S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Artistas plásticos en la Guerra Civil española

José Robledano Torres

(Madrid, 1884 - 1974) Robledano es uno de los padres de la historieta española y paradigma del artista republicano triturado por la saña franquista. Publicó ilustraciones desde muy joven y al parecer invento los bocadillos para los diálogos de las historietas. Son innumerables las revistas para las que trabajó: "Infancia", dónde publico "El suero maravilloso", Chiquilín, Alegría, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, Blanco y Negro, Buen Humor, El Imparcial, El Liberal, La Lidia y Claridad. También ilustró portadas de libros, cuentos de la editorial Calleja, hizo igualmente caricatura siguiendo el camino de su buen amigo Sancha, que con Bagaría y el propio Robledano, componían el famoso "Trio" de el diario "El Sol". Robledano era un pintor un tanto frustrado por tener tanto trabajo de historietista e ilustrador, mientras que lo que él quería era pintar, pero las colaboraciones eran lo que le daban de comer, como sus famosas "Aleluyas del ciudadano perfecto" que le dieron gran fama. Suya fue la creación del personaje "Don Cayetano", castizo madrileño, pobre de solemnidad, de traje y capa raídos pero limpios y de bondadosa reflexión y trato pese a su mala fortuna. El público lo adoraba. Robledano tenía profundas convicciones progresistas, pues colaboró en Claridad, era amigo del Javier Bueno, director de Avance (órgano del SOMA-UGT), y durante la guerra respondió positivamente a la iniciativa gubernamental de los Institutos Obreros, donde fue profesor de dibujo en el de Madrid. Caída Madrid, que no rendida, Robledano fue encarcelado con severas acusaciones en la de Porlier, y naturalmente un Consejo Sumarísimo le condenó a muerte. Pero ya estaba condenado de antemano por colaborar en Claridad, órgano de los largocaballeristas. Su familia y en concreto su mujer Magdalena removieron Roma con Santiago para conseguir avales y firmas para un indulto. Magdalena, asociada con un numeroso grupo de esposas de presos republicanos de pocas perspectivas de salir vivos de la cárcel, iniciaron actividades económicas y montaron un negocio cuyos beneficios se dedicaban a la causa y libertad de sus seres queridos. Los esfuerzos de Magdalena dieron fruto y a Robledano le fue conmutada la pena por la de 30 años, y como consecuencia trasladado al tristemente celebre penal de Valdenoceda (Burgos) para cumplir condena. También consiguió Magdalena pagar la atención médica que Robledano precisaba puesto que había enfermado seriamente en prisión. Tanto en Porlier como en Valdenoceda, Robledano había dibujado en papeles de fortuna, que su mujer sacaba clandestinamente con la ropa sucia, había dibujado, decimos, toda la miseria y hacinamiento que consumía a los presos republicanos en aquella España que era una prisión para la España derrotada. En 1943 fue trasladado a la prisión de Alcalá de Henares y en 1944 fue puesto en libertad. El artista, herido de muerte en el alma, trató de continuar su vida y su bohemia madrileña, y sí que es cierto que una parte de Madrid, un Madrid callado y casi clandestino, le devolvió la mirada, la sonrisa y la complicidad. Robledano murió en Madrid a los 84 años. Dicen los pocos que fueron a su entierro (aun vivía el dictador), que una mano anónima, tocó levemente el féretro, y que aquel pequeño asistente al entierro iba envuelto en su raída capa y cubierto con su viejo hongo. Aseguran todos que era Don Cayetano. Fenómeno extraordinario a todas luces que bien cuenta con pasión y devoción don F. Hernández Girbal, del que desconozco el hablar y la fisonomía, pero que fue el único que casi me hace llorar al leer su artículo en Historia y Vida, "En las prisiones de Franco", publicado en febrero de 1979. Ya no se publica nada parecido.

El suero maravilloso

El Retiro

Pintura

Chiste

Valdenoceda 1941

Valdenoceda 1941

Mi petate

Tercera

Sin datos