S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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2.5- Galería de personal
del Ejército Popular (Militares profesionales, de milicias, y soldados y milicianos) - De la P a la R - |
Enlaces |
Miguel Palacios Martínez
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![]() Francisco Palazón
Su nieta, Raquel Lillo, nos dice: Hola, mi nombre es Raquel, quiero mandaros la foto de mi abuelo Francisco Palazón del municipio de Agost (Alicante) que formó parte del bando republicano y que luchó en la Batalla del Jarama junto a los internacionales. Mi abuelo por desgracia ya murió hace 12 años, pero siempre lo recordaré como a un héroe porque sobrevivió pese a que perdió su ojo derecho debido a un trozo de metralla de una bomba. Siempre me han contado que lo sacó a hombros un Italiano (macarroni como ellos los llamaban) y salvó su vida. |
Lorenzo Pallarés Cacha. Teniente Coronel de Artillería de la Armada que durante la guerra civil prestó servicio en el ejército republicano. En marzo de 1939, es decir, pocos días antes de que finalizase la contienda, hallándose destinado en Cartagena, secundó, junto con otros militares y algunos paisanos, la sublevación pro nacionalista que se produjo en dicha plaza, tras lo cual fue nombrado o se auto nombró jefe de la base naval, cargo que desempeñó el breve espacio de tiempo que medió hasta que fuerzas leales a la República restablecieron el orden en dicha ciudad, huyendo entonces Pallarés en un submarino, acompañado de otros jefes y oficiales que se habían sumado a la sublevación. Ya decía Antonio Cordón que Asensio cuando era subsecretario de Tierra nombró a la comandancia de Cartagena como "Exenta", es decir autónoma. Eso la convirtió en un nido de emboscados y desafectos. En cualquier caso, Pallarés fue readmitido en la Armada y hay decretos de 1941 nombrándole vocal de un consejo regulador de minerales de la Armada. Se sabe que posteriormente fue miembro de la comisión de petición de ayuda militar a la Alemania de Hitler.
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Gonzalo Pando Rivero
Asturiano de Villaviciosa. Médico de profesión destinado en Rascafría, donde evitó el alzamiento militar movilizando a los campesinos de izquierda. Se parapetó con sus improvisadas fuerzas en el pico Nevero del valle de Rascafría y detuvo las fuerzas rebeldes hasta la llegada de refuerzos. Participó junto con Barzana, otro asturiano, Modesto y el argentino Ortíz, en la creación del famoso batallón "Thaelmann". Ascendió a mayor de milicias y cuando se desdobló la 1 Brigada Mixta, en lo que se llamó 1 Brigada Mixta Bis con cuatro batallones de la primera, el mando le fue entregado a Pando. La brigada fue numerada como 9 Brigada Mixta e incorporada a la división Lister (11 División), salvo un pequeño periodo donde estuvo encuadrada en una división llamada "C" con la que combatió en el Jarama. Dentro de la 11, una división ligera de asalto de preponderancia comunista, al mando de Lister, Pando y su 9 brigada combatieron juntos en el Jarama, Guadalajara y Brunete, donde Pando encontró la muerte junto con decenas de oficiales y comisarios de la brigada. Brunete fue terrible para la división de Lister. Marcó un final y un principio para la división. Lister decidió desde entonces pasar a puestos seguros a los hombres más destacados de la división, para preservar los cuadros, y evitar las sangrías de batallas anteriores pero sobre todo de Brunete, un matadero para el V Cuerpo y en especial para la 11.
Pando en Guadalajara fotografiado por Ahora, 17-03-1937 Mas información, por gentileza de Luis, su sobrino nieto: A continuación, incluyo reseñas de prensa de sus hermanos Luis (Juez) y Francisco (Medico), fusilados uno en Pontevedra, y otro en Gijón, este ultimo junto a su hijo Emilio Pando Fernández, por si lo consideran de su interés. Su hermano José (Farmacéutico), fue condenado a 30 años de prisión, lo mismo que su cuñado Rafael Ramos Capaz (Medico) casado con su hermana Marcela Luis https://gl.wikipedia.org/wiki/Luis_Pando_Rivero Francisco http://www.tercerainformacion.es/antigua/spip.php?article16542
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Mario Páramo Roldán
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Luisa (Luisita) Paramont
Curioso personaje el de esta heroica mujer republicana. Fue adoptada por una nodriza de una familia de Guadalajara de muy pocos recursos. Luisa provenía de la Inclusa y era una niña chica. Con su juventud recorrió varios países con su afición a la jinetería. Y fue rejoneadora profesional, si bien en este terreno fue secundaria en el proceloso mundo de los espectáculos taurinos del rejón o bufos que se sucedían en las animadas veladas de las grandes plazas de toros pero con artistas pequeños y mal pagados. Luisa, dice su biógrafo, fue una mujer valiente, polifacética y rebelde, y feminista también. Dice que fue tiple (artista de variedades), jockey en carreras de caballos y rejoneadora, como hemos dicho. En 1935 se encontraba en España trabajando en las corridas a caballo. Al estallido de la Guerra Civil, corrió a alistarse a las Milicias Populares, y por sus dotes fue a parar a un destacamento de caballería. Se dice que fue capitana de milicias y que posteriormente ingresó en el cuerpo de Carabineros con las facilidades que dio Negrín cuando fue Ministro de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero. No sabemos si eso era posible, pero al parecer Luisa sirvió como enlace en el frente de Madrid y muy probablemente, ya entrada la guerra debió ser captada por algún servicio de inteligencia republicano, bien, DEDIDE o el SIM. Y de ahí que al final de la guerra quizá en una misión fue muerta, quizá en combate, quizá asesinada, quién sabe. Debía tener apenas 30 años.
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Germán Paredes García.
En este enlace de nuestra web, hay imágenes de la 31 Brigada Mixta donde aparece Germán Paredes.
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Ángel Pastor Velasco
En 1924 era ya comandante y sus actividades se orientan al Staff de la novísima Escala de Aviación, donde tuvo cargos en toda la estructura, comisiones de compras, etc... En 1926 se le nombra jefe de Escuadra y oficia en Madrid. Cuando Primo de Rivera disuelve el Arma de Artillería, Pastor pide el ingreso en el Servicio de Aviación. De carácter liberal republicano. Pastor participa en diciembre de 1930 en la asonada de Cuatro Vientos, de cuyo aeródromo hubo de salir en vuelo a Francia. Con la llegada de la II República regresó y fue nombrado Jefe del Servicio de Aviación. Una de sus primeras actividades fue la de patrocinar desde el Servicio, la creación de "El Arma de aviación" y una Dirección General de Aeronáutica , cosa que chocaba con los planes de Azaña, que no quería más Armas en el Ejército y sólo pretendía crear un Cuerpo General de Aviación. Otra de sus actividades fueron lo que se llamaba entonces raids aéreos, al estilo del de Ramón Franco y sus compañeros. EL raid Sevilla Bata que llevaron a cabo Cipriano Rodríguez y Carlos de Haya culmino con gran éxito. Otra más en su haber fue la rápida movilización de la Aviación en la Sanjurjada en agosto de 1932 que afianzó la confianza del gobierno. En 1934 ya de teniente coronel pasó a la Dirección General de Aeronáutica, de la que dependía el Servicio de Aviación. Esta Dirección General de Aeronáutica era un organismo del Ejército, dependencia de la que la aviación militar quería librarse de acuerdo con las tendencias europeas donde se estaban creando Fuerzas Aéreas sin la tutela de los Ejércitos de Tierra. La rebelión militar le cogió como jefe de la Oficina de Mando. pastor hubo de organizar junto con Camacho e Hidalgo de Cisneros la aviación militar republicana, futura Fuerza Aérea de la II República. El problema más acuciante en los días de la guerra aérea del verano de 1936 era la necesidad de más aeroplanos, tanto de caza como de bombardeo, creyendo el gobierno Giral que Francia, con un gobierno del Frente Popular, iba irremediablemente a ayudar al gobierno legal de España, Pastor participó en estas frustrantes gestiones. Pero fue con la llegada del gobierno de largo Caballero cuando Pastor fue nombrado subsecretario del Aire por el flamante ministro de Marina y Aire Indalecio Prieto. En la primavera de marzo de 1937 le sustituyo Camacho en la Subsecretaría y pastor partió para Paris. Con el gobierno Negrín, Pastor recuperó brevemente la Subsecretaria, pero el Ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, de nuevo le envió a Paris donde poco se podía realmente gestionar desde la Comisión Técnica Española en esta ciudad y mucho se podía fastidiar ante la avalancha de estafadores y oportunistas que podían engañar al inexperto, en estas lides, personal español. Las tramas internacionales de contrabando de armas estaban haciendo su agosto con la II República española y Pastor no pudo impedirlo. Al final de la guerra, Pastor quedó en Francia pero sin recursos, a duras penas sobrevivió a la invasión nazi y en sus últimos años vivió entre la pobreza más absoluta y los asilos asistenciales de Francia. Pastor murió en 1958.
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Carlos Pedemonte Sabín Había nacido en La Habana en 1895. Era comandante de E.M. y geógrafo. En mayo de 1936 fue nombrado gobernador de territorio de Sidi Ifni del Sahara español tras varios ceses que el gobierno ordenó ante el malestar de la guarnición del territorio. Su toma de posesión fue recibida con hostilidad por la mayoría de mandos y oficiales de la guarnición. Sölo contaba con el Capitán Muntaner y el comandante Montero. EL 18 de julio las noticias llegaron a Sidi Ifni en forma de telegrama del coronel Beigdeber, nuevo Alto Comisario del Protectorado tras haber depuesto al legítimo Arturo Alvárez-Buylla, al que fusilarían meses después. Pedemonte no se sublevó y conectó con Madrid para dejar patente la lealtad del territorio. EL ambiente se volvió gélido, hostil y Pedemonte pasados unos días marcho a la zona francesa para garantizarse el apoyo del ejército francés en Agadir. El jefe de la guarnición francesa se lo garantizó, pero en realidad no pidió instrucciones a Paris, por lo que sus palabras no valían nada. En cualquier caso Pedemonte volvió más tranquilo, emoción que se le disolvió cuando vio como fue recibido por los mandos y oficiales partidarios de la rebelión. Todos estaban muy agitados, daban soflamas y ponían radio Sevilla por los altavoces cuando hablaba Queipo de Llano. Desanimado, Pedemonte se marchó por donde había venido y pidió asilo a Francia. El comandante Montero trató de tomar el mando con una ambigüedad calculada muy al estilo de lo que estaba pasando en la guarnición de Valencia. Y así resistió hasta mediados de agosto, cuando aprovechando una inspección en la frontera de Montero, el capitán Molero se sublevó definitivamente con su Tabor. Enterado el capitán Muntaner, jefe del otro Tabor, inició los preparativos para reducir la rebelión de Molero. Este, muy cuco, envió parlamentarios para negociar un acuerdo, pero con la oculta intención de dividir a los oficiales del Tabor de Muntaner. Como así fue. Muntaner decidió atacar con su pequeña fuerza y tras un breve tiroteo fue derrotado y se pasó a la zona francesa con otros leales con el permiso de Molero. El comandante en funciones, Montero, se entregó al Marruecos español, donde no habiendo hecho en realidad nada contra la rebelión solo fue condenado por abandono de puesto. El resto de los leales fue detenido, llevado a Las Palmas y tras juzgarles sumariamente fueron condenados 21, once fueron condenados a cadena perpetua y se absolvió a 24 soldados que inmediatamente fueron adscritos a unidades rebeldes para combatir. Pedemonte regresó a la zona republicana donde se puso a instruir a las milicias populares. No tubo otras actuaciones bélicas aunque fue ascendido a teniente coronel y formó parte del Estado mayor del Ejército del Centro. Sobre su final en la guerra hay poca información, se sabe que fue dado de baja en el Ejército Popular en 1937 y que se exilió y marchó a Cuba donde ejerció de profesor y geógrafo. Parece que solicitó el regreso en 1949. Murió en 1972
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Antonio Pedraza Palomo.
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Primitivo Peire Cabaleiro Natural de Castellón y nacido en 1880. Era militar profesional y a la sazón teniente coronel de infantería. Había sido ADC del capitán General de la III Región militar antes de la reforma de Azaña. Mandaba el batallón de Ametralladoras nº 3 acantonado en Castellón. La guarnición, como en Valencia tuvo sus dudas a la hora de sublevarse dado el gran movimiento obrero, principalmente anarquista que dominaba la comarca. Parece que el merito de Peire fue impedir ningún pronunciamiento en Castellón, donde había fuerzas de la guarnición y de la Guardia Civil proclives a los rebeldes. Su compañero en Castellón, el también teniente coronel Carlos García Vallejo, ferviente partidario de los rebeldes no tuvo valor para oponerse frontalmente. Peire llegó a arrestar a García Vallejo tras una discusión sobre los movimientos de los mandos por la plaza. Pero el caso es que Peire se hizo con Castellón, repartió el 22 de julio 300 mauser nuevecitos a los milicianos, ante la ira contenida de García Vallejo, y proporcionó fuerzas de la Guardia Civil a la columna miliciana que se formaba en Sagunto con el objetivo de tomar Teruel. Como se sabe, la compañía de Guardias civiles se aguantó las ganas hasta que estuvieron cerca de la ciudad, concretamente en la Puebla de Valverde y sorprendieron a los milicianos y a sus jefes a los que hicieron ochenta muertos y capturaron a otros tantos que condujeron a Teruel, donde fueron todos fusilados inmediatamente. Entre ellos el diputado Francisco Casas Sal y el coronel de carabineros Hilario Fernández. Dicen que los Guardias habían sido maltratados de palabra y sufrido humillaciones intolerables para los miembros de este cuerpo por parte de milicianos anarquistas. Pero la idea de sublevarse venía desde los primeros días de la rebelión y todos los guardias estaban enterados y preparados, de hecho cuando los guardias se enteraron que partían para Teruel dieron grandes muestras de alegría porque así podrían sublevarse. Una venganza brutal... Eso sí recuperaron los 300 mauser que Peire les dio a los milicianos. Como anécdota se sabe que los mandos de la Guardia Civil en Castellón, al enterarse de los hechos manifestaron con altanería que les hubiera gustado participar. Parece que el valor sólo lo tenían a distancia. Naturalmente llegó a oídos del gobierno civil de Castellón y fueron arrestados. Peire organizó en Castellón una columna que llevó su nombre y operó en el sector de Alcaudete, donde fue sustituido precisamente por el teniente coronel Carlos García Vallejo. Le nombraron gobernador militar de Almería. Una ciudad muy conflictiva a esos efectos. Posteriormente tuvo el mando de la 44 División, combatiendo en Belchite. En 1938 se le condecoró con la medalla del Valor y tras ser ascendido a coronel se le nombró al frente de un centro de recuperación de tropas desperdigadas y gobernador militar de Igualada (Barcelona). Tras el final de la contienda se exilió en Francia, junto a otros de sus compañeros militares. Murió en 1942 a los 62 años.
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Cristóbal Peña Abuín Nacido en 1872, había tenido distintos mandos en el arma de caballería. En 1930 ascendió a general y es nombrado gobernador militar de El Ferrol. Con la II República fue nombrado Gobernador militar de Madrid. En 1936, ya cercano a la jubilación mandaba la división de caballería y se negó a sublevarse. Se jubiló en 1937 y murió en 1953 a los 81 años |
Guillermo de la Peña Cusi
Le tocó ser primero presidente del tribunal del Consejo de Guerra Sumadísimo contra los generales Goded y Fernández Burriel del 12 de agosto de 1936 y unos días después vocal en el tribunal militar que juzgó a varios militares rebeldes que se sublevaron en Barcelona con Goded el 19 de julio. Esto significó, dentro de la mentalidad militar profesional, un gran pesar por tener que condenar a muerte a sus compañeros. Posteriormente tuvo funciones administrativas en la creación del fugaz Ejercito Popular de Cataluña que era un ejército de papel resultado de aunar las columnas en 4 divisiones y darles nombres populares. A Peña Cusi le correspondió mandar la efímera Primera División. Fue también comandante militar de Caspe en el Consejo de Aragón y fue cesado a la disolución de éste en agosto de 1937. En la ofensiva de Huesca Peña Cusi mandó la agrupación de divisiones catalanas a las que no dio la debida moral de combate para mejorar el estado de desmoralización de las unidades anarquistas y del POUM tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona. Al poco fue detenido por el SIM sin que sepamos realmente porqué más allá de acusaciones de colaborar con el enemigo. Juzgado y condenado a pena de muerte (1), a cumplir después de la guerra, ya que Prieto Ministro de Defensa Nacional sacó un decreto retrasando las penas capitales para una revisión tras la guerra. Mientras esperaba en la cárcel su condena en Barcelona, la ciudad fue tomada por los rebeldes y capturado en prisión, esta vez por los franquistas, que lo volvieron a juzgar y condenar a muerte. Algún mérito tendría el hombre pues le fue conmutada la pena capital por cadena perpetua, reducido luego a 20 años, y finalmente indultado. Aunque no sabemos cuando. (1) El corazón de Peña Cusi, estaba probablemente con los rebeldes, pero no se atrevió a unirse a ellos. Después le tocó condenar a sus compañeros, lo que los rebeldes no le perdonarían jamás. Es también muy probable que empezara a acumular meritos para lo que pudiera pasar, en forma de ocultar huidos rebeldes, monjas, lo que fuera que diera puntos y librara a sus protegidos de males mayores. Esto lo practicaron la inmensa mayoría de los militares profesionales, incluso los republicanos, incluso La Pasionaria ocultó monjas. No digamos Matallana, Rojo y Miaja. Quizá Peña Cusi hasta colaboró con la quinta columna catalana. Lo que sea, pero salvó la vida, pues presidir un tribunal que condenara a militares rebeldes, más a Goded y compañía, era un crimen capital para los franquistas que no perdonaban nunca.
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Juan Perea Capulino
Nacido en 1890 en Santa Cruz de Tenerife. Se alistó voluntario en el ejército a los 16 años y ascendió por méritos de guerra en África donde combatió por 15 años. En 1917 ya era teniente. Resultó herido muy seriamente y se le traslado a la península. De carácter republicano y liberal participó en la Sanjuanada (primer intento de deponer al dictador Primo de Rivera la noche de San Juan de 1927) Tras su fracaso, Perea fue detenido y condenado a seis años de prisión que cumpliría en el castillo de Montjuich. En 1932 renuncio al ejército. Había alcanzado el grado de capitán. Al estallido de la rebelión militar se incorporó a las Milicias Populares mandando la columna de su nombre en la Sierra de Madrid sector del puerto de Lozoya que defiende con sus hombres. Para finales de septiembre se pierden las posiciones y el pueblo de Lozaya. No obstante el mando reconoce sus méritos y es nombrado mayor de milicias. Combatió con sus fuerzas ya militarizadas en el sector de Pozuelo de Alarcón y a final del año 1936 se le da el mando de la 5ª división, de preponderancia anarquista. Perea mantiene excelentes relaciones con el movimiento anarquista. Su división participa en la tercera batalla de la carretera de la Coruña con buena actuación pero con muchas bajas. En junio de 1937 se le da el mando del IV Cuerpo (1). Con la creación del Ejército de Maniobra por parte de Vicente Rojo, Perea se hace cargo del XXI Cuerpo en octubre de 1937 relevando al coronel Casado (2). Perea tuvo pulso para mantener firmes sus fuerzas cuando los franquistas rompieron el frente republicano de Aragón en el sector de Alcañiz donde se encontraban las desgastadas tropas que habían participado en la batalla de Teruel y que cedieron terreno produciéndose desbandadas. No obstante, cuando los franquistas pisaron el acelerador en el sector del XXI Cuerpo al mando de Perea, tampoco pudo resistir pero se retiró ordenadamente. A finales de marzo, reconociendo el buen hacer de Perea y sobre todo la confianza que sus tropas del XXI Cuerpo habían tenido en él, se decidió ponerle al frente del Ejército del Este en sustitución de Pozas, que no tenía su carisma, y sobre todo que las fuerzas de este ejército eran mayoritariamente anarquistas y sus mandos políticos abogaban por un comandante como Perea para restablecer la moral y la solidez del Ejercito del Este a la sazón casi en estado de disolución. Para este mando Perea fue nombrado teniente coronel. Tras la batalla del Ebro y la ofensiva final sobre Cataluña, el Ejército del Este trató de aguantar la embestida franquista pues estaba mas entero y fresco que las tropas del Ejército del Ebro que estaban reducidas a su mínima expresión, sin armas y completamente desfondadas. No pudo ser y Perea y sus hombres retrocedieron con todo el orden que pudieron. Perea demostró que era un militar muy completo y de gran carisma. Simpatizante del anarquismo y muy apreciado por los líderes de este movimiento que llegaron a proponer a Perea y a Joaquín Pérez Salas como sustitutos del Jefe del E.M.C. Vicente Rojo, al que los anarquistas consideraban pro comunista (¡al pobre Vicente Rojo!) Terminó la guerra de Coronel. Se exilio a Francia y posteriormente a Méjico. Entre 1939 y 1940, Perea escribió un libro tremendamente injusto con Vicente Rojo y otros mandos del Ejercito Popular. El análisis que Perea hace de las causas de la derrota republicana en su libro "Los culpables" (hasta el título apunta maneras) no se sostiene y durante toda su lectura uno tiene la sensación de que Perea estaba terriblemente resentido con el Estado Mayor Central. En cierto modo está en la línea de Jesús Pérez Salas, y otros militares profesionales que apoyaron a la República pero que por las circunstancias que fueran no tuvieron el protagonismo militar que ellos hubieran deseado. Esto no quita para que reconozcamos que Perea fue uno de los militares más sólidos del Ejército Popular. (1) Que había tenido muy buena actuación durante la batalla de Guadalajara y que estaba compuesto en un principio de tropas de todos las ideologías republicanas y que Mera convertiría en la élite de las fuerzas anarquistas por el procedimiento de separar de esta gran unidad todo lo que no lo fuera. (2) Que había tenido una actuación desastrosa tras la segunda ofensiva, motorizada, contra Zaragoza, donde se perdieron decenas de tanques BT-5. |
Andrés Pérez Beraza Medico militar que durante la Guerra Civil sirvió en el CRIM (centro de reclutamiento) número 1 del Ejército del Centro. Pertenecía a la Quinta columna y una de sus labores principales era boicotear la Sanidad Militar y expedir falsos certificados médicos con los que los espías infiltrados en el Ejército Popular y los militares desafectos, eludían sus responsabilidades, disponiendo a su antojo de destinos y falsos periodos de convalecencia.
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Enrique Pérez Farrás.
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Augusto Pérez Garmendia
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José Manuel Pérez Gazzolo (1892-1939). Comandante del Arma de Infantería, perteneciente al Servicio de Estado Mayor, que desde que estalló la guerra civil luchó en las filas republicanas, siendo, durante algún tiempo, ayudante del general Miaja al que acompañó en su tibio intento de tomar Córdoba. Ascendido a teniente coronel, pasó a desempeñar el cargo de segundo jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos Centro-Sur. Participa en la rendición del Santuario de Santa María de la Cabeza. En mayo de 1937 es trasladado al Estado Mayor del Ejército del Centro como segundo jefe y es ascendido a coronel. Participa en la rebelión de Casado con la mala fortuna de que es cogido preso por tropas gubernamentales cuando se encontraba en la posición Jaca. Tras un juicio sumarísimo es condenado a muerte y fusilado junto con otros dos militares casadistas. Otras versiones afirman que fueron fusilados por iniciativa de Ángel Diéguez, hermano de Isidoro Diéguez, conocido líder comunista de Madrid, justo cuando las fuerzas comunistas abandonaban la posición. Y que el propio Isidoro reprochó a su hermano por este temerario acto, que sin duda, acrecentó los deseos, ya crecidos, de vengarse a Casado y Cía. |
Antonio Pérez Quijano Era teniente de carabineros retirado de la 4 comandancia (Valencia). Fue nombrado comandante de la 3 Brigada Mixta de carabineros en plena batalla de Brunete. Tras la cual la brigada fue destinada al teatro de operaciones de Andalucía pasando de la 10 a la 34 división. Fue relevado poco después por el comandante de carabineros Antonio Martínez Rabadán. |
José Pérez Martínez
Coronel. Nació en Pamplona en 1895. Sirvió en la guerra de África donde fue condecorado. Una vez destinado a Madrid, se incorporó como comandante de la Guardia de Asalto bajo las órdenes de Muñoz Grandes. Una referencia a su participación en la Guardia de Asalto puede encontrarse en: http://www.ciere.org/CUADERNOS/aRT%2053/La%20guardia%20de%20asalto.htm "Concentraba la capital los grupos de Asalto 1º, 2º y 3º, tres escuadrones de caballería, tres compañías de especialidades y once compañías urbanas. Muchas de estas fuerzas estaban motorizadas y contaban con blindados y compañías de ametralladoras. Los grupos de Asalto estaban mandados por los comandantes Pérez Martínez, Sánchez de la Parra y Burillo, todos ellos afectos al Frente Popular". Estuvo junto a Miaja en la defensa de Madrid. En la pág 202 del libro de J.M. Reverte "La Batalla de Madrid" cuando hace referencia al momento en que Miaja abre el sobre con las órdenes que le ha dejado el Gobierno republicano huido a Valencia y toma el mando de la defensa, puede leerse: "Los primeros movimientos de Miaja son rápidos. Forma parte de su equipo: como ayudante tiene al teniente coronel José Pérez Martínez; como jefe de Estado Mayor llama al coronel Vicente Rojo, ayudado a su vez por los comandantes José Fontán y Manuel Matallana". Al final de la guerra se unió al levantamiento de Casado. Al acabar la guerra pudo salir de España escapando a Argelia, quedando su mujer y cinco hijos en Madrid. Ya durante la Segunda Guerra Mundial, le ofrecieron incorporarse a la Legión Extranjera francesa con el grado de capitán. Esto ocurrió con anterioridad a la entrevista Franco-Hitler en Hendaya, cuando muchos pensaban que España entraría en guerra del lado de Alemania. Así lo creyó también mi abuelo, considerando además que Franco necesitaría militares de carrera y daría una amnistía a los militares republicanos para fortalecer su ejército. Empujado por esta idea, retornó a España donde fue inmediatamente detenido, juzgado y condenado a tres penas de muerte. Consiguió que Muñoz Grandes declarara a su favor, dado que le había ayudado a pasarse al lado franquista durante la guerra. Esto le valió la conmutación de las penas de muerte por una condena de 18 años. Murió en Madrid en 1960 desposeído de profesión y tras haber pasado su familia muchos apuros económicos en los años de posguerra. Está enterrado en Pamplona (1)
Fuente: Eduardo Gómez-Leal Pérez (nieto del coronel Pérez Martínez) Nota de M.B. 2014.- Aunque hay indicios de que Pérez Martínez había colaborado en el emboscamiento de militares profesionales desafectos, todas las fuentes que citan a este militar expresan su admiración por su bonhomía y profesionalidad. |
Alfonso Pérez Mielgo Mayor de milicias que mandó la 50 brigada mixta en mayo de 1938 en el sector de Guadalajara. |
Antonio Pérez Quijano Mayor de milicias que recibió el mando de la 3ª Brigada Mixta para la ofensiva de la Granja en sustitución de Zulueta Isasi. La brigada participó duramente en la ofensiva de Brunete, donde su 11 batallón perdió posiciones claves de la 10 división. Pérez Quijano fue destituido por este motivo y sustituido por el comandante de carabineros Agustín Colomina. |
Jesús Pérez Salas.
Nota: Jesús Pérez Salas escribió en el exilio "Guerra en España 1936-1939", donde defiende la aptitud de los militares profesionales republicanos versus los mandos de milicias. El libro es tan injusto como el de Mera, Perea y similares. Pérez Salas no se da cuenta de que Franco los hubiera barrido del mapa en unos meses si la República hubiera tenido que defenderse exclusivamente con fuerzas de orden público y profesionales, de las que una importante parte tenían escasa motivación para la lucha, motivos que no vamos a juzgar ahora, pero que así eran. En la foto, en el centro, al frente de la columna Macia-Companys se dirige al frente de Aragón. Reseña de Cristóbal Zaragoza: Los Pérez Salas fueron cinco hermanos, todos ellos al servicio de las armas republicanas menos Julio, que hizo la guerra con los nacionalistas. Cuando murió, en Madrid en 1970, era teniente general de Caballería. José vivía retirado en Barcelona de su empleo de capitán del arma de Artillería cuando se produjo la sublevación en la Ciudad Condal. En julio reingresó con el grado de comandante. Pasó toda la guerra como profesor de la Escuela Popular de Guerra de Cataluña y de la de Artillería en las postrimerías del conflicto. Manuel fue jefe de estudios de la Escuela Popular de Guerra de Infantería, Caballería e Intendencia. Sólo actuó en los frentes al principio, al mando de una columna, en Teruel, hasta febrero de 1937. Durante los últimos meses estuvo destinado en la Comandancia Militar de Valencia y en la zona interior. Jesús era en 1933 jefe de policía de Barcelona. De él dice Luis Guarner, que le ayudaba personalmente en su Secretaría, que era hombre desprovisto de toda ambición y que aceptó el cargo sólo por complacer al presidente Maciá, quien deseaba su colaboración para facilitar el traspaso de los servicios de Orden Público, reorganizar las fuerzas de Seguridad y Asalto y seleccionar el personal de policía que iba a prestar servicio en Cataluña. Cuando Companys sucedió en la presidencia de Cataluña al fallecido Maciá, Jesús Pérez Salas dimitió; en febrero de 1934 fue nombrado jefe de los Somatenes Catalanes, al mando de los cuales participó en octubre del 34 en la aventura de la independencia catalana. El 19 de julio de 1936 tuvo ocasión de presenciar las primeras declaraciones de Goded en la Comisaría de Orden Público. Según él, Goded, aterrado por el gentío que pedía a gritos su cabeza, levantó el puño en un momento de pánico. Mandó la columna Maciá-Companys, en la que iba como delegado civil Enrique Canturri, antiguo alcalde de Seo de Urgel. Esta poderosa unidad instaló su primer puesto de mando en Alcañiz, pasando luego a Montalbán, donde había de enlazar con las fuerzas que desde Valencia atacaban Teruel. Estabilizó el frente ante la sierra de Cucalón. En mayo-junio es ya jefe de la 30 división del ejército del Este, al mando del general Pozas. Toma parte en la batalla de Belchite. Durante algún tiempo desempeña el cargo de secretario general del Ministerio de Defensa. Asciende a coronel y es nombrado subsecretario del ejército de Tierra. Organizado el GERO, toma el mando del XVIII Cuerpo de ejército, hasta entonces en reserva. Se exilió y dejó escrita una obra muy poco conocida sobre sus experiencias en la guerra. (Véase la siguiente reseña para Joaquín) |
Joaquín Pérez Salas
Joaquín Pérez Salas y el General Castelló
Otras fuentes... Coronel de Artillería del Ejército de Extremadura donde mandó un Cuerpo, fue igualmente fusilado, a pesar de que un informe nacionalista afirmaba que había protegido a muchas personas de los excesos revolucionarios y persecuciones políticas en la zona que controlaba. Pero tenía un historial previo que le convertía en "indeseable" al haber planeado un levantamiento contra Primo de Rivera en Valencia en 1929, haber estado implicado en la rebelión de Jaca y tener amistad con Azaña. También se había unido a los leales desde el principio y ya el 20 de julio de 1936 había dirigido una columna miliciana contra Córdoba, de manera que no podía considerársele de modo alguno un "leal geográfico", alguien que había servido a la República por haberse hallado accidentalmente en esa zona. Y además no había contribuido a acelerar el fin de la guerra, pues aplastó la sublevación de los quintacolumnistas de Cartagena el 6 de marzo de 1939. En algunas cosas, era uno de los oficiales más originales del Ejército republicano. Era fuertemente anticomunista y trataba descortésmente a su asesor soviético " Se le tenía por "loco y excéntrico", y tenía fama de haber ideado la frase de "Venceremos a pesar de los comisarios" Se rumoreó, y también era típico de él, que insultó al Comandante diplomado de E M. de su sector. Reseña de Cristóbal Zaragoza: Joaquín era teniente coronel de Artillería al empezar la guerra. Había ingresado en la Academia de Segovia y pasó casi toda su vida militar en Valencia, sirviendo en el regimiento de Artillería número 6 de guarnición en aquella plaza; luego, en el parque divisionario. Antonio Cordón, que coincidió con él en Andújar, dice de él que era la encarnación del espíritu artillero, que era republicano y alardeaba de anticomunista. «Había cumplido ya los cincuenta años (cuando se encontraron en Andújar), no era muy fuerte físicamente, era extremadamente miope y estaba continuamente aquejado de fuertes jaquecas. Comía poquísimo; se alimentaba fundamentalmente de café con leche y aspirina, que tomaba en cantidades verdaderamente comerciales.» Entre sus compañeros se hicieron famosas sus rarezas, que Zugazagoitia disculpa, e incluso comprende, dadas las condiciones en que tuvo que combatir en los frentes andaluces. «Afortunadamente —escribe—, el mercurio seguía en nuestras manos, gracias, por segunda vez, al coraje de Pérez Salas, un militar que no era nada más que republicano y que quizá por esta circunstancia, verdaderamente extraordinaria, gozaba fama entre los profesionales de loco y de original. Su locura y originalidad, de haberse generalizado, le hubiera sido a la República de considerable provecho. Consistía la enajenación en cumplir escrupulosamente con el deber, participando con los soldados en las vicisitudes de la campaña, de suerte que en los momentos de apuro los estimulaba con su presencia, les aconsejaba con su experiencia y les encandilaba con la victoria. [... ] Un escrito al presidente, en el que, a la vista de la monstruosa conducta que seguían los mandos en las unidades [...] le notificaba que a él, personalmente, sólo le ilusionaba la esperanza de hacerse matar avanzando al frente de sus hombres, contra el enemigo.» Al inicio de la guerra mandó en Andalucía una columna formada por guardias de Asalto en su mayoría de la guarnición de Jaén. Con esta unidad tomó parte en las operaciones de Córdoba, ciudad que no logró conquistarse por las demoras de Miaja. Más tarde fue destinado a Valencia al frente del 5º regimiento ligero. Entre sus éxitos hay que destacar la victoria alcanzada sobre Queipo en Pozoblanco, el 13 de marzo de 1937, por la que la República pudo mantener en sus manos las tan necesarias minas de Almadén. Según Ramón Salas «es la figura más destacada de los frentes andaluces y aragoneses». Queipo de Llano, por su parte, decía en sus charlas radiofónicas, no sin cierta aviesa intención, que el coronel Joaquín Pérez Salas era un gran militar en el que, además, reconocía su «caballerosidad» en el trato con los prisioneros nacionalistas que le había hecho. En mayo del 37 tiene bajo su mando la XIX división del ejército del Sur, a las órdenes éste del coronel Morales, con el que no se aviene desde el principio. Ya casi al final fue jefe del Ejército de Extremadura. El desenlace lo vivió en Cartagena como jefe de la base naval, de la que tomó posesión entre el 8 y el 9 de marzo; gracias a su energía y decisión, cortó rápidamente las represalias contra los quintacolumnistas sublevados y pacificó la ciudad. No se unió a los casadistas y se negó a seguir las sugerencias de sus subordinados para abandonar España, y fue fusilado al término de la guerra. Nota de M. Blacksmith: Joaquín Pérez Salas representa dentro del Ejército Popular a los militares republicano-conservadores que no comprendieron realmente la naturaleza del Ejército Popular. Joaquín Pérez Salas, enfrentado al E.M.C., es decir a Rojo, al que calificaba de "comunistoide", no dejó de crear problemas a la jerarquía del Ejército Popular durante toda la guerra, enfrentándose a Líster, quizá con razón, y a Cordón, que es el militar que más acertadamente le retrata en sus memorias. Joaquín Pérez Salas pensaba que la guerra se estaba perdiendo por culpa de los Comunistas, sus seguidores, y sobre todo por culpa de los Comisarios Políticos. Abogaba por un ejército mandado por profesionales y libre de la injerencia de los políticos. Desgraciadamente no comprendió que esa hora ya había pasado, y que los militares profesionales, salvo las excepciones de todos conocidas, se habían demostrado menos leales pero más incompetentes y desmotivados que la mayoría de los oficiales de milicias que tanto criticaba. Pero además, él mismo también hacía política en el Ejército Popular, llegando la CNT a proponerle en 1938, en sustitución de Rojo, como Jefe del Estado Mayor Central, lo que teniendo en cuenta las características del personaje y la realidad político-militar de ese año, sí que hubiera sido un desastre monumental. Muchos historiadores que se muestran muy críticos con Rojo, por su supuesta obediencia comunista, se muestran, por contra, muy condescendientes con Joaquín Pérez Salas al que elevan a una categoría militar que en realidad no tuvo, pese a algún éxito defensivo en Pozoblanco, donde, por cierto, mantenía un feudo personal, que rayaba en la más pura indisciplina. Sin embargo, los mandos que tuvo, nunca actuaron contra él, lo que pone en contradicción las afirmaciones de su hermano Jesús. A favor del personaje hay que decir que fue de los pocos militares profesionales que no se sublevaron con Casado contra el gobierno. Y es que militares profesionales rebeldes destruyeron la República, y militares profesionales republicano-conservadores le dieron la puntilla. No obstante, los franquistas, en absoluto comunistas, fusilaron a Joaquín Pérez Salas pese a que había salvado la vida de muchos derechistas. ¡Vaya!, el gobierno de Negrín, tan roído por los comunistas, nunca le tocó un pelo y encima le dio puestos militares de importancia de acuerdo a sus supuestas capacidades. Los rebeldes, que en algunas biografías de este militar aparecen meramente como comparsas, le pegaron cuatro tiros sin ninguna piedad. ¡Qué extraña guerra libraron algunos republicanos, contra el gobierno, y bueno, también contra Franco..., pero en los ratos libres! Si simpatiza usted con el personaje, no deje de visitar este sólido estudio: |
Manuel Pérez Salas. Hermano de los anteriores. Teniente coronel de Infantería, con destino en el Regimiento de Otumba 7, con Plana Mayor en Valencia. Actuó junto al Gobierno el 30 de julio en el Regimiento de Guadalajara 13, cuyo mando debía tomar. Fue detenido y poco después liberado por las milicias que ocuparon el cuartel. Dirigió los estudios de una Escuela Popular de Guerra y fue ejecutado después de la guerra. |
Vicente Eugenio Pertegaz Martínez
Tuvo el mando de la 99 Brigada Mixta en septiembre de 1937 durante un breve periodo de tiempo. Finalmente en marzo de 1938 se le encargó el mando de la 9 división del III Cuerpo del Ejército del Centro con Cuartel general en Aranjuez. Un año después, a primeros de marzo de 1939, viendo venir la asonada de Casado y fingiendo una enfermedad dejó la división para preparar una operación para hacerse cargo de un posible Estado Mayor de las tropas leales al gobierno. Se sabe que pudo exiliarse tempranamente a la Unión Soviética con un grupo de intelectuales españoles, llegando a Leningrado en mayo de 1939. Trabajó en el Instituto de Idiomas de Moscú y como traductor en la empresa soviética Sovexportfilm de export-import de películas. Pertenecía al círculo de intelectuales y artistas españoles en Rusia, Como Cesar M. Arconada, el escultor Alberto Sánchez Pérez, Ángel Herráiz, José Vento Molina, Isabel Vicente Esteban o Augusto Vidal. Jubilado en 1969, no regresó a España hasta 1984 quedándose definitivamente hasta su muerte en 2002. |
José Pieltain Manso Medico militar que pertenecía a la Falange clandestina madrileña en cuyo domicilio se fraguó parte de la conspiración de la Quinta columna y del SIPM, en el golpe de Casado. Al final de la guerra los franquistas le abrieron expediente de rutina y fue indultado (1).
(1) Lo que no sabemos es que le pasó con la Ley Varela de 1940, auténtica purga de todos aquellos que, a) que siendo masones o liberales combatieron con los franquistas durante la guerra, b) que siendo partidarios secretamente de los rebeldes sirvieron con los republicanos pero colaboraban o formaban parte de la quinta columna y al final de la guerra fueron procesados de oficio e indultados y reincorporados. Vamos, que el flamante ministro del Ejército, Varela, con su ley del 12 de diciembre de 1940, dejó el ejército sólo con los pata negra de primera hora, los africanistas, los de la UME, y los alféreces provisionales, la nueva cantera de militares recién llegados, hechos en la guerra, profundamente extraños a las tradiciones del Ejército Español, pero profundamente franquistas. |
Rosendo Piñeiroa Plaza
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Miguel Porres Anto
Fuente: Jorge PORRES, sobrino carnal del soldado.
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Antonia Portero
(1) Era la única delegada política en la 11 División, aunque había más mujeres voluntarias luchando en el Ejército Popular pese a la ordenanza que el Ministro de Defensa nacional, Prieto, redacto para retirar a las mujere4s soldado de la primera línea debido a las quejas por los brutales tratos que recibian de los franquistas cuando caían prisioneras. El ejemplo de Lina Odena que se suicidó antes de caer en manos de un grupo los falangistas granadinos pues sabía que iba a ser violada en grupo. Así era de crudo para las mujeres servir en el Ejercito Popular. AUnque ni en Badajoz, ni en Toledo, ni en Asturias, ni en Lérida, ni en los pueblos de Madrid la mayoría de los centenares de mujeres violadas no pertenecían al Ejercito Popular. |
Sebastián Pozas Perea
Pozas hizo crisis en varias importantes ocasiones, la primera cuando el ladino Miaja le quitó todo el sector de la batalla del Jarama donde las fuerzas de Pozas habían combatido con vigor, pero Miaja, técnicamente su subordinado, no le había ayudado un pimiento. Una vez que Miaja y Rojo se hicieron cargo del sector los refuerzos fluyeron al Jarama. Eso hubo de sentar a Pozas como un tiro y de hecho se dio de baja por enfermedad. La segunda fue cuando en la ofensiva de Huesca, Pozas mandaba el recién formado ejercito del Este (mayo de 1937) y con la ayuda de la XII Brigada Internacional de Lukacs (al que sustituyo Kleber, tras su muerte) y las fuerzas catalanas de Guillermo de la Peña Cusi se planteó la acción. La ofensiva estuvo muy mal ejecutada, las tropas catalanas estaban muy poco motivadas pues acaban de salir del shock de los sucesos de mayo. No había artillería ni tanques suficientes para garantizar un ataque decisivo y Pozas no supo encuadrar esta mezcla de fuerzas e ideologías en combate pues era un general tradicional que no comprendía las realidades de Ejercito Popular, como muy bien señala Lister. Además, Huesca era un hueso duro de roer, Militares rebeldes que sospechan lo que les espera si se rinden, falangistas aún más conscientes de este destino si flaquean y soldaditos de leva muy bien administrados por su mandos. Lo típico en un reducto rebelde que además contaba con la confianza y el ojo avizor del mando franquista. Como para flaquear. El caso es que en la ficha mental del Ministro de Defensa Nacional, Prieto, Pozas se ganó una aspa negra. Con la batalla de Belchite, a Pozas le tocó dirigir la ofensiva contra Zaragoza, otro hueso duro de roer con enclaves rebeldes dispuestos a todo. Además, estaba el V Cuerpo la mejor tropa del Ejército Popular pero con unos mandos que se atrevían a desobedecer a cualquiera que no fuera Rojo o el Partido. Las fuerzas en presencia no tuvieron chance estratégica y se entretuvieron, como ya lo habían hecho en Brunete, con objetivos menores, pero que impedían sus movimientos. Esto es Quinto y Belchite. Que es todo lo que se pudo tomar. El derroche de fuerzas y recursos no compensó en absoluto y pese a que parte de la culpa no era de Pozas, le tocó pagar el pato. El propio ministro con su habitual mala leche le mandó un telegrama a Pozas donde le reprochaba el uso de tantos recursos para tomar unos pueblecitos. El azul papelito también le sentó como un tiro a Pozas. Y otra aspa negra. Tras Teruel se produjo la ofensiva de primavera franquista en Aragón. El Ejército del Este seguía sin tener un mando apropiado. Pozas es incapaz de motivar a su Ejército. Estas tropas catalanas son mayoritariamente anarquistas, llevan meses y meses en las trincheras y están muy desmoralizadas por los sucesos de mayo y por la propaganda de sus líderes políticos que día a día les martillean con la larga lista de agravios comunistas de los que la mayoría son bulos y exageraciones como han demostrado los historiadores. Pero ese es su estado de ánimo. El Ejército del Este no resiste la avalancha fascista, no constituye núcleos de resistencia como hace el Ejército del Ebro para retrasar el avance y sufre desbandadas que lo debilitan. Prieto decide relevar a Pozas a finales de marzo del 38 y sustituirle por el teniente coronel Perea que se pone a la tarea de revitalizar el Ejercito del Este. Pozas marchó a un cargo burocrático. Al final de la guerra en Cataluña se le ordena resistir en Gerona nombrándole comandante militar de la plaza. Días después de la de Figueras. Finalmente Pozas cruzó la frontera y se exilió a Méjico. Pozas no era ningún pusilánime, y mucho menos mal militar, se trata de un profesional del ejército español de la época que no comprendió ni supo acercarse a los soldados del Ejército Popular, cosa que si hicieron Miaja, por ejemplo, o Menéndez, o el propio Perea, que pese a ser todos profesionales anticomunistas, entendieron como manejar unas tropas que se iniciaron con formaciones de voluntarios altamente politizados, civiles antimilitaristas en armas que se fueron diluyendo como agua en azúcar y fueron sustituidos por personal de reemplazo mucho menos afecto a la II República pero que bien dirigido luchó valientemente. Tal como demostraron el Ejército del Ebro de Modesto y el de Levante de Menéndez en Valencia. Y además y para terminar, Pozas no tenía el respaldo de ningún partido, pese a que le acusaron de haber pedido el carné del PCE, como se decía de Miaja que los tenía todos. |
Adolfo Prada Vaquero
El informe que redactó para el ministro de Defensa Nacional, Prieto, era demoledor y por ello ni solicitó ni se le ofrecieron mandos de combate. Mandó durante breve tiempo el Ejército de Andalucía y fue gobernador militar de Murcia antes de ser nombrado al frente del Ejército de Extremadura que ejerció desde finales de 1937 hasta marzo de 1938. Buen militar profesional, curtido en el pacto político que había permitido la defensa de Madrid y la constitución del disciplinado Ejército del Centro, este mando le terminó de desquiciar, pues se negaba a asumir la realidad militar y política del Ejército Popular en Extremadura, que siendo un frente relativamente tranquilo, la retaguardia política estaba continuamente presente en las trincheras, con ingerencias que Prada era incapaz de soportar pero contra las que nada podía hacer. EL PCE, con el que tan buenas relaciones había mantenido en el frente de Madrid, era aquí la bestia negra de Prada, que se dejó llevar por la desmoralización y el derrotismo. Se le ofreció un destino burocrático, de subinspector de Enseñanza e Instrucción Militar en el Grupo de Ejércitos. El coronel Casado le llamó a Madrid en marzo de 1939 para encargarle el Ejército del Centro, plaza vacante pues Casado asumió la consejería de Guerra del Consejo de Defensa. Desde este puesto, Prada tuvo su pequeña venganza contra los comunistas a los que combatió y reprimió sin piedad. El 28 de Marzo, con los miembros del Consejo en fuga, Prada rindió Madrid. Esta acción fue filmada. Y es patética. Prada había preparado al detalle este acto, en la ingenuidad, (había creído las promesas de Casado), de que era prácticamente un nuevo "abrazo de Vergara". El coronel Losas jefe de las 16 División franquista les recibió de forma inapropiada, vestido con una chilaba marroquí, les saludo incorrectamente, y les trato con tal arrogancia, que el mundo se les vino abajo, a Prada y a sus acompañantes, el teniente coronel García Viñals, el comandante médico Diego Medina Garijo y el capitán de Estado Mayor Urzaiz Guzman. Medina Garijo, era jefe de la Quinta columna madrileña, pero aún así no debió sentirse muy cómodo. Unos minutos después fue detenido Prada y los dos hijos que le acompañaban (1), metido en un camión militar descubierto y conducido a la cárcel, mientras Madrid era tomado por los quintacolumnistas y otros desafectos, entre insultos y abucheos a las columnas de presos republicanos, Prada incluido. Ángel Bahamonde en su libro "Madrid 1939. La conjura del Coronel Casado", hace una reflexión sobre el personaje que no nos resistimos a incluir "... Prada resume la personalidad de un militar republicano cuya lealtad, y los parámetros que la informaban, entraron en conflicto sin solución con la naturaleza de la guerra, contemplada desde el lado republicano, y la secuencia de derrotas. Se sintió frustrado desde la campaña del Norte, y conscientemente puso en marcha los mecanismos de compensación psicológica. Transfirió al partido comunista la culpabilidad de la derrota, como producto al servicio de un poder extranjero, y halló en el discurso casadista la reparación del mal." La reseña es del todo paradigmática del comportamiento de decenas de militares profesionales, que en vez de examinar su compromiso con la II República, prefirieron adoptar la fácil excusa exculpatoria, por cierto usada por igual por militares profesionales que por líderes anarquistas y socialistas. Fue condenado a muerte, y como tenía avales de militares desafectos y civiles derechistas que había protegido durante la guerra, le fue conmutada la pena a 30 años y un día. Salió en libertad vigilada en 1945. Falleció en 1962. Fuente parcial: "Madrid 1939. La conjura del coronel Casado". Ángel Bahamonde. Ediciones Cátedra. Madrid 2014
La rendición de Prada, el 28 de Marzo de 1939 en las trincheras del Hospital Clínico. Nota de M.B.- (1) Adolfo Prada tenía dos hijos varones, Adolfo y Eduardo con 21 y 19 años el 18 de julio. Cuando el mayor fue llamado a filas en marzo de 1937, su padre se lo llevó con él a la 7 división que mandaba y le enchufó en su E.M. como teniente eventual, un enjuague pistonudo. Además, Prada mandó a su hijo mayor a puestos aún mejores siempre que pudo. El hijo menor, por los motivos que fueren, servía en una unidad miliciana en el frente de Usera con el grado de teniente y como uno más. Cuando su padre fue nombrado Jefe del Frente Norte, los dos hijos le siguieron como ayudantes. Hay relatos que afirman que sólo fue con él el mayor. Hay una historia de denuncias que Prada y sus hijos hicieron sobre acciones criminales de la policía de retaguardia en Gijón y que trasladaron primero a Belarmino Tomas que ninguneaba todo lo que podía a Prada desde su Consejo Soberano, "El Gobiernín", de la misma manera que Aguirre ninguneó a Llano de la Encomienda en Bilbao. Como en Asturias nadie les hizo caso, Prada y sus hijos acudieron a Prieto mediante un viajero que volvía para Madrid. Una ingenuidad, pues ciertas, falsas o incluso exageradas las denuncias, Prieto era intimo de Belarmino y pese a su cabreo por el montaje del Consejo Soberano, no iba a mover un dedo para averiguar nada sobre muchachas hermosas violadas por milicianos de retaguardia en funciones de policía en el final apocalíptico de Gijón, con una verosimilitud muy escasa pues ya había que estar loco para meterse a esas faenas criminales a semanas para la entrada en Gijón de los rebeldes. De haber pasado algo así serían delincuentes metidos a falsos vigilantes de retaguardia para cometer toda clase de desmanes, como ya pasó en Madrid. El caso es que Prada y sus hijos regresaron a Madrid y además de desmoralización traían en sus magines una idea muy, pero que muy mala de las autoridades civiles republicanas y en especial de los comunistas, malos muy malos. Cuando al final de la guerra, Prada y sus hijos fueron detenidos, los avales derechistas llovieron, para el Padre y sobre todo para los hijos, de personas con influencia en el "regimen". Se trataba de unos buenos chicos que habían seguido a su padre por disciplina pero políticamente contrarios a los marxistas. El Tribunal no quería soltar la presa pero por las presiones los absolvió, pero metió una mina retardada en la sentencia al obligarlos a cumplir el Servicio Militar en un batallón disciplinario. Así que los hijos de Prada penaron por su pasado republicano. En el franquismo de posguerra parece que se hicieron más republicanos y que, uno al menos fue detenido en relación con la conjura descafeinada del general Aranda, que quería ser califa en lugar del califa y hasta llamó a Cipriano Mera a ver si lo engañaba. ¡Qué cosas! Otras reseñas de interés (Auñamendi Eusko Entziklopedia): Ingresó en las aulas militares a los 15 años y en 1911 era capitán de Caballería en la reserva. Durante la República pidió su retiro acogiéndose a la Ley Azaña pero al estallar la guerra civil, se reincorporó al servicio activo, permaneciendo fiel al Gobierno Republicano. Simpatizante en un principio de los comunistas, tomó parte en la defensa de Madrid y, posteriormente, en la campaña de Santander donde fue ascendido a coronel. El 21 de junio de 1937, dos días después de la caída de Bilbao, el general Gamir Ulíbarri era nombrado Jefe del Ejército del Norte, sustituyéndole al mando del Cuerpo de Ejército Vasco, puesto que ocupaba hasta el momento, el coronel Vidal Munárriz. Algo después, el 28 de julio, éste era sustituido a su vez por el coronel Adolfo Prada que pasaba así a mandar el Cuerpo de Ejército Vasco. El 6 de agosto, el General Gamir, dictaba una orden por la que se reorganizaba el Ejército del Norte, que quedaba estructurado en cuatro Cuerpos de Ejército: el XIV, antiguo I o de Euzkadi; el XV, anteriormente II o de Santander, y los XVI y XVII, creados en base al primitivo de Asturias o III. El XIV Cuerpo de Ejército, es decir, el vasco, quedó al mando de Prada, con el comandante Ernesto de la Fuente como Jefe de Estado Mayor, estando constituido por las Divisiones 48, 49, 50 y 51 (antiguas 1.º, 2.º, 3.º y 4.º). Prada participó en la retirada de Santander que culminó con la caída de esta ciudad. Ante esta derrota, el Consejo Provincial de Asturias se autoproclamó "Consejo Soberano de Asturias y León" y una de las primeras cosas que hizo fue sustituir al general Gamir Ulíbarri -a quien se culpaba de la pérdida de Santander- por el coronel Prada, el cual nombró Jefe de Estado Mayor al Capitán Ciutat, comunista, intentando reorganizar y reagrupar lo que quedaba del Ejército del Norte. Del Cuerpo de Ejército Vasco -el XIV- mandado hasta ese momento por el mismo Prada según se ha dicho, sólo quedan las Divisiones 50 y 48 ya que las restantes se han rendido en Santoña. A pesar de todo se lleva a cabo la reorganización de este Cuerpo de Ejército con el resto de las Divisiones anteriores y algunas tropas de refresco, contando a partir de este momento con dos únicas Divisiones, la "A" y la "B", al mando del teniente coronel Francisco Galán. Prada intentó parar las ofensivas franquistas pero nada pudo hacer al final. Después de la huída del "Consejo Soberano" logra escapar de la represión saliendo en el último momento en un avión desde Gijón y poniéndose de nuevo a disposición del Gobierno republicano. En el "Informe" que realiza sobre su actuación al mando del Ejército Republicano en el Norte, señala que: "La lucha en el Norte ha sido una agonía prolongada en un esfuerzo que, por lo desigual, cabe calificar justamente de heroico; más de 100.000 heridos y cerca de 30.000 muertos es un balance ejemplar en un Ejército que llegó a contar con 70.000 infantes en el momento de su apogeo, cuando la movilización general de Euzkadi". Posteriormente, Prada es designado Jefe del Ejército Republicano de Andalucía alejándose ya de los comunistas con los que había colaborado activamente en el Norte y, por último, del Ejército del Centro, donde, bajo las órdenes de Segismundo Casado, participa en la entrega de la capital de España a los franquistas. Hecho prisionero al final de la guerra, es juzgado y condenado, saliendo en libertad algunos años después, incorporándose a la vida política clandestina, formando parte de la A.F.A.R.E. (Agrupación de Fuerzas Armadas Republicanas Españolas). Falleció en Madrid cuando estaba próximo a cumplir los ochenta años |
Artemio Precioso Ugarte
Lea el relato de Artemio Precioso sobre estos hechos.
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Ricardo de la Puente Baamonde
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Antonio Puig Petrolani Nacido en 1896. Capitán de infantería. Aparece en el álbum de la promoción de 1914 de la Academia de Infantería de Toledo. Era masón y republicano y participó en la asonada de Cuatro Vientos del 15 de diciembre de 1930 junto con Ramón Franco. A la rebelión militar era jefe de la 5º Compañía del Cuerpo de Seguridad y Asalto en Madrid. Tuvo mando en las fuerzas de Asalto en el frente de Guadarrama. Y posteriormente fue ascendido a teniente coronel y nombrado subinspector general del Cuerpo de Seguridad. Marchó a Barcelona con el gobierno y al fin de la guerra en Cataluña pasó a Francia. No marchó a Sudamérica como se ha dicho sino que permaneció en Francia. Con la invasión nazi fue detenido por la Gestapo junto con otros muchos republicanos sin que Puig Petrolani fuera entregado a los franquistas en 1942 e ingresado en el campo de Mauthausen en 1943 donde falleció
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Ildefonso Puigdengolas Ponce de León
En mayo de 1936 solicitó el pase a la reserva perdiendo su puesto en el Cuerpo de Seguridad. En julio de 1936 se encontraba en Madrid en condición de disponible a la espera de sus trámites para la reserva. Rápidamente y quizá por llamada de Saravia, se hizo cargo del mando militar de una columna de milicianos anarquistas (la columna de Ventas) que con fuerzas regulares partió para Alcalá de Henares. Allí se las hubo de componer con varios intentos de fusilamiento de militares rebeldes rendidos, algunos de los cuales no pudo evitar y fue su primer encontronazo con milicianos indisciplinados que le plantaron cara. Pero Puigdengolas tenía mucho cuajo para dejarse amilanar y mantuvo el orden. Seguidamente la columna engrosada con mas milicianos entre los que se encuentra Cipriano Mera (1) se dirige a Guadalajara donde casi mil golpistas entre militares y falangistas se han atrincherado. De nuevo se producen fusilamientos que a los mandos les resulta muy difícil detener, dado que aparecen oficiales leales maltratados e incluso fusilados por los rebeldes de Ortiz de Zarate. Ante el avance rebelde en el Sur, Puigdengolas es nombrado el día 25 de julio para mandar la Segunda Brigada de Infantería con guarnición en Badajoz. Nuestro personaje trató de organizar primero la defensa de la capital, afianzar las lealtades de las fuerzas de Órden Público, tan ubicuas políticamente en esa ciudad. Una vez que cree que la plaza esta moderadamente segura, emprende la organización del sector y el reparto de las armas para defender las poblaciones cercanas. Pero cuando Puigdengolas sale de Badajoz a primeros de agosto con una columna en misión de reconocimiento y apoyo de las tropas republicanas en el Sur, rápidamente la Guardia Civil y parte de las fuerzas de orden público de la ciudad se rebelaron. Retornado de urgencia consigue revertir la situación con el apoyo de milicias provenientes de pueblos cercanos, aun así fue detenido por los rebeldes durante algunas horas hasta que los leales le rescataron. Desarma y encierra a la Guardia Civil desleales. Arma a las fuerzas milicianas en la medida de lo posible pero pierde muchos efectivos a los pocos días, pues los milicianos regresan a sus localidades de origen. Le quedan a Puigdengolas pocos efectivos, una centena de soldados, varias unidades de carabineros y guardias de asalto, unos poco Guardias civiles leales y las milicias de la ciudad, no llegan a mil hombres. En realidad se dispone de más fusiles que tropa. Hay escasez de ametralladoras y unos pocos morteros, las municiones también escasas. Apremiado por el avance rebelde en el sector, envía 120 milicianos a Mérida, y varias secciones a otros pueblos. La guarnición queda bastante escueta, un poco más de 500 hombres y bastantes de ellos de escaso valor y lealtad. Entrado ya agosto, los rebeldes se aproximan y Puigdengolas es herido en un brazo por metralla de un avión enemigo. El día 13 los rebeldes toman posiciones para el ataque, las manda Yagüe, un carnicero. El día 14 se completa el ataque de los legionarios en dirección a la muralla de la ciudad, mientras otra columna rebelde que ha pasado la frontera portuguesa con la connivencia de las autoridades portuguesas ataca la ciudad por la retaguardia. Las milicias flaquean y las fuerzas regulares también. Los supervivientes tratan de escapar hacia Portugal y Puigdengolas lo consigue junto con otros leales. Las fuerzas rebeldes, básicamente regulares, legionarios y falangistas, escoria de la humanidad, saquean la ciudad y asesinan a todo bicho viviente sospechoso de rojo. Se dice que desnudaban el hombrod e los hombres y mujeres que detenían y se tenía el moraton que produce el retroceso del pesado mauser español, lo fusilaban en el acto, previa lluvia de culatazos e indignas humillaciones. Si no era el caso, lo normal es que les robaran todo y si era mujer y se demostraba roja fuera sexualmente maltratada. Así hasta mas de dos mil asesinados estudiados, pero a lo largo de los varios días que duró el saco y las referencias que dieron los periodistas, muchos de ellos en absoluto simpatizantes de la República, la cifra de asesinados puede acercarse a los cuatro mil. Los portugueses retienen a Puigdengolas y los suyos en un cuartel en Elvas y posteriormente en Lisboa hasta que en octubre de 1936 los que manifiestan su deseo de regresar a la zona republicana son embarcados en el vapor Nyassa y trasladados a cataluña y tras varias peripecias desembarcan en Tarragona donde la familia de Puigdengolas que vivía en Gerona le espera con ansiedad. Es el 13 de octubre. Nuestro personaje parte al poco para Madrid para ofrecer su informe a Ministerio y del buen hacer de Puigdengolas da cuenta el que fue nombrado para mandar el sector de Illescas, que deja Ramiro Otal Navascués en completo desorden. Puigdengolas participa en la acción de Seseña donde los tanques rusos le zurraron la badana a los rebeldes, aunque la acción de la infantería fue menor. El 31 de octubre, en Parla, las columnas se desbandan, arrojan las armas, y huyen sin control. Es el famoso grito de estamos copados. Puigdengolas, en medio de la vorágines, consciente de la importancia de conjurar esta desbandada, saca su pistola y trata con gritos y amenazas de detener a los milicianos. Puigdengolas disparó a un oficial que huía que se manifestó en rebelión, pero alguien le respondió con un tiro y allí quedó el bravo de Puigdengolas, muerto por sus propios hombres, cobardes ese día por contra de otros que fueron valientes, pero arrastrados, quienes fueran, al pozo de la ignominia, pues no hay mayor crimen militar que asesinar a tu comandante cuando tu huyes y él, precisamente trata de impedirlo. Tantas mentiras se han dicho sobre este militar republicano para ocultar debilidades rebeldes y por el simple odio que los rebeldes tenían a los profesionales de la UMRA, que hora sea que algún historiador rehabilite el buen nombre de Ildefonso Puigdengolas Ponce de León, héroe de la II República.
(1) Cipriano Mera en sus memorias, ni siquiera cita al coronel Puigdendolas en este episodio, si no es para motejarlo de incompetente o incluso de traidor, pues el ya se dio cuenta, solo viendo el plano, lo erróneo de la operación, pues el coronel Pugdendolas y el comandante Ristori no ven más allá de sus narices, y él, Mera, ya es un pedazo de militar profesional por generación espontánea que va diciendo a todo el mundo como hacen de mal las cosas por contra suya y algunos amiguetes del sindicato. Este es el meollo de sus memorias. Una lectura que avergüenza a cualquier republicano.
Nota: Comentario sobre Puigdengolas aparecido en la lista Tinet: La fuente más directa que tenemos para saber qué pasó con Puigdengolas, por encima de Guillermo Cabanellas o Manuel Rubio Cabeza, son las memorias de Ángel Lamas Arroyo, testigo presencial de lo ocurrido como ayudante del coronel que era. Y lo que cuenta es simple: Puigdengolas fue asesinado por sus propios hombres después de herir a un soldado y de matar a bocajarro personalmente a un capitán de las milicias republicanas que se retiraba con sus hombres de la posición asignada. Según el mismo autor no era la primera vez que actuaba así con los milicianos, que lo consideraban un "faccioso". Esto ocurrió cerca de Parla. Sin embargo, estas memorias ("Unos y otros") publicadas por Caralt en 1972 plantean ciertas dudas. No resulta muy tranquilizador leer a renglón seguido de la narración de la muerte de Puigdengolas lo siguiente: "No sentí la intensa indignación que por un crimen semejante, en relación con mandos de mi Ejército (sic) de siempre, sentido hubiera; ni admití la obligación de hacer causa común con los otros oficiales, en contra de la soldadesca. Puesto que no era jefe mío y de mi bando la víctima y sólo pasajera y circunstancialmente me hallé a su lado" (p. 92). Si alguien tiene datos sobre Lamas Arroyo, que parece ser la fuente de la que todos han bebido para esta historia, me gustaría conocerlos. Sinceramente, aunque factible, resulta poco fiable esa historia, en ese tono, en el 72 y en Caralt. La Biblioteca Nacional posee tres obras más de este hombre: "Fuerzas Morales: Conferencias" (Capitán Lamas, Academia Militar de Toledo, 1934), "Gibraltar" (Bilbao, 1968) y "Los muertos hablan" (Ed. del Autor, 1980). Por lo demás, sabiendo la tremenda frustración que supuso para los golpistas no hacerse con el coronel Ildefonso Puigdengolas para asesinarlo en Badajoz, ¿no representa acaso esta versión la venganza definitiva sobre la memoria de un militar al que odiaban desde 1931? El caso es que parece que lo han conseguido... |
Manuel Quesada del Pino Comandante de Estado Mayor y jefe de Seguridad y Asalto en la jefatura de La Coruña. Las fuerzas a su mando se dividen, ya que unas apoyan a los sublevados y otras al Gobernador Civil. El comandante Quesada del Pino dirige, junto con el Gobernador, la defensa de los escasos baluartes que se oponen a los sublevados. Promediada la tarde del lunes 20 de julio de 1936, cesa toda resistencia y el comandante Quesada del Pino es detenido por tropa del Regimiento de Zamora 8 y poco después asesinado junto con el gobernador Francisco Pérez Carballo, y el capitán Gonzalo Tejero Langarita. Nota: Era de la promoción de Vicente Rojo. |
Gregorio Ramírez Pérez Trabajador Madrileño nacido en 1906. Mecánico de profesión, afiliado al PCE y miembro del Quinto regimiento. Tras pasar por varias unidades del Quinto, mandó un batallón en la 9 Brigada Mixta. Cuando el comandante de la Brigada, el heroico Matías Yagüe cayó en la Sierra de Pandols durante la batalla del Ebro. Ramírez tomo el mando de la 9 B.M. Ramírez mandó la brigada hasta el final de la guerra, y es de destacar la férrea defensa de sus posiciones que la 9 brigada hizo bajo su mando durante toda la retirada de Cataluña, destacando en la zona de Aspe, la acción de los sirvientes de la batería antitanque, que destruyeron doce blindados italianos del CTV, parando la ofensiva de este cuerpo en seco durante varios días. Siguió con la 11 División toda la campaña de Cataluña y pasó a Francia con los restos del V Cuerpo. Exiliado a la URSS, se casó con una española también exiliada, Jesusa Piñeiro. Durante la Gran Guerra Patria sirvió en el Ejercito Rojo. Tras la muerte de Franco, Ramírez y su mujer regresaron a España.
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Vicente Ramírez Togores (1906-1993
(1) La famosa JARE fundada por Prieto y financiada con el botín que Prieto le quitó a los fondos que Negrín preparó para el exilio (el affaire del famoso yate Vita) con el gubernamental Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) fondos que provenían legalmente de bienes requisados a personas físicas y jurídicas desafectas juzgadas y condenadas por los Tribunales republicanos.
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José Recalde Vela (1896-1976) Militar profesional del arma de Infantería que destacó en la guerra de Marruecos. No costa en el escalafón de 1936, por lo que es posible que estuviera retirado en 1936. Al inicio de la GCe vivía en Málaga y se mantuvo leal y mandó unidades milicianas, el segundo batallón de milicias antifascistas de Málaga, conocido como batallón "Mejico". Se afilió al PCE y en enero de 1937 recibió el mando de la provisional brigada "B", mas tarde numerada como 52 Brigada Mixta. Recalde fue enviado en mayo de 1937 al frente Norte y se hizo cargo de la 13 Brigada Asturiana. Ascendido a teniente coronel, su brigada se denominó 186 brigada y Recalde pasó a mandar una división provisional "C" de la Agrupación de Puertos. Tras la perdida del Norte, Recalde regreso a la zona Centro y mandó la 19 división en diciembre de 1937 en el frente de Extremadura. Posteriormente mandó en la división 47 en marzo de 1938 en el frente de Levante. Con el golpe de Casado, Recalde se mantuvo leal y tomo medidas para evitar el triunfo de los casadistas, llegando a enfrentarse al coronel Ibarrola y tomando el mando del XXII Cuerpo. Inevitablemente perdida la esperanza de resistir se dirigió junto con otros oficiales al puerto de Alicante donde fue detenido y enviado al campo de Albatera y una vez clasificado fue enviado a la cárcel de, Orihuela en marzo de 1939. Ambos destinos eran iguales en inhumanidad y desprecio por la vida humana. En agosto es traslado a la cárcel de Málaga para ser juzgado. Desconocemos su condena, pero el caso es que al final de su vida vivía en Vitoria. Por cierto, este es un ejemplo paradigmático de como en Internet se copian unos a otros, comprobando, la verdad, muy poco de lo que dicen...
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Antonio Rexach Fernández Parga.
Antonio Rexach, Ramón Franco y Blas Infante en Sevilla durante la presentación de la candidatura Republicana Revolucionaria. Capitán de aviación que conspiró contra la Dictadura de Primo de Rivera y desafió al hijo de éste, José Antonio. Era muy famoso entre los aviadores de la época por sus habilidades acrobáticas. Se juntaba con Ramón Franco y sus amiguitos, algunos de los cuales, como es el caso, poco le sirvieron a la II República. Participó en el ataque al Cuartel de la Montaña y en las jornadas iniciales de la Guerra. Se marchó al extranjero en circunstancias que fueron muy criticadas en ese momento. Murió asesinado en el exilio, que compartió entre Cuba, los Estados Unidos y México. Tuvo mucho incidentes violentos con armas de fuego y así murió, como decimos, asesinado a balazos en Ciudad de Méjico en 1955 por el anarquista Juan Duarte Camacho. Antonio Rexach está aquí por su primera militancia republicana, pero en realidad era un sinvergüenza, uno más de la generosa panoplia de caraduras y sinvergüenzas que medraron en la II Republica para desgracia de los republicanos.
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José del Rey Hernández
Con una acción así a las espaldas, del Rey quedó marcado, como todos los participantes de la camioneta 17. Inmediatamente se enroló en una recién unidad de la Guardia de Asalto, la compañía "Teniente Castillo" que se unió a otras fuerzas milicianas en el asedio del Alcázar de Toledo. Del Rey fue herido levemente en estas acciones. Fue nombrado capitán de la compañía citada y aparece junto a margarita Nelken en las fotografías que les tomo Alfonso en Toledo acompañado del periodista ingles John Langdon-Davies. Enrolado en la 66 Brigada Mixta en la que oficiaba en el Estado Mayor fue nombrado mayor en octubre de 1938. A principios de 1939, del Rey Mandaba la 66 brigada que estaba de reserva en el Ejército de Extremadura. Fue detenido al final de la guerra en Madrid, no sabemos si intentó huir por Alicante, o si fue prendido allí, pues desde luego el sabía lo que le esperaba. Su juicio tuvo mucha publicidad en la prensa franquista por lo que del Rey había sido trasladado a Porlier. Fue ejecutado en Madrid el 25 de noviembre de 1943, según la versión más extendida, fusilado contra la tapias del cementerio del Este y según otra versión en aplicación de Garrote Vil. (1) Máximo Moreno (vease en esta Web) fue oficiald e la Guardia de Asalto que se alistó en la tripulación del un Potez 54 (el que llevaba pintado el rotulo de "AQUÍ TE ESPERO" como ametrallador. Fue derribado y dalleció en el verano de 1936. |
Felipe del Río
Fuente: Felipe Peña |
Luis del Río Díaz.
Fuente: Sirio Valdés del Río
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Ruperto Riobóo Llovera. Militar profesional catalán de ideas republicanas. Había conocido al general Molero cuando fue destinado a la VII Brigada de Infantería. Cuando Molero fue nombrado Jefe de la VII División Orgánica marchó con el de ADC junto con el también comandante de infantería Ángel Liberal Travieso. El 18 de julio de 1936, Molero, que había sido avisado el día anterior de lo que se tramaba y aunque estaba recién operado, regresó a Valladolid y aprovechó para revistar a la guarnición y las fuerzas de Orden Público, donde todos los mandos, algunos muy taimados, le aseguraron su fidelidad a la República. El General Saliquet y el general Ponte militares rebeldes que en el plan de Mola debían hacerse cargo de la VII División se dirigieron la noche del 18 al encuentro de Molero en la Capitanía para ofrecerle el mando de la rebelión. Iban acompañados de militares y civiles derechistas. Ponte, incluso iba con su hijo que era oficial. Pasaron la guardia sin problemas y más todavía, la guardia al mando de un oficial rebelde y con dotación de guerra quedaron a la expectativa pero a las órdenes de los rebeldes. Molero se encontraba reunido con sus ayudantes, los comandantes, Liberal y Rioboo en la Capitanía con cierta inquietud pero confiando en la palabra de los mandos de la división. Un ordenanza anunció la visita de Saliquet, lo que sorprendió a los presentes. Molero le mandó pasar a su despacho y allí Saliquet le comunicó sus opciones, o tomaba el mando de la rebelión en la División, y Saliquet sería su segundo aunque era el principal rebelde, (cosas de los militares y su reverencia por la jerarquía), o era detenido en el acto y se atuviera a las consecuencias. Molero se negó, afirmó tener el control y los arrestó de palabra llamando a la guardia. Acudió al despacho Rioboo que había oído lo que pasaba. Rioboo sacó su arma reglamentaria y disparó. Se estableció un corto pero sangriento tiroteo con bajas en ambos bandos. Molero y Rioboo heridos, Molero leve, pero Rioboo muy grave y moriría poco después el 25 de julio en el Hospital Militar. Un civil rebelde resultó gravemente herido y murió algo más tarde, un tal Emeterio Estefanía, un militante de Renovación Española muy conocido entre los derechistas de la ciudad por sus radicales aptitudes. Su partidarios lo declararon primer combatiente nacional caído. Lo que es incierto. Otro militar rebelde también cayó herido, el teniente coronel Uzquiano. Y el comandante Angel Liberal, ayudante de Molero, que se había mantenido apartado del incidente, recibió una bala que le hirió gravemente y de estas resultas falleció en el hospital militar el 20 de julio.
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José Riquelme y López Bago.
Nació en Tarragona el 31 de agosto de 1880. Era un militar africanista y experto arabista con profundas simpatías republicanas. Combatió en África durante la dura guerra del Rif, siendo coronel. Tuvo gran protagonismo en la reconquista del territorio tras el desastre de Annual. También tuvo enfrentamiento con el conocido espadón Sanjurjo, con motivo de las críticas de militares conservadores al expediente del general Picasso que Riquelme defendía. Por motivos parecidos fue pasado a la reserva hasta que a la llegada de la II República fue ascendido a general y puesto al mando de la III División en Valencia, pasando luego a la II en Sevilla. En el bienio negro fue cesado con otros muchos militares republicanos. Al inicio de la Guerra Civil, se le puso al mando de la I División Orgánica, es decir Madrid. Tuvo fortuna en Madrid contra la fuerzas de Mola, pero en los valles de Guadiana y del Tajo, sus fuerzas fueron rebasadas, en varias batallas decisivas, Badajoz, Mérida, Oropesa y Talavera que dejaban expedito el camino a Toledo y por ende a Madrid. Su posición resultaba insostenible y el nuevo gobierno de Largo Caballero lo cesó, tomando el relevo el coronel José Asensio Torrado que no es que se hubiera cubierto de gloria precisamente. Tras un periodo sin destino y sometido a investigación, recibió finalmente el puesto de comandante militar de Barcelona. Se exilió a Francia y murió en Paris a los 91 años. Reseña de Cristobal Zaragoza: Este viejo militar —tenía cincuenta y seis años al empezar la guerra— había hecho su carrera en África y se caracterizaba por sus ideas democráticas y su republicanismo. En 1921, siendo coronel y jefe de la Policía Indígena, tras el desastre de Arruit se pronunció por que el expediente Picasso llegara hasta el fin para depurar las responsabilidades, por muy altas que fueran las personas que cayeran. Su polémica con el general Sanjurjo llegó a tal extremo que estuvieron a punto de batirse en duelo, pero todo se resolvió con la destitución de Riquelme del cargo de jefe de la Policía Indígena. En 1924 tomó parte en la conquista de Tetuán. Enemigo de Primo de Rivera, ya que Riquelme era partidario de un régimen de libertad y de la penetración pacífica en África, forma parte del consejo de guerra que juzga a Sánchez Guerra con los generales Fernando Berenguer, López de Roda, Ceferino Pérez y Manuel García Benítez. Riquelme, ya general, es el primero en votar por la absolución del acusado, que en efecto queda absuelto por sentencia dictada el 28 de octubre de 1929. Era el primer golpe serio contra la Dictadura. Al proclamarse la República y volver a la actividad los generales pasados a la reserva durante la Dictadura, el general de brigada José Riquelme pasa a ocupar la Capitanía General de Valencia. Azaña lo mantiene alejado momentáneamente, aunque no tardará en convencerse de su lealtad. Cuando Gil Robles consigue de Lerroux el ministerio de la Guerra designa a Franco como jefe de Estado Mayor con plenos poderes. Franco remueve los altos cargos militares, separando del mando a los republicanos; uno de los generales que cesa en su cargo al frente de la III división orgánica en Valencia es Riquelme. Con el triunfo del Frente Popular no mejorará mucho su suerte: está ocupando un cargo burocrático, el de vocal del Consejo Militar de las asambleas de las órdenes militares de San Fernando y San Hermenegildo. El viejo general se resigna. Al producirse el levantamiento, siendo ministro de la Guerra el general Castelló, Riquelme es designado el 20 de julio jefe de la I división orgánica, por destitución del general García Antúnez. Combate en la Sierra y defiende el Guadarrama sustituyendo al coronel Castillo, que muere en combate. El 6 de agosto del mismo año es nombrado jefe del Teatro de Operaciones del Centro; le sustituye en la división el hasta entonces ministro de la Guerra, general Castelló. Pero empiezan los reveses. Sufre un descalabro en Oropesa, que cae en poder del enemigo. Lo mismo le sucede en Talavera de la Reina, conquistada el 3 de septiembre. Infructuoso es asimismo el ataque que dirige para rendir el Alcázar de Toledo. Riquelme es desposeído del mando y procesado. Durante un tiempo se mantiene alejado de los puestos de responsabilidad en espera de ser juzgado. Finalmente, cuando los nacionalistas rompen el frente por Vinaroz (15 de abril de 1938), es nombrado comandante militar de Barcelona tras haberse visto su causa, que se resuelve en su favor. Se mantiene en este puesto bastante oscurecido hasta el final, en que es sustituido por Brandaris de la Cuesta. Se exilia en Francia y muere en París, a los 91 años, en enero de 1972.
Riquelme en sus tiempos de la guerra de África (x). |
Ambrosio Ristori de la Cuadra
Ristori, en el frente de la Sierra y a la sazón Ayudante del Ministro de la Guerra, con el político socialista francés, Faure y la diputada Nelken.
Ristori con miembros de la Guardia de Asalto tras tomar Guadalajara y reducir la rebelión de los militares del Regimiento de Aerostación. Nos dice un compañero que el teniente al frente de Ristori es Máximo Moreno y a su vera más alto, el guardia José del Rey. Se admiten opiniones.
Ristori retirando de la carretera los camiones que habían puesto como barricadas los rebeldes del regimiento de Aerostación de Guadalajara Comandante de Infantería de Marina; ayudante de José Giral cuando éste fue jefe del gobierno a finales de julio y agosto de 1936. Había nacido en 1901 en Cartagena. Ingresó en la Escuela Naval Militar en 1917. Participó en la guerra del África con el rango de alférez de fragata. Tras un tiempo destinado en la Aeronáutica Naval, se integró en el Cuerpo de Infantería de Marina. De ideología progresista, era masón y miembro muy activo de la UMRA. Como anécdota hay que señalar que era un gran aficionado al deporte, concretamente al rugby, del cuya federación nacional era vicepresidente. Era ayudante militar del ministro de Marina Casares Quiroga y tuvo destacada actuación al iniciarse el golpe militar. Fue el hombre fuerte que consiguió en el Ministerio de Marina que las clases y marinería permanecieran fieles a la República contra órdenes de sus jefes rebelados. Así incorporó gran parte de las unidades navales a favor del Gobierno. Sorprendentemente encabezó la columna que liberó Guadalajara, tomada por oficiales rebeldes. Giral, como presidente del Consejo de Ministros le nombró ayudante, pero Ristori parece que amaba la acción y se implicó en varias columnas de milicianos, tanto en la Sierra madrileña como en el valle del Tajo. En octubre de 1936 fue herido de muerte en acciones en los alrededores de Illescas. Nota: Se le concedió la Laureada de Madrid a título póstumo.
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Luis Rivas Amat
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Joaquín Rodríguez López
Empleado madrileño nacido en 1912, que se afilió al PCE en 1936 y se alistó en las milicias populares del Quinto Regimiento, donde llegó a mandar algunas compañías y un batallón de la 9 Brigada Mixta con el que participa en la batalla de Brunete. Al final de la de Bechite fue nombrado comandante de la 9 brigada. Tras las retiradas de marzo de 1938 tomó el mando de la 11 División. La división, dentro del V Cuerpo fue protagonista de bravas acciones en el frente del Ebro donde alcanzaría el rango de teniente coronel. Había que ser muy bueno para que a un mayor de milicias se le nombrara teniente coronel. Con la derrota de los ejércitos republicanos en Cataluña pasó a Francia, pero regresó junto con otros oficiales a la zona Centro. Organizó fuerzas de la 10 división para recuperar la Comandancia Exenta de Cartagena, sublevada contra la República en marzo de 1939, en concreto la 206 brigada mixta que mandaba Artemio Precioso, y compuesta de soldados veteranos del frente de Extremadura que recuperaron el control de la base en un santiamén, no pudiendo evitar que partiera la flota para Bizerta. Joaquín Rodriguez pudo exiliarse con su familia a la URSS, donde rehizo su vida dentro de las estrecheces de la Gran Guerra Patria. Ejerció de traductor en Radio Moscú y en la editorial Progreso. Regresó a España en 1980 con ya 68 años.
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José Rodríguez Medel.
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Joaquín Rodríguez Mantecón Teniente coronel de Carabineros. Fue juzgado en el segundo juicio por la sublevación de Jaca en diciembre de 1930 por negligencia y se le condenó a seis meses de arresto. Tuvo como defensor al teniente de carabineros Hilario Fernández. En realidad se le acusaba de no haber actuado con suficiente energía contra los alzados. Con la República fue nombrado Subsecretario del Ministerio de la Guerra de Carabineros y ascendido a General de Brigada para este cargo, aboliendo así la antigua Dirección General de Carabineros que pasó a Instituto. Sustituyó al traidor Queipo de Llano al frente de Instituto en julio de 1936. Fue junto con Asensio y Escobar Huerta, los únicos coroneles profesionales anteriores al conflicto ascendidos a general durante la guerra civil. Falleció en Valencia en julio de 1937 |
Miguel Rodríguez Pavón. El 18 de julio estaba destinado en la sección cartográfica del Estado Mayor Central del Ministerio de la Guerra. No estaba en el meollo de la conspiración militar pero sabía perfectamente lo que se preparaba. En septiembre se le ordenó incorporarse como oficial de Estado Mayor a la columna de Burillo en Toledo. Con toda la repugnancia que le causaban los milicianos, ordenó abandonar Maqueda, dejando al coronel Asensio en mala situación con su recién valedor Largo Caballero. Por este motivo, se dice que Asensio amenazó con fusilarlo, pero se limitó a enviarlo a Madrid a disposición de la Comisión de Clasificación que lo clasificó como "disponible gubernativo" en espera de otra peligrosa inspección que podría dejarle como "Desafecto a la República" que podía entrañar riegos físicos. El corporativismo entre militares profesionales funcionó y en noviembre, Vicente Rojo lo destinó, nada menos que a la Primera Brigada Mixta bajo las órdenes de Líster, lo que era un regalo envenenado, pues en ese brigada si te pillaban en alguna traición, no se andaban con pamplinas. El caso es que Rodríguez Pavón se acobardó y se negó a incorporarse y se encerró en su casa. Nadie lo detuvo ni le prendió por esta grave falta en tiempos de guerra. Miaja acudió en su socorro, ¡menudos contactos los de este hombre!, y lo declaró disponible forzoso en vacante del Estado Mayor del Ejército del Centro, con puesto y sueldo pero sin tarea alguna. Un chollo. En febrero de 1937, el desatino fue todavía más lejos, Rodríguez Pavón es nombrado jefe de la Sección de Información del Estado Mayor del Ejército del Centro, que ya se está constituyendo en nido de serpientes franquistas. Rodríguez Pavón, se siente entonces seguro y conecta con el SIPM y la Quinta columna, uno de cuyos jefes, Delgado Cros, ¡asómbrense ustedes! también servía en el Estado Mayor del Ejército del Centro. Rodríguez Pavón no ingresa en la organización clandestina rebelde, pero se compromete a dejar hacer, y a ocultar y proteger a militares desafectos y civiles derechistas. También colaboró en el paso a la otra zona de militares desafectos. El SIM republicano le seguía los pasos, pues sus actividades eran escandalosas en el Estado Mayor. Y a Miaja no le quedó más remedio que cesarlo en agosto de 1937, pero impidió su detención. Lo que dice mucho de la corte de Miaja y poco y mal del SIM republicano y del recién estrenado Gobierno Negrín. Le fue luego ordenado incorporarse al Estado mayor del IV Cuerpo del Ejército del Centro, pero Rodríguez Pavón no se encontraba muy seguro de la protección que en esa unidad iba a recibir, y sin dudarlo fingió una grave enfermedad que probablemente le certificaron los médicos militares, que como él, también simulaban servir al Ejército Popular, pero servían en realidad al ejército franquista. Los expertos dicen que esta práctica era muy corriente entre médicos militares en la linde de la lealtad. Al parecer el tribunal médico militar estaba compuesto de traidores afiliados a la Falange clandestina, que con total impunidad ejercían estos sabotajes a plena luz del día pues contaba con los favores de importantes militares leales. En el comisariado y en el SIM republicano se desesperaban. Cuando Casado requirió los servicios de Rodríguez Pavón para su asonada, le faltó tiempo para presentarse, cuadrarse (con la mano abierta) y ponerse a la faena. Pero cómo sabemos, Roma no paga traidores, y los franquistas se las hicieron pasar canutas condenándole a 20 años y un día, pese a todos sus avales. La pena le fue conmutada a seis años y un día como era de esperar y fue indultado en 1940.
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Juan Rodríguez Zarzalejo
Juan era un joven madrileño que se afilio al PCE poco antes de la guerra y que se alistó en el 5º Regimiento, llegando a mandar el primer batallón de la 1ª Brigada Mixta de la 11 División. Conocido Juan por su mote "El Corbata" en el ambiente del 5º Regimiento, se llamó al batallón que mandó tempranamente también "El Corbata" el primero de la primera brigada mixta de la 11 división. Ascendió a mayor en diciembre de 1936 y su nombramiento fue publicado en julio de 1937. Se exilió a Francia con los restos del Ejército del Ebro y poco después, en junio de 1939, embarcó en el vapor Ipanema rumbo a Méjico. |
Vicente Rojo Lluch
Era comandante y había sido profesor de Táctica en la academia de Toledo, gozando del general respeto por su capacidad. Sirvió en el EM reformado de Largo Caballero; fue jefe de EM de la Defensa de Madrid y en mayo de 1937 fue nombrado jefe de E.M. del Ejército de Tierra, siendo en calidad de tal, autor de los planes de combate de las principales batallas en que estuvo implicado el ejército republicano. En quince meses pasó de comandante a general. Después de la derrota de Cataluña se mostró renuente a regresar a España y dimitió de su cargo. Tras haber transcurrido muchos años exiliado en América Latina, regresó a España en 1957, siendo procesado y condenado a 30 años. Naturalmente fue indultado. Pero 20 años después de la guerra que se le tratara así, le afecto mucho. Falleció en 1966. Los puntos fuertes del general Vicente Rojo son su lealtad temprana al legítimo gobierno de la nación, pese a su personal ideología conservadora, su capacidad de trabajo para revertir la desfavorable situación militar gubernamental, y sus lúcidos análisis e informes que envió a sus superiores en el Ejército y que, bien es cierto, fueron poco atendidos. Sus puntos flojos son precisamente las faltas que cometió contra esta lealtad, permitiendo el anidamiento en los Estados Mayores del Ejército Popular y en otras instituciones militares de retaguardia, de militares profesionales completamente desleales al gobierno que terminarían colaborando con la Quinta Columna. Situación que Rojo conocía perfectamente y que permitió en todos los Estados Mayores donde ofició. Rojo, como se dice habitualmente, miró para otro lado y siguió con su valioso trabajo personal minusvalorando los efectos de la traición, el espionaje, la desafección y el derrotismo en el Ejército Popular. Sus planes llegaban antes al franquista SIPM que a los Estados Mayores republicanos. Se sabe que desde los tiempos de su permanencia en el Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Madrid, que uno o varios oficiales desafectos ponían un calco más en su máquina de escribir para entregar una copia a la Quinta Columna madrileña (1). Otro punto flojo fue no detener la derrotista deriva del Grupo de Ejércitos del Centro, donde cada vez tenía menos autoridad, y donde compañeros de la milicia a los que tenía afecto se entregaban a la Quinta Columna con mayor o menor descaro. Tampoco evitó nombramientos que perjudicaban a la causa republicana, como el de Casado al mando del Ejército del Centro, personaje del que Rojo abominaba y del que sabía a ciencia cierta las desgracias que acarrearía dar mando a semejante resentido. De este modo, esta perjudicial laxitud de Rojo contribuyo a la derrota política del Ejército Popular, derrota anterior a la militar, y que cualquier analista militar puede detectar perfectamente en las actitudes derrotistas de las jefaturas y Estados Mayores del Grupo de Ejércitos del Centro. Finalmente, Rojo, tras el paso a Francia de los restos del Grupo de Ejércitos de la Región Oriental, se negó a cumplir la orden de Negrín para regresar a la zona Centro. Según interlocutores sus repuestas a esta cuestión fueron variadas, desde que no se tiraría por las ventana por mucho que se lo mandaran, hasta que había que quedarse para ocuparse de los miles de soldados del Ejército Popular en malísima situación en los campos de internamiento francés. Respuesta, ésta última un tanto deslucida teniendo en cuenta la situación de medio millón de combatientes republicanos que sí lo tenían verdaderamente crudo si la República se rendía sin condiciones. Y que además chirría con sus declaraciones en "Alerta los pueblos", meses después, donde reconoce que le sentó como un tiro que Lister, Modesto, Tagüeña y otros mandos que habían servido a sus órdenes volviesen a la zona Centro sin que nadie le consultase, y que Preston señala con justeza en su libro "El final de la guerra" (1) Para estas afirmaciones conviene consultar los últimos estudios de los historiadores Viñas y Hernández, "El desplome de la República", Preston, con "El final de la guerra", y Bahamonde "Madrid, 1939, La conjura del Coronel Casado"
Reseña de Cristobal Zaragoza: Nació en 1894 y muy niño quedó huérfano de padre, un sargento del Ejército colonial. Su instrucción primaria transcurre en la fría rigidez de un colegio para huérfanos de militares. Ingresa luego en la Academia General de Infantería de Toledo, de la que más tarde sería profesor. Tomó parte en la guerra de Marruecos, breve paréntesis casi obligado para los hombres de armas de la época. Pero la verdadera afición de Rojo eran los libros, de texto y de historia y táctica militar, por lo que pronto se incorporó como dejamos dicho a la Academia de Toledo. Al mismo tiempo siguió los cursos de Estado Mayor. Políticamente no es un exaltado. Si creemos a Largo Caballero, Rojo sería de la UME (Unión Militar Española), una asociación de jefes y oficiales monárquicos. Su ficha sería destruida por Miaja, junto con la suya, durante las primeras semanas de la contienda. Al inicio de la guerra era comandante y, a pesar de sus antecedentes más o menos monárquicos, fue uno de los puntales más sólidos con que contó el Ejército de la República. Para Julián Zugazagoitia fue el más caracterizado, «el mejor» de los colaboradores de Miaja. Hidalgo de Cisneros expresa su admiración por él con las siguientes palabras: «En aquellos días [se refiere a los primeros del levantamiento en Madrid] me di cuenta de su gran valor como jefe militar, de su sangre fría en situaciones gravísimas y de su plena lealtad a la causa de la República. Es decir, me produjo una impresión francamente buena. Más tarde, por los puestos que ocupábamos, tuvimos que colaborar constantemente (él era oficialmente jefe del Estado Mayor, pero en realidad, hasta el fin de la guerra, fue el verdadero jefe del Ejército), y puedo asegurar que cuanto más le iba conociendo, más me gustaba como persona y como militar.» Escritor, profesor de táctica, director de una revista militar y autor de varios tratados sobre materias relativas a su especialidad, Rojo sobresale por su capacidad organizadora. Medita la orden que tiene que dar y la da con precisión y energía. Para Miaja, que sigue a pies juntillas sus disposiciones, es uno de los «sabios», de los que «lo saben todo y nunca se equivocan». Lo dice con cierta socarronería, propia de su carácter, pero lo cree. Según Ramón Salas, que no parece demostrar excesiva simpatía por él, Rojo es un temperamento vacilante y desconfiado. Lo que no se le puede negar es la gallardía. En el verano del 36, en Lozoyuela, le dice de pronto al comunista Castro Delgado, responsable del Quinto Regimiento: «Yo soy católico, apostólico y romano.» El otro debió de mirarle perplejo, y Rojo se explicó: «Pero estoy a las órdenes de un Gobierno legítimamente constituido, aunque no esté de acuerdo con él, ¡aunque esté contra él desde el punto de vista católico y político!» Castro Delgado exclamó: «¡Usted debería estar con ellos!» Y Rojo se encogió de hombros: «Pero estoy con ustedes.» Castro comprende en seguida el valor que representa para los comunistas contar con un jefe de Estado Mayor católico practicante, de cara a la galería, aunque no consiguió que le confiase, al menos, su republicanismo. Mientras combate al frente de una columna en Somosierra, la milicianada saquea la casa de Rojo en Toledo, ciudad en la que se ha hecho fuerte Moscardó en el histórico edificio del Alcázar. Rojo parlamenta con el coronel Moscardó y sus antiguos compañeros de armas. Invitado por éstos, se niega a unirse a los defensores. Accede, sin embargo, a la petición de enviarles un sacerdote, y se designa para ello al canónigo Enrique Vázquez Camarasa, de la catedral de Madrid. En noviembre, cuando el Gobierno de la República se traslada a Valencia, es nombrado jefe de Estado Mayor de Miaja, el general bonachón que sabe rodearse de excelentes colaboradores. Cuenta para la defensa de la ciudad con 13.700 hombres en primera línea y unos 10.000 más en reserva; el enemigo dispone de más de 30.000 atacantes. Es un momento de tensión, de angustia. Corre el rumor de que el bastión defensivo del extrarradio está a punto de caer de un momento a otro. Incluso se da la fecha exacta de la ocupación. Pero en la noche del 7 de noviembre cae en poder de Rojo un detallado plan de campaña para el día siguiente, al ser apresado un oficial que lo llevaba consigo. El enemigo se infiltraría en la capital atacando por la Casa de Campo y progresando por el Manzanares, hasta ocupar una base o cabeza de puente entre el Cuartel de la Montaña y la Cárcel Modelo. El documento encontrado en poder de este oficial nacionalista impedirá que caiga Madrid. Se refuerza el sector el día 8, al tiempo que desfilan por las calles de la ciudad sitiada los primeros contingentes de las Brigadas Internacionales, al mando de Kléber. Rojo urge a este general para que con la brigada XI entre en fuego la noche del 8 al 9. Se resiste éste alegando que no ha recibido órdenes del Ministerio de Defensa, pero accede llegadas éstas. Los choques entre Rojo y el general soviético no han hecho más que empezar. Esa noche a la que acabamos de referirnos Madrid es un infierno. Las unidades que entran en combate se desgastan rápidamente a causa de la violencia e intensidad de los mismos. Pero los rebeldes no consiguen entrar. El 26 de noviembre, quizá celoso por la popularidad alcanzada por Kléber al frente de los internacionales, en quienes muchos madrileños ven a los salvadores de la capital deslumbrados por la propaganda comunista, Rojo eleva a Miaja abundantes quejas contra el general soviético, que parece despreciarle olímpicamente. Finalmente Kléber es alejado de allí y retirado del mando hasta bien entrado 1937, en que se hará cargo de la XII brigada internacional a la muerte de su jefe, Lukács. Ha transcurrido menos de un mes desde que se iniciaran los ataques frontales a Madrid, cuando, el 19 de noviembre, Miaja, su defensor, y a la sombra de éste su jefe de Estado Mayor, el teniente coronel Rojo, anuncian a la prensa la buena nueva: la capital de España se ha salvado. De momento, es inexpugnable. Pero la batalla de Madrid no ha hecho más que empezar. Ahora se trata de alejar el frente e intentar la ruptura del cerco. Rojo monta la operación Brunete, para lo cual busca el asesoramiento de los soviéticos —concretamente le hace el ruego a Rodion Malinovski— de mayor prestigio. Se trata, además, de obligar al enemigo a distraer fuerzas del Norte, demorando el avance sobre Santander, ya que Bilbao ha caído el 19 de junio. El infierno de Brunete, donde bajo el sol y el fuego arden la tierra y los hombres, se prolongará desde el 6 al 25 de julio. Como batalla, quedará en tablas, aunque desde el punto de vista estratégico constituya un fracaso: Santander cae el 20 de agosto. Belchite es una batalla de características muy parecidas a la de Brunete, de idénticos resultados, con los mismos fallos. El principal, quizá un fallo de la táctica de Rojo, al que habría que añadir la debilidad de Miaja, que se niega a distraer los hombres que tiene empeñados en la defensa de Madrid. Prieto se queja ante Azaña de que en Belchite se han cometido los mismos errores que en Brunete «a cargo de la misma gente». Líster le echa toda la culpa del fracaso a Rojo, si bien solapadamente, por agotar las reservas en el ataque a Belchite y no intentar la penetración por la franja de más de treinta kilómetros que separan este pueblo de Codo, mal defendida por el enemigo. Desde el punto de vista táctico, las operaciones de Aragón tienen «un atractivo extraordinario» para Vicente Rojo: la conquista de Zaragoza o, en su defecto, su amenaza constante. Estratégicamente se trataría de frenar el avance de los nacionalistas en el Norte. Los combates son de los más sangrientos de la guerra y la batalla constituye un fracaso, al decir del propio Rojo, ya que no consigue el objetivo principal, Zaragoza, y el mismo día de la conquista de Belchite por los republicanos los nacionalistas conquistan Santander. El 20 de marzo de 1937 Rojo asciende a coronel, tras el desastre sufrido por los italianos del CTV en Guadalajara. El 21 de octubre termina la campaña del Norte con la caída de Gijón. El mismo mes asciende a general (B. O. 254, del 22 de octubre de 1937). Después de la conquista de Teruel por los republicanos y de su pérdida, y tras la imparable ofensiva sobre Aragón a cargo de las tropas de Franco, sólo queda el último acto, la última gran batalla librada por Rojo: la del Ebro. En esta ocasión hay que evitar que caiga Valencia, que se salva en efecto, si bien a costa de las mejores unidades del Ejército del Ebro. Para entonces, las tropas de Alonso Vega han salido al Mediterráneo por Vinaroz (15 de abril de 1938) y dos meses justos después ha caído Castellón. Rojo concibe una operación que es pura artesanía en la táctica militar: una ofensiva en el Ebro, entre Mequinenza y Cherta, con fuerzas del general Hernández Saravia bajo el mando del jefe de la Agrupación del Ebro, Modesto. «La difícil maniobra a que nos habíamos aventurado —dice Rojo— tuvo una preparación minuciosa [...] Tenía la mira ambiciosa de alcanzar Gandesa, Batea, Valderrobles..., buscando una salida ofensiva al Ejército de Cataluña hacia el Sur, y ligar sus operaciones al Ejército de Levante; propósitos que la realidad de nuestras posibilidades iría restringiendo hasta conformarse en alcanzar el primer objetivo... y el cual había de lograrse del siguiente modo:
Por aquellas fechas Rojo ya ha ascendido a general. Ha ganado la Placa Laureada de Madrid después del doble desastre, para uno y otro bando, de Teruel. Se lleva bien con los comunistas y con los republicanos, a pesar de que ambos saben, lo mismo que los anarcosindicalistas, que tiene sobre su mesa de noche un crucifijo. Su prestigio, y el de Miaja, no tiene límites. Se le permite intentar la gran aventura del Ebro, que pudo haber cambiado la suerte de la guerra. Y el 25 de julio de madrugada el XV Cuerpo de ejército, al mando de Manuel Tagüeña, cruza el Ebro. La operación, planeada minuciosamente por Modesto, es impecable, como lo sería la retirada, a cargo de Tagüeña, cuando las vanguardias nacionalistas cruzan de nuevo el río por Flix y Ribarroja y finaliza la batalla más sangrienta de la guerra de España, que costó más de treinta mil hombres y acabó con el ejército más combativo de la República. Rojo ha salvado Valencia, pero ha decidido la suerte de Cataluña y de la guerra. El 26 de enero de 1939, Azaña y el jefe de Gobierno, Negrín; se entrevistan con Rojo en el castillo de Perelada. El informe que da el jefe del Estado Mayor no puede ser más objetivo y, en consecuencia, más pesimista: la guerra se ha perdido irremisiblemente. Aunque la zona Centro se conserva, no existen posibilidades de defensa, privada como está la República de industria pesada, de alimentos, de material bélico, de hombres, de ilusiones... Rojo sugiere a Negrín la rendición para ahorrar vidas humanas. Negrín se niega por varias razones. Sin embargo, cuando el general visita a Azaña en la Embajada de España en París, afirma todo lo contrario: la guerra debe continuar, puesto que en el Centro existen posibilidades todavía. Azaña dimite sin atender a razones. Rojo se indigna y se dispone a incorporarse a su puesto en Madrid. Todo parece dispuesto en París para emprender el viaje a España, y de repente decide quedarse, posiblemente al conocer la sublevación que prepara Casado. De 1939 a 1957, en que vuelve a España, vive un destierro tal vez atormentado a causa de sus escrúpulos. Por último, vuelve a España y muere en Madrid en 1966. Al parecer, y según Carlos Rojas, un domingo de este año de 1966, «camino del cementerio su entierro se cruza con la comitiva del general Franco, que iba a los toros». Rojo es autor de Alerta los pueblos (Aniceto López, Buenos Aires, 1939); Así fue la defensa de Madrid (Ed. Era, México, 1967) y la ya citada España heroica. Diez bocetos de la guerra de España (vid. nota 64). (Lea la reseña de Cristóbal Zaragoza con reservas. Maneja demasiados tópicos de propagandistas del franquismo.) |
Manuel Romerales Quintero.
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Luis Romero Basart. Militar profesional, teniente coronel y piloto de la Aviación Militar. Había estado confinado en el Sahara español como castigo a sus radicales posturas políticas durante el año conocido como dictablanda del general Berenguer. Era muy conocido entre los militares pues había sido amigo de Ramón Franco durante los años previos a la II República y el bienio Azaña. De hecho para las elecciones de junio de 1931, fue el piloto del avión donde Ramón Franco viajaba de ciudad en ciudad dando mítines de la candidatura republicano-revolucionaria. Su hermano Pedro, también militar, andaba igualmente en estas andanzas, aunque luego se pasó a los golpistas participando en la Sanjurjada. Una familia muy inquieta. Durante los primeros años de la República Luis mandó la aviación militar en el protectorado y posteriormente estaba destinado en Tablada (Sevilla) con Ramón Franco y otros revolucionarios de salón de la Aviación Militar. El gobierno le dio el mando del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache nº 4 de guarnición en Alcazarquivir en junio de 1936, dicen que para tener controlado de tentativas y militaradas la zona. Bien es cierto que se lo daban a un militar que había participado directa o indirectamente en la Sanjuanada, la de Jaca, la de Cuatro Vientos y la de Tablada en junio del 31. El caso es que Gómez Maroto, Jefe del Ejército de África aterrizó en Larache el 17 de julio de 1936 y le mandó llamar. Allí le comento que tenía noticias de una sublevación de cabos de oscuras intenciones. Romero Basart le tranquilizó. Era, como decimos, el día 17 de julio de 1936 a mediodía y la suerte estaba echada. A la llegada a su campamento, oficiales de su unidad le advirtieron contra una sublevación de cabos. Ya había que ser cínico para venir con esas milongas a Romero, cuando todo el mundo sabía que la que se estaba cociendo no era de cabos sino de altos oficiales desleales del Ejército de África. Así que Romero los mando un poco a tomar vientos y se fue al hotel en vez de tomar medidas. Por la noche le avisaron de Tetuán de que estaban sucediendo pronunciamientos militares y puesto al habla con el gobernador de Larache le quedó claro que la rebelión había empezado. Sabiendo que estaba siendo buscado para liquidarlo organizó su huida con ayuda de un caid local disfrazado de mujer y así pudo entrar en la zona francesa. De regreso a la zona republicana, se le asignó un puesto en la oficina de mando de la Aviación militar. A finales del verano de 1936 se le envió a Malaga en sustitución de Sánchez Paredes al frente de la comandancia militar. Sánchez Paredes que había mandado un regimiento de carros ligeros Renault FT-17 fue enviado a Archena para crear una base y escuela para los tanques que llegaron de Rusia. Romero fue ascendido a coronel para este mando. En Málaga, Romero se encontró en sus salsa y dejó a un lado la disciplina y organización militar para pasarse en cuerpo y alma al anarquismo militante de los Comités de Defensa malagueños. Eso le hizo muy popular entre los trabajadores pero otros militares y lideres locales se lo reprocharon porque de esa manera no había forma de defender la provincia. Además era urgente acabar con la represión indiscriminada sobre derechistas que practicaban milicias y sindicatos en la ciudad. A principios de noviembre fue destituido y se le envió al recién constituido Estado Mayor de la Fuerza Aérea. Muy aficionado a la escritura, componía artículos muy radicales en la prensa anarquista, y Prieto, Ministro de Marina y Aire le abrió con gusto un expediente de expulsión del Ejército en agosto de 1937 aprovechando que había abandonado el servicio sin autorización. Sin empleo, Romero Basart se dirigió a Cataluña y allí sus compañeros anarquistas le nombraron asesor militar de la CNT regional. La guerra se perdió y Romero Basart pasó a Francia. Por motivos desconocidos, pero probablemente animado por su hermano Pedro que era subdirector general de la Guardia Civil franquista y había destacado en la defensa del Alcázar de Toledo, regresó en 1943 a España. Fue Juzgado y condenado a 12 años pero es probable que cumpliera pocos o ninguno.
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Adrián Romero Cachinero Cordobés, nacido en 1902. Periodista que entró en política. Se presentó a las elecciones de febrero de 1936 por Pontevedra dentro del Frente Popular. Se le asume adscripción comunista. Al estallido de la guerra compartió el mando del batallón miliciano que redujo a los rebeldes de Motrix y Guadix en julio de 1936 con el diputado Pretel. Fue nombrado gobernador de Murcia durante unos meses hasta que en marzo de 1937 se le dio el mando de la 55 brigada mixta. Allí se insolentó con el jefe de su división, Jiménez Canito, que mandaba la 23 división. Y Romero fue cesado. Al final de la guerra se exilió a Francia. |
Carlos Romero Giménez
Nos escribe el nieto de Carlos Romero (del mismo nombre) para decirnos que: Mi nombre es Carlos Romero, vivo en México y tengo 28 años. Soy descendiente directo (nieto) del coronel Carlos Romero Jiménez. Pues resulta que fue capturado por la GESTAPO, escapó después de 36 días y se exilió a México.
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Alfonso Ros Hernández
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Francisco del Rosal Rico
Era granadino y había nacido en 1883. Provenía de familia de tradición militar. Sirvió en África y era conocido por sus ideas constitucionales. Fue contrario a la dictadura de Primo de Rivera y a la UME (los militares golpistas) quienes tenían buena nota de Francisco del Rosal para eliminarlo. Con la rebelión, organizó una columna miliciana en la zona Centro, donde tuvo la habilidad de lidiar con los anarquistas de Cipriano Mera. La columna del Rosal no se distinguió especialmente, pero como muchas otras columnas que tenían patrocinadores de cualquier ideología, fue encumbrada por la prensa afín. De esta columna salieron las unidades que constituirían las Brigadas Mixtas que, ya en el Ejército Popular, tuvieron destacada actuación en Guadalajara recién creado el IV Cuerpo que mandaría Cipriano Mera y que le dio la puntilla a lo que quedaba de la II República cuando el golpe casadista. Francisco del Rosal tuvo fuertes desavenencias políticas con su familia. SU hermano sirvió como general con los franquistas, su propio hijo Antonio era falangista y quintacolumnista en Madrid, y aprovechaba la fama de sus padre para usar carnés de la CNT, haciéndose pasar por oficial de complemento y realizar actividades de espionaje y quita columnista. A finales de 1937 la organización clandestina falangista fue detenida y juzgada y condenada a muerte. Sentencia que fue ejecutada en octubre de 1937. Otra hija, Concepción y su marido fueron detenidos y sufrieron las duras condiciones de los interrogatorios de los Servicios de Contraespionaje republicanos. Por motivos desconocidos por nosotros Del Rosal perdió mando táctico recibiendo empleos administrativos como el Gobierno Militar de Tarragona. Se exilió a Centroamérica y murió en Nicaragua en 1945.
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José Rotger Canals Capitán de Infantería natural de Mallorca, del Servicio de Estado Mayor, con destino en la Comandancia Militar de Melilla y asistente del General Romerales. Se mantuvo junto a su jefe en la tarde del 17 de julio, tratando de que el general Romerales no delegara el mando. Fue detenido y poco después fusilado. |
Esteban Rovira Pacheco
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Antonio Rubert de la Iglesia Capitán de Infantería leal al gobierno. Al inicio de la rebelión era teniente de infantería en Madrid en el regimiento Saboya nº 6. Participó en el asalto al cuartel de la Montaña. Participó en asedio del Alcázar con los restos de dos compañías del soldados regulares de regimientos de Madrid. En septiembre sustituye a Álvarez-Coque al mando de todas las fuerzas militares de Toledo. Reactiva el asedio, ante el peligro de la llegada de los rebeldes. A mitad de mes cede el mando del asedio a Barceló y pasa al frente del sur del Tajo (Toledo-Aranjuez). En diciembre sustituye a Burillo al frente del sector y tales fuerzas son reorganizadas en la 45 Brigada Mixta. En abril toma el mando de la 9 División permaneciendo en este frente estático. En marzo de 1938, Burillo se lo lleva al Ejército de Extremadura, concretamente a la 29 División (recreada tras la disolución de la original 29 división del POUM) del VII Cuerpo. A final de mes es ascendido a teniente coronel y recibe el mando del VII Cuerpo. Tras la batalla de la bolsa de la Serena es sustituido. Se le dio el mando de la Plaza militar de Alicante y es plausible que pudiera embarcar en el Stanbrook y alcanzar Oran.
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Jesús Rubio Cerón. Era Guardia urbano y se alistó voluntario en las Milicias Populares alcanzando el grado de mayor de milicias. Incorporado a la 45 Brigada Mixta participó en la batalla del Jarama. Mandó luego la 221 brigada hasta el final de la guerra. Casado lo destituyó por ser simpatizante del PCE. Los franquistas le condenaron a 20 años y un día, y salio en libertad vigilada en 1944.
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José Rubio García
Capitán de la Guardia Civil que permaneció leal a la República y se enfrentó en Guadalajara desde el Gobierno Civil al golpista Ortíz de Zarate, quien lo prendió y sometió a malos tratos. Fue liberado por las fuerzas de Puigdengolas, donde también mandaban milicias, el comandante Ristori y el cenetista Mera. Enrolado en las Milicias Populares, pasó el Ejército Popular donde fue ascendido a mayor y a teniente coronel. Al fin de la guerra fue detenido por los franquistas, encausado y condenado a muerte. La sombra de Ortiz de Zárate era alargada. Fue fusilado en el cementerio de Guadalajara en enero de 1941. |
Niceto Rubio García
(1) Manuel Tagüeña (Testimonio de dos guerras) habla muy bien de este oficial y describe así la crisis moral y política que sufrió este militar: "A los pocos días marchó a Madrid el teniente coronel Rubio y ya no regresó. Era un hombre honrado y leal a la República. Único oficial de carrera del batallón de Aviación, los demás eran sargentos recién ascendidos, su ejemplo fue decisivo para ayudarnos a comprender lo que era la disciplina y la organización. En un proceso contra oficiales compañeros suyos, había salido responsable por ellos y consiguió fueran puestos en libertad. Más tarde, algunas de las bandas organizadas en retaguardia comenzaron a asesinar a los liberados. Los que quedaban vivos fueron a comunicarle que se pasaban al enemigo, porque no querían perder la vida de esa forma. Se le creó a nuestro jefe un problema de conciencia y con un pretexto consiguió un pasaporte para un viaje corto a Francia, del que ya no regresó. Nada más se supo de él. A los veteranos de la columna nos pareció la posición del teniente coronel Rubio la única digna de un hombre de honor y su recuerdo, junto con el de Fernando de Rosa, fue siempre sagrado para nosotros." |
Celestino Rubio Gómez (1909-1995) Campesino de Olivenza (Badajoz). Con una sola escopeta y con la ayuda de varios paisanos, consiguió reducir la rebelión en Olivenza, encarcelando a los cabecillas de la sublevación. Una vez conseguido esto, se enroló en el ejercito republicano, participando en la dura defensa de la ciudad de Badajoz. Caída esta ciudad, siguió combatiendo en varios frentes, hasta llegar a Madrid. En este proceso consiguió por meritos de guerra su ascenso hasta capitán, distinción otorgada en los últimos días de la guerra. Pudiendo haber salido de España desde mucho antes de la debacle final, prefirió luchar hasta el ultimo momento. Finalizada la guerra tuvo que esconderse en un pozo en Alcalá de Henares, lugar en el cual permaneció oculto durante 3 años. Fue dado como desaparecido durante toda la dictadura, situación que contribuyo a evitar su muerte segura, en caso de haber caído en manos de las autoridades franquistas. Esto no evitó que su abuela sufriera duras represalias por parte de los falangistas. Fiel a sus ideas hasta el fin de su vida, no pudo volver a ver a ningún miembro de su familia por temor a represalias contra ellos. Fuente: Luis Rubio Gil |
Porfirio Ruiz de Alonso Era capitán de infantería retirado en Madrid cuando estalló la rebelión militar. Era un masón destacado. Fue incorporado a la 6 Brigada Mixta que había sido formada con tropas regulares de la III Región Militar. La brigada dio muy buen resultado bien dirigida por su primer comandante Miguel Gallo que participó en la de Jaca en el año 1930. En la primavera de 1937 Gallo ascendió al mando de la 24 división y tomó el mando el comandante Porfirio Ruiz de Alonso, que la mandaría hasta el final de la guerra. Siendo la brigada, que participó eficazmente en todas las batallas importantes de la región Central, Levante y Extremadura, un ejemplo de pundonor y de buen mando. Fue detenido al final de la guerra y condenado en Valencia a 30 años por rebelión militar y pertenencia a la masonería. Le fue conmutada la pena a 12 años y tras pasar unos años en prisión salió en libertad.
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Ramón Ruiz-Fornells
Se le incorporó al Ejército Popular y sirvió, entre otros destinos, como Jefe de E.M. del IV Cuerpo en la batalla de Guadalajara. En 1937 mandó el E.M. del XVIII Cuerpo de Jurado. Posteriormente mandó el Estado Mayor del Ejército de Extremadura, ya como teniente coronel. Tenía la medalla del valor (1). Participó en la conspiración del Coronel Casado y tenía contactos con otros oficiales conspiradores del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos en Valencia (Matallana, Garijo y Muedra) También tenía contactos directos con el SIPM y parece que inició un movimiento al estilo de Casado en Valencia en febrero de 1939. En esta línea propuso al SIPM viajar a Burgos con Besteiro para firmar una capitulación con cierto aire legal. El SIPM le hizo desistir de todo movimiento. Franco quería a Casado y quería a Madrid. Todo esto no le sirvió de mucho pues fue condenado por los franquistas a 30 años. Recibió conmutaciones que le aliviaron la condena y salió en libertad en 1943 indultado probablemente por gestiones familiares y avales de compañeros que era lo normal en casos como este. Pero fue separado del servicio y perdió sus haberes pasivos. Muy probablemente le perjudicó haber sido condecorado por la República y haber participado en el diseño de operaciones en el año 1937. Ruiz-Fornells es un clásico de los militares conservadores cogidos en zona gubernamental y que con el corazón partido sirvieron en el Ejército Popular más o menos lealmente hasta que la suerte de las armas republicanas les rehizo el corazón y decidieron abandonar la causa para salvar la vida, que es lo único que uno tiene en la idem. Lo curioso es que en este tipo de militares, lo que se llamaba "leales geográficos", sus partidos corazones siempre estuvieron con sus compañeros rebeldes. Imagen: Internet
(1) Medalla del Valor pensionada 1000 ptas. anuales por cinco años. La Gaceta 22-06-1938 |
Antonio Ruiz González
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Rubén Ruiz Ibarruri
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