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Relatos (y poemas) breves de la Guerra Civil española y la posguerra

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Poemas de aficionados publicados en la prensa republicana.

 

Enviados por Antonio Gascón Ricao (Historiador)

 


“El Esquinazau” y la lira

 Se ha venido expresando en distintos medios y ocasiones que si la contienda que enfrentara a los españoles durante la guerra civil hubieran tenido que dirimirla los hombres de pluma, con la pluma por toda arma, el desenlace hubiera sido muy otro. Es muy probable. Las muestras poéticas que a continuación se transcriben, sin embargo, con “el Esquinazau” como motivo, no son precisamente de las que hubieran podido esgrimirse en aquel hipotético combate a favor de la victoria republicana.


Canciones de guerra pro-paz

 A mi querido amigo Antonio Beltrán

 Con el sincero afecto de vieja y leal  compenetración.

 Julio Mangada,  Ciudad Real, 18-8-1938

 

Por allá do nace el Cinca

y también la cabra hispana,

entre riscos, por que brinca,

duro zurran la badana

¡Pum-pim-pam...!

al mismísimo demonio.

¿Quién? ¡Beltrán!

Nuestro coronel, Antonio,

de Canfranc, el montañero,

hijo del Alto Aragón;

el famoso guerrillero,

de talento y corazón,

bien resiste con tesón

enemigo jaque-mate

a pesar del duro embate

con violencia de ciclón.

¡Pim-pam-pom...!

De Beltrán cada soldado

es león.

invencible y denodado.

O bien:

¡Pum-pim-pam...!

De Beltrán el combatiente

es titán

ejemplar de nuestra gente,

¡Tararí!

¡Tararí!

II

 

 Dan la pauta más excelsa

 las montañas y el rincón

 pueblerino, que son Bielsa,

 contra el Fascio y la Traición.

 ¡Pum-pim-pam...!

 ¡Legendaria, gran hazaña!

 ¡Un volcán

 ser parece la montaña!

Por las crestas y los picos,

por laderas y el breñal

las mujeres y los chicos,

los ancianos y el chaval,

con esfuerzo sin igual,

bien ayudan la defensa

que con alma más que tensa

hace alud el peñascal.

¡Pim-pam-pom...!

¡Oh, mis bravos montañeros!

¡Con razón,

para mí, sois los primeros!

¡Tararí!

¡Tararí!


Romance de guerra a la 43.ª División

  Antonio Agraz

43.ª División, orgullo de los leales,

con aire de pueblo en armas

dejas vacíos los valles.

Por encima de la muerte

supo erguirse en los combates

y a los tres meses de lucha

sin asistencia de nadie

contra malvados sin patria,

contra riscos y breñales,

contra látigos de hielo

y contra cuchillos de hambre

sale de España la buena,

de España la buena sale.

Cruzando está la frontera,

los heridos van delante,

detrás los niños,

detrás caminan las madres,

detrás marchan los ancianos

y detrás los militares;

primero van los soldados,

les siguen los oficiales,

su teniente coronel

es el último que sale.

La muerte lleva en el alma,

la vida en el rostro grave,

serena la faz altiva

y espíritu indomable.

Las sierras del Pirineo

llenas de nieve y sangre,

asombradas de su gesta

las gargantas entreabren

para dejarles camino

por entre verdes pinares

y asomándose a los picos

al verles pasar, la tarde

discute con la mañana

porque no quiere marcharse.

Los valles de Bielsa gimen

“¡Quién pudiera acompañarles!”

Responde el jefe, Beltrán,

irguiendo el membrudo talle:

“¡Note apures, Aragón,

que yo volveré a buscarte!”

La voz de El Esquinazau,

pregón de guerra en el aire,

resuena como una trompa

de Bernardo en Roncesvalles.

 

Antonio Agraz

En “CNT” de Madrid, 18-6-1938

(Gentileza de M. Domínguez) 


La ventisca de aquella helada primavera –que moría llorando sangre como la agonizante esperanza de un pueblo derrotado-, borró en el Puerto Viejo sus huellas. Nunca lo hará de nuestra memoria.”  

 (La Ronda de Boltaña)

 “Bajo dos tricolores”

 Letra M. Domínguez / Música M. Sorribes, La Ronda de Boltaña.

Tu nombre no sé,

nunca lo he de saber;

no he hablado contigo

y ya no hablaré.

Ni tan siquiera sé

si tu casa está en pie,

o al faltar tú y los tuyos

a tierra se fue.

 

Sólo sé que al partir

se te vio sonreír

--<<otro niño soldado

que juega a morir...>>--

Viendo a tu madre sufrir

te abrazaste al fusil,

el futuro era negro,

la mañana, gris.

 

--<<¡Con la Cuarenta y tres,

(madre, no llore usted),

por el mundo en que creo

con fe luchare!

¡No pienso vivir

sus inviernos sin fin,

ni arriar tricolores

banderas de Abril>>

 

De Escalona a Parzán

nada te hizo reblar,

de trinchera en trinchera

<<avanzando>> hacia atrás.

--...¡Resistir es ganar!

...Y por Junio, en las mugas

pudiste llorar.

 

No, no fue fácil deciros adiós:

Pobres sueños en ruinas, ¡adiós!

casas bombardeadas, ¡adiós!

días de sangre y pólvora, ¡adiós!

chimeneas en llamas, ¡adiós!

camaradas y amigos, ¡adiós!

¡A la falsa, recuerdos... y adiós!

 

Volvió a amanecer,

¡quién lo iba a creer!

Tú mirabas Sobrarbe

por última vez.

¡quién lo iba a pensar!

Y la <<Bolsa de Bielsa>

llegó a su final.

 

Te tocaba jugar.

¿A qué carta apostar?

(el exilio delante,

la guerra detrás...)

El Destino, feroz,

su jugada cantó:

--Tras la guerra, el exilio,

¡otra guerra peor!

 

...Y no era un farol,

¡pero no le sirvió!

Encontraste otro idioma,

otra patria, el amor.

Supiste sufrir,

y venciste, por fin:

¡Bajo dos tricolores

entraste en París!

 

¡Cuánto tiempo hace ya!,

y de ti... nada más.

¿Qué Destino burlón

te impidió regresar?

¿Descubriste, tal vez,

que no basta volver?

¡Los recuerdos y Bielsa

no dejan de arder!

 

Tú nombre no sé,

ni lo quiero saber;

al ser nadie, eres todos:

 <<la Cuarenta y tres>>.

Sin rostro ni voz:

ni francés, ni español,

sólo un partido

por la muga en dos.

 

En vez de una flor

-clavel rojo en tu honor-

subiré al Puerto Viejo

a dejar mi canción.