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Luis Escobar

Este fotógrafo albaceteño se inició en la fotografía como aprendiz en la ciudad de Valencia donde su familia había emigrado a principios de siglo. De vuelta a Albacete, Luis Escobar fundó su estudio de fotografía. El negocio no daba para mucho y tuvo que dedicarse a la fotografía ambulante (minuteros). También recibió encargos paisajísticos y postales de correos. Lo que junto a su actividad de foto periodista le permitió sobrevivir. Escobar tiene una larga serie de menestrales y funcionarios posando en sus actividades laborales y sociales. Era también corresponsal de la zona de varias revistas ilustradas, Blanco y negro, Mundo Gráfico, etc...

Con la guerra Albacete se convirtió en la base del Ejército de Voluntarios del gobierno Giral, con Martínez Barrios como responsable de las nuevas unidades, lo que incrementó la petición de retratos de soldaditos y milicianos, típicos retratos de la época con atrezzo militar del estudio y que a veces despistan al estudioso del imágenes históricas. Poco después, la ciudad y pueblos de los alrededores se convirtieron en la Base de las Brigadas Internacionales. Escobar realizó retratos individuales y de grupo de muchos brigadistas que querían recuerdos. También estuvo en todos los eventos de las brigadas. Parece que los franquistas no se lo perdonaron y le retuvieron durante dos años en la cárcel provincial, de la que pudo salir sin menoscabo profesional orientando de nuevo su actividad fotográfica al retrato y al foto reporterismo. Lo que había hecho toda su vida. Su hijo Luis Escobar Ureña continuó el negocio familiar. Parte de su fondo, el Archivo Escobar, se encuentra en el Archivo de Castilla-La Mancha.

Una extraordinaria imagen, que como la mayoría de las fotografías de Escobar, muestra su verdad de un plumazo. Los representados en dos planos bien determinados, los sentados, alrededor del dirigente, y los de a pié, todos a la expectativa. Hay uno que lee un libro, entrañable detalle para la casa del Pueblo. Otro, con aire secretarial, lee el órgano del partido. Dominando la mesa con sus gafas,, sus barbas y su tintero, el viejo líder socialista, santo rojo y vivo del lugar. Sobre la frente de casi todos, la franja blanca donde el sol nunca llega, y donde llega, la faz curtida del campesino, facciones que son sus vidas, sus años, sus esperanzas y también su dolor, del ¿cuándo amanecerá, camarada? Pueblo republicano y socialista.

Estos son funcionarios de la oficina de telégrafos de Albacete, otro aire. Aquí las verdades no están pegadas a la tierra y el Sol. Son de luz mortecina y maquinitas que escupen papel perforado. Rostros serios e interesados, de miradas resolutivas pero a la vez jerarquizadas. Rostros limpios, rasurados higienizados y de toda laya y composición. Hombres de la ciudad, diligentes y con vocación pública aunque probablemente de exiguo sueldo.

Los hombres de este batallón de las brigadas internacionales, perfectamente uniformados y con aire marcial saludan y presentan armas a sus banderas mientras suena el himno de la República. El ABC madrileño, diario republicano de izquierdas, incautado a Luca de Tena, publicó esta fotografía de Luis Escobar. Otoño de 1937.