S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Cartelistas republicanos de la Guerra Civil española

32.- J. HUERTAS

(Trabajo en Madrid para el Partido Socialista)

32.1.- Los socialistas no mueren: Los socialistas se siembran. La Guerra Civil española es también la Guerra Civil en el Partido Socialista. Como todos los historiadores saben, al la llegada de la República, la familia socialista se dividía, en Prietistas (el ala socialdemócrata y liberal aunque muy activista, tal como era el propio Prieto). Los largocaballeristas, que con el mayoritario apoyo de la UGT, componían la fracción mayoritaria. Largo Caballero tenía el apoyo de la mayoría de los militantes, aunque tenía menos control del aparato que Prieto. Y finalmente los seguidores de Besteiro, que sin ser puramente socialdemócratas, seguían a su líder en su ejemplo de honestidad y ética, sabiduría universitaria y capacidad teórica. Siempre hubo mucho de esto en el Partido Socialista, incluso hoy. Prieto era un activista liberal, muy popular en el Norte y que había batallado en mil lances. Se las sabía todas y demostró su saber hacer cuando fue ministro de Fomento en el bienio azañista. Largo era un viejo sindicalista, poco a dado a la imaginación y el activismo, y como buen pablista, decidido a conservar la organización bajo cualquier circunstancia. Esto, naturalmente, le hacía muy conservador, y sólo se soltó el pelo en las elecciones del Frente Popular, donde lanzó amenazas a diestro y siniestro y se alineó aparentemente con los más radicales. A la hora de la verdad, una vez ganadas las elecciones del 36 y cuando Azaña propuso a Prieto formar gobierno, Largo se lo impidió. Son muchos los autores que dicen que un gobierno socialista salido de las elecciones de febrero podría haber impedido la Guerra Civil, pues es seguro que Prieto hubiera abortado la conspiración sin ninguna duda. Así que Largo le hacía la puñeta a Prieto y viceversa. Cuando Azaña nombró a Negrín para sustituir a Largo tras la de mayo de 1937. Largo pasó al ostracismo militante, y nunca un fracción del partido socialista le hizo tanto daño a un gobierno también socialista. Pero las cosas no terminaron aquí. Prieto se sintió pronto desplazado por Negrín y comenzó a hacerle la puñeta a Negrín, que por cierto era intimo amigo suyo. Prieto tenía tan mala hostia que hasta que no acabó, ya en el exilio, expulsando a Negrín del Partido, no paró. Besteiro, fue pistonudo, con una de ética y media de honestidad se alió con los casadistas (largocaballeristas agraviados y anarquistas irredentos, más militares anticomunistas, también permanentemente agraviados) para terminar la guerra por la vía rápida y de paso acabar con Negrín y sus apoyos. De todos los citados, todos prohombres socialistas, el único que de verdad antepuso la defensa de la legalidad a todos sus posibles intereses fue Negrín. Y así le fue, amigo lector, la bestia negra de unos y de otros. ¡Oh, extraña unanimidad! en nada me asombras, pues debes saber amigo lector que en la Guerra Civil, todo, todo, está al revés.

32.2.- Huertas se inspiró para esta composición en una conocida fotografía. No le salió muy allá a mi entender, aunque a todas luces se adelantó a los retratos psicodélicos de los Beatles, el Che, y todos los demás...

32.3.- Victoria. El partido Socialista lanzará el cañonazo final. Ya nos hubiera gustado.

32.4.- El veterano nos pregunta señalando su mutilación. No hay ninguna broma en su rostro.

32.5.- ¡Avancemos!

32.6.- El mundo entero espera la victoria.

32.7.- Para ganar la guerra, disciplina, mando único y unificación

32.8.- No pensemos más. ¡Ataquemos!