S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Artistas plásticos en la Guerra Civil española

Francisco Sancha Lengo - Sancha

El malagueño Francisco Sancha había nacido en 1874. Estudió primeramente en su ciudad natal y quiso ampliar estudios posteriormente en la capital de España. En Madrid recibió alabanzas pero se moría de hambre, así que picó billete para Paris como hacían todos los artistas en ciernes. No es que le fuera mucho mejor, pero al menos cobraba sus colaboraciones en Le Rire, Frou-frou, etc... De retorno a España y tras una temporada en Málaga, volvió a Madrid, residencia inevitable si quería triunfar en la profesión. Comenzó a ganar un poco, y se casó. Inició su colaboración con Blanco y Negro con 24 años. Después vinieron Hispania, La Esfera, Nuevo Mundo... Abre un estudio a medias con Medina Vera y comienza a ser alguien en el mundillo artístico madrileño. Como a su compañero de estudio, le tira lo suburbial, onda que ya iniciaran Xaudaró y Tovar. Pero pese a su relativo éxito, parece que Sancha, como se le conocía, no estaba contento. De nuevo hizo las maletas, supongo que con toda la familia, y se fue a Londres a abrirse camino como en cualquiera de sus tres grandes habilidades, el diseño y restauración de muebles y antigüedades, el dibujo satírico e ilustrativo y la pintura al óleo o la decorativa. Desde Londres siguió la primera guerra mundial como ferviente aliadófilo, destacando su obra "Libro de horas amargas", que teniendo como base los refranes españoles caricaturiza con mucha fortuna el imperio alemán en guerra. Todos estos dibujos fueron también publicados en España y merecieron fama y reconocimiento en los medios liberales. Como colaboraba en el prestigioso diario El Sol y tenía amistad con dos de sus colaboradores, Bagaría y Robledano, componían el trío del Sol que animaba "las noches" y también las mañanas de periódico y el café con churros de los españoles. Estos tres grandes ilustradores tenían en común, cada uno en su estilo, el humor, casi tétrico español, adivinanza, a mi parecer, de lo que al país le esperaba. Y como el propio país, los tres tuvieron finales trágicos, duros e inaceptables. Robledano estuvo a punto de ser fusilado y pese al indulto, a punto es tuvo de morir de enfermedad en prisión. Bagaría enfermó gravemente a la muerte de su hijo en el frente de Aragón y murió en el exilio cubano. Y Sancha, el que nos ocupa, fue detenido en el Oviedo arandino, cuando había acudido en 1936 para colaborar con Javier Bueno en el diario de los mineros, "Avance". Sancha tenía 62 años y suponemos que murió de los malos tratos recibidos, otra medallita para Aranda.

Los "Cien mil hijos de San Luis" persiguiendo un Viva...

Sin título. Gedeón nº 428

Suburbio.

El Libro de las horas amargas.

El mal que no se cura es la locura.

A carne de lobo, diente de perro.

La tortuga y la liebre

La hora del cine

Mercado.

Proto-cartel