Alberto Sánchez Pérez
Alberto
Sánchez fue un artista plástico nacido en Toledo en 1895. Era de familia
humilde, concretamente, panaderos. Aprendió a leer y escribir de
adolescente, pero ya desde niño tuvo una facilidad pasmosa para las
artes plásticas, la escultura sobre todo. No se sabe muy bien dónde y
con quién aprendió el oficio, aunque se sabe influido por el cubista
uruguayo, Pérez Barradas. En 1927, fundó en Vallecas con el artista
Benjamín Palencia la Escuela de Vallecas. Alberto Sánchez se construyó
su propio estilo, mezcla de surrealismo y de formas naturales, arcilla
pasada por la mano como masa moldeable. Sánchez colaboró con el propio
Lorca, haciéndose cargo de los decorados de "La Barraca". Al estallido
de la Guerra Civil, le fue encargado una escultura para la Exposición
Internacional de Paris de 1937 que en puridad se llamaba “Exposición
Internacional de Artes y Técnicas en la vida Moderna”. La República,
como gobierno legítimo organizó el pabellón Español y echó la casa por
la ventana. El amigo Renau encargo el Guernica a Picasso, y les fueron
encargadas obras a Solana, Puyol, Miró, González, Pérez Mateo, etc... El
mismo edificio, obra también singular, fue encargada a los arquitectos
Luis Lacasa y José Luis Sert, ambos arquitectos racionalistas. El caso
es que Alberto se puso a la faena y confeccionó una escultura de 18
metros de altura a la que llamó "El pueblo español tiene un camino que
conduce a una estrella". Un acierto antológico perfectamente
comprensible cuando uno ve la escultura. Algunos críticos ven en esta
escultura una forma viva, un cactus, unos, un organismo caprichoso,
otros, para nosotros se resalta lo evidente, es un simple camino de
piedra, obelisco si quieren, un camino hacia nuestra estrella, una
gigante roja y revolucionaria, que como todos sabemos es el único
paraíso de la humanidad. Es decir, la propia vida en este planeta. Y no
hay más allá ni más acá, so incautos. La escultura nunca regresó de
Francia. Hay dos copias, una en el Museo Reina Sofía a tamaño natural, y
otra a escala en la plaza de Barrionuevo, un pueblo de Toledo. En 1938
se exilió a Rusia (1), residiendo en Moscú, donde ejercía la profesión y
donde son conocidos sus decorados de la Película Don Quijote que
recreaban un pueblo de la Mancha. En 1962 fallecía en Moscú. Hasta el
2001 no se le hizo reconocimiento alguno en España, pero desde entonces
su obra ha comenzado a ser conocida, tanto en su patria chica, Toledo
como en el resto de España. Hay bastantes piezas de Alberto Sánchez en
escenarios públicos.
Gregorio Morán autor del
mejor estudio sobre el PCE (1939-1985) a propósito de Alberto Sánchez: |