S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Artistas plásticos en la Guerra Civil española |
Josep Renau Josep Renau, o como diría el otro, el marido de Manuela Ballester, nació en Valencia en 1907. Realizó estudios reglados de Bellas Artes. Abanderó una gloriosa tropa de artistas valencianos deseosos de romper clichés. Renau partía el bacalao en la vanguardia valenciana, y además se casó con la chica (Manuela). Entre sus amigos, gentes de la talla de Monleón, Belda, Dubón y los familiares de su mujer, todos artistas. En 1931, Renau se afilia al PCE, que ya tiene mérito teniendo en cuenta lo sectario que era el Partido en vísperas de la II República. Pero lo ruso se llevaba mucho. Era lo más rompedor que se dice ahora. Hasta el propio Monleón que tenía unas tendencias innatas libertarias, le seguía sinceramente la corriente. El paso siguiente de Renau, lider nato donde los hubiera, fue la creación de la exitosa Unión de Escritores y Artistas Proletarios. La llegada de la guerra civil culmina la carrera de líder de las vanguardias que era Renau. Primeramente se pone a confeccionar carteles de guerra destacando pronto en el aerógrafo, técnica que con Monleón ya habían usado en la cartelería comercial que les daba de comer. Prontamente es nombrado Director General de Bellas Artes, presidente del Consejo Español de Teatro y Director de Propaganda Gráfica del Comisariado General del Estado Mayor Central. Uno de sus mayores éxitos fue, sin duda, la evacuación del Museo del Prado y del Patrimonio Nacional. Y otro más y sin desmerecer al anterior fue el pabellón español de la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de Paris, evento en el que encarga a Picasso la realización del Guernica que tan importante trascendencia política y artística tendría para el mundo republicano. Renau era muy crítico con quien no compartía sus ideas y mantuvo una dura polémica con el pintor murciano Gaya a propósito del fin último del arte, polémica donde se quería dirimir si el arte en un fin en sí mismo o una simple función social, como defendía Renau. Con la caída de Barcelona y tras haber asegurado la salida del patrimonio artístico, Renau recaló en el famoso campo de Argeles sur mer de donde es rescatado por amigos, saliendo para Méjico a los pocos meses de terminada la guerra. En Méjico se junta con Siqueiros y pinta los murales del Casino de Cuernavaca. Fiel a su radical militancia comunista se va a vivir al Berlín comunista produciendo una fractura familiar que consideró de menor categoría que sus ideas políticas. Lo que es de admirar para unos y de reprochar para otros entre los que me encuentro. Con la democracia volvió alguna vez a su Valencia querida, pero la encontró muy pocha, todavía en los setenta. En una de sus visitas para una exposición de carteles en 1978, Tiempo de Historia le enfrentó con Fontseré en una interesante entrevista a dos bandas recogida por María Ruipérez en el número 49 de diciembre de 1978. Ninguno de los dos se había movido de su vértice político y artístico original prácticamente. Renau legó toda su obra a una fundación que lleva su nombre. Murió en la RDA, concretamente en Berlín en 1982.
Artistas y políticos de la República en guerra.
Fontseré y Renau en 1978 mientras su conversación es recogida por la grabadora de la historiadora María Ruipérez para Tiempo de Historia. |
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Cartel comercial de 1930.
Otro cartel de 1936 (las olimpiadas obreras que por cierto, iban por la tercera edición) buen ejemplo del hacer de Renau Gran feria de Valencia 1934 Portada de la "Revista Blanca" 1934
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