35.- MANUEL
MONLEÓN BURGOS
Monleón nació en
Valencia en 1904, y pertenecía a esa vanguardia (Renau, Ballester,
Bauset, Pérez Contel, etc...) que llenó Valencia de luz y nuevas ideas
que renovaran a los antiguos maestros. Monleón era de familia humilde y
pasó graves fatigas en su infancia. Carencias que marcaron su juventud.
Se inició como aprendiz en un taller de abanicos, donde pintaba las
miniaturas que los adornan, y lo hacía tan bien, que se le aconsejo
presentar una exposición en Valencia. Tan buena fortuna tuvo que repitió
al año siguiente en Barcelona, donde el éxito fue aún mayor. Y mientras
se le abría una prometedora carrera, el amigo Monleón se concienciaba de
la necesidad de llenar la mente de ideas y de mejorar el cuerpo que las
penurias le habían dejado, así que se puso a la obra, visitó gimnasios,
se hizo naturista y poco a poco se fue acercando a las tesis del
anarquismo más utópico, que le cuadraba estupendamente. Su contacto con
la vanguardia artística valenciana le radicalizó un tanto, pasando a
formar parte del grupo que capitaneaba Renau y que más tarde fundaría la
Unión de Escritores y Artistas Proletarios que quedaron deslumbrados por
las realizaciones de la vanguardia artística soviética. Monleón realizó
abundantes retratos de prohombres rusos. Sus inquietudes artísticas
le llevaron pronto, como a Renau, al novedoso estilo del aerógrafo del
que se demostró un consumado maestro y a la fotocomposición, tan
soviética. En esos años republicanos de tanta efervescencia política, el
arte de Monleón también entró en efervescencia en portadas de revistas
de vanguardia, carteles y cuadros. Monleón levantaba pasiones con su
estilo, mezcla de naturalismo, surrealismo y colores un tanto
particulares. Al parecer de los expertos, Monleón, que practicaba una
autodisciplina muy severa, habíase imbuido de un método de auto
perfeccionamiento que le llevó a parajes artísticos que nunca nadie
había visitado. Monleón era un genio en ciernes, sin duda, aunque ya se
encargaría la guerra de destruirlo, como a tantos otros. La llegada de la
guerra civil, enfocó su arte a la propaganda, como a todos. Monleón
destacó por su radical visión del conflicto y por su militancia en el
arte al servicio de la revolución, tal como su amigo Renau quería. Con
la derrota, Monleón fue consciente de que habiéndose significado tanto,
nada bueno podía esperarle. Haciendo caso de los rumores que aseguraban
que barcos neutrales evacuarían a los republicanos en el puerto de
Alicante, allí se dirigió como muchos otros artistas valencianos.
Detenido por los italianos, fue conducido al campo de concentración
provisional de Albatera, dónde ya en manos de españoles, fue desprovisto
de todo lo que de valor llevaba, como todos. A continuación fue
clasificado y tras un periplo de varias cárceles recaló en la Modelo de
Valencia. Juzgado, y como era de esperar para alguien tan significado,
fue condenado a muerte. La espera de la ejecución de la condena fue
terrible, con las elaboradas técnicas de destrucción de la personalidad
de los condenados a muerte, como encender todas las luces
de pronto e ir nombrando a las gentes que iba a ser fusiladas por su
nombre de pila, después una interminable pausa, donde todos los que se
llamaban así se deshacían por dentro, y finalmente los apellidos de
infortunado. A lo que se acompañaba de una siniestra voz que decía ¡Con
todo! Lo que significaba que ya no se volvía. En 1943 Monleón fue
indultado. En el ínterin había plasmado en dibujos de fortuna todo lo
que vivió en la cárcel Modelo. Cuando salió y pisó las calles de
Valencia se dio cuanto del brutal cambio. Aquella ciudad, triste,
sombría y cautiva, nada tenía que ver con la Valencia luminosa que él
había conocido, incluso en los últimos meses de la guerra. Pero había
que vivir y alimentar a la familia. De modo que contactó con los
profesionales del medio que aún trabajaban y consiguió encargos menores
de publicidad, orlas, tarjetas, publicidad de mano, etc... Los años
pasaron y aunque el negocio iba bien, Monleón no. Era un genio olvidado,
sospechoso, y psicológicamente muy dañado. A esto se añadieron ciertos
lances personales que acabaron mal. Monleón decidió emigrar en 1950 a
Colombia, donde se rehizo económicamente y donde pudo rehacer igualmente
su carrera artística. Y tras una exitosa exposición de acuarelas en
Bogotá en 1955, pudo dedicarse a otras artes plásticas y a la
restauración, amen de su exitoso trabajo publicitario. En 1962, Monleón
y su familia regresaron a España donde montó una agencia de publicidad
que dirigía su hijo. Instalado en su antigua casa de Mislata emprendió
su ultima carrera artística centrada en la pintura. Unas cataratas que
venía padeciendo le dejaron casi sin vista y mermaron sus facultades
artísticas, pero aún el genio de Monleón pudo plasmar su realidad en el
cuadro del anciano ante la vela. Murió en 1976 y fue probablemente uno
de los artista más perjudicados por la Guerra Civil.
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