S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Artistas plásticos en la Guerra Civil española

Lorenzo Goñi

Lorenzo Goñi es uno de los ilustradores más singulares que han dado las artes plásticas en España. Nació en Jaén en 1911 y muy tempranamente se trasladó con su familia a Barcelona. Pese a lo recursos de su familia un sarampión adolescente le deja prácticamente sordo, aspecto que contribuyo al irredento aislacionismo que Goñi practicaba. Adicto a la lectura y teniendo en su propia casa una inmensa biblioteca, es el arte y la lectura lo que provoca en Goñi, arrebatos artísticos de pasmosa facilidad pictórica, facilidad que siempre caracterizó a la plástica de Goñi. Todo lo hacía bien cualquiera que fuera la la forma de ilustrar que escogiera. Sus padres le dieron una sólida formación artística, que el chico agradeció pronto. Quedó huérfano de madre y su padre se casó en segundas nupcias, y como a todos los que han pasado por este trance, la tesitura le abundó aún más en el aislamiento. Poco antes de la Guerra Civil, tuvo la suerte de ser declarado inútil para el Servicio Militar por su sordera. Al estallido de la guerra, se adscribió al Sindicato de Dibujantes Profesionales de la UGT, donde militó con gran mérito profesional y muy poco entusiasmo personal. Goñi pasó la guerra sin significarse en nada, y a la llegada de los franquistas se encontró sin trabajo y sin nada. Goñi se recicló y encontró trabajo en revistas fascistas firmando con su segundo apellido por miedo a las represalias. Afortunadamente Goñi se casó y tuvo una hija que dio sentido a su vida. Decidió volver a publicar con su nombre real y mejor aún, encontró trabajo de ilustrador en ABC y Blanco y Negro, la Codorniz y las mejores revistas ilustradas. Tuvo amistad con literatos e ilustradores como él mismo. Y al contrario que otros artistas que colaboraron con la República en Guerra, los años del tardofranquismo fueron los mejores de su vida. Oleos, grabados, caricaturas, chistes. Destaca su Tauromaquia onírica, sus ilustraciones para cuentos, su serie sobre gatos, una obsesión personal desde que mató uno de una pedrada, un drama íntimo tan español. En fin, una inmensa producción para quien no siendo en puridad de ideas republicanas confeccionó probablemente uno de los mejores carteles de la República en Guerra: ¡Tú!, ¿qué has hecho por la victoria?

¡Tú!, ¿qué has hecho por la victoria?

La Gloriosa

¡Fuera derrotistas!

El Chato

Portada

La batalla

Tauromaquia onírica. El Picador

Gatos y tejados