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Tina Modotti (1896-1942)

Es Tina Modotti un personaje extraordinario donde los haya. Mujer concienciada y polifacética de cuya vida se han perdido muchos matices y trabajos pero que con lo queda podemos componer un personaje, como decimos, legendario. Tina nació en el norte de Italia un pueblecito llamado Udine en una zona de gran influencia austriaca. De familia trabajadora, ya muy joven se vio obligada a emplearse como obrera textil. Los salarios de preguerra eran de hambre y la familia tomo la decisión de emigrar a los Estados Unidos, como otros miles de compatriotas en aquella época.  Así que en 1913, teniendo 16 años y sola, Tina Modotti llegó a San Francisco donde ya le espera su padre y donde dada su experiencia Textil, Tina se colocó en una fábrica de seda. Algún tiempo después, se hizo modista, y empezó a ser solicitada como modelo para las casas de costura pues tenía un cuerpo y un moverse que gustaba mucho. De esto pasó a ser solicitada también como actriz de reparto en obras locales.

En 1915, San Francisco celebró la Panama–Pacific International Exposition. En una de las visitas a los distintos palacios de la muestra, Tina conoció al artista plástico y poeta, llamado Roubaix, y de rimbombantes apellidos, pero al que al parecer todo el mundo llamaba Robo, que en inglés no significa eso. Se hicieron novios y Tina conoció los círculos intelectuales y artísticos de San Francisco que le entusiasmaron y le dieron una visión de la vida que a su parecer prometía. Tina se casó con Roubaix en 1917 (con 21 años) y se trasladaron a Los Ángeles que es donde estaba emergiendo las artes cinematográficas y las industrias al uso. Tina consiguió algunos papeles en películas mudas, entonces de cortometraje.

El fotógrafo Edward Weston, maestro y compañero de Tina Modotti

Roubaix estaba preparando una exposición en Méjico capital y partió para allá. Mientras tanto Tina había conocido a un amigo de Roubaix, un reconocido fotógrafo de nombre Edward Weston con el que congenió y del que aprendió un arte que ya le interesaba, la fotografía. Weston vivía del retrato en la rica California, y era muy bueno, pero tenía novedosas ideas de cómo debía evolucionar la fotografía. Inquietudes que compartió con Tina. La necesidad de renovar el mundo fotográfico muy encorsetado por la poca versatilidad de las cámaras fotográficas del momento. Pero a Tina le llegaron malas noticias. No habían pasado dos meses desde la marcha de su marido cuando recibió un telegrama donde se le comunicaba que Roubaix había contraído la viruela, que en la edad adulta es muy peligrosa. Tina hizo las maletas y al llegar a Méjico se enteró de la muerte de Roubaix. El gran pesar no le privó de extasiarse en la contemplación de aquel exótico país con las maneras más refinadas de nuestra herencia colonial y el salvajismo a flor de piel, a medias propio y a medias también heredado. Un inmenso país con predios inacabables en poder de las familias terratenientes y una pobreza brutal entre la masa de desheredados, pese una larga y sangrienta revolución campesina, hábilmente desactivada por el partido gobernante.

Primero de Mayo en Ciudad Méjico. A la cabeza del Sindicato de artistas plásticos, Diego Rivera y Frida Kahlo.

Tina terminó los preparativos para la exposición de su difunto marido, y mandó aviso a Weston para que viniera a Méjico para que pusiera un estudio que ella regentaría a cambio de aprender el oficio. Weston aceptó y partió para Méjico dejando atrás su familia. La pareja realizó un trabajo muy completo, pues mientras Tina exploraba la cruda realidad social, y había terreno para rato, Weston se inclinaba por las exóticas formas culturales, y de eso el país era también pródigo. Estos afanes terminaron en un libro titulado "Idols behind altars", (Ídolos detrás de los altares) un enunciado muy significativo de la realidad mejicana. Los progresos profesionales de Tina asombraban a veterano Weston, que la retrató en algunas icónicas imágenes. Cuando Weston decidió regresar a California, Tina ya era en su amante desde tiempo atrás, pero eso no enturbió la separación. Tina, un personaje entre los ambientes bohemios, intelectuales y de izquierdas, acometió la documentación en imágenes del trabajo de los grandes muralistas mejicanos como Orozco y Diego Rivera. En casa de Rivera conoció a Frida Kahlo con la que simpatizó enseguida y con la que tuvo gran amistad y confianza. Los Rivera (Diego y Frida) eran comunistas e influyeron en Tina, que recibió esta ideología como el método científico para la salvación de la humanidad. Una idea muy extendida entre la intelectualidad de la época. Tina se afilió al Partido en 1927. Parece que los Rivera y Tina llegaron a tener una relación abierta durante algún tiempo. Pero el gran amor de Tina durante aquellos extraordinarios años fue el líder estudiante cubano y comunista, Julio Antonio Mella con el que mantuvo una intensa relación sentimental y política que duró un año, justo hasta su asesinato. Mella intranquilizaba al dictador cubano Machado y su sanguinaria policía, pues uno de los objetivos de este revolucionario cubano, era organizar una expedición a Cuba para derrocar a Machado

El Defensor del trabajador anuncia la muerte del militante cubano Julio Antonio Mella

Por allí rondaba el italiano Vittorio Vidali en reciente misión de control sobre el díscolo Partido Comunista Cubano, donde había militantes que coqueteaban con la idea de Andreu Nin de Oposición de Izquierda. Vidali sería en España Carlos Contreras (comandante Carlos), famoso por dar contenido ideológico al 5º Regimiento. Un tipo duro, típico agente comunista de entreguerras, listo para los trabajos organizativos como lo demostró en el 5º Regimiento, de ideas claras y fidelísimo del patrón, hasta que el estalinismo quiso aplastarlo por díscolo y pudo zafarse. De los pocos. Lo cuenta él mismo en sus memorias.

Mural "El Arsenal" de Diego Rivera pintado en 1928 en la segunda planta de la Secretaría de Educación Pública en Ciudad Méjico. A la izquierda Diego Rivera, el autor, con sombrero con estrella roja, un poco más a la derecha y con mono de trabajo el artista David Siqueiros militante del Partido Comunista Cubano. En el centro con camisa roja, Frida Kahlo. A la derecha, también del Partido Comunista Cubano, el dirigente estudiantil, Julio Antonio Mella. Y a su vera, Tina Modotti, que lo mira arrobada, y finalmente, un Vitorio Vidali con boina, casi tapado por Tina. El mural recrea la idea zapatista del pueblo en armas.

Un día que iba paseando Tina con Mella, el cubano fue tiroteado y muerto en Ciudad Méjico. Tras las primeras pesquisa, Tina fue detenida e interrogada como sospechosa, la policía dice que se contradijo sobre si iba a la izquierda o a la derecha del tiroteado. El caso es que se acusó a Tina de cómplice en el asesinato, pero naturalmente fue exonerada judicialmente, aunque la prensa, omnipresente en el ambiente que rodeaban a los Rivera, compuso un crimen pasional de una mujer extranjera, depravada y sobre todo bolchevique. Mientras estuvo detenida su casa fue asaltada y saqueada, y sus cartas y fotografías fueron publicadas impunemente. El acoso fue brutal, y Tina percibió hasta que punto la pacata alta sociedad mejicana, y las clases medias, herederas todas de una cultura inquisitorial y meapilas colonial, hasta que punto, digo, podían odiar al circulo de los Rivera y en especial a una mujer tan libre como Tina. Los abogados del partido Comunista Mejicano pudieron librar a Tina de la cárcel y se sabe que el propio Diego Rivera recurrió al presidente de Méjico, quien le profesaba grande admiración, para terminar el acoso. En cualquier caso las tornas se pusieron feas para los comunistas en Méjico, nacionales o extranjeros, todos hubieron de pasar a la clandestinidad cuando el Partido Comunista fue ilegalizado.

Este crimen influyó decisivamente en la vida y el pensamiento de Tina Modotti. Se transformó de mujer comprometida a revolucionaria profesional y en consecuencia se acercaría sentimentalmente al poco tiempo al hombre de Moscú en Méjico, un tipo duro, bragado y leal, el amigo Vittorio Vidali. Quién llevó a Tina por el camino de la ortodoxia comunista. La época feliz con Weston, o con el propio Mella se había terminado. Lejos pues quedaban los Rivera, ¡que terminarían de Troskystas!, lejos quedaban las campañas antiimperialistas como aquella de "Manos fuera de Nicaragua", en apoyo de Sandino y sus guerrilleros. Lejos quedaban las fiestas de los amigos de los Rivera, donde Frida y Tina rodaban por los suelos, felices riendo y dejándose fotografiar. Que lejos quedaba todo eso, ahora que se había convertido en lo que en España siempre se llamó, una monja leninista.

En 1930 fuerzas políticas mejicanas muy poderosas iniciaron una campaña  anticomunista especialmente centradas en los comunistas extranjeros. En el caso de Tina se la acusó de estar implicada en el reciente atentado contra Pascual Ortiz, presidente de Méjico que había ganado las elecciones de nuevo haciendo trampas. Tina contó posteriormente que en su casa aparecieron pruebas de todo tipo, panfletos, armas, etc... que la policía dejó para implicarla falsamente. No la pudieron procesar pero fue suficiente para expulsarla. Pues se le dio a escoger, o quedarse en Méjico o irse a USA (había estado casada con el americano Rubaix), pero en los dos casos renunciar al Partido y a las actividades políticas. Tina rechazó ambas ofertas, así que se embarcó con Vidali rumbo a Europa en un carguero holandés. En Rotterdam ya le estaba esperando la policía secreta de Mussolini, la OVRA. Sí, las policías políticas  del mundo se comunican muy bien en esto de atrapar rojos. Afortunadamente, Vidali con la colaboración del Socorro Rojo holandés consiguió burlarles y tras unos días, siguen viaje a Alemania donde también contaban con apoyos. Vidali siguió para Moscú y Tina se quedó en Berlín, donde el clima era asfixiante, el desempleo altísimo, la inflación de fábula y las tensiones sociales entre partidos de derecha y de izquierda rayaban la guerra abierta. Tina quiere dedicarse a la fotografía, pero en Europa la fotografía ha evolucionado técnicamente a cámaras más ligeras que su grande Graflex, y triunfa el expresionismo, las instantáneas y esta naciendo el fotoperiodismo a lomos de la cámara Leica.

Heredera del retratista y exquisito  Weston, a Tina estas moderneces no le dicen nada. Además la publicación pro comunista para la que trabajaba era muy pobre y Tina también. Encima ya estaba fichada por la policía de muchos países dictatoriales. Era llegado el momento de marchar a la gran madre soviética, desde donde Vidali  le mandó una invitación, a fin de cuentas el italiano ya era alguien en la Kominter. En Moscú nada de fotos, es enviada al Socorro Rojo Internacional que dirige la famosa Elena Stassova, que fue secretaria de Lenin.

Como Vidali también trabaja ahora para el SRI, la amistad termina en relación sentimental y deciden vivir juntos en Moscú, aunque Vidali siempre está fuera. Tras un periodo de aprendizaje donde se reencuentra con antiguos camaradas mejicanos le llega el momento de aceptar misiones en el extranjero. Toda Europa central, inmersa en procesos totalitarios, donde las clases populares luchaban contra estas poderosas fuerzas, recibieron la ayuda del SRI que la visita de Tina y otros responsables representaba. Dinero, ayuda para las familias de los presos, contactos para la huida, etc...

En 1933, Tina visitó Barcelona y Madrid preparando el terreno para la fundación del Socorro Rojo español. En Madrid fue detenida por la policía Gil Roblista y expulsada. Para finales de año marcha con Vidali a Francia y Bélgica, donde se denuncia la situación de Dimitrov y otros lideres comunistas alemanes que estaban en campos nazis. También visitan Austria siendo testigos de la Revolución del 12 de febrero de 1934, donde la izquierda socialdemócrata se enfrentó al tirano Dollfuss que acabó en una matanza de los socialdemócratas austriacos. Dollfuss amigo de Mussolini fue asesinado por un comando de nazis austriacos unos meses después.

Al regreso a Moscú, Vidali parece que tuvo una bronca con burócratas del partido a propósito del trato que se daba a exiliados caribeños y que esto levantó las iras de la policía política, la GPU entonces, por atreverse a levantar la voz. Por cierto, esto añade matices al supuestamente insensible Vidali que siempre nos describen. El caso es que las cosas se pusieron feas y Vidali buscó una misión en el extranjero como su salvación para poder salir pitando de Moscú. Algunos dicen que fue Togliatti, compatriota al fin y al cabo, quien le ayudó. Aunque en su expediente alguien puso una siniestra cruz. Tiempo al tiempo.

La misión era España, país en el punto de mira de la Kominter desde hacía tiempo y donde los acontecimientos se sucedían en una dramática secuencia que hacía temer lo peor. Vidali se fue para Asturias donde se había producido la revolución de octubre y allí organizó el Socorro Rojo. Algunos relatadores afirman que Tina estaba con él, o que al menos lo intentó pero fue descubierta por la policía y tuvo que huir. De todos modos en enero de 1936 se encontraban ambos en Madrid para asesorar al PCE que formaba parte del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. La guerra civil pilla a Tina en Granada en una misión. Puede marchar a Madrid y se pone a trabajar en apoyo del gobierno republicano. Lo primero con Vidali, organizar el 5º Regimiento. A Tina le toca la organización de la sanidad y los servicios sociales que eran muy destacados en el cuartel de los Salesianos. No conforme con esto, el Socorro Rojo incauta el hospital de Maudes de Cuatro Caminos donde las monjas habían cerrado las habitaciones con candados para no tener que colaborar con el gobierno. Las monjas fueron desalojadas y se descerrajaron los candados a tiros. El Partido envió personal sanitario voluntario, destacando especialmente el doctor Juan Planelles. Y allí fundan el Hospital Obrero de Cuatro Caminos, que será referencia para el Partido. Entre el personal de hospital había de todo y le fue encargado a Tina ser Comisaria Política. En los primeros tiempos de la defensa de Madrid, muchos sanitarios desafectos trataban de perjudicar al máximo a los heridos y enfermos en la esperanza de no ser descubiertos y si lo eran con la intención de pedir refugio en embajadas colaboradoras de los rebeldes. Era necesaria una política de seguridad muy estricta como se demostró más adelante. A los pocos días el hospital ya estaba enviando vehículos a la Sierra para evacuar heridos. Algunos vehículos fueron tiroteados por los fascistas.

Personalmente, Tina y Vidali habían sido acogidos por un matrimonio excepcional, Matilde Landa, de la que Tina será amiga entusiasta y que tendrá un final trágico en las cárceles franquistas, y Francisco López Ganivet. Matilde Landa es otra heroína republicana, olvidada hasta hace muy poco. Tina actúa en España con el nombre Maria del Carmen Ruiz Sánchez, y firma sus artículos en la revista del Socorro Rojo, "Ayuda", como Carmen o como María. Tina y Vidali se ven muy poco en casa de Matilde Landa, ambos se mueven por los centros del Socorro Rojo y por los frentes. En el hospital Tina trabajaba con la propia Matilde y con la cubana Carmen Lafita que llevaba en España desde 1935 y pertenecía al Partido y era una militante muy entregada. Además estaba la enfermera voluntaria inglesa Mary Bingham de Urquidi que escribiría sus memorias en la capital tituladas "Misericordia en Madrid", que era de las pocas con formación profesional y que no apoyaba especialmente a la República pero tenía corazón humanitario.

En agosto ocurrió un caso de envenenamiento de heridos y enfermos de una sala con resultados mortales. Se detectó que era cianuro. Tina y Carmen Lafita emprendieron una campaña de investigación y reforzaron la seguridad en la cocina. Paso algún tiempo y volvió a suceder en un par de casos. Esta vez se detuvo a la criminal, que resultó ser una hermosa enfermera perteneciente a la Quinta Columna y que se había presentado voluntaria. Los tribunales Populares aplicaron justicia y la envenenadora fue pasada por las armas por crímenes de guerra.

A finales del verano el hospital tuvo una visita inesperada, resulta que Dolores Ibarruri había contraído hepatitis en una de sus visitas al frente y necesitaba reponerse en el Hospital. El doctor Planelles organizó un servicio de atención sanitaria especial y a la vez de seguridad, que encargó a Tina y a Carmen Lafita, que debajo del delantal llevaban pistola. La Pasionaria se recuperó sin novedad. En diciembre de 1936, la sede del Socorro Rojo se traslada a Valencia, y Tina y Matilde marchan para la capital de la República. No estuvieron mucho tiempo fijas ya que su trabajo consistía en organizar el Socorro Rojo por toda la España gubernamental. Recogiendo heridos, creando orfanatos y jardines de infancia y vigilando la distribución e integridad de los envíos de material y alimentos, en una España que empezaba a carecer de todo.

Tina y Matilde también acudieron en representación del Socorro Rojo al II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. Allí estaba también Gerda Taro, que sabiendo de la valía fotográfica de Tina le preguntó porqué no llevaba su cámara. Tina le respondió que lo principal era lo principal. Pero en cualquier caso, Tina y Vidali promocionaron la publicación en Valencia en esas fechas del libro de poemas de Miguel Hernández "Viento del pueblo, poesía de guerra" que en esa edición iba acompañado de 18 fotografías que se piensa fueron hechas por la propia Tina Modotti. De hecho, algunos conocidos de Tina en España confirman que ella solía llevar su cámara Leica en el bolso.

La pérdida de Málaga y la criminal actuación de los franquistas en especial de su aviación y su marina (era la primera vez en la historia de la humanidad en que un buque de guerra, el crucero rebelde Cervera, disparaba contra su propio pueblo en huida) provocó una tragedia humanitaria. La República había descuidado un poco a la ciudad andaluza donde no hubo manera de imponer dependencia política del Gobierno Central que por otro lado tenía ingentes problemas que atender. El caso es que recién llegan las noticias de la debacle militar, el gobierno envía algunas unidades que tiene en la zona que es poco comparado con la avalancha militar de Quiepo. Pero el Socorro Rojo consciente de la que se viene encima, envía a sus mejores cuadros con todos los recursos de que dispone en ese momento de euforia mientras se celebraba el congreso de intelectuales en Valencia. Vidali, Tina, Maltilde, la Unidad Médica canadiense del doctor Bethune y otros recursos salen para Málaga alcanzando para socorrer a una importante población. Se reparten alimentos, dinero, se instalan puestos sanitarios provisionales que se retiran según avanzan los fascistas, y se ayuda a los huidos en todo lo que se puede. El Doctor Bethune, además de su trabajo de trasfusiones hubo de dedicarse mismamente a socorrer a la población enloquecida. Posteriormente, el Socorro Rojo trasladó a parte de aquellos sesenta mil refugiados a Valencia, sobre todo niños, algunos de los cuales formaron parte de las expediciones a Rusia. Temporalmente se abre un campo de refugiados cerca de la playa de la Malvarrosa.

Tina le contó a Vidali las horribles escenas que había vivido y le aseguró que aquella carretera de la muerte le había endurecido más de lo que ya estaba. Por aquel entonces Tina se había convertido en una persona seria y trabajadora que no le hacía ascos a ningún tipo de trabajo, que vestía con sobriedad, y que era lo que aparentaba, una eficiente funcionaria del Socorro Rojo y miembro del aparato del Partido, como su compañero Vitorio Vidali.

Laura Branciforte, historiadora e importante relatora del personaje, no deja de señalar la intensa campaña que Tina emprendió en "Ayuda" después de lo de Málaga para que se iniciara el envío de niños españoles habitantes de zonas en peligro a Rusia en prevención de los persistentes bombardeos franquistas. Se hicieron cuatro expediciones, una de ellas en el Norte, y hoy sabemos que fue un cruel error. La propia Matilde Landa, de motu propio o para dar ejemplo envió a Rusia a su hija Carmen de siete años. La niña salió de Rusia y vivió en Inglaterra y tratando de recuperar la memoria de su madre a la que apenas conoció, pero de la que no paraba de oír bondades. Otra expedición que señala a Tina es la de los niños españoles enviados a Méjico, inicialmente muy bien recibidos pero de los que una parte que sería conocida como los niños de Morelia fueron tratados de forma criminal por funcionarios del gobierno mejicano en una tenebrosa institución digna de una película carcelaria. Hasta que hubo de intervenir el propio presidente Cárdenas cuando los niños se rebelaron y apedrearon el pueblo, aterrorizando a la población nativa.

El presidente Cárdenas con niños españoles recién llegados de España.

El gobierno republicano se había trasladado de Valencia a Barcelona, y tras la rotura del territorio republicano en dos, Tina se encontraba en Barcelona y asistió al bombardeo masivo, y ya lo había visto gordos, de las tres fuerzas aéreas con que contaba Franco, la Legión Condor, la Aviazione Legionaria, y la Brigada Aérea Hispana, y que durante marzo de 1938 trituraron la ciudad de Barcelona con la sana intención de fijar a la caza republicana en la ciudad y poder dedicarse a su función de apoyo a tierra con tranquilidad. Los acontecimientos se volvieron muy dramáticos para el pueblo republicano y los voluntarios extranjeros, como Tina y Vidali. Tina regresó a Valencia para preparar el Congreso del Socorro Rojo Internacional en Valencia, que sería el último y que se enfrentaría a la desmoralización y al plomizo ambiente de la retaguardia republicana, retaguardia que fue derrotada mucho antes que el Ejército Popular, principalmente por el hambre y los sufrimientos del pueblo y que el gobierno de Negrín no podía paliar. Hacia octubre de 1938, perdida ya la batalla del Ebro regresa Tina a Barcelona, donde hay indicios de que participó en la agridulce despedida de las Brigadas Internacionales.

En enero de 1939 atraviesa la frontera suponemos que en compañía de Vidali tras una dramática despedida de su amiga del alma Matilde Landa. A ambas les quedaban pocos años de vida. Se sospecha que Tina ya sufría una dolencia del corazón y que Matilde andaba mal de los pulmones. Todo el pueblo y el ejercito republicano se encontraba así. Tras un intento frustrado de entrar en USA, se cambió de barco y pudo entrar en Méjico con pasaporte falso y sin Vidali. Poco después el presidente Cárdenas, verdadero amigo de los exiliados españoles, regularizó la situación de Tina anulando la expulsión decretada por el presidente anterior Pascual Ortiz. Aunque nada era ya igual en Méjico. Tina no se relacionó con sus antiguos conocidos mejicanos y se centró en su nuevo trabajo que consistía en ayudar a los exiliados republicanos. Entabló relación también con otros exiliados europeos, algunos los había conocido en su estancia en Alemania. Aunque continuaba manteniendo una relación amistosa con Vidali, recién llegado a Méjico unos meses después que Tina, sentimentalmente se habían distanciado. La derrota había pasado factura a todo el mundo. En esa época recibió un encargo fotográfico de una conocida y camarada, Constancia de la Mora, una aristócrata madrileña casada con Hidalgo de Cisneros, jefe militar de las Fuerzas Aéreas de la República, y que afiliada al inicio de la guerra al Partido Comunista, terminó exiliada en Méjico como Tina, compartiendo también una muerte prematura a los 44 años por accidente de tráfico. Se trataba de documentar un libro sobre Méjico, no en vano Constancia de la Mora, trabajaba para la Oficina de Prensa republicana en España y era buena periodista. Se cree que Tina realizó el encargo pero los materiales se han perdido. En enero de 1942 con 46 años, Tina en una comida de amigos y camaradas se sintió mal y decidió irse a casa en un taxi. Vidali se había marchado antes por un compromiso, así que salió sola. A bordo del taxi tuvo un repentino ataque al corazón. El taxista la llevó al hospital donde murió. La autopsia confirmó el ataque al corazón. En su cartera había una foto de Julio Antonio Mella, su corto pero verdadero amor, dicen algunos, y cuya violenta muerte cuando ella iba cogida de su brazo le cambió la vida tremendamente con la inestimable ayuda de todos los sucios calumniadores que en Ciudad Méjico por esa época había. Situación que volvió a repetirse a su muerte incluyendo siempre en las calumnias a su compañero Vidali. Afortunadamente, todos los que conocían a Tina se indignaron públicamente y hasta el poeta Pablo Neruda le escribió un bello epitafio que calmó la indignada desolación de los que fueron algo en la vida de Tina Modotti. Que la diosa Razón te tenga en su seno compañera Tina Modotti. Y que la Diosa razón reparta atroces remordimientos a todos aquellos que a ambos lados del océano intentaron enlodar el honor y la reputación de Tina Modotti y Matilde Landa.

M.B.

Bandera de los marines USA capturada por lo guerrilleros de Sandino y expuesta en Méjico con motivo de la campaña Fuera manos de Nicaragua en la que participó Tina con el cubano Julio Antonio Mella

Portada del 1 Mayo en Ciudad Méjico por Tina

Foto de miliciana española atribuida a Tina Modotti