprendió el viaje de regreso. El tribunal Para la Represión de la Masonería y el Comunismo, engendro jurídico franquista que junto a la Ley Varela había dejado el Ejército franquista limpio de militares sospechosos (en realidad purgas al mejor estilo estalinista), le había condenado en rebeldía a 12 años por haber tonteado con la logia madrileña hispanoamericana, de modo que el consejo de guerra que le procesó en 1964 le absolvió de los cargos, pero al reclamar sus derechos pasivos, volvió a abrirse otro proceso que al año siguiente le absolvió de nuevo, pero le negó los derechos pasivos. Es curioso que una de las mayores preocupaciones de estos tribunales era el contenido de su libro en inglés. A ese efecto, le fue hecha una oferta para reeditar su libro, siempre que los reescribiera al gusto local. Se dice que Liberino González, uno de sus mandos de división del IV Cuerpo, que como se sabe participaron bajo las ordenes de Mera y Casado en la asonada de marzo de 1939, le ayuda en la tarea. El libro se publicó con el título de "Así cayó Madrid". Si el primero era parcial, torticero y malo, el segundo era pura basura y calumnias.
Nota de M.B.- Para juzgar adecuadamente a Casado, el lector debería procurarse los últimos libros que sobre el final de la guerra civil se han editado, pero es especial, el demoledor estudio del profesor Ángel Bahamonde: "Madrid 1939. La conjura del coronel Casado", donde se estudia a través de los sumarios abiertos a los militares republicanos profesionales tras el fin de la guerra, la génesis y el desarrollo de lo que el autor no dudó en denominar conjura del coronel Casado. Hechos y traiciones que venían sucediéndose desde finales de 1938. Y dado que Casado fue nombrado Jefe del Ejército del Centro en abril de 1938, no pasaron ni seis meses en la decisión de pronunciarse violentamente contra el gobierno del doctor Negrín. A este efecto quizá haya que recordar un par de hechos, por si solos dignos del pelotón de fusilamiento de los principales jefes del Grupo de Ejércitos del Centro, cuando el general Rojo preparó el plan de Motril para aliviar la situación militar en Cataluña, que fue abiertamente boicoteado por el trío Miaja-Matallana-Casado, y el más sangrante, sobre la ofensiva que pretendía en la zona de Brunete atraer tropas franquista en auxilio de Cataluña, y que fue diseñado, ¡literalmente! al alimón con el mando franquista en el estado Mayor del GERC (Matallana) para que fuera una sangría de unidades posiblemente afectas al gobierno en la defección que se planeaba. El capitán escribiente del Estado Mayor de Matallana, puso un calco más en la máquina de escribir para facilitar una copia al espionaje franquista. Los jefes directos de las tropas para la ofensiva protestaron ante la previsible escabechina, pero Casado los amenazó y les ordenó cumplir el plan. Las numerosas bajas de los soldados republicanos del ejército del centro en esta desgraciada operación caigan sobre la conciencia de los traidores, Matallana, Casado y hasta el propio Miaja. En el caso de Casado, esta fue la prueba de la verdad para que Franco, a través del coronel Ungría, jefe del SIPM franquista se decantara sobre Casado para acabar la guerra en Madrid sin disparar un tiro. Pues se temía que la denodada resistencia que pretendía el gobierno republicano para la zona Centro para hacer confluir la guerra de España con el inicio de la guerra de Hitler, podría poner en peligro la suerte de las armas franquistas, sólo con aguantar medio año hasta la previsible intervención militar aliada. Reseña de Cristobal Zaragoza: Personalidad muy controvertida la de este militar, a quien Ortega Gasset definió irónicamente como «hombre de virtudes menores». Hay que desconfiar del libro de Casado, obra un tanto difusa, en la que se aprecia algún que otro error, y en la que coexiste un evidente ensañamiento con los comunistas con la necesidad biológicamente sentida de justificar el golpe de estado y los manejos secretos con el gobierno de Burgos." Lo que sí es evidente es que nadie, ni su peor enemigo, niega en él su gran inteligencia, su cultura, muy superior a la de los militares de su época, y su gran espíritu militar, sentido de la disciplina y rectitud. El general Antonio Cordón, militante del Partido Comunista, dice de él lo siguiente: «Era inteligente y culto, tanto profesionalmente como en sentido general. Era diplomado de Estado Mayor y durante algún tiempo había desempeñado el cargo de ayudante de profesor de la clase de táctica general en la Escuela Superior de Guerra. Poseía dotes de mando. Pero todas esas cualidades positivas quedaban nubladas por su soberbia y su desmedida ambición. Él se creyó siempre "el hombre de la guerra" postergado a puestos inferiores a los que creía le correspondía desempeñar, y atribuía a la influencia de Rojo esa por él supuesta postergación.» Tampoco Julián Zugazagoitia le regatea méritos. «El jefe militar del Centro —escribe— había ganado en la esfera oficial una reputación insuperable. Constituía, por así decirlo, un descubrimiento muy dotado intelectualmente, su obra de disciplina sobre las unidades a sus órdenes era alabada. Su retrato moral se completaba con la declaración, apoyada en diversas anécdotas, de su austeridad. Se racionaba como el último soldado y trabajaba como el primero.» De este tenor, más o menos, son los juicios que emiten sobre Casado quienes le conocieron. En cuanto a la «desmedida ambición» que le achaca Cordón, veamos lo que dice al respecto Luis Romero: «Se le acusa reiteradamente de ambicioso y quizá el adjetivo no haya sido correctamente empleado. Casado sufre de una úlcera de duodeno que le produce enormes padecimientos físicos y que provendría de tensiones internas, un conflicto personal, político e histórico que le atormentaba y no era capaz de resolver. En un momento dado, y no precisamente por "ambición", pagado de su prestigio y de la seriedad con que ha ejercido los cometidos que le fueron encomendados y del hecho de no haberse visto envuelto en la represión contra sus antiguos compañeros ni contra quienes militan en el bando enemigo, seguro de la autoridad que goza entre sus subordinados, y sobre todo en su calidad de jefe del Ejército del Centro, se considera capaz y hasta predestinado a pasar desde los planos oscuros en que hasta el momento se ha desenvuelto a un primer plano radiante, no por éxitos militares, que considera imposibles y descarta, sino como artífice de una paz difícil y digna. Descubre la posibilidad de convertirse en El Héroe Vencido y de hacer partícipes de parecido honor a quienes se arriesguen a colaborar con él. No sólo por ambición personal; está convencido de que prestará un alto servicio a la patria, y salvará, en cierta medida, el honor de la República a la cual ha servido sin reservas.» Casado, por su parte, eludiendo la respuesta a su actitud —respuesta que quizá desconociera siempre—, justifica el golpe de estado con la ambigüedad que le caracteriza cargando la responsabilidad de sus propios actos al destino, a una especie de fatalismo que le llevaría a actuar ciega, casi inconscientemente: «...quiso el azar que fuera yo el principal protagonista del bando republicano». La explicación sigue sin convencer a nadie. Comandante de Artillería y diplomado de Estado Mayor, Casado es el jefe de la escolta del presidente Azaña; como antes lo fuera de Alcalá Zamora, al estallar la guerra civil. El 17 de abril de 1936 tiene noticias del levantamiento en Melilla y dispone, de madrugada aún, la defensa del Palacio de Oriente antes de la llegada del presidente. Le extraña la tranquilidad de éste, a quien en su fuero íntimo califica de insensato por su pasividad. El calificativo que le aplica a Casares Quiroga, presidente del Gobierno, es mucho más duro: le trata de cobarde por dejar a la República sin Gobierno el 18 de julio. Este 18 de julio a las once de la noche se produce un tiroteo contra el Palacio desde la iglesia de Santiago y un piso de la plaza de Oriente. La tensión aumenta al día siguiente cuando Azaña, antes de la cena, es tiroteado en el patio desde uno de los pisos del mismo palacio. El día 20 la confusión en el edificio es inenarrable. Todo el mundo está nervioso, impaciente ante el asalto del Cuartel de la Montaña. Casado, que sigue con la cabeza fría, observa a quienes él llama «audaces», uno de los cuales sería el capitán Díaz Tendero, «que se erigió en jefe de la oficina de Información y Control del Ministerio de la Guerra». No se encuentra a gusto en aquel ambiente, y cesa en el mando de la escolta presidencial el 20 de agosto. Había permanecido junto a Azaña tres meses, que él califica de «inolvidables», porque estima que el presidente de la República es el promotor y principal responsable de la guerra. «Para mí —escribe—, el señor Azaña era una persona no grata y me di cuenta que seguir a su lado sería una tortura que quería evitar.» Pide destino, y el 3 de septiembre es nombrado jefe de la columna Galán, que tanto había de distinguirse en los combates de la Sierra. A principios de octubre, es nombrado jefe de operaciones del Estado Mayor del Ejército republicano. Casado se inquieta ante la prepotencia con la que los consejeros soviéticos se manifiestan, rechazando las propuestas del Estado Mayor e imponiendo su criterio. Los comunistas empiezan a ser para él una obsesión, una idea fija. Sobre todo, no les perdona que por su causa se suspendiera una operación sobre Mérida, en febrero del 37, que quizá hubiera dado otro giro a la guerra. Choca con el coronel Joaquín Pérez Salas, que opera en Pozo-blanco tratando de contener la ofensiva de Queipo. Por entonces, organiza las seis primeras brigadas mixtas del Ejército Popular, en Albacete, cumpliendo órdenes de Largo Caballero. Asciende a teniente coronel. A fines de mayo de 1937 cede la jefatura del Estado Mayor Central a Vicente Rojo, que se declara ante Prieto incompatible con Casado. El nuevo ministro de Defensa le nombra inspector general de Caballería y director de la recién creada Escuela Popular de Estado Mayor, plantel de nuevos oficiales que desplazarían a los viejos jefes a puestos más o menos burocráticos. En la ofensiva sobre Zaragoza en el verano de 1937, en la que no se consigue conquistar la ciudad ni impedir la caída de Santander, Casado toma el mando del XXI Cuerpo de ejército, al que incorpora la 11 división a las órdenes de Líster. A fin de evitar el choque con las unidades anarquistas, Casado ordena a Líster que las reparta alrededor de Alcañiz, a lo que se niega el jefe comunista. Casado le amenaza con destituirle, pero Líster tiene el apoyo del Partido y el Estado Mayor no toma en cuenta las amenazas de Casado. Es algo que nunca olvidará el jefe del XXI Cuerpo, que asiste en Alcañiz a un acto de afirmación política en el que parece pedir disculpas públicamente. Conoce lo peligrosa que resulta una acusación de traición sostenida por militantes comunistas. Cuando el 11 de octubre se inicia la última ofensiva en dicho sector sobre la línea Fuentes de Ebro-Mediana, operación montada por Rojo, en la que la infantería iría apoyada por los nuevos tanques soviéticos, los famosos BT-5, Modesto se niega a asumir el mando. Ha calificado la operación de una de las más estúpidas de toda la guerra» y la desautoriza públicamente. Es entonces cuando, por orden de Rojo, Casado se pone al frente de la operación, pero se niega a poner seis soldados españoles sobre cada tanque, a fin de que destruyan con granadas de mano las posiciones del enemigo. Tendrá que intervenir el propio ministro, Prieto, para que el nuevo jefe se someta. La ofensiva se salda en fracaso: de los veinticinco tanques que toman parte en ella, diecinueve quedan en el campo de batalla. Cuatro de los blindados permanecían en poder del enemigo, y los consejeros soviéticos tratan de rescatarlos. Casado se niega a sacrificar más vidas, a pesar de la amenaza del jefe de los tanquistas, que habla de suicidarse. «Sentía mucho esa desesperada determinación, les dije, pero una operación de esa naturaleza nos costaría muchas bajas, que no estaba dispuesto a sacrificar.» Entonces interviene Prieto, que da por suspendida la operación. En realidad, lo que Casado no quiso sacrificar fueron vidas de españoles, por eso le pidió antes a Prieto, en presencia del general Pozas, que los rusos le entregaran seiscientos soldados soviéticos para llevar a cabo la operación que le había sido casi exigida por los consejeros soviéticos. Eludiendo responsabilidades, Rojo destituye a Casado, que se incorpora a la inspección de Caballería. Desde octubre hasta el 21 de enero de 1938, fecha en que sustituye a Prada al frente del Ejército de Andalucía, Casado permanece en Barcelona al servicio del Gobierno de la República. Es una época de relativa calma, que se prolongará en el frente andaluz, donde sólo hay pequeñas escaramuzas. Finalmente, a últimos de abril el Gobierno le nombra jefe del Ejército del Centro, en sustitución de Miaja. Casado confiesa que la noticia de su nombramiento le produjo la impresión de un despertar violento. «Pasaba de un mando tranquilo a otro de la máxima responsabilidad, porque tenía la convicción de que la guerra terminaría en la capital de la República.» Miaja, por su parte, pasaba a ocupar la jefatura del GERC (Grupo de Ejércitos de la Región Centro). De la primera entrevista que tiene con Negrín, presidente del Gobierno y ministro de Defensa, y en la que le expone la necesidad de proceder a un paulatino relevo de mandos comunistas en el Ejército, Casado sale profundamente descorazonado. A su juicio, Negrín es un irresponsable, que toma a broma las serias advertencias que le hace el nuevo jefe del Ejército del Centro. Después de la caída de Barcelona, el 26 de enero, Casado tiene la completa seguridad de que la guerra se ha perdido. Antes, mientras los nacionalistas desencadenaban la ofensiva sobre Cataluña, ya había establecido contactos con algunos afiliados al SIPM (Servicio de Información y Policía Militar), que era en realidad el espionaje franquista. También se habló de sus relaciones con el Gobierno británico a través de Cowen, cónsul acreditado en Madrid. Después de censurar las condiciones de paz propuestas por Negrín —independencia nacional, libertad de los españoles para la elección del régimen y garantías de que no habrá represalias—, Casado tiene una reunión con los generales Miaja y Matallana, jefe éste del Estado Mayor del GERC. De momento, son cuatro los acuerdos tomados: la autoridad pasaba a manos de los militares, había que negociar cuanto antes la paz, se formará un Consejo Nacional de Defensa en el que intervendrán todos los partidos políticos menos el comunista; si Negrín se opone y se persona en la capital, será apresado y destituido. Con tales decisiones, el jefe del Ejército del Centro comunica a Burgos el 1 de febrero su conformidad para iniciar las negociaciones, «cuanto antes mejor». Pero las cosas se complican cuando, el 12 de febrero, se presenta Negrín en Madrid, tras su regreso de Francia. El mismo día le informa Casado en la Presidencia, informe detallado, negativo, que concluye con la necesidad de poner fin a las hostilidades. Negrín disiente, concluye afirmando que hay que resistir mientras se pueda. De hecho, ambos se engañan y se temen. Por estas causas Casado adulará a Negrín y éste se mostrará generoso con el coronel, hasta el punto de concederle el fajín de general el 25 de febrero. Mientras, Casado ha logrado que Besteiro acepte la cartera de Gobernación del Consejo Nacional de Defensa. También tiene de su parte a Cipriano Mera, jefe del IV Cuerpo de ejército, formado en su mayoría por anarquistas. Así las cosas, asiste el 16 de febrero a la reunión de Los Llanos, en Albacete, donde acuden, con Bernal y Buiza, los generales Miaja, Matallana, Escobar, Moriones, Menéndez y el coronel Camacho, jefe de la zona aérea Centro-Sur. Coinciden todos, menos Miaja, en que hay que negociar la paz. Casado es del mismo parecer, y añade, además, el temor de que Madrid sea destruido con la gran cantidad de explosivos de que disponen algunos grupos. No menciona a los comunistas, pero su intención queda lo suficientemente clara. Cuando sale de la reunión con Negrín y Matallana, el 2 de marzo, en la posición Yuste, cerca de Elda, Casado ha tomado su determinación. No sólo está dispuesto a no renunciar a la jefatura del Ejército del Centro, a cambio del puesto de jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra con que acaba de «obsequiarle» Negrín, sino que visita a Miaja en Valencia para anticipar los acontecimientos, antes de que los comunistas dieran el golpe de estado. «Después de la visita del día 2 a Yuste y a Valencia —escribe Casado—, llegué a Madrid por la noche con el acuerdo tomado en firme de no demorar el acto de fuerza contra el gobierno de Negrín. Esa noche me llegó, como llovido del cielo, el plan completo del doctor Negrín para dar el golpe de estado comunista que tenía proyectado.» El 5 de marzo Casado se instala en el Ministerio de Hacienda, sólido edificio llamado a desempeñar el papel de fortín, y por la noche da lectura a la proclama de los sublevados. Poco después le llama por teléfono Negrín, desposeyéndolo de su mando y, más tarde, pidiéndole la transmisión de poderes, a lo que Casado se niega. El 6 por la mañana, el Consejo Nacional de Defensa se halla totalmente constituido: Miaja en la presidencia y Casado en la cartera de Defensa; en Estado, Besteiro y González Martín (CNT), Carrillo (socialista), San Andrés (Izquierda Republicana), Del Río (Unión Republicana), Val (CNT) y Pérez (UGT), en las carteras de Hacienda, Gobernación, Justicia, Instrucción, Comunicaciones y Trabajo, respectivamente. De hecho, la miniguerra ha empezado. Casado, que tiene conocimiento de la huida del Gobierno y de los principales mandos militares comunistas, así como de casi todo el Comité Nacional, tantea a los coroneles Barceló, Ortega y Bueno, al mando de los tres Cuerpos de ejército —el IV lo manda Mera, adicto al Consejo—, que acaban sublevándose contra él. La pequeña guerra entre comunistas y casadistas dura hasta el 12 de marzo; había empezado en la noche del 5 al 6, y si al principio los comunistas parecen dominar la situación, el IV Cuerpo de ejército de Mera inclina la balanza en favor del Consejo. Los comunistas fusilan a los coroneles casadistas Pérez Gazolo, Otero y Fernández Urbano; del otro lado caen, también fusilados tras un Consejo que es una farsa, los coroneles Barceló y Ortega y el comisario Conesa; Bueno es condenado a quince años de reclusión. Las negociaciones de paz se apresuran. Entre el tira y afloja que a nada había de conducir —y esto había que haberlo sabido Casado, que no conoció nunca a Franco—, se celebran dos entrevistas en Gamonal, el aeródromo de Burgos, entre los emisarios de ambos bandos. Pero la tercera no llega a celebrarse: Franco exige la rendición incondicional inmediata en todos los frentes. Es el fin. El 28 de marzo, Casado viaja a Valencia, instalándose en la Capitanía General y sale de Valencia en dirección a Denia (Alicante), donde embarca en el buque británico Galatea. Tiene un momento de vacilación al entender que su deber era quedarse para dar cuenta de su gestión ante los vencedores. Pero decide expatriarse al conocer la sugerencia personal de Franco en el sentido de que abandonen el país los miembros del Consejo. Entonces es transbordado al Maine, un buque hospital, agravada su úlcera de duodeno. Iniciaba un largo exilio en Gran Bretaña, que terminaría veinte años después con su regreso a Madrid, donde muere en 1969. Lo mejor: Angel Viñas pone a Casado en sus verdaderos terminos históricos...
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Enrique Casado Veiga Había nacido en 1887 y el 18 de julio era comandante de infantería. Tenía el curso de E.M. de la Escuela Superior de Guerra y oficiaba en la Plana Mayor de la Primera Brigada de Infantería que mandaba Miaja, siendo Enrique Casado su ayudante de campo (ADC). En junio de 1937, ya teniente coronel, fue nombrado para el E.M. del XIII Cuerpo y al final de la guerra era su Jefe del Estado Mayor. |
Fernando Casado Veiga
Adenda 2014. Ingresó voluntario en el Ejército Popular, donde destacó como jefe de la artillería del frente de Madrid. Se unió a los casadistas y se negó a huir con los miembros del Consejo Nacional de Defensa. Una vez detenido fue condenado a muerte pese a que había participado en las redes de pase a la zona franquista de militares desafectos. Se le conmutó la pena por 30 años y poco después por 12 años. En 1943 consiguió la libertad condicional. |
Manuel Cascón Briega.
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Victoriano Castán Guillén
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José Casted Sena Capitán de Carabineros que servía en 1936 en la sexta comandancia de Alicante. Incorporado al Ejército popular se le dio el mando de la 8 Brigada Mixta de Carabineros a finales de 1937 y lo mantuvo hasta el final de la guerra, en una brigada que no tuvo hechos que mencionar. |
Luis Castelló Pantoja.
El general Castelló en los primeros días de la guerra con milicianos de las columnas del valle del Guadiana (1881-1962). General de brigada del Arma de Infantería que desempeñaba al estallar la guerra civil el cargo de comandante militar de Badajoz y que del 19 de julio a 7 de agosto de 1936, desempeñó el de ministro de la Guerra, en el gabinete presidido por Giral. Impresionado por el fusilamiento de su hermano, que cayó en manos de las milicias anarquistas, y la detención y prisión de su esposa y de dos hijas, capturadas en Badajoz por los nacionalistas, sufrió una grave depresión nerviosa, teniendo que ser internado en un sanatorio psiquiátrico. A poco de salir de este centro se refugió en la embajada francesa, donde permaneció hasta la primavera de 1937, fecha en que consiguió salir de España e instalarse en Francia, en cuyo país fue detenido por los alemanes en 1942 que con engaños le entregaron a Franco y pasó más de tres años en la cárcel condenado a muerte antes de ser indultado y puesto en libertad en 1946. Más tarde se le otorgó el retiro, falleciendo en 1962 en Guadalcanal (Sevilla). ¡Pobre Castelló! la rebelión de Franco le destrozó la vida, la salud y la cordura. Reseña De Cristóbal Zaragoza: Mencionamos la breve trayectoria de este pundonoroso militar por tratarse de uno de los casos más dramáticos de nuestra guerra civil. Castelló era tío de Juan Simeón Vidarte, militante del Partido Socialista y diputado a Cortes por Badajoz. En 1936 era comandante militar de Badajoz, que como es sabido se mantuvo leal a la República, y jefe de la 2 brigada de Infantería con el grado de general. Vidarte se comunicó con su tío para informarle de su nombramiento de jefe de la I división, que le correspondía por antigüedad al ser destituido el general Cabanellas. Salió, pues, apresuradamente de Badajoz, dejando allí mujer e hijos, el 19 de julio, y el 20 de julio tomaba posesión del cargo de ministro de la Guerra. Enseguida nombró subsecretario al general Bernal, en sustitución del general De la Cruz Boullosa » Según Ramón Salas, «Castelló vio pronto que no pasaba de ser un ministro nominal. También allí había llegado la revolución y el poder lo ejercía en el Ministerio un comité constituido por el teniente coronel Hernández Saravia, los comandantes Hidalgo de Cisneros, Chirlandas y Mezquita, los capitanes Cordón, Núñez Mata y Freire y el teniente Martín Blázquez». Quizá el prestigioso historiador haya pecado en esta ocasión de exagerado, por cuanto que el general Castelló hizo lo humanamente posible para poner orden en aquel caos. Fue él quien, el día 20, tras destituir al general García Antúnez, puso el mando de la I división en manos del general Riquelme. A él se debió la reestructuración de los distintos gabinetes del Ministerio, así como el de la incorporación a filas de los nuevos reemplazos y la creación de los batallones de voluntarios (decretos de 29 de julio y 2 de agosto), y la exigencia a los sublevados del Cuartel de la Montaña de los 45000 cerrojos de fusiles que se guardaban allí. Lo que sucedió en realidad fue que el general Castelló ignoraba la suerte de su familia en Badajoz, que cayó en poder de los sublevados el 14 de agosto. Y que, además, se enteró de la muerte de un hermano suyo, y de un sobrino, asesinados en Guadalcanal (Sevilla). Que sufriera una fuerte depresión es algo comprensible en aquellos momentos. Pero conservó la lucidez. Tanto es así que al plantearse en un consejo de ministros el proyecto de expedición a Mallorca por el capitán Bayo, Castelló se opuso a él argumentando con toda lucidez que, a pesar de constituir la isla un peligro como futura base para la aviación, no se debían distraer por el momento hombres ni armamento, que hacían falta para la defensa de Madrid y para la conquista, de objetivos preferentes, como eran Zaragoza y Huesca. Se ignora si después del 14 de agosto, fecha en que cayó Badajoz y empezaron las matanzas, tuvo Castelló noticias de su familia. Lo cierto es que, agotado, cada día más preocupado, extravagante, optó por dimitir como ministro de la Guerra, cargo que ocupó el general Hernández Saravia. Destinado después a la Capitanía General de Madrid, sufrió varios ataques de locura que hicieron necesario su internamiento en Leganés. Poco después de terminar la guerra moría en Guadalcanal, donde todavía le quedaba familia. |
Joaquín Castillo. Sargento de la 11 división caído heroicamente en el frente de Teruel. Había sido alcalde de Lopera. Fuente: Líster. |
Julián Castillo Sánchez De pintoresco se podría calificar el caso del teniente Julián Castillo, grado con el que este inquieto militar se retiró del servicio activo en 1902 y al que había llegado en 1898, año del tratado de París. Tenía setenta y un años en 1936, cuando pidió el reingreso en el Ejército, que; obviamente, le fue denegado por razones de edad. Castillo optó entonces por alistarse en las Milicias del Pueblo, en las que pronto mandó un batallón de la P.U.A. con el que se distinguió en la batalla del Jarama. Poco después estaba al mando de una brigada mixta, la 17. Se suceden los ascensos por méritos de guerra, hasta alcanzar el grado de teniente coronel. Manda entonces el VIII Cuerpo de ejército de Extremadura, a las órdenes de Prada. Sucede esto en agosto del 38. El 12 del mismo mes es designado comandante militar de Almería, puesto que desempeñó hasta que fue sustituido por Orad de la Torre al producirse el golpe de estado de Casado. A sus setenta y cuatro años, el teniente coronel Castillo fue propuesto para la Placa Laureada de Madrid, la máxima condecoración militar que concedía la República. Al parecer, se encogió de hombros al conocer la noticia, como quien no da importancia a la cosa. Luego sacó del bolsillo de la guerrera una oxidada condecoración y la enseñó a sus compañeros. Era la Cruz Laureada de San Fernando, que había ganado en 1896 en la guerra de Cuba cuando era Sargento del Batallón Expedicionario del Regimiento de Bailén núm. 24. en la guerra de Cuba en el combate de Sabanilla de la Palma, el 13 de junio de 1896 y formando parte de la vanguardia de la columna mandada por el coronel Nario. Pues al avistar al enemigo cargó contra él, adelantándose a todos, luchando cuerpo a cuerpo con el contrario, al que causó la muerte de cuatro insurrectos al arma blanca, siendo luego herido en la mano derecha, en cuya disposición lo hallaron al llegar el resto de la vanguardia. Julián que cambió su nombre y apellidos originales, Emilio López del Castillo Sánchez, por Julián Castillo Sánchez, tras recibir la laureada. Terminó sus días en Almería. |
Enrique del Castillo Bravo Era capitán de ingenieros en el regimiento de Ferrocarriles nº 1 de Leganes. Al iniciarse la guerra se alistó al cuerpo de Carabineros donde pronto ascendió a teniente coronel. Se le ordenó formar e instruir a la 8 Brigada Mixta de carabineros con tres batallones de estas fuerzas. A su terminó la unidad pasó al mando del comandante de carabineros Emeterio Jarillo Orgaz. |
José del Castillo Sáenz de Tejada
El petardo acaba de explotar.
El petardo desde otro ángulo Las provocaciones de la derecha llegaban al extremo de intentar atentar contra el presidente de la República en los actos de celebración del 5 aniversario de la II República, el 14 de abril de 1936. En los graves incidentes fue muerto el Alférez de la Guardia Civil, De los Reyes, que al parecer sacó una pistola cerca de la tribuna presidencial, tras haber sido momentos antes detenido el desfile militar por la explosión de un potente petardo y puesto los nervios de todo el mundo al borde del infarto. Cuando se recobró la normalidad y terminando ya el desfile con el paso de la Guardia Civil, comenzaron los abucheos contra la Guardia Civil, unos, y contra el Presidente de la República, otros, lo que produjo enfrentamientos verbales y bofetadas, momento en que, al parecer, el alférez Anastasio de los Reyes, que no era ningún inocente allí pues era un conocido ultraderechista que probablemente sabía lo del petardo, e iba de paisano, sacó su pistola con propósitos intimidadores. Sus antagonistas fueron más rápidos y le descerrajaron un tiro que acabó con su vida. La Guardia de Asalto, detuvo al asesino in situ, por cierto.
Momento de la detención por la Guardia de Asalto del asesino del Alférez Anastasio de los Reyes
Escena del cortejo fúnebre del alférez Anastasio de los Reyes captada por Alfonsito en La Castellana El entierro de este oficial de la Guardia Civil que o estaba jubilado o al borde, fue una manifestación del poderío golpista en Madrid. El Gobierno Civil les denegó el permiso en el conocimiento de que aquello iba a terminar como el rosario de la aurora, como así fue. Pero los compañeros militares y derechistas del caído, no se amilanaron y decidieron hacer el Cortejo fúnebre por las calles de Madrid. Una multitud de miembros de la Guardia Civil, Asalto, militares y paisanos de significación derechista manifestándose por el centro de Madrid, mientras los obreros de la construcción de las obras cercanas les arrojaban toda clase de proyectiles desde las azoteas. Algunos militares y oficiales de las fuerzas de orden público sacaron sus armas reglamentarias y contestaron a la pedrea con fuego real. Las fotografías de Alfonsito, son esclarecedoras. En esa manifestación, todo el mundo iba armado y no había inocentes transeúntes de ningún tipo. Llegados a la plaza de Manuel Becerra, los Guardias de Asalto recibieron la orden de disolver el cortejo que nada tenía de funerario y sólo era una turba de gente armada y en franca rebelión. La Guardia de Asalto estaba atacada de los nervios ante el panorama. La tensión estalló y los hombres del teniente Castillo abatieron a un conocido falangista primo del dirigente detenido José Antonio Primo de Rivera. Para empeorar las cosas, el propio José Castillo disparó a otro estudiante carlista que se le enfrentó iracundo, hiriéndole de extrema gravedad. La multitud enloquecida y armada se abalanzó sobre el teniente Castillo y sólo gracias a la energía y determinación de los guardias de Asalto de la segunda compañía pudo José del Castillo salvar la vida. Desde este momento, la suerte del teniente Castillo estaba echada. Tras prestar declaración en la DGS se planteó que José del Castillo dejara Madrid, por lo que se le envió de escolta del presidente de las Cortes, Martínez Barrios, en viaje oficial a Sevilla. Pero a la vuelta, el teniente Castillo sufrió dos intentos de asesinato y el capitán Faraudo fue asesinado por los falangistas. Lo que no le amilanó. El día de su muerte José del Castillo que llevaba muy poco de recién casado, había estado en los toros. Después dejó a su mujer en casa y marchó para el cuartel de Pontejos. Justo en la puerta del oratorio de Santa María del Arco, cuatro amigos del joven carlista herido en el entierro del Alférez de los Reyes, dispararon sobre él y se dieron a la fuga. Esa misma noche, la camioneta 17 del grupo de Asalto de Pontejos salió con varios guardias y civiles, con la intención de, como mínimo, detener a Gil Robles, que estaba en el extranjero, pero luego cambiaron de rumbo se dirigieron a la casa de Calvo Sotelo el dirigente derechista de oratoria más violenta antirrepublicana, lo secuestraron y un civil que iba con los guardias le disparó en la nuca desde atrás. Era el 13 de julio y este asesinato sirvió de casus belli a la conspiración antirrepublicana para justificar lo que llevaban preparando desde el mismo 11 de febrero. Al fin de la guerra, la tumba del teniente Castillo fue manipulada quitándole el grado militar. Los propagandistas franquistas (todavía siguen con estas historias), dijeron que Castillo había sido asesinado por Fernando Condés por orden de Prieto cuando se negó a matar a Calvo Sotelo. Un delirio, vamos, como los de Pío Moa en la actualidad. Consuelo, la mujer de Castillo, que estaba embarazada a la muerte de su marido, sufrió duras represalias. Su niña murió de un dolencia cardiaca a los tres años por falta de cuidados. Fue luego encarcelada durante casi un año por una denuncia anónima, ¡como si no supieran quién era! Recobrada la libertad no consiguió su paga de viudedad extraordinaria que se concede a las mujeres de los militares fallecidos en acto de servicio. En 1964, todavía los tribunales le deniegan su petición y no es hasta 1983, ya con Felipe González y 47 años después que consigue cobrar su paga completa anhelada, reconocimiento, en el fondo, de la muerte de su marido en acto de servicio. Consuelo murió en 1994.
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Francisco del Castillo Sáenz de Tejada
Documentación que acredita al teniente coronel Castillo sirviendo en la 141 Brigada Mixta.
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Enrique del Castillo Miguel e hijos (1877-1936). Coronel del Arma de Ingenieros, jefe del Regimiento de Ferrocarriles n.° 1, de guarnición en Leganés (Madrid), que en el momento de estallar la guerra civil adoptó una actitud de cautela, aunque después decidió ponerse, con la unidad bajo su mando, a las órdenes del Gobierno republicano. Tras combatir, con escasa fortuna, en el Alto del León, parece ser que fue asesinado por los mismos hombres que mandaba, que le acusaron de haberlos traicionado (1) , o que, al enterarse de que su hijo (2) había muerto en acción de guerra, se suicidó. (3)
(1) Versión publicada en Wikipedia y también comentada por Hugh Thomas. (2) Guillermo Cabanellas, de la tercera España, con familia militar muy comprometida, se largó y luego escribió una voluminosa historia de la Guerra Civil española, que tuvo tanto éxito como errores. El éxito lo tuvo porque no había nada para comparar, y al menos su historia, "La guerra de los mil días", venía de la Argentina. Pues bien, Cabanellas, a pesar de que asegura ser muy cuidadoso en sus afirmaciones, metió muchos piciazos que tuvieron gran difusión durante los años de noche y niebla, hasta que los historiadores añadieron luz. Este caso, en mi opinión es uno de ellos. En sus conocidas reseñas, afirma que uno de los hijos del coronel, Enrique del Castillo Bravo, capitán en su regimiento, salió con vida del trance según Cabanellas y partió de España y parece que en 1973 todavía vivía. Así que debemos suponer que hablamos de un segundo hijo. (3) Modesto cuenta que el coronel Castillo realizó labores militares con su columna en el frente de Guadarrama y que le acompañaba su hijo, capitán del Ejército. Derrotada su columna por la del coronel Serrador, muy superior en hombres y material, al llegar al puesto de mando donde estaban Modesto, el coronel Domingo Moriones y el recién comandante Enrique Lister, y enterarse de la muerte de su hijo, le cambió el rostro y sin explicaciones dio unos pasos atrás, saco su pistola y se voló la cabeza. Dos cosas observamos, una, Modesto no contaría esto y más con testigos presenciales si no fuera cierto. Y otra, el coronel debía estar tremendamente estresado por los hechos y más probablemente por sus decisiones personales. Lo que abunda en las dudas que tuvo a la hora de unirse al gobierno. |
Francisco Castro Taboada. Era militante del PSOE y se alistó tempranamente a las Milicias Populares. En el Ejército Popular sirvió en la 111 Brigada Mixta que combatió con la 10 División en Brunete. Castro mandaba un batallón de la 111. A finales de 1938 la brigada pasó a la 8 División de Ascanio dentro del II Cuerpo. Por ello, un batallón de la brigada bajó a Madrid a combatir a Casado, mientras los otros batallones cubrían el hueco dejado por la 44 brigada que también bajo a Madrid contra Casado. Al termino de los combates, Casado nombró a Castro jefe de la brigada en sustitución del mayor Juan Morillo Zaragoza, comandante de la 111 que se opuso al golpe Casadista. Fue detenido por los franquistas, que por motivos que ignoramos lo tuvieron 4 años en prisión a la espera de juicio, que finalmente se sobreseyó.
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Eduardo Cavanna del Val General al mando de la 3 Brigada de Artillería de Valencia. Participó en la guerra de África y tuvo destino de Artillería en la península. Ascendió a general de brigada en 1933. Al principio estuvo disponible y sujeto a una investigación; en febrero de 1937 se le exoneró, pero no ocupó puestos de combate. Al inicio de la guerra, como gran parte de la guarnición de Valencia se mantuvo dudoso a la espera de acontecimientos. Por ello estuvo sind estino algún tiempo hasta que se le dio un puesto burocrático. No se sabe que fuera represaliado por los franquistas. |
Manuel Centaño de la Paz
Nota: Al final de la guerra era coronel.
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Vicente Cerdá Ivorra.
Fuente: Jaime-Juan Cerdá Ivorra.
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José Cerón González Teniente coronel. Había pertenecido al Estado Mayor desde 1921, aunque había actuado como ayudante de campo del Alto Comisario en Marruecos y había sido enviado a la Ecole Supérieure de Guerre, lo que indica su categoría. Era católico practicante y relativamente conservador. Después de haber ayudado a distribuir armas en Madrid, trabajó en el Ministerio de la Guerra, y en el E.M. de Asensio, al que también acompañó a la Subsecretaria de Guerra. Fue cesado de esta el 29 de marzo de 1937. Posteriormente fue director general de Servicio de la retaguardia y transportes. Más adelante, fue subsecretario de una comisión encargada de la retirada de los combatientes extranjeros. Antonio Cordón que fue su jefe en la Secretaría Técnica de la Subsecretaría, escribió de él: "Pertenecía a los militares apolíticos, era católico practicante y hombre de ideas conservadoras. En honor de la verdad he de decir que durante toda la guerra — desde entonces y en el curso de la misma trabajó en el Ministerio — Cerón sirvió a la causa popular con lealtad y eficiencia. Era un trabajador incansable y un buen organizador. Profesionalmente figuraba entre los jefes más capacitados; además de haber cursado los tres años de estudios de la Escuela Superior de Guerra española, había hecho también los de l'Ecole de Guerre de París y obtenido el correspondiente diploma, lo que no era nada fácil de conseguir para un militar extranjero. Creo recordar que estaba condecorado con la Legión de Honor. No hace falta decir que no sólo hablaba el francés como un francés, pero, además, dominaba el argot militar del país vecino. Quería pasar inadvertido y extremaba su modestia, que era, con la ironía, faceta de su carácter. Combinando ambas, a los que confundiéndole con Alvarez Cerón le llamaban frecuentemente por teléfono, solía decirles: — No, no. Yo soy Cerón nada más, Cerón como un cero grande." |
Capitán Chicharro. De las JSU de Madrid. Ayudante de Líster en la Sierra y en los últimos combates en Toledo. Cuenta Líster que en la retirada de Toledo, que el defendía, tras la huida de las unidades que durante meses habían cercado el Alcázar, ("Veraneando", dice, él), una unidad de Guardias de Asalto trataba de escapar por el puente de San Martín a medianoche del 27. Líster tenía emplazadas ametralladoras, precisamente para evitar esto. Con su vozarrón de trueno, Líster pegó sus narices a las del capitán de Asalto que había estado vociferando para imponer su derecho a salir pitando y que a la llegada de éste, calló radicalmente. Cuenta Líster que oyó entonces un disparo a su espalda, que volviose y vio caer muerto con un tiro en la cabeza a un sargento de Asalto que precisamente trataba de hacerle a él lo mismo. Chicharro, que había sido herido en el último asalto al Alcázar y tenía un brazo en cabestrillo había sacado su automática Star y se había cargado al sargento de los de Asalto para proteger a su jefe. Chicharro moriría luchando valientemente en la batalla de Madrid. ¡Los hombres de Lister!
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Eliseo Chordá Mulet
En la imagen, su foto de cadete en el álbum de la Academia de Infantería de Toledo en junio de 1897 |
Francisco Ciutat de Miguel.
Ciutat con el E. M. del Ejército del Norte. Identificados: 1.- Manuel Uribe-Echeverría Beldarraín. 2.- Julián Cañamero Perez-Gil. 3.- Gregorio Villarías López. 5.- Francisco Ciutat. 6.- Asesor soviético. 7.- Modesto Arambarri Gallastegui
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Jesús Cifuentes del Rey. Comandante de Artillería del Regimiento costero de Cartagena cuando se rebeló contra el gobierno Negrín en marzo de 1939.
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Fernando Claudín Jareño Militar profesional nacido en Filipinas y que era comandante de artillería de la promoción de 1900 y retirado. Pero reingresó como coronel a mediados de 1937. Tuvo puestos de Defensa de Costa y de la Reserva General de Artillería. Si afilió al PCE. Su hijo Eduardo Claudín, piloto civil, siguió un curso de piloto en Rusia y cayó en acción de guerra a su vuelta. Claudín se exilió a Francia y Carrillo le puso de director en la escuela semi clandestina de guerrilleros de Toulouse durante la posguerra francesa. Todavía en 1950, una entidad financiera de la España franquista le apercibió de que si no se presentaba a recoger sus perras, pasarían a la Hacienda Pública. ¡Qué cosas! Nota.- No confundir con el político comunista Fernando Claudín Pontes, uno de los fundadores de las JSU.
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José Coello de Portugal Era aristócrata y militar diplomado de Estado Mayor, pero fue expulsado del Ejército en 1919 por su implicación en las Juntas de Defensa, probablemente por izquierdista. Era además abogado y pertenecía al cuerpo de Intervención del Estado en los ferrocarriles. Se afilió a la Agrupación Socialista Madrileña en 1929. Los informes nacionalistas le describían como -muy rojo-. Se presentó voluntario en Madrid y se le nombró capitán de E.M. , figurando en la plantilla de Operaciones en octubre de 1938. Ascendió rápidamente a comandante y teniente coronel. Durante algún tiempo se ocupó de contraespionaje y de actividades guerrilleras en la retaguardia enemiga. A finales de 1938 fue 2º jefe de E. M. del Grupo de Ejércitos de la Región Oriental. Se exilió a Francia y luego a Méjico. Y terminó sus dias en Uruguay. |
Juan Colinas Guerra (1881-1939). Teniente coronel de la Guardia Civil que al producirse el alzamiento militar de julio de 1936 se hallaba destinado en Bilbao, en cuya ciudad, con las fuerzas a sus órdenes, coadyuvó al aplastamiento de la rebelión, no obstante lo cual fue acusado de estar en connivencia con los militares sublevados, si bien gracias a la defensa que hizo de él el dirigente socialista Paulino Gómez Sáez, resultó absuelto y reingresó en el servicio activo. A continuación fue destinado al frente del Norte, donde permaneció hasta el derrumbamiento definitivo del ejército republicano en dicho sector. Tras huir a Francia, volvió a la zona republicana, siendo de nuevo acusado de traición. Recluido en la cárcel de Barcelona, permaneció allí hasta la entrada de los nacionalistas en dicha ciudad, los cuales, después de juzgarlo ante un consejo de guerra, lo condenaron a muerte y lo fusilaron. Ya fue desgracia la de este hombre... Y es lo que tienen las dudas en una guerra civil cuando se acerca el momento de la verdad, o te cuadras en el acto a favor de unos o de otros, o nadie confiará en ti. |
Antonio Coll.
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Agustín Colomina Solera Era teniente de carabineros en la comandancia de Valencia al inicio de la guerra. Fue ascendido a Comandante y le fue entregado el mando de la 3 brigada mixta en plena batalla de Brunete. |
Juan Comas Borrás.
Fuente: Ángel Sánchez. de http://members.es.tripod.de/SANMARCA/pilotos.htm Reseña aparecida en la lista Tinet:
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José Antonio Company Rodríguez. Fue militante de la FUE mientras estudiaba derecho, así que tuvo que tener una enseñanza movidita, dado que la facultad de derecho estaba llena de falangistas en los meses del gobierno del Frente Popular. Militaba en Izquierda Republicana, el partido de Azaña. Se alistó a las Milicias Populares donde alcanzó el grado de capitán y un puesto en alguna de las secciones del E.M. de la 17 Brigada Mixta del Ejército Popular. Esta brigada participó activamente en la batalla del Jarama donde sufrió severas pérdidas. Los franquistas le condenaron a 6 años de cárcel, pero salió con la condicional en 1942. Su hermano Juan que se alistó en el 5º Regimiento, terminó la guerra de capitán y pudo exiliarse con su familia a Méjico
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Fernando Condés Romero
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Antonio Contreras Martínez. Era capitán de artillería retirado por la Ley de Azaña. En agosto de 1938 fue incorporado forzoso al servicio. Durante la batalla de Brunete y dada su significada negligencia, fue detenido e ingresado en prisiones militares a la espera de juicio. En realidad pertenecía a las redes de ayuda a desafectos y practicaba una sorda desobediencia que se sostenía por la solidaridad entre militares profesionales, incluso por profesionales fervientemente republicanos. Naturalmente se unió a Casado que le nombró mayor en la 152 B.M. Los franquistas agradecieron sus esfuerzos por boicotear al Ejército Popular, pero la justicia militar franquista tenía sus propias ideas sobre el asunto y le condenó a 20 años que quedaron en seis y que finalmente al año se le concedió la condicional.
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Antonio Cordón García.
(1) Como decimos, sus memorias son uno de los libros mas importantes de la epopeya militar republicana, especialmente la derrota final en Cataluña donde desgrana con gran objetividad, pese a tener la losa de escribir en Yugoslavia militando en el PCE, como fueron las cosas, como fue cada quien, y como las altas instituciones del Ejército Popular estaban trufadas de traidores, derrotistas, quintacolumnistas y cobardes, pese a que el propio Cordón lo ignorara, pero, con lo que sabemos ahora, la lectura de estas memorias son clarividentes. Reseña de Cristóbal Zaragoza: Nacido en 1895, Antonio Cordón ingresó en 1911 en la Academia de Artillería de Segovia. Hace vida de guarnición en La Coruña, Gerona y Pontevedra, donde asciende a los veinticinco años a capitán. Toma parte en las operaciones de Nador y Monte Arruit, en la guerra de Melilla, donde conoce la cruel-dad de las tropas coloniales y la supina ignorancia de los mandos. «Aquella guerra —lo veía yo con claridad— no era, como pretendían hacer ver los Berenguer, los Sanjurjo y compañía, ni una escuela de mandos ni de preparación de un ejército a fin de que éste, llegado el caso, estuviese en condiciones de cumplir la misión que los militares sanos creíamos que debía ser la del Ejército: la defensa del territorio nacional y los bienes de la patria contra un enemigo exterior, la defensa de la independencia y soberanía nacionales. La guerra colonial que hacíamos no preparaba al Ejército ni moral ni técnicamente para este tipo de guerra justa. Todo lo contrario, sólo había servido y seguía sirviendo para dividir al cuerpo de mandos, para crear una supercasta de militares coloniales enfrentados radicalmente, tanto en el concepto del cometido de la profesión como en la práctica de ella, con la inmensa mayoría de los militares peninsulares.» Después de un breve destino en Pontevedra, es llamado de nuevo a Africa. La causa de este llamamiento hay que buscarla en que, al no existir oficiales voluntarios en la península, el Gobierno decretó el servicio forzoso en Africa dos años en cada grado. Sirve en Larache, donde el 14 de septiembre de 1923 se le comunica el golpe de estado de Primo de Rivera. Conoce allí al dictador, que anuncia su próximo regreso a fin de poner término a la guerra. Cordón chocaría pronto con él a causa del compromiso adquirido por aquél con sus compañeros de armas, según el cual se negaban a ascender por cualquier sistema que no fuera el de rigurosa antigüedad. Era el famoso asunto de las escalas cerradas. Separado del Cuerpo en 1926, cursa estudios en la Escuela Superior de Guerra, en Madrid. En el verano de 1936 ingresa en el Partido Comunista y el 19 de julio se presenta voluntario en el Ministerio de la Guerra, donde empieza a trabajar por encargo del general Hernández Saravia. Ayuda cuanto puede al general Castelló, ministro de la Guerra, quien como hemos visto sufría grandes depresiones a causa de su tragedia familiar. En noviembre marcha con el Gobierno a Valencia. Allí permanece a las órdenes del general Asensio Torrado, en el Estado Mayor, hasta que a principios de 1937 se le encarga la misión de reducir el santuario de Nuestra Señora de la,Cabeza, defendido por el capitán Cortés, de la Guardia Civil. Ataca duramente Lugar Nuevo, que cae el 14 de abril, cerca el Cabezo —previamente se puso en contacto con la Cruz Roja a fin de proceder a la evacuación de las familias de los guardias—, consiguiendo finalmente la rendición del santuario el 1º de mayo. Anteriormente había operado en los frentes de Andújar y Pozo-blanco. En mayo es nombrado por Prieto, ministro de Defensa, jefe del Estado Mayor del Ejército. Sucedía esto en Valencia, desde donde tuvo que salir hacia Barcelona a fin de resolver en lo posible los tristes sucesos de mayo que se habían producido en la Ciudad Condal. Contra el parecer del general Pozas, Cordón traslada el Estado Mayor a Lérida. En su calidad de jefe de Estado Mayor, es el primero en enterarse del nombramiento de Líster, al frente de la XI división, para disolver el Consejo de Aragón. En agosto conferencia con Rojo, quien le informa del proyecto de una ofensiva en el Aragón, cuyo objetivo sería la conquista de Zaragoza. Correspondía a Cordón la misión de planearla, contando, de entrada, con el V Cuerpo de ejército al mando de Modesto. Independientemente de que se lograra conquistar Zaragoza, en realidad se trataba de atraer al enemigo que operaba contra Santander a fin de evitar la caída de la capital montañesa. Cordón se opone a que la ofensiva fuera sobre la línea defensiva del enemigo que se apoyaba en Quinto o Belchite, proponiendo como objetivo la ciudad de Zaragoza, cuya caída arrastraría la de Huesca y posiblemente la de Teruel. Según Cordón, la operación que se aprobó y se planteó consistía en avanzar en primer lugar con fuerzas motorizadas sobre Zaragoza, «sin dejarse atraer por los puntos fortificados del enemigo para intentar tomarlos a toda costa, con lo que se anularía el elemento esencial del éxito, dadas las circunstancias», es decir, alcanzar Zaragoza. Ascendido a teniente coronel, Cordón establece un plan de ataque según el cual se rompió el frente por cuatro puntos diferentes a fin de desorientar al enemigo y confundirlo para caer finalmente sobre Zaragoza. Eran los prolegómenos de la sangrienta batalla de Belchite. Tras los violentos combates de Codo, Quinto y Fuentes de Ebro, en pleno mes de agosto, el 6 de septiembre se rinde a los republicanos una guarnición diezmada y enloquecida que ha defendido el pueblo casa por casa. Pero después de la toma de Belchite la batalla fue extinguiéndose lentamente. Por otra parte, parte del objetivo, que era como se ha dicho distraer tropas nacionalistas en su avance hacia el Norte, no se logra: Santander cae el 26 de agosto. A principios de octubre el teniente coronel Casado fue nombrado por Prieto jefe del XXI Cuerpo de ejército, con carácter interino, ya que el general Pozas había ido a Barcelona a someterse a una intervención quirúrgica. Con gran sorpresa por su parte, Cordón se entera de que va a emprenderse una nueva ofensiva en Aragón, partiendo de la zona Mediana-Fuentes de Ebro. En seguida expone a Rojo su opinión, contraria a la ofensiva, porque las tropas republicanas apenas se habían repuesto de la anterior y los nacionalistas en cambio habían reforzado mucho sus defensas. Rojo afirma ser de la opinión del jefe de Estado Mayor, pero al mismo tiempo le dice que es «cosa del ministro», refiriéndose a Prieto, quien habría aceptado la sugerencia de Casado de iniciar la nueva ofensiva. Añadió que se contaba con cuarenta tanques nuevos de procedencia soviética, que serían los principales protagonistas. Cordón se limita a proporcionar al ejército del Este un grupo artillero y una brigada de apoyo para los tanques. Como es sabido, la operación se saldó en fracaso. Los tanques quedaron aislados en territorio enemigo en su mayoría, algunos de ellos no inutilizados, sino clavados, pegados al suelo en el denso barrizal en que los nacionalistas habían convertido el terreno al abrir algunas acequias de los alrededores. Ni que decir tiene que Cordón echa la culpa del fracaso sobre Prieto y su consejero Casado, en quienes siempre vio auténticos enemigos de los comunistas, aunque es muy posible que la causa del resentimiento fuera su destitución por el ministro, que lo nombró para un cargo muy inferior al que tenía antes y que era el de jefe de una de las secciones de la Subsecretaría, la de Material. De nuevo destinado en Barcelona, donde en lo sucesivo radicará el Gobierno, permanece varios meses alejado de los frentes en una situación que califica él mismo de «incómoda». Y así había de continuar hasta el 9 de marzo, fecha en que Rojo le informa de que el frente del Este había sido roto por el enemigo en una amplia zona de unos noventa kilómetros. Cordón asiste al desarrollo de las operaciones, nuevo fracaso para el Ejército de la República, que en esta ocasión sufre un golpe mortal en su moral al ver partido en dos el territorio que defiende. Como siempre, una de las causas del fracaso, la de orden interior, es para Cordón el pesimismo de Prieto, el sentido derrotista que imprimió a la guerra. A consecuencia de los fracasos militares en todos los frentes y las arremetidas de los comunistas contra Prieto, especialmente el machaqueo constante de Dolores Ibárruri para quien las ideas militares del ministro se fundamentan en «el menosprecio a la capacidad del Ejército Popular» el 6 de abril de 1938 quedaba constituido un nuevo Gobierno, llamado de Unión Nacional. Lo presidía el doctor Juan Negrín, que se reservó la cartera de Defensa. Cordón ve en él al hombre providencial, optimista y lleno de vitalidad, dispuesto a ganar la guerra contra los negros augurios del ministro saliente. «Negrín —escribe—no era un pesimista como Prieto. Quería ganar la guerra, y hasta la pérdida de Cataluña creyó en la posibilidad de la victoria o, por lo menos, de terminar la contienda de forma que quedasen salvaguardados el derecho del Estado español a la independencia e integridad, el respeto de todas las libertades cívicas de los ciudadanos y de las libertades nacionales, sin detrimento de la unidad nacional, y la posibilidad de que todos los españoles, previa una amnistía general, pudieran decidir después de la guerra, por medio de un plebiscito, la forma de gobierno que hubiese de tener el país.» Por sugerencia de Negrín inicia la preparación de un plan de movilización general que posteriormente dejaría el ministro aplazado sine die y que no se llevaría a efecto más que a mediados de enero del 39, cuando ya era demasiado tarde. Es el primer gran proyecto del nuevo subsecretario, al que seguirían otros no menos importantes, mientras dedicaba gran parte del día a inspeccionar personalmente las unidades de servicios y organismos de la retaguardia, centros de movilización, sanitarios, de transportes, etc. De la época de Barcelona conservamos una instantánea del ya coronel Cordón debida a la pluma de Teresa Pamies. Traducimos de Quan érem capitans: «El Antonio Cordón de aquel día (finales de 1937) era un militar bien plantado, bien uniformado, de piel color de oliva y ojos grandes y tiernos que me recordaban los de Charles Boyer; modales distinguidos de una distinción natural y discreta.» Señala la escritora su admiración por el hombre que, sin desdeñar las necesidades y los problemas de los frentes, que visitaba con regular asiduidad, desempeñó una labor muy positiva en la retaguardia barcelonesa. Su máxima preocupación como subsecretario de Defensa al iniciarse la ofensiva franquista sobre Cataluña, el 23 de diciembre, es la de sacar el mayor número posible de hombres y armas de los servicios de retaguardia a fin de reponer las pérdidas sufridas por el ejército del Ebro. La acometida que espera es, en efecto, brutal, y Cordón insiste en la necesidad de una movilización general; el 9 de enero se da la orden de movilización de los reemplazos de 1922 y 1942 y, finalmente, el 16 de enero, diez días antes de la caída de Barcelona, aparece el decreto de movilización general. Por desgracia, sólo quedaba tiempo para iniciar una retirada a la que Cordón aporta experiencia y entusiasmo en aquellos momentos tan difíciles. El 23 de enero procede, en efecto, a la evacuación de la Subsecretaría desde Barcelona a Vilahur, pero en vista de que no había edificios apropiados, ordena el traslado al castillo de Figueres. Allí se instala también el Gobierno con su presidente y las Cortes, hasta el final de la contienda. Cordón pasa a la zona Centro-Sur desde Francia, destierro relámpago que comparte con Hidalgo de Cisneros. En Madrid visita a Casado en el Cuartel General del ejército del Centro, y le extraña su cordialidad al saludarlo, «él que era frío y que en sus relaciones conmigo no había mostrado nunca ni simpatía ni amistad». La impresión que recibe de él es favorable a la resistencia a ultranza, pero las relaciones que dice sostener con los británicos que se encargarían con sus buques de la evacuación le alertan sobre el riesgo de la traición. La misma sospecha encuentra en Negrín, con quien se reúne varias veces y le asciende a general el 3 de marzo. Asiste desde Elda a los últimos acontecimientos —sublevación de Cartagena, golpe de estado de Casado, reacción de los comunistas—, llegando a la conclusión de que la resistencia se hacía imposible debido a lo que él llamó traición casadista. Finalmente abandona España con algunos de sus camaradas. Cordón residió durante cuatro años en la URSS. En Moscú siguió los cursos de perfeccionamiento en la Academia de Estado Mayor K. E. Voroshílov —los demás militares españoles de Milicias lo hicieron en la Frunze—, de la que en 1944 salió con el grado de general. Después de residir algún tiempo en París pasa a Belgrado, donde es huésped del mariscal Tito, en 1946. En 1956 lo encontramos en Checoslovaquia, donde fue también «responsable» de los españoles. Según se desprende de quienes le trataron en la época, su actitud dentro de la línea ortodoxa del Partido se endurece, sobre todo a partir del año 1954 en que fue nombrado miembro del Comité Central. Metido a intelectual, hizo algunas traducciones y dio clase de Literatura Española en la Universidad Karolinska de la capital checoslovaca. Murió en Roma, donde está enterrado, en 1969. Es autor de Trayectoria, libro de memorias cuya primera edición lleva la portada ilustrada por Alberti. En colaboración con Dolores Ibárruri, Manuel Azcárate, L. Balaguer, frene Falcón y José Sandoval, escribió Guerra y revolución de España (1936-1939), Progreso, Moscú, 1966. De los mismos autores es Historia del Partido Comunista de España, Éditions Sociales, París, 1960. |
Cornejo y otros "Dinamiteros"
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Carlos Cornejo. Mayor de milicias que tomó el mando de la 2 Brigada Mixta para la ofensiva de Valdesequillo y cuya misión consistió en sostener la retirada al final de la batalla, quedando la brigada reducida a dos batallones. |
José Corrochano Márquez
Viendo las posibilidades de la aviación comercial, se dio de baja en el Ejército y consiguió entrar en el Servicio Fotográfico y Catastral del Ministerio de Hacienda que se encontraba realizando el gran proyecto cartográfico de España. A todos los efectos era como estar en la NASA en nuestros días. Por allí pasaban las mentes más preclaras y emprendedoras de la aviación nacional. Una vez conseguida su licencia de piloto comercial, Carrochano se embarcó con los ingenieros González Gil y Pazó Montes para presentar un prototipo de avion de reconocimiento y enlace ligero al concurso de avionetas convocado por el gobierno. Concurso que ganaron y Carrochano realizó la demostración aérea. No sabemos mucho del periodo comercial de Carochano anterior a la guerra, pero si se sabe que con la rebelión militar, Carrochano se presentó a su grupo aéreo en Getafe, donde tenía buenos amigos y se puso a la faena de defender la República. La prensa de la época nos dice que fue el primer piloto republicano herido en combate cuando apoyaba a las tropas de la Sierra y fue atacado por varios aviones rebeldes, dicen que tres, que sorteó con habilidad con su viejo Breuguet aunque no pudo evitar se ametrallado. Si bien herido leve en una pierna, en el tiempo en que buscó unos rastrojos para aterrizar perdió bastante sangre, lo que no fue óbice para que se recuperara prontamente. Como Carrochano no se había incorporado oficialmente al Servicio de Aviación, servía en estos tempranos días como piloto civil. Tras su herida fue ascendido a alférez e incorporado al servicio, concretamente a la escuadrilla de bimotores Potez 540 enviados por los franceses. En Noviembre de 1936 es ascendido a teniente piloto. Carrochano sirvió durante el mes de mayo de 1937 en el frente Norte pilotando los variados aeroplanos que componían la pequeña y variopinta fuerza de bombardeo republicana en el Norte. Traslado a la zona Centro, tuvo la fortuna de ser destinado a la élite del bombardeo de las Fuerzas Aéreas republicanas, al grupo 24 de bombardeo que contaba con los modernos Tupolev SB-2 "Katiuska" donde fue ascendido a capitán. Un profesional tan capaz no tardó en ser destinado a servicios de staff donde se le nombró jefe de la escuadrilla de Transporte y Enlace dependiente del E.M. de las Fuerzas Aéreas. Destino real, piloto del avión personal del General Miaja. El E.M. Central que dirigía Rojo dispuso que todos los jefes de Ejército del Ejército Popular e incluso en algunos cuerpos como el V, dispusieran de un avión personal de enlace y de ambulancia para altos mandos y personalidades. No tiene nada de extraño, era norma común en todos los ejércitos europeos. Según la guerra evolucionaba hacía la inexorable derrota de la República y según los altos mandos profesionales de la Zona Centro, Miaja y Casado a la cabeza y sus desleales Estados Mayores se inclinaron por una rendición militar ante un supuesto Franco magnánimo, el esforzado piloto Carrochano tuvo que realizar los peores vuelos de su vida cumpliendo las órdenes que recibía. Es muy probable que nuestro personaje no estuviera de acuerdo con los planes de traición de Camacho, o los desconociera, pero seguro que vio en ellos una forma de evitar una matanza y terminar la guerra con dignidad. No se imaginaban que la cúpula militar franquista fuera tan vengativa y criminal. El caso es que nombrado piloto personal de Miaja se convirtió en un elemento utilísimo y de confianza, Carrochano fue el encargado de pilotar el DC-2 de la LAPE que por dos veces llevó a los emisarios de Casado a Burgos para acordar los planes de rendición con el jefe del SIPM franquista, el coronel Ungría. Y ya en el acto final de la huida de Casado, Miaja y sus colaboradores, que contaban con buenos medios aéreos y terrestres, pero con muy poca dignidad, nuestro piloto hubo de trasladar en un DC-2 a distintas personalidades casadistas desde Barajas a Manises, donde pacientemente esperó la llegada del general Miaja y su séquito que iban por vía terrestre para una vez embarcados en el avión personal de Miaja, un Airspeed Envoy dirigirse a Oran, punto de destino de varios aviones republicanos cargados de personalidades y lideres de todo pelaje. Tras algunas vicisitudes menores, Carrochano consiguió reunirse con su familia en Tánger, a la sazón ciudad internacional, una especie de Casablanca (la de la película) llena de refugiados tolerados pero en precario. En 1940, las tropas franquistas ocuparon Tánger y Carrochano fue detenido y conducido a la península, procesado, por masón y rebelión militar, condenado a muerte. Puestas amistades y familiares a revolver Roma con Santiago para conseguir el indulto antes de que fuera tarde, la cosa funcionó y le fue conmutada la pena de muerte por perpetua, que inició cumplimiento en el temido penal de Burgos, aquella Siberia, que nada tenía que envidiar a los penales reales siberianos. Afortunadamente, unos años después consiguió la blanca y pudo marchar a Tánger donde además de recibir el cálido abrazo de su familia, pudo acercarse un poco a su antigua profesión impartiendo cursos de vuelo, aunque sin poder volar durante muchos años. A principios de los setenta se traslado a Madrid, donde murió en 1975. Su viuda pidió la pensión de militar y tras algunas dificultades burocráticas pues Carrochano había abandonado el Ejército en 1935, y todo lo posterior era "ilegal" por ser bajo el gobierno republicano, su viuda consiguió el reconocimiento de sus derechos pasivos. |
Álvaro Costea Juan Miembro del Ejército Popular. Como comisario ejerció en la 134 brigada mixta en el frente de Aragón. Pasó luego a mandar como mayor de milicias la 145 brigada mixta en el mismo Ejército del Este. |
Manuel Cristóbal Errandonea
Fuente: Felipe Peña |
Manuel de la Cruz Boullosa (1874-1939). General de brigada del Arma de Artillería que al estallar la guerra civil desempeñaba el cargo de subsecretario del Ministerio de la Guerra, cargo del que fue depuesta el 22 de julio de 1936, al hacerse cargo de la presidencia del Gobierno José Giral, sin que a partir de entonces volviera a ocupar puesto de mando alguno, a pesar de haber permanecido fiel a la República. Murió en Madrid poco antes de concluir la contienda. |
Álvaro Cruz Urruti Al estallar la guerra era capitán en el regimiento Almansa número 15 en Tarragona. Se le dio el mando de la 144 brigada mixta. En plena batalla de Belchite aprovechó para pasarse a los franquistas. En la misma brigada, el jefe del tercer batallón también se pasó a los franquistas. Ambos militares hubieron de esperar a esta batalla para pasarse al enemigo. |
Gabriel Cuervo Ibarra (1882-1936) Militar profesional nacido en Vigo. Hizo la carrera militar y era profesor en la Escuela Nacional de Tiro donde al parecer inventó material para el estudio del tiro de campaña motivo por el cual fue condecorado. Pertenecía a la Agrupación Socialista madrileña. Los militares profesionales derechistas no le tenían en mucha estima y tenía por este motivo muy poco porvenir en el Ejército por lo que pidió el retiro y aprovechando sus estudios se puso a trabajar de abogado. Se recuerda la defensa que hizo de otro militar progresista, Julio Mangada, por el incidente de Carabanchel donde se enfrento a los futuros golpistas, como el general Goded. Era muy conocido entre los campesinos conscientes de Salamanca y Zamora por defenderlos y por artículos referentes a la cuestión agraria en Castilla. Al inicio de la guerra ingreso en el Ejército como teniente coronel y encabezó una columna para el frente de la Sierra. Durante un avance se produjo un bombardeo de la aviación rebelde que provocó el pánico, dirigentes anarquistas, concretamente de la FAI taparon las vergüenzas de la acción acusando al teniente coronel Cuervo de traidor, a sabiendas de que era militante socialista. Aquellos incontrolados, gente de actuaciones de pata de banco, si no fueran criminales, hicieron una pamema de juicio militar y lo encerraron en una sacristía de Buitrago con la sana intención de fusilarlo en cuanto pudieran, pues había también milicianos contrarios a este proceder. Al parecer llegó Edmundo Rodriguez del Partido socialista y reclamó al detenido para llevárselo. Fue entonces según cuenta Castro Delgado que salió un anarquista y dijo, demasiado tarde. Le habían descerrajado dos tiros pero antes se había oído el ¡Viva la República! del teniente coronel Cuervo Ibarra. La indignación alcanzó algunas voces pero el hecho estaba consumado. Llegó algo después el general Luis Castelló jefe del Sector y enterado del asunto, y pese a lo que se ha dicho de este personaje, Castelló paró la ambulancia que llevaba el cadáver hizo formar a la tropa, destapó la sabana que lo cubría y se cuadró ante las miradas y quejas de los anarquistas. Se recogió el cadáver, y Castelló se informó de los hechos y requirió el acta del supuesto Consejo de Guerra. Antes de irse, se acercó a los asesinos y con gran aplomo según cuenta Juan Simeón Vidarte les dijo: Tengo en mi poder el acta de Consejo de Guerra con los nombres de los que condenaron a muerte. Sé también quiénes sois todos vosotros. El Teniente Coronel Cuervo ha muerto como un heroico militar republicano, como lo que realmente era, haciendo frente al enemigo y si alguien vuelve a hablar de este desdichado asunto, aunque se esconda debajo de la tierra, lo fusilo.
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Juan Cueto Ibáñez Fue nombrado para la casa militar de la Presidencia en su calidad de teniente coronel de Carabineros. Enviado a Bilbao, instruyó los batallones milicianos de Izquierda Republicana. Participó en la ofensiva de Villarreal donde su actuación no gusto nada en el Eusko Gudarostea por lo que fue separado del frente y dejado en Bilbao sin destino. A la caída de Bilbao se le dio un destino envenenado, sin valor real pero que le impedía abandonar la ciudad. Por ello fue capturado, juzgado sumariamente y fusilado en junio de 1937.
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Antonio Cueva de la Fuente. Era maestro nacional y militaba en UGT. Ingresó en el Cuerpo de Carabineros, donde alcanzó el grado de comandante a los 36 años. Sirvió en la 152 Brigada Mixta, constituida por Carabineros, que se encuadraba en la 4 División del I Cuerpo del Ejército del Centro. La unidad apoyó tibiamente a Casado, por lo que sus mandos fueron cesados. Antonio Cueva fue nombrado comandante de la brigada. Juzgado por los franquistas fue condenado a 30 años, aunque posteriormente la pena fue conmutada a 12 años. No obstante salió con la condicional en 1942
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Eduardo Cuevas de la Peña. Capitán de Infantería. Se adscribió al Cuerpo de Asalto en 1931. Al estallido de la rebelión se encontraba en Madrid al mando de una compañía de la Guardia de Asalto. Al mando de una columna miliciana combatió en la Sierra en el sector de Navacerrada. Se le adjudicó el mando de la recién creada 8ª división del Ejército Popular. Posteriormente fue destinado a la guarnición de Barcelona con motivo de los sucesos de mayo de 1937. Su actuación para desarticular las Patrullas de Control del Comité de Defensa Confederal fue muy destacada. Al inició de 1938 ya mandaba la 2ª Zona del Cuerpo de Seguridad y poco después fue nombrado Director General de Seguridad ya como coronel. Al final de la guerra se exilió. |
Agustín Delgado Cros. Este capitán de infantería se encontraba destinado el 18 de julio en una oficina de la Sección de Destinos de la División de Madrid. Estaba al tanto de la conspiración del 18 de julio pues era simpatizante falangista. Tras el fracaso militar, y tras unos días desaparecido se reintegró a las oficinas de la División, en la sección de censura militar de prensa. Pero pronto fue declarado "disponible gubernativo", o sea, que no era de fiar. Finalmente fue detenido y llevado a la de Ventas. Por intercesión de un familiar suyo, Fernández Castañeda, secretario del general Miaja y miembro de la Falange clandestina, consiguió que lo liberaran, uniéndose a la Quinta columna. Fernández Castañeda se pasó a la zona rebelde, y Agustín Delgado se vio en la premura de buscar protección. Habló primero con el comandante Pérez Martínez, ayudante de Miaja, que le recomendó mucha discreción y le buscó un puesto en su antigua ocupación de censura militar de prensa. El caso es que quizá, Díaz Tendero, que llevaba el Gabinete de Información y Control de militares profesionales y fundador del SIM madrileño, o quizá otra autoridad militar, le mandó al frente a la cabeza de un batallón. Si quería pasarse, esa era su oportunidad. Pero no, se fue a ver a Vicente Rojo, que ya era teniente Coronel en el Estado Mayor de Miaja, y le pidió ayuda pues eran de la misma promoción. Vicente Rojo, le aseguró que comprendía sus motivos de conciencia y le emboscó en otro puesto burocrático, el negociado de Salvoconductos, que no parece muy indicado para un desafecto. Tras unos meses de formación en el Estado Mayor, Delgado Cros se puso a trabajar con la Falange clandestina, pasando a formar parte de la red quintacolumnista "Antonio" teniendo como padrino al capitán José López Palazón. Para colmo, el coronel Felix Muedra Miñón, jefe de la Tercera Sección (operaciones), le proporcionó todos los planos de la ofensiva de Brunete, que naturalmente llegaron a manos del SIPM burgalés, pero que no debieron ser muy tenidos en cuenta, dada la sorpresa que las tropas franquistas del sector se llevaron en esa ofensiva republicana. El menosprecio que el ejército rebelde le tenía al ejército que defendía la República, era tal, que no se molestaban mucho por aquellas fechas en preparar contramedidas, y como Franco estaba muy ocupado en el Norte, el trabajo de los espías no sirvió de mucho. En cualquier caso, la verdadera tarea de Delgado Cros era proporcionar salvoconductos de libre circulación por todo el territorio republicano firmados por Miaja y Rojo. Los rebeldes reconocieron al menos 70 mandos profesionales que se pasaron a la zona rebelde gracias a los papeles de Delgado Cros. En diciembre de 1937, fue detenido por el SIM, pero no fue legalmente ejecutado, pese a estar acusado de alta traición y espionaje, como hubieran hecho en cualquier otro ejército en guerra. Total, que fue liberado al final de la guerra y admitido en el ejercito rebelde. Delgado Cros no sirvió a la República, pero está aquí porque estuvo destinado en unidades y administraciones del Ejército Popular.
Buena información del profesor Ángel Viñas con intervención del investigador Floren Dimas. |
Felipe Díaz Sandino.
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Eleuterio Díaz-Tendero Merchán.
(1) Era la segunda vez que salía escaldado de sus relaciones con las autoridades republicanas. La primera fue cuando como responsable de la UMRA visitó a Casares Quiroga para advertirle de la que se tramaba y aconsejar tomar medidas radicales, cualquier cosa menos trasladar a los conspiradores a la periferia. Si Franco y Mola hubieran quedado en Madrid habrían terminado en unas tumbas grises y desconocidas. No le hicieron ni caso. Un gran personaje pese a nuestra escueta reseña. A ver si hay más tiempo.
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Alipio Díez Calleja Era teniente de infantería retirado en Madrid y fue reingresado en el Ejército en mayo de 1937. Ya como comandante de infantería mandó la 4 brigada mixta un poco antes de la batalla del Jarama. Como masón fue procesado por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. |
Francisco Domínguez Otero. Al inicio de la guerra tenía plaza en el Estado Mayor de la 3ª División Orgánica. Participó de la conspiración golpista en Valencia que como todo el mundo sabe fracaso por la pusilanimidad de sus partidarios. Como muchos de sus colegas de esta región, fue llamado al servicio, donde sirvió en el Estado Mayor del XIX Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante, precisamente en 1938 cuando la Quinta Columna y el SIPM salieron con descaro a la luz en los Estados Mayores del Ejército del Centro y del Grupo de Ejércitos. Domínguez Otero era precisamente el agente del SIPM que enlazaba los Estados Mayores del XIX C.E. y del GERC. Pese a tanto mérito, la justicia franquista le condenó a 15 años que quedaron en seis. A principio de 1941 fue indultado.
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Francisco Domingo Garrido. Pese a a su juventud, 24 años, alcanzó el grado de comandante de Carabineros en la 8 Brigada Mixta, que no tuvo especial relevancia en el frente de Madrid dentro de la 18 División del III Cuerpo del Ejército del Centro. Su verdadera profesión era la de contable y provenía de las juventudes socialistas que se integraron en las JSU. Se mantuvo neutral en el golpe de casado. Los franquistas le condenaron a 12 años y un día pero salió con la condicional en 1942.
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Doroteo Dueñas Salvado
Capitán en la 28 Brigada Mixta, 109 Batallón. Murió en combate, el 16 de Abril de 1938 Fuente: Julián Dueñas Méndez
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Gustavo Durán Martínez (1906-1969)
Al fin de la guerra pudo exiliarse embarcando en el HMS Galatea, siendo el último pasajero en subir. Ya en Londres, teniendo sobrados recursos artísticos y personales fue bien recibido en los ambiente intelectuales proclives a la República. Poco después se casaba con la americana Bonté Crompton con quien tuvo tres hijas. La familia se trasladó a los Estados Unidos. La vida le sonrió a Durán en América al principio. Era un buen músico, físicamente agraciado, elegante y refinado, y con unas relaciones familiares y personales que le abrían todas las puertas de la liberal intelectualidad americana, y como no, de los servicios secretos USA, que siempre estaban buscando gentes así, seductoras, inteligentes y con relaciones. En Cuba trabajó con su viejo conocido Hemingway, quien le había citado por su nombre en "Por quién doblan las campanas", y juntos se dedicaron a desmontar espías nazis y ¡falangistas! Siguiendo por esa vía, Durán trabajó en las mejores empresas americanas, viajó por toda Sudamérica, y concretamente en Argentina, ofició de agente americano intentando evitar la toma del poder por Perón al que el Departamento de Estado (Exteriores) suponía filo nazi. Y todo iba estupendo hasta que llegó el senador McCarthy, y Duran y toda la intelectualidad liberal americana se echó a temblar. A Duran, el paranoico senador de Wisconsin, lo incluyó entre los 57 comunistas que trabajaban para exteriores. En el caso de Duran que había dejado el comunismo al terminar la guerra y tras casarse con todas las consecuencias con una rica, y que ya en 1950 trabajaba como funcionario de la ONU, la acusación no prosperó y Durán siguió con su vida, falleciendo en Atenas en 1969. Durán fue un músico de talento, republicano leal, competente militar del Ejército Popular y diplomático y funcionario de la ONU, que toda su vida trabajó para la democracia, incluso bajo la nómina del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América que ya es difícil. McCarthy lo perseguía por ser progresista, cosa que no soportaba de nadie. La campaña de desprestigio de las autoridades españolas del ministerio de Asuntos Exteriores corrió pareja con las insidias de McCarthy. A destacar en estos patrióticos esfuerzos el embajador Lequerica en USA, sí, el mismo que siendo embajador de Franco en la Francia de Petain estuvo a punto de arrestar a Azaña (con la ayuda del innombrable agente Urraca), para fusilarle como a Companys, sólo que Azaña tuvo la dignidad de morirse unos días antes. |