El
numero uno de este prestigioso rotativo catalán salió,
¡asómbrese el lector!, en 1881. Era el órgano de expresión del
Partido Liberal en la provincia de Barcelona y fue su fundador
el periodista Jaume Andreu, si bien los actuales propietarios
tienen otra opinión más favorable a su ilustre apellido. Aunque
el diario fue siempre liberal, dejó pronto la tutela del Partido
de Sagasta. Su nuevo director le dio un aire más cultural y
literario contratando firmas muy conocidas de escritores de la
generación del 98. La ascensión del diario fue imparable. En
1903 cambio de sede a su penúltima morada de la calle Pelayo. En
1920 fue nombrado directo Agustí Calvet, "Gaziel" quien le dio
otro impulso que puso al diario en primera línea, no solo de
Cataluña y España, sino de Europa, incorporando nuevos
profesionales y avances técnicos. Al inicio de la guerra civil,
fue incautado y su director hubo de huir. Se convirtió en el
órgano oficioso de la Generalitat y posteriormente del propio
gobierno de la República que residía en Barcelona. Con la caída
de Cataluña, el rotativo volvió a la manos de sus antiguos
propietarios, aunque pagaron un canon moral nada despreciable,
con el cambio de la cabecera a "La Vanguardia Española" y la
imposición de un Director ajeno a la casa, Luis de Galinsoga,
proveniente del reaccionario ABC y nacionalista español
furibundo. La cosa duró 20 años, el periódico fue castellanizado
y Galinsonga se fue a tomar vientos cuando expresó en alta voz
en una misa en catalán, que los catalanes eran una mierda. Le
sucedió otro pistonudo, uno de los pocos españoles que corrió
peligro de ser fusilado en ambas zonas, el periodista Manuel
Aznar, que fue primero del PNV y luego falangista y que a la
sazón tenía de profesión sus cargos. Con la llegada de la
monarquía parlamentaria, el diario recuperó su cabecera original
y su posición política. |