S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

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2.5- Galería de personal del Ejército Popular

(Militares profesionales, de milicias, y soldados y milicianos)

- De la P a la R -

Enlaces

Miguel Palacios Martínez

(1895). Capitán medico de Sanidad Militar que durante la dictadura del general Primo de Rivera conspiró contra el régimen encabezado por éste, entrando en estrecho contacto con elementos de la CNT y otros grupos de filiación anarquista. Al estallar la guerra civil se puso de parte del Gobierno republicano, mandando la 39 Brigada, la 5 División (formada principalmente por efectivos anarquistas) y el XVI Cuerpo de Levante, al frente de cuyas unidades participó en diversas operaciones bélicas. Al término de la contienda fue detenido y condenado a muerte, pena que fue conmutada por 30 años, condena que cumplió hasta 1953. Parece que volvió a la medicina en Madrid. Falleció en 1979.

 

Francisco Palazón

Combatiente republicano natural de Agost (Alicante). Lucho en la batalla del Jarama


Su nieta, Raquel Lillo, nos dice:

Hola, mi nombre es Raquel, quiero mandaros la foto de mi abuelo Francisco Palazón del municipio de Agost (Alicante) que formó parte del bando republicano y que luchó en la Batalla del Jarama junto a los internacionales. Mi abuelo por desgracia ya murió hace 12 años, pero siempre lo recordaré como a un héroe porque sobrevivió pese a que perdió su ojo derecho debido a un trozo de metralla de una bomba. Siempre me han contado que lo sacó a hombros un Italiano (macarroni como ellos los llamaban) y salvó su vida.

Lorenzo Pallarés Cacha.

Teniente Coronel de Artillería de la Armada que durante la guerra civil prestó servicio en el ejército republicano. En marzo de 1939, es decir, pocos días antes de que finalizase la contienda, hallándose destinado en Cartagena, secundó, junto con otros militares y algunos paisanos, la sublevación pro nacionalista que se produjo en dicha plaza, tras lo cual fue nombrado o se auto nombró jefe de la base naval, cargo que desempeñó el breve espacio de tiempo que medió hasta que fuerzas leales a la República restablecieron el orden en dicha ciudad, huyendo entonces Pallarés en un submarino, acompañado de otros jefes y oficiales que se habían sumado a la sublevación. Ya decía Antonio Cordón que Asensio cuando era subsecretario de Tierra nombró a la comandancia de Cartagena como "Exenta", es decir autónoma. Eso la convirtió en un nido de emboscados y desafectos. En cualquier caso, Pallarés fue readmitido en la Armada y hay decretos de 1941 nombrándole vocal de un consejo regulador de minerales de la Armada. Se sabe que posteriormente fue miembro de la comisión de petición de ayuda militar a la Alemania de Hitler.

Desafecto

Gonzalo Pando Rivero

Asturiano de Villaviciosa. Médico de profesión destinado en Rascafría, donde evitó el alzamiento militar movilizando a los campesinos de izquierda. Se parapetó con sus improvisadas fuerzas en el pico Nevero del valle de Rascafría y detuvo las fuerzas rebeldes hasta la llegada de refuerzos. Participó junto con Barzana, otro asturiano, Modesto y el argentino Ortíz, en la creación del famoso batallón "Thaelmann". Ascendió a mayor de milicias y cuando se desdobló la 1 Brigada Mixta, en lo que se llamó 1 Brigada Mixta Bis con cuatro batallones de la primera, el mando le fue entregado a Pando. La brigada fue numerada como 9 Brigada Mixta e incorporada a la división Lister (11 División), salvo un pequeño periodo donde estuvo encuadrada en una división llamada "C" con la que combatió en el Jarama. Dentro de la 11, una división ligera de asalto de preponderancia comunista, al mando de Lister, Pando y su 9 brigada combatieron juntos en el Jarama, Guadalajara y Brunete, donde Pando encontró la muerte junto con decenas de oficiales y comisarios de la brigada. Brunete fue terrible para la división de Lister. Marcó un final y un principio para la división. Lister decidió desde entonces pasar a puestos seguros a los hombres más destacados de la división, para preservar los cuadros, y evitar las sangrías de batallas anteriores pero sobre todo de Brunete, un matadero para el V Cuerpo y en especial para la 11.

Pando en Guadalajara fotografiado por Ahora, 17-03-1937

Mas información, por gentileza de Luis, su sobrino nieto:

A continuación, incluyo reseñas de prensa de sus hermanos Luis (Juez) y Francisco (Medico), fusilados uno en Pontevedra, y otro en Gijón, este ultimo junto a su hijo Emilio Pando Fernández, por si lo consideran de su interés. Su hermano José (Farmacéutico), fue condenado a 30 años de prisión, lo mismo que su cuñado Rafael Ramos Capaz (Medico) casado con su hermana Marcela

Luis

http://www.elplural.com/politica/2017/01/11/baltasar-garzon-pide-en-villagarcia-de-arousa-una-calle-para-el-buen-juez-pando

https://gl.wikipedia.org/wiki/Luis_Pando_Rivero

Francisco

http://www.tercerainformacion.es/antigua/spip.php?article16542

Mario Páramo Roldán

Mayor de aviación del staff del general Miaja, precisamente su Ayudante de Campo, ADC que se dice técnicamente. Puede que fuera su piloto personal, pues Miaja tenía un Airspeed AS-6 para su uso particular. En otra fotografía colectiva alrededor de Miaja, este personaje aparece con lo que parecen insignias de infantería o quizá Estado Mayor:

Luisa (Luisita) Paramont

Curioso personaje el de esta heroica mujer republicana. Fue adoptada por una nodriza de una familia de Guadalajara de muy pocos recursos. Luisa provenía de la Inclusa y era una niña chica. Con su juventud recorrió varios países con su afición a la jinetería. Y fue rejoneadora profesional, si bien en este terreno fue secundaria en el proceloso mundo de los espectáculos taurinos del rejón o bufos que se sucedían en las animadas veladas de las grandes plazas de toros pero con artistas pequeños y mal pagados. Luisa, dice su biógrafo, fue una mujer valiente, polifacética y rebelde, y feminista también. Dice que fue tiple (artista de variedades), jockey en carreras de caballos y rejoneadora, como hemos dicho. En 1935 se encontraba en España trabajando en las corridas a caballo. Al estallido de la Guerra Civil, corrió a alistarse a las Milicias Populares, y por sus dotes fue a parar a un destacamento de caballería. Se dice que fue capitana de milicias y que posteriormente ingresó en el cuerpo de Carabineros con las facilidades que dio Negrín cuando fue Ministro de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero. No sabemos si eso era posible, pero al parecer Luisa sirvió como enlace en el frente de Madrid y muy probablemente, ya entrada la guerra debió ser captada por algún servicio de inteligencia republicano, bien, DEDIDE o el SIM. Y de ahí que al final de la guerra quizá en una misión fue muerta, quizá en combate, quizá asesinada, quién sabe. Debía tener apenas 30 años.

Germán Paredes García.

Militante de las JSU y Mayor de milicias que alistado voluntario al inicio de la guerra, mandó un batallón de la 31 Brigada Mixta. Tiempo después, tras la ofensiva de la Granja, sustituyó al comandante de infantería Francisco Cacho Villarroig, al mando de la brigada. En la primavera de 1938, la 31 Brigada paso a la 3 división de Tagüeña y partió para el frente de Este. Germán Paredes tomó entonces en mayo de 1938 el mando de la recién creada 200 Brigada Mixta con excedentes de otras brigadas. Tuvo actuación valerosa en enero de 1939 en una ofensiva para ayudar a Cataluña en la zona de Brunete. La brigada tuvo más de 500 bajas. En la actualidad se sabe que esta ofensiva fue saboteada por el E.M. de Casado, jefe del Ejército del Centro. Al golpe de Casado, Germán fue detenido, encarcelado e incorporado al "expediente de la Junta de Casado", trece comunistas que fueron fusilados el tres de julio de 1941.

En este enlace de nuestra web, hay imágenes de la 31 Brigada Mixta donde aparece Germán Paredes.

Ángel Pastor Velasco

Natural de Guadalajara y nacido en 1887. Artillero de la promoción de la academia de Segovia de 1907. Combatió en África y se decidió a ingresar en la Aviación del Ejército solicitando el exclusivo curso de piloto. Tras varias vicisitudes, en enero de 1914 fue destinado al aeródromo de Arcilla (Occidente de Marruecos). Sus nuevas actividades le pusieron a prueba, pues a más de combatir en la nueva guerra aérea, ejerció el mando de la Base y de la escuadrilla, mientras se interesaba por la cultura local. En 1917 fue destinado a Tablada en Sevilla. Allí tuvo un desgraciado accidente que le dejo cojo aunque apto para el servicio. Con la de Annual, fue enviado a África de nuevo y a su fin regresó a Sevilla en 1923.

En 1924 era ya comandante y sus actividades se orientan al Staff de la novísima Escala de Aviación, donde tuvo cargos en toda la estructura, comisiones de compras, etc... En 1926 se le nombra jefe de Escuadra y oficia en Madrid. Cuando Primo de Rivera disuelve el Arma de Artillería, Pastor pide el ingreso en el Servicio de Aviación. De carácter liberal republicano. Pastor participa en diciembre de 1930 en la asonada de Cuatro Vientos, de cuyo aeródromo hubo de salir en vuelo a Francia. Con la llegada de la II República regresó y fue nombrado Jefe del Servicio de Aviación. Una de sus primeras actividades fue la de patrocinar desde el Servicio, la creación de "El Arma de aviación" y una Dirección General de Aeronáutica , cosa que chocaba con los planes de Azaña, que no quería más Armas en el Ejército y sólo pretendía crear un Cuerpo General de Aviación. Otra de sus actividades fueron lo que se llamaba entonces raids aéreos, al estilo del de Ramón Franco y sus compañeros. EL raid Sevilla Bata que llevaron a cabo Cipriano Rodríguez y Carlos de Haya culmino con gran éxito. Otra más en su haber fue la rápida movilización de la Aviación en la Sanjurjada en agosto de 1932 que afianzó la confianza del gobierno.

En 1934 ya de teniente coronel pasó a la Dirección General de Aeronáutica, de la que dependía el Servicio de Aviación. Esta Dirección General de Aeronáutica era un organismo del Ejército, dependencia de la que la aviación militar quería librarse de acuerdo con las tendencias europeas donde se estaban creando Fuerzas Aéreas sin la tutela de los Ejércitos de Tierra. La rebelión militar le cogió como jefe de la Oficina de Mando. pastor hubo de organizar junto con Camacho e Hidalgo de Cisneros la aviación militar republicana, futura Fuerza Aérea de la II República. El problema más acuciante en los días de la guerra aérea del verano de 1936 era la necesidad de más aeroplanos, tanto de caza como de bombardeo, creyendo el gobierno Giral que Francia, con un gobierno del Frente Popular, iba irremediablemente a ayudar al gobierno legal de España, Pastor participó en estas frustrantes gestiones. Pero fue con la llegada del gobierno de largo Caballero cuando Pastor fue nombrado subsecretario del Aire por el flamante ministro de Marina y Aire Indalecio Prieto. En la primavera de marzo de 1937 le sustituyo Camacho en la Subsecretaría y pastor partió para Paris. Con el gobierno Negrín, Pastor recuperó brevemente la Subsecretaria, pero el Ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, de nuevo le envió a Paris donde poco se podía realmente gestionar desde la Comisión Técnica Española en esta ciudad y mucho se podía fastidiar ante la avalancha de estafadores y oportunistas que podían engañar al inexperto, en estas lides, personal español. Las tramas internacionales de contrabando de armas estaban haciendo su agosto con la II República española y Pastor no pudo impedirlo. Al final de la guerra, Pastor quedó en Francia pero sin recursos, a duras penas sobrevivió a la invasión nazi y en sus últimos años vivió entre la pobreza más absoluta y los asilos asistenciales de  Francia. Pastor murió en 1958.

Carlos Pedemonte Sabín

Había nacido en La Habana en 1895. Era comandante de E.M. y geógrafo. En mayo de 1936 fue nombrado gobernador de territorio de Sidi Ifni del Sahara español tras varios ceses que el gobierno ordenó ante el malestar de la guarnición del territorio. Su toma de posesión fue recibida con hostilidad por la mayoría de mandos y oficiales de la guarnición. Sölo contaba con el Capitán Muntaner y el comandante Montero.  EL 18 de julio las noticias llegaron a Sidi Ifni en forma de telegrama del coronel Beigdeber, nuevo Alto Comisario del Protectorado tras haber depuesto al legítimo Arturo Alvárez-Buylla, al que fusilarían meses después. Pedemonte no se sublevó y conectó con Madrid para dejar patente la lealtad del territorio. EL ambiente se volvió gélido, hostil y Pedemonte pasados unos días marcho a la zona francesa para garantizarse el apoyo del ejército francés en Agadir. El jefe de la guarnición francesa se lo garantizó, pero en realidad no pidió instrucciones a Paris, por lo que sus palabras no valían nada.

En cualquier caso Pedemonte volvió más tranquilo, emoción que se le disolvió cuando vio como fue recibido por los mandos y oficiales partidarios de la rebelión. Todos estaban muy agitados, daban soflamas y ponían radio Sevilla por los altavoces cuando hablaba Queipo de Llano. Desanimado, Pedemonte se marchó por donde había venido y pidió asilo a Francia. El comandante Montero trató de tomar el mando con una ambigüedad calculada muy al estilo de lo que estaba pasando en la guarnición de Valencia. Y así resistió hasta mediados de agosto, cuando aprovechando una inspección en la frontera de Montero, el capitán Molero se sublevó definitivamente con su Tabor. Enterado el capitán Muntaner, jefe del otro Tabor, inició los preparativos para reducir la rebelión de Molero. Este, muy cuco, envió parlamentarios para negociar un acuerdo, pero con la oculta intención de dividir a los oficiales del Tabor de Muntaner. Como así fue. Muntaner decidió atacar con su pequeña fuerza y tras un breve tiroteo fue derrotado y se pasó a la zona francesa con otros leales con el permiso de Molero. El comandante en funciones, Montero, se entregó al Marruecos español, donde no habiendo hecho en realidad nada contra la rebelión solo fue condenado por abandono de puesto. El resto de los leales fue detenido, llevado a Las Palmas y tras juzgarles sumariamente fueron condenados 21, once fueron condenados a cadena perpetua y se absolvió a 24 soldados que inmediatamente fueron adscritos a unidades rebeldes para combatir.

Pedemonte regresó a la zona republicana donde se puso a instruir a las milicias populares. No tubo otras actuaciones bélicas aunque fue ascendido a teniente coronel y formó parte del Estado mayor del Ejército del Centro. Sobre su final en la guerra hay poca información, se sabe que fue dado de baja en el Ejército Popular en 1937 y que se exilió  y marchó a Cuba donde ejerció de profesor y geógrafo. Parece que solicitó el regreso en 1949. Murió en 1972

Antonio Pedraza Palomo.

Era maestro nacional en Ceuta y militante de la CNT y simpatizante de la FAI. Escribía novela social muy al gusto de los anarquistas de la época. Tuvo que huir de Ceuta con la rebelión militar. Se enroló en las Milicias Populares y combatió en el frente Extremeño y en las retiradas de valle del Guadiana y del Tajo. Combatió también en Madrid, donde sirvió como comisario político y como comandante de batallón ya con el grado de mayor de milicias. A finales de 1938 tomo el mando de la 98 Brigada Mixta, con la que apoyó al golpe de Casado, al igual que su división, la 12 del IV Cuerpo. Probablemente fue detenido en Alicante, pues con su historial sabía lo que le esperaba: era maestro republicano, de la FAI y huido de Ceuta. Así fue, detenido en 1939 pero procesado en 1944 fue condenado a muerte, y le tuvieron tres años en capilla hasta que en 1947 le fue conmutada la pena a 30 años de los que cumplió al menos la mitad. ¡15 años!

Casadista.

Primitivo Peire Cabaleiro

Natural de Castellón y nacido en 1880. Era militar profesional y a la sazón teniente coronel de infantería. Había sido ADC del capitán General de la III Región militar antes de la reforma de Azaña. Mandaba el batallón de Ametralladoras nº 3 acantonado en Castellón. La guarnición, como en Valencia tuvo sus dudas a la hora de sublevarse dado el gran movimiento obrero, principalmente anarquista que dominaba la comarca. Parece que el merito de Peire fue impedir ningún pronunciamiento en Castellón, donde había fuerzas de la guarnición y de la Guardia Civil proclives a los rebeldes. Su compañero en Castellón, el también teniente coronel Carlos García Vallejo, ferviente partidario de los rebeldes no tuvo valor para oponerse frontalmente. Peire llegó a arrestar a García Vallejo tras una discusión sobre los movimientos de los mandos por la plaza.

Pero el caso es que Peire se hizo con Castellón, repartió el 22 de julio 300 mauser nuevecitos a los milicianos, ante la ira contenida de García Vallejo, y proporcionó fuerzas de la Guardia Civil a la columna miliciana que se formaba en Sagunto con el objetivo de tomar Teruel. Como se sabe, la compañía de Guardias civiles se aguantó las ganas hasta que estuvieron cerca de la ciudad, concretamente en la Puebla de Valverde y sorprendieron a los milicianos y a sus jefes a los que hicieron ochenta muertos y capturaron a otros tantos que condujeron a Teruel, donde fueron todos fusilados inmediatamente. Entre ellos el diputado Francisco Casas Sal y el coronel de carabineros Hilario Fernández. Dicen que los Guardias habían sido maltratados de palabra y sufrido humillaciones intolerables para los miembros de este cuerpo por parte de milicianos anarquistas. Pero la idea de sublevarse venía desde los primeros días de la rebelión y todos los guardias estaban enterados y preparados, de hecho cuando los guardias se enteraron que partían para Teruel dieron grandes muestras de alegría porque así podrían sublevarse. Una venganza brutal... Eso sí recuperaron los 300 mauser que Peire les dio a los milicianos. Como anécdota se sabe que los mandos de la Guardia Civil en Castellón, al enterarse de los hechos manifestaron con altanería que les hubiera gustado participar. Parece que el valor sólo lo tenían a distancia. Naturalmente llegó a oídos del gobierno civil de Castellón y fueron arrestados.

Peire organizó en Castellón una columna que llevó su nombre  y operó en el sector de Alcaudete, donde fue sustituido precisamente por el teniente coronel Carlos García Vallejo. Le nombraron gobernador militar de Almería. Una ciudad muy conflictiva a esos efectos. Posteriormente tuvo el mando de la 44 División, combatiendo en Belchite. En 1938 se le condecoró con la medalla del Valor y tras ser ascendido a coronel se le nombró al frente de un centro de recuperación de tropas desperdigadas y gobernador militar de Igualada (Barcelona). Tras el final de la contienda se exilió en Francia, junto a otros de sus compañeros militares. Murió en 1942 a los 62 años.

Cristóbal Peña Abuín

Nacido en 1872, había tenido distintos mandos en el arma de caballería. En 1930 ascendió a general y es nombrado gobernador militar de El Ferrol. Con la II República fue nombrado Gobernador militar de Madrid. En 1936, ya cercano a la jubilación mandaba la división de caballería y se negó a sublevarse. Se jubiló en 1937 y murió en 1953 a los 81 años

Guillermo de la Peña Cusi

Militar profesional natural de Trubia, (Asturias) población donde su padre, coronel de artillería trabajaba en la Fabrica de Armas. Ingreso en la Academia de Infantería de Toledo en 1895, y la foto que aportamos es del álbum de su promoción de la Academia de Toledo. Su promoción, debido a la premura de oficiales para las guerras de Cuba y Filipinas, sólo estudió durante un año. Es decir, Peña Cusi era segundo teniente 1896. Fue enviado a Bilbao con tropas del ejército para reprimir una huelga obrera de Bilbao, y después enviado a Filipinas, pero a la altura del canal de Suez, la guerra terminó y su expedición regresó. Tras participar de nuevo en la represión huelguista del Norte de España fue enviado a África y participó en combates en la zona de la comandancia de Ceuta, concretamente en la retirada de Xauen, donde su unidad combatió con valor. Fue ascendiendo por méritos de guerra y en 1925 ascendió a teniente coronel y nombrado gobernador del territorio del Sahara, cargo que tuvo hasta 1932. Con la rebelión militar se encontraba disponible en Barcelona de coronel y se mantuvo aparentemente leal a la II República.

Le tocó ser primero presidente del tribunal del Consejo de Guerra Sumadísimo contra los generales Goded y Fernández Burriel del 12 de agosto de 1936 y unos días después vocal en el tribunal militar que juzgó a varios militares rebeldes que se sublevaron en Barcelona con Goded el 19 de julio. Esto significó, dentro de la mentalidad militar profesional, un gran pesar por tener que condenar a muerte a sus compañeros. Posteriormente tuvo funciones administrativas en la creación del fugaz Ejercito Popular de Cataluña que era un ejército de papel resultado de aunar las columnas en 4 divisiones y darles nombres populares. A Peña Cusi le correspondió mandar la efímera Primera División. Fue también comandante militar de Caspe en el Consejo de Aragón y fue cesado a la disolución de éste en agosto de 1937. En la ofensiva de Huesca Peña Cusi mandó la agrupación de divisiones catalanas a las que no dio la debida moral de combate para mejorar el estado de desmoralización de las unidades anarquistas y del POUM tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona.

Al poco fue detenido por el SIM sin que sepamos realmente porqué más allá de acusaciones de colaborar con el enemigo. Juzgado y condenado a pena de muerte (1), a cumplir después de la guerra, ya que Prieto Ministro de Defensa Nacional sacó un decreto retrasando las penas capitales para una revisión tras la guerra. Mientras esperaba en la cárcel su condena en Barcelona, la ciudad fue tomada por los rebeldes y capturado en prisión, esta vez por los franquistas, que lo volvieron a juzgar y condenar a muerte. Algún mérito tendría el hombre pues le fue conmutada la pena capital por cadena perpetua, reducido luego a 20 años, y finalmente indultado. Aunque no sabemos cuando.

(1) El corazón de Peña Cusi, estaba probablemente con los rebeldes, pero no se atrevió a unirse a ellos. Después le tocó condenar a sus compañeros, lo que los rebeldes no le perdonarían jamás. Es también muy probable que empezara a acumular meritos para lo que pudiera pasar, en forma de ocultar huidos rebeldes, monjas, lo que fuera que diera puntos y librara a sus protegidos de males mayores. Esto lo practicaron la inmensa mayoría de los militares profesionales, incluso los republicanos, incluso La Pasionaria ocultó monjas. No digamos Matallana, Rojo y Miaja. Quizá Peña Cusi hasta colaboró con la quinta columna catalana. Lo que sea, pero salvó la vida, pues presidir un tribunal que condenara a militares rebeldes, más a Goded y compañía, era un crimen capital para los franquistas que no perdonaban nunca.

Juan Perea Capulino

Nacido en 1890 en Santa Cruz de Tenerife. Se alistó voluntario en el ejército a los 16 años y ascendió por méritos de guerra en África donde combatió por 15 años. En 1917 ya era teniente. Resultó herido muy seriamente y se le traslado a la península. De carácter republicano y liberal participó en la Sanjuanada (primer intento de deponer al dictador Primo de Rivera la noche de San Juan de 1927) Tras su fracaso, Perea fue detenido y condenado a seis años de prisión que cumpliría en el castillo de Montjuich. En 1932 renuncio al ejército. Había alcanzado el grado de capitán.

Al estallido de la rebelión militar se incorporó a las Milicias Populares mandando la columna de su nombre en la Sierra de Madrid sector del puerto de Lozoya que defiende con sus hombres. Para finales de septiembre se pierden las posiciones y el pueblo de Lozaya. No obstante el mando reconoce sus méritos y es nombrado mayor de milicias. Combatió con sus fuerzas ya militarizadas en el sector de Pozuelo de Alarcón y a final del año 1936 se le da el mando de la 5ª división, de preponderancia anarquista. Perea mantiene excelentes relaciones con el movimiento anarquista. Su división participa en la tercera batalla de la carretera de la Coruña con buena actuación pero con muchas bajas. En junio de 1937 se le da el mando del IV Cuerpo (1). Con la creación del Ejército de Maniobra por parte de Vicente Rojo, Perea se hace cargo del XXI Cuerpo en octubre de 1937 relevando al coronel Casado (2). Perea tuvo pulso para mantener firmes sus fuerzas cuando los franquistas rompieron el frente republicano de Aragón en el sector de Alcañiz donde se encontraban las desgastadas tropas que habían participado en la batalla de Teruel y que cedieron terreno produciéndose desbandadas. No obstante, cuando los franquistas pisaron el acelerador en el sector del XXI Cuerpo al mando de Perea, tampoco pudo resistir pero se retiró ordenadamente. A finales de marzo, reconociendo el buen hacer de Perea y sobre todo la confianza que sus tropas del XXI Cuerpo habían tenido en él, se decidió ponerle al frente del Ejército del Este en sustitución de Pozas, que no tenía su carisma, y sobre todo que las fuerzas de este ejército eran mayoritariamente anarquistas y sus mandos políticos abogaban por un comandante como Perea para restablecer la moral y la solidez del Ejercito del Este a la sazón casi en estado de disolución. Para este mando Perea fue nombrado teniente coronel. Tras la batalla del Ebro y la ofensiva final sobre Cataluña, el Ejército del Este trató de aguantar la embestida franquista pues estaba mas entero y fresco que las tropas del Ejército del Ebro que estaban reducidas a su mínima expresión, sin armas y completamente desfondadas. No pudo ser y Perea y sus hombres retrocedieron con todo el orden que pudieron.

Perea demostró que era un militar muy completo y de gran carisma. Simpatizante del anarquismo y muy apreciado por los líderes de este movimiento que llegaron a proponer a Perea y a Joaquín Pérez Salas como sustitutos del Jefe del E.M.C. Vicente Rojo, al que los anarquistas consideraban pro comunista (¡al pobre Vicente Rojo!) Terminó la guerra de Coronel. Se exilio a Francia y posteriormente  a Méjico. Entre 1939 y 1940, Perea escribió un libro tremendamente injusto con Vicente Rojo y otros mandos del Ejercito Popular. El análisis que Perea hace de las causas de la derrota republicana en su libro "Los culpables" (hasta el título apunta maneras) no se sostiene y durante toda su lectura uno tiene la sensación de que Perea estaba terriblemente resentido con el Estado Mayor Central. En cierto modo está en la línea de Jesús Pérez Salas, y otros militares profesionales que apoyaron a la República pero que por las circunstancias que fueran no tuvieron el protagonismo militar que ellos hubieran deseado. Esto no quita para que reconozcamos que Perea fue uno de los militares más sólidos del Ejército Popular.

(1) Que había tenido muy buena actuación durante la batalla de Guadalajara y que estaba compuesto en un principio de tropas de todos las ideologías republicanas y que Mera convertiría en la élite de las fuerzas anarquistas por el procedimiento de separar de esta gran unidad todo lo que no lo fuera.

(2) Que había tenido una actuación desastrosa tras la segunda ofensiva, motorizada, contra Zaragoza, donde se perdieron decenas de tanques BT-5.

Andrés Pérez Beraza

Medico militar que durante la Guerra Civil sirvió en el CRIM (centro de reclutamiento) número 1 del Ejército del Centro. Pertenecía a la Quinta columna y una de sus labores principales era boicotear la Sanidad Militar y expedir falsos certificados médicos con los que los espías infiltrados en el Ejército Popular y los militares desafectos, eludían sus responsabilidades, disponiendo a su antojo de destinos y falsos periodos de convalecencia.

Quintacolumnista

Enrique Pérez Farrás.

(1885-1949). Comandante del Arma de Artillería que, con motivo de los sucesos revolucionarios ocurridos en Barcelona en octubre de 1934, fue condenado a muerte e indultado, y que, tras el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936, volvió al servicio activo. El 19 de julio de dicho año, hallándose en Barcelona, en destino dependiente de la Generalidad de Cataluña, tuvo una destacada actuación en la sofocación del levantamiento militar con que se inició la guerra civil, entrando en el edificio de la División Orgánica de Barcelona y procediendo a detener al general Goded. Más tarde pasó algún tiempo en el frente de Aragón, como asesor militar de la columna de Durruti. Durante el resto de la contienda sólo desempeñó cargos burocráticos. Al final de ésta, se exilió a México, donde falleció.

 

Augusto Pérez Garmendia

Comandante de E M y ayuda de campo del coronel Aranda, quien se sublevó en Oviedo. Al estallar la guerra se encontraba de permiso en San Sebastián. Rápidamente solicitó su traslado a Oviedo, en la creencia de que Aranda permanecería fiel al gobierno. Pero el gobernador civil de Guipúzcoa le rogó que se quedara pues desconfiaba de los mandos de la guarnición. Como así fue. Inicialmente, se encargó a Pérez Garmendia la formación de una columna que tomara Vitoria y a la vez recogiera municiones.  Justo salir de San Sebastián que los militares traidores se sublevaron los cuarteles de Loyola al mando del teniente coronel Vallespin. Pérez Garmendia que andaba ya por Mondragón, recogió una columna de infantería, pasó por Eibar para tomar armas enrolar numerosos milicianos eibarreses (una especie de combativos obreros, al estilo de los mineros asturianos) y retornó a San Sebastián, donde les dio badana a los rebeldes al día siguiente de llegar (el 23 de julio). No contento con el tour que se había dado se dirigió con su columna a Oyarzum, donde tomó posiciones en Rentería. En frente tenía la columna reforzada de Beorlegui, que tras pasar algunos apuros había recibido el refuerzo de la columna del también rebelde Ortiz de Zárate, con más de 1000 hombres y una batería. Pérez Garmendia dispuso una eficaz defensa que tenía parcialmente copados a los rebeldes. El día 28 atravesaba el pueblo de Rentería el automóvil de mando de Pérez Garmendia con otros acompañantes, cuando fue interceptado por requetés del tercio Lacar. Pérez Garmendia quedó muy mal herido y no pudo ser rescatado pese a los intentos que hicieron sus hombres. Se dice que fue llevado en camilla a presencia de Beorlegui, quien le palmeó el hombro y le dijo: "A ver si te curas pronto para poder fusilarte de pié". Pérez Garmendia no fue atendido debidamente y murió de sus heridas. La muerte de Pérez Garmendia fue nefasta para los republicanos, pues era el único militar leal que en el mes de julio podía detener a los rebeldes. Poco después, a primeros de septiembre, Beorlegui fue herido, no se curó adecuadamente y tras una rápida septicemia, murió.

José Manuel Pérez Gazzolo

(1892-1939). Comandante del Arma de Infantería, perteneciente al Servicio de Estado Mayor, que desde que estalló la guerra civil luchó en las filas republicanas, siendo, durante algún tiempo, ayudante del general Miaja al que acompañó en su tibio intento de tomar Córdoba. Ascendido a teniente coronel, pasó a desempeñar el cargo de segundo jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos Centro-Sur. Participa en la rendición del Santuario de Santa María de la Cabeza. En mayo de 1937 es trasladado al Estado Mayor del Ejército del Centro como segundo jefe y es ascendido a coronel. Participa en la rebelión de Casado con la mala fortuna de que es cogido preso por tropas gubernamentales cuando se encontraba en la posición Jaca. Tras un juicio sumarísimo es condenado a muerte y fusilado junto con otros dos militares casadistas. Otras versiones afirman que fueron fusilados por iniciativa de Ángel Diéguez, hermano de Isidoro Diéguez, conocido líder comunista de Madrid, justo cuando las fuerzas comunistas abandonaban la posición. Y que el propio Isidoro reprochó a su hermano por este temerario acto, que sin duda, acrecentó los deseos, ya crecidos, de vengarse a Casado y Cía.

Casadista

Antonio Pérez Quijano

Era teniente de carabineros retirado de la 4 comandancia (Valencia). Fue nombrado comandante de la 3 Brigada Mixta de carabineros en plena batalla de Brunete. Tras la cual la brigada fue destinada al teatro de operaciones de Andalucía pasando de la 10 a la 34 división. Fue relevado poco después por el comandante de carabineros Antonio Martínez Rabadán.

José Pérez Martínez

Coronel. Nació en Pamplona en 1895. Sirvió en la guerra de África donde fue condecorado. Una vez destinado a Madrid, se incorporó como comandante de la Guardia de Asalto bajo las órdenes de Muñoz Grandes. Una referencia a su participación en la Guardia de Asalto puede encontrarse en:

 http://www.ciere.org/CUADERNOS/aRT%2053/La%20guardia%20de%20asalto.htm

"Concentraba la capital los grupos de Asalto 1º, 2º y 3º, tres escuadrones de caballería, tres compañías de especialidades  y once compañías urbanas. Muchas de estas fuerzas estaban motorizadas y contaban con blindados y compañías de ametralladoras. Los grupos de Asalto estaban mandados por los comandantes Pérez Martínez, Sánchez de la Parra y Burillo, todos ellos afectos al Frente Popular".

Estuvo junto a Miaja en la defensa de Madrid. En la pág 202 del libro de J.M. Reverte "La Batalla de Madrid" cuando hace referencia al momento en que Miaja abre el sobre con las órdenes que le ha dejado el Gobierno republicano huido a Valencia y toma el mando de la defensa, puede leerse:

"Los primeros movimientos de Miaja son rápidos. Forma parte de su equipo: como ayudante tiene al teniente coronel José Pérez Martínez; como jefe de Estado Mayor llama al coronel Vicente Rojo, ayudado a su vez por los comandantes José Fontán y Manuel Matallana".

Al final de la guerra se unió al levantamiento de Casado.  Al acabar la guerra pudo salir de España escapando a Argelia, quedando su mujer y cinco hijos en Madrid. Ya durante la Segunda Guerra  Mundial, le ofrecieron incorporarse a la Legión Extranjera francesa con el grado de capitán. Esto ocurrió con anterioridad a la entrevista Franco-Hitler en Hendaya, cuando muchos pensaban que España entraría en guerra del lado de Alemania. Así lo creyó también mi abuelo, considerando además que Franco necesitaría militares de carrera y daría una amnistía a los militares republicanos para fortalecer su ejército. Empujado por esta idea,  retornó a España donde fue inmediatamente detenido, juzgado y condenado a tres penas de muerte. Consiguió que Muñoz Grandes declarara a su favor, dado que le había ayudado a pasarse al lado franquista durante la guerra. Esto le valió la conmutación de las penas de muerte por una condena de 18 años. Murió en Madrid en 1960 desposeído de profesión y tras haber pasado su familia muchos apuros económicos en los años de posguerra. Está enterrado en Pamplona (1)

Casadista

Fuente: Eduardo Gómez-Leal Pérez (nieto del coronel Pérez Martínez)

Nota de M.B. 2014.- Aunque hay indicios de que Pérez Martínez había colaborado en el emboscamiento de militares profesionales desafectos, todas las fuentes que citan a este militar expresan su admiración por su bonhomía y profesionalidad.

Alfonso Pérez Mielgo

Mayor de milicias que mandó la 50 brigada mixta en mayo de 1938 en el sector de Guadalajara.

Antonio Pérez Quijano

Mayor de milicias que recibió el mando de la 3ª Brigada Mixta para la ofensiva de la Granja en sustitución de Zulueta Isasi. La brigada participó duramente en la ofensiva de Brunete, donde su 11 batallón perdió posiciones claves de la 10 división. Pérez Quijano fue destituido por este motivo y sustituido por el comandante de carabineros Agustín Colomina.

Jesús Pérez Salas.

Había conspirado contra Primo de Rivera y había sido miembro del Gabinete Militar de Azaña durante algún tiempo. A raíz de la sublevación de 1934 se exilió, regresando a España en 1936. Acompañó a la columna Maciá-Companys y la mandó cuando fue militarizada y se convirtió en la 30 División. En marzo de 1938 fue nombrado subsecretario de la Guerra, pero fue reemplazado al poco tiempo tras la caída de Prieto. Fue nombrado para que formase el XXIV Cuerpo, que no llegó a materializarse. Representaba las opiniones de los oficiales profesionales que estaban en desacuerdo con los aspectos revolucionarios del nuevo Ejército y no perdían ninguna oportunidad de demostrarlo, estableciendo extrañas alianzas con los anarquistas que padecían pareja enfermedad. Ascendió a coronel el 5 de mayo de 1938. Después de la guerra marchó a México.

Nota: Jesús Pérez Salas escribió en el exilio "Guerra en España 1936-1939", donde defiende la aptitud de los militares profesionales republicanos versus los mandos de milicias. El libro es tan injusto como el de Mera, Perea y similares. Pérez Salas no se da cuenta de que Franco  los hubiera barrido del mapa en unos meses si la República hubiera tenido que defenderse exclusivamente con fuerzas de orden público y profesionales, de las que una importante parte tenían escasa motivación para la lucha, motivos que no vamos a juzgar ahora, pero que así eran.

En la foto, en el centro, al frente de la columna Macia-Companys se dirige al frente de Aragón.


Reseña de Cristóbal Zaragoza:

Los Pérez Salas fueron cinco hermanos, todos ellos al servicio de las armas republicanas menos Julio, que hizo la guerra con los nacionalistas. Cuando murió, en Madrid en 1970, era teniente general de Caballería.

José vivía retirado en Barcelona de su empleo de capitán del arma de Artillería cuando se produjo la sublevación en la Ciudad Condal. En julio reingresó con el grado de comandante. Pasó toda la guerra como profesor de la Escuela Popular de Guerra de Cataluña y de la de Artillería en las postrimerías del conflicto.

Manuel fue jefe de estudios de la Escuela Popular de Guerra de Infantería, Caballería e Intendencia. Sólo actuó en los frentes al principio, al mando de una columna, en Teruel, hasta febrero de 1937. Durante los últimos meses estuvo destinado en la Comandancia Militar de Valencia y en la zona interior.

Jesús era en 1933 jefe de policía de Barcelona. De él dice Luis Guarner, que le ayudaba personalmente en su Secretaría, que era hombre desprovisto de toda ambición y que aceptó el cargo sólo por complacer al presidente Maciá, quien deseaba su colaboración para facilitar el traspaso de los servicios de Orden Público, reorganizar las fuerzas de Seguridad y Asalto y seleccionar el personal de policía que iba a prestar servicio en Cataluña. Cuando Companys sucedió en la presidencia de Cataluña al fallecido Maciá, Jesús Pérez Salas dimitió; en febrero de 1934 fue nombrado jefe de los Somatenes Catalanes, al mando de los cuales participó en octubre del 34 en la aventura de la independencia catalana. El 19 de julio de 1936 tuvo ocasión de presenciar las primeras declaraciones de Goded en la Comisaría de Orden Público. Según él, Goded, aterrado por el gentío que pedía a gritos su cabeza, levantó el puño en un momento de pánico. Mandó la columna Maciá-Companys, en la que iba como delegado civil Enrique Canturri, antiguo alcalde de Seo de Urgel. Esta poderosa unidad instaló su primer puesto de mando en Alcañiz, pasando luego a Montalbán, donde había de enlazar con las fuerzas que desde Valencia atacaban Teruel. Estabilizó el frente ante la sierra de Cucalón. En mayo-junio es ya jefe de la 30 división del ejército del Este, al mando del general Pozas. Toma parte en la batalla de Belchite. Durante algún tiempo desempeña el cargo de secretario general del Ministerio de Defensa. Asciende a coronel y es nombrado subsecretario del ejército de Tierra. Organizado el GERO, toma el mando del XVIII Cuerpo de ejército, hasta entonces en reserva. Se exilió y dejó escrita una obra muy poco conocida sobre sus experiencias en la guerra.

(Véase la siguiente reseña para Joaquín)

Joaquín Pérez Salas

Joaquín Pérez Salas y el General Castelló

Joaquín Pérez Salas, con gafas, fotografiado con otros artilleros, antes de la guerra.Hermano del anterior, había conspirado contra Primo de Rivera. En 1936 era comandante de Artillería, y gozaba de buena reputación profesional. Dirigió un grupo que intentó reconquistar Córdoba y posteriormente fue nombrado jefe provisional del Ejército del Sur. Mandó la artillería del Ejército de Maniobras y varios Cuerpos, finalizando la guerra al frente del VIII. Fue nombrado coronel el 5 de mayo de 1938. Ayudó a aplastar la sublevación de marzo de 1939 en Cartagena. Era una personalidad independiente, se negó a llevar las nuevas insignias y protegió a civiles desafectos, pero no apoyó el golpe de Casado en 1939 y fue ejecutado por los nacionalistas.

 

Otras fuentes...

Coronel de Artillería del Ejército de Extremadura donde mandó un Cuerpo, fue igualmente fusilado, a pesar de que un informe nacionalista afirmaba que había protegido a muchas personas de los excesos revolucionarios y persecuciones políticas en la zona que controlaba. Pero tenía un historial previo que le convertía en "indeseable" al haber planeado un levantamiento contra Primo de Rivera en Valencia en 1929, haber estado implicado en la rebelión de Jaca y tener amistad con Azaña.  También se había unido a los leales desde el principio y ya el 20 de julio de 1936 había dirigido una columna miliciana contra Córdoba, de manera que no podía considerársele de modo alguno un "leal geográfico", alguien que había servido a la República por haberse hallado accidentalmente en esa zona. Y además no había contribuido a acelerar el fin de la guerra, pues aplastó la sublevación de los quintacolumnistas de Cartagena el 6 de marzo de 1939. En algunas cosas, era uno de los oficiales más originales del Ejército republicano. Era fuertemente anticomunista y trataba descortésmente a su asesor soviético " Se le tenía por "loco y excéntrico", y tenía fama de haber ideado la frase de "Venceremos a pesar de los comisarios" Se rumoreó, y también era típico de él, que insultó al Comandante diplomado de E M. de su sector.


Reseña de Cristóbal Zaragoza:

Joaquín era teniente coronel de Artillería al empezar la guerra. Había ingresado en la Academia de Segovia y pasó casi toda su vida militar en Valencia, sirviendo en el regimiento de Artillería número 6 de guarnición en aquella plaza; luego, en el parque divisionario. Antonio Cordón, que coincidió con él en Andújar, dice de él que era la encarnación del espíritu artillero, que era republicano y alardeaba de anticomunista. «Había cumplido ya los cincuenta años (cuando se encontraron en Andújar), no era muy fuerte físicamente, era extremadamente miope y estaba continuamente aquejado de fuertes jaquecas. Comía poquísimo; se alimentaba fundamentalmente de café con leche y aspirina, que tomaba en cantidades verdaderamente comerciales.» Entre sus compañeros se hicieron famosas sus rarezas, que Zugazagoitia disculpa, e incluso comprende, dadas las condiciones en que tuvo que combatir en los frentes andaluces. «Afortunadamente —escribe—, el mercurio seguía en nuestras manos, gracias, por segunda vez, al coraje de Pérez Salas, un militar que no era nada más que republicano y que quizá por esta circunstancia, verdaderamente extraordinaria, gozaba fama entre los profesionales de loco y de original. Su locura y originalidad, de haberse generalizado, le hubiera sido a la República de considerable provecho. Consistía la enajenación en cumplir escrupulosamente con el deber, participando con los soldados en las vicisitudes de la campaña, de suerte que en los momentos de apuro los estimulaba con su presencia, les aconsejaba con su experiencia y les encandilaba con la victoria. [... ] Un escrito al presidente, en el que, a la vista de la monstruosa conducta que seguían los mandos en las unidades [...] le notificaba que a él, personalmente, sólo le ilusionaba la esperanza de hacerse matar avanzando al frente de sus hombres, contra el enemigo.» Al inicio de la guerra mandó en Andalucía una columna formada por guardias de Asalto en su mayoría de la guarnición de Jaén. Con esta unidad tomó parte en las operaciones de Córdoba, ciudad que no logró conquistarse por las demoras de Miaja. Más tarde fue destinado a Valencia al frente del 5º regimiento ligero. Entre sus éxitos hay que destacar la victoria alcanzada sobre Queipo en Pozoblanco, el 13 de marzo de 1937, por la que la República pudo mantener en sus manos las tan necesarias minas de Almadén. Según Ramón Salas «es la figura más destacada de los frentes andaluces y aragoneses». Queipo de Llano, por su parte, decía en sus charlas radiofónicas, no sin cierta aviesa intención, que el coronel Joaquín Pérez Salas era un gran militar en el que, además, reconocía su «caballerosidad» en el trato con los prisioneros nacionalistas que le había hecho. En mayo del 37 tiene bajo su mando la XIX división del ejército del Sur, a las órdenes éste del coronel Morales, con el que no se aviene desde el principio. Ya casi al final fue jefe del Ejército de Extremadura. El desenlace lo vivió en Cartagena como jefe de la base naval, de la que tomó posesión entre el 8 y el 9 de marzo; gracias a su energía y decisión, cortó rápidamente las represalias contra los quintacolumnistas sublevados y pacificó la ciudad. No se unió a los casadistas y se negó a seguir las sugerencias de sus subordinados para abandonar España, y fue fusilado al término de la guerra.


Nota de M. Blacksmith:

Joaquín Pérez Salas representa dentro del Ejército Popular a los militares republicano-conservadores que no comprendieron realmente la naturaleza del Ejército Popular. Joaquín Pérez Salas, enfrentado al E.M.C., es decir a Rojo, al que calificaba de "comunistoide", no dejó de crear problemas a la jerarquía del Ejército Popular durante toda la guerra, enfrentándose a Líster, quizá con razón, y a Cordón, que es el militar que más acertadamente le retrata en sus memorias. Joaquín Pérez Salas pensaba que la guerra se estaba perdiendo por culpa de los Comunistas, sus seguidores, y sobre todo por culpa de los Comisarios Políticos. Abogaba por un ejército mandado por profesionales y libre de la injerencia de los políticos. Desgraciadamente no comprendió que esa hora ya había pasado, y que los militares profesionales, salvo las excepciones de todos conocidas, se habían demostrado menos leales pero más incompetentes y desmotivados que la mayoría de los oficiales de milicias que tanto criticaba. Pero además, él mismo también hacía política en el Ejército Popular, llegando la CNT a proponerle en 1938, en sustitución de Rojo, como Jefe del Estado Mayor Central, lo que teniendo en cuenta las características del personaje y la realidad político-militar de ese año, sí que hubiera sido un desastre monumental. Muchos historiadores que se muestran muy críticos con Rojo, por su supuesta obediencia comunista, se muestran, por contra, muy condescendientes con Joaquín Pérez Salas al que elevan a una categoría militar que en realidad no tuvo, pese a algún éxito defensivo en Pozoblanco, donde, por cierto, mantenía un feudo personal, que rayaba en la más pura indisciplina. Sin embargo, los mandos que tuvo, nunca actuaron contra él, lo que pone en contradicción las afirmaciones de su hermano Jesús. A favor del personaje hay que decir que fue de los pocos militares profesionales que no se sublevaron con Casado contra el gobierno. Y es que militares profesionales rebeldes destruyeron la República, y militares profesionales republicano-conservadores le dieron la puntilla. No obstante, los franquistas, en absoluto comunistas, fusilaron a Joaquín Pérez Salas pese a que había salvado la vida de muchos derechistas. ¡Vaya!, el gobierno de Negrín, tan roído por los comunistas, nunca le tocó un pelo y encima le dio puestos militares de importancia de acuerdo a sus supuestas capacidades. Los rebeldes, que en algunas biografías de este militar aparecen meramente como comparsas, le pegaron cuatro tiros sin ninguna piedad. ¡Qué extraña guerra libraron algunos republicanos, contra el gobierno, y bueno, también contra Franco..., pero en los ratos libres!

Si simpatiza usted con el personaje, no deje de visitar este sólido estudio:

http://espanol.geocities.com/joaquinperezsalas/index.html

Lea también este texto.

Manuel Pérez Salas.

Hermano de los anteriores. Teniente coronel de Infantería, con destino en el Regimiento de Otumba 7, con Plana Mayor en Valencia. Actuó junto al Gobierno el 30 de julio en el Regimiento de Guadalajara 13, cuyo mando debía tomar. Fue detenido y poco después liberado por las milicias que ocuparon el cuartel. Dirigió los estudios de una Escuela Popular de Guerra y fue ejecutado después de la guerra.

Vicente Eugenio Pertegaz Martínez

Maestro nacional, escritor, intelectual y poeta nacido en Betera (Valencia) en 1909. Miembro de la FETE (Sindicato de la Enseñanza de UGT) que realizaría trabajos de traductor. Ejerció la docencia en Valencia pero se trasladó a Madrid para estudiar Pedagogía. En el agitado mundo universitario de los primeros años de la República y de la revolución de octubre del 34 hacen que Pertegaz se afiliara al PCE, llegando a ser nombrado para el Comité Central. En 1935 publica su volumen de poemas "Entre luna y acequias" Al estallido de la rebelión militar se encontraba en Francia, donde llevaba casi un años, en concreto en la Escuela Normal de Carcassone como lector de español. Regresó a España y se inscribió en el Quinto Regimiento de Milicias Populares y mandó unidades con el grado de mayor de milicias y fue comisario político de otras. Era redactor del periódico miliciano Avance que primero fue órgano de la Columna Mangada y luego de la 32 brigada mixta donde se militarizó esta columna.

Tuvo el mando de la 99 Brigada Mixta en septiembre de 1937 durante un breve periodo de tiempo. Finalmente en marzo de 1938 se le encargó el mando de la 9 división del III Cuerpo del Ejército del Centro con Cuartel general en Aranjuez. Un año después, a primeros de marzo de 1939, viendo venir la asonada de Casado y fingiendo una enfermedad dejó la división para preparar una operación para hacerse cargo de un posible Estado Mayor de las tropas leales al gobierno. Se sabe que pudo exiliarse tempranamente a la Unión Soviética con un grupo de intelectuales españoles, llegando a Leningrado en mayo de 1939. Trabajó en el Instituto de Idiomas de Moscú y como traductor en la empresa soviética Sovexportfilm de export-import de películas. Pertenecía al círculo de intelectuales y artistas españoles en Rusia, Como Cesar M. Arconada, el escultor Alberto Sánchez Pérez, Ángel Herráiz, José Vento Molina, Isabel Vicente Esteban o Augusto Vidal. Jubilado en 1969, no regresó a España hasta 1984 quedándose definitivamente hasta su muerte en 2002.

José Pieltain Manso

Medico militar que pertenecía a la Falange clandestina madrileña en cuyo domicilio se fraguó parte de la conspiración de la Quinta columna y del SIPM, en el golpe de Casado. Al final de la guerra los franquistas le abrieron expediente de rutina y fue indultado (1).

Quintacolumnista

(1) Lo que no sabemos es que le pasó con la Ley Varela de 1940, auténtica purga de todos aquellos que, a) que siendo masones o liberales combatieron con los franquistas durante la guerra, b) que siendo partidarios secretamente de los rebeldes sirvieron con los republicanos pero colaboraban o formaban parte de la quinta columna y al final de la guerra fueron procesados de oficio e indultados y reincorporados. Vamos, que el flamante ministro del Ejército, Varela, con su ley del 12 de diciembre de 1940, dejó el ejército sólo con los pata negra de primera hora, los africanistas, los de la UME, y los alféreces provisionales, la nueva cantera de militares recién llegados, hechos en la guerra, profundamente extraños a las tradiciones del Ejército Español, pero profundamente franquistas.

Rosendo Piñeiroa Plaza

Militar profesional nacido en 1903 con servicios en África que fue ascendido a capitán por méritos de guerra con fuerzas de Regulares pero que se pasó al Cuerpo de Seguridad y era capitán de la Guardia de Asalto en Madrid al inicio de la Guerra Civil. Se mantuvo fiel al gobierno, participando en la defensa de Madrid donde fue jefe de E.M. de la recién constituida 8 División. Ascendido a mayor en octubre de 1936. Pasó luego a Barcelona participando en los combates urbanos de mayo de 1937. Luchó también en Belchite y operaciones subsiguientes. En 1938 tras la reorganización de Zugazagoitia, Ministro de Gobernación con Negrín, mandaba como teniente coronel la 4 Brigada de la Guardia de Asalto con los grupos 5, 6 y 8 de Madrid. Amigo de Casado, le apoyó en su golpe, embarcando para Inglaterra en el HMS Galatea en Gandia.  Fue voluntario con los Fusileros de Marina franceses en África a principios de 1942 formando parte de las Fuerzas Francesas Libres (FFL) donde fue nombrado teniente de navío.

Casadista

Miguel Porres Anto

El soldado MIGUEL PORRES ANTO, fué destinado al EJERCITO del ESTE, XII CUERPO de EJERCITO, 44ª DIVISION, 145 BRIGADA MIXTA, 1º BATALLON, 4ª COMPAÑIA, combatiendo en el Frente de Mediana de Aragón, (Teruel), donde fue muerto en los últimos días del mes de Febrero de 1.938. Desconocemos donde reposan sus restos. Era natural de TORTOSA (Tarragona), hijo de Miguel y de Cinta, de profesión bancario, en el desaparecido BANCO de TORTOSA. Es nuestro deseo se incluya esta pequeña reseña en su web.

 

Fuente: Jorge PORRES, sobrino carnal del soldado.

Antonia Portero

Miembro de las JSU y voluntaria en del Quinto Regimiento desde la primera hora. Veterana de la Sierra y  de varias unidades y Delegada Política en la Compañía de Ametralladoras del 36 Batallón de la 9ª Brigada Mixta de la 11 División, y que en Guadalajara combatió en la División reforzada "Lister" y que cayó en combate el día 13 de marzo de 1937 frente a Trijueque cuando su división asaltó este pueblo alcarreño. Tenía 18 años. (1) Un grupo madrileño del Socorro Rojo Internacional llevaba su nombre.

 

 

(1) Era la única delegada política en la 11 División, aunque había más mujeres voluntarias luchando en el Ejército Popular pese a la ordenanza que el Ministro de Defensa nacional, Prieto, redacto para retirar a las mujere4s soldado de la primera línea debido a las quejas por los brutales tratos que recibian de los franquistas cuando caían prisioneras. El ejemplo de Lina Odena que se suicidó antes de caer en manos de un grupo los falangistas granadinos pues sabía que iba a ser violada en grupo. Así era de crudo para las mujeres servir en el Ejercito Popular. AUnque ni en Badajoz, ni en Toledo, ni en Asturias, ni en Lérida, ni en los pueblos de Madrid la mayoría de los centenares de mujeres violadas no pertenecían al Ejercito Popular.

 

Sebastián Pozas Perea

(1876-1946). General de brigada, procedente del Arma de Caballería, que hizo una brillante carrera militar en Marruecos, donde ganó una Medalla Militar Individual. En febrero de 1936, al producirse el triunfo electoral del Frente Popular, fue requerido por el general Franco, en aquellos momentos jefe del Estado Mayor Central del Ejército—«y en realidad dueño del Ministerio de la Guerra por nulidad del ministro», según Manuel Azaña (Memorias políticas y de guerra, Ed. Crítica, Barcelona, 1978)—, para que desde su puesto de inspector general de la Guardia Civil presionara al jefe del Gobierno, Manuel Portela Valladares, y se declarase el estado de guerra en todo el territorio nacional, pero no accedió a tal requerimiento y optó por acatar el resultado salido de las urnas. Al estallar la guerra civil permaneció fiel al Gobierno legítimo de la República, exhortando a las fuerzas a sus órdenes a que cumpliesen «con absoluta lealtad el precepto reglamentario de permanecer fieles a su deber por el honor de la Institución», y mostrándose partidario, en los primeros días del conflicto, de que se distribuyesen armas entre los afiliados a los partidos políticos y a las organizaciones sindicales, a fin de hacer frente a los militares sublevados. Nombrado ministro de la Gobernación el 19 de julio de 1936 —en un gabinete presidido por José Giral—, retuvo, no obstante, el mando directo sobre la Guardia Civil, en cuyo cuerpo introdujo una serie de reformas, entre ellas la de cambiar su nombre por el de Guardia Nacional Republicana, resultando, en cambio, inoperante su labor al frente de dicho departamento ministerial. En noviembre del mismo año, con Francisco Largo Caballero en la presidencia del Gobierno, pasó a mandar el Ejército del Centro, desarrollando un importante papel en la defensa de Madrid, a pesar de que, al menos en sus comienzos, albergase pocas esperanzas de obtener algún éxito en tal operación. A lo largo de la contienda intervino en numerosas acciones bélicas, Jarama, Belchite, Guadalajara, Teruel, etc., así como en los sucesos de mayo de 1937 acaecidos en Barcelona.

Pozas hizo crisis en varias importantes ocasiones, la primera cuando el ladino Miaja le quitó todo el sector de la batalla del Jarama donde las fuerzas de Pozas habían combatido con vigor, pero Miaja, técnicamente su subordinado, no le había ayudado un pimiento. Una vez que Miaja y Rojo se hicieron cargo del sector los refuerzos fluyeron al Jarama. Eso hubo de sentar a Pozas como un tiro y de hecho se dio de baja por enfermedad.

La segunda fue cuando en la ofensiva de Huesca, Pozas mandaba el recién formado ejercito del Este (mayo de 1937) y con la ayuda de la XII Brigada Internacional de Lukacs (al que sustituyo Kleber, tras su muerte) y las fuerzas catalanas de Guillermo de la Peña Cusi se planteó la acción. La ofensiva estuvo muy mal ejecutada, las tropas catalanas estaban muy poco motivadas pues acaban de salir del shock de los sucesos de mayo. No había artillería ni tanques suficientes para garantizar un ataque decisivo y Pozas no supo encuadrar esta mezcla de fuerzas e ideologías en combate pues era un general tradicional que no comprendía las realidades de Ejercito Popular, como muy bien señala Lister. Además, Huesca era un hueso duro de roer, Militares rebeldes que sospechan lo que les espera si se rinden, falangistas aún más conscientes de este destino si flaquean y soldaditos de leva muy bien administrados por su mandos. Lo típico en un reducto rebelde que además contaba con la confianza y el ojo avizor del mando franquista. Como para flaquear. El caso es que en la ficha mental del Ministro de Defensa Nacional, Prieto, Pozas se ganó una aspa negra.

Con la batalla de Belchite, a Pozas le tocó dirigir la ofensiva contra Zaragoza, otro hueso duro de roer con enclaves rebeldes dispuestos a todo. Además, estaba el V Cuerpo la mejor tropa del Ejército Popular pero con unos mandos que se atrevían a desobedecer a cualquiera que no fuera Rojo o el Partido. Las fuerzas en presencia no tuvieron chance estratégica y se entretuvieron, como ya lo habían hecho en Brunete, con objetivos menores, pero que impedían sus movimientos. Esto es Quinto y Belchite. Que es todo lo que se pudo tomar. El derroche de fuerzas y recursos no compensó en absoluto y pese a que parte de la culpa no era de Pozas, le tocó pagar el pato. El propio ministro con su habitual mala leche le mandó un telegrama a Pozas donde le reprochaba el uso de tantos recursos para tomar unos pueblecitos. El azul papelito también le sentó como un tiro a Pozas. Y otra aspa negra.

Tras Teruel se produjo la ofensiva de primavera franquista en Aragón. El Ejército del Este seguía sin tener un mando apropiado. Pozas es incapaz de motivar a su Ejército. Estas tropas catalanas son mayoritariamente anarquistas, llevan meses y meses en las trincheras y están muy desmoralizadas por los sucesos de mayo y por la propaganda de sus líderes políticos que día a día les martillean con la larga lista de agravios comunistas de los que la mayoría son bulos y exageraciones como han demostrado los historiadores. Pero ese es su estado de ánimo. El Ejército del Este no resiste la avalancha fascista, no constituye núcleos de resistencia como hace el Ejército del Ebro para retrasar el avance y sufre desbandadas que lo debilitan. Prieto decide relevar a Pozas a finales de marzo del 38 y sustituirle por el teniente coronel Perea que se pone a la tarea de revitalizar el Ejercito del Este. Pozas marchó a un cargo burocrático. Al final de la guerra en Cataluña se le ordena resistir en Gerona nombrándole comandante militar de la plaza. Días después de la de Figueras. Finalmente Pozas cruzó la frontera y se exilió a Méjico.

Pozas no era ningún pusilánime, y mucho menos mal militar, se trata de un profesional del ejército español de la época que no comprendió ni supo acercarse a los soldados del Ejército Popular, cosa que si hicieron Miaja, por ejemplo, o Menéndez, o el propio Perea, que pese a ser todos profesionales anticomunistas, entendieron  como manejar unas tropas que se iniciaron con formaciones de voluntarios altamente politizados, civiles antimilitaristas en armas que se fueron diluyendo como agua en azúcar y fueron sustituidos por personal de reemplazo mucho menos afecto a la II República pero que bien dirigido luchó valientemente. Tal como demostraron el Ejército del Ebro de Modesto y el de Levante de Menéndez en Valencia. Y además y para terminar, Pozas no tenía el respaldo de ningún partido, pese a que le acusaron de haber pedido el carné del PCE, como se decía de Miaja que los tenía todos.

Adolfo Prada Vaquero

Retirado del ejército por la ley de Azaña en 1931, con la graduación de capitán de Infantería. Dirigía en Toledo una academia de preparación para la entrada en la academia de Infantería. Un poco como la academia PROA en Zaragoza en la actualidad. Se reintegró voluntario el 10 de octubre de 1936. Vicente Rojo le dio toda su confianza y se lo trajo para el frente madrileño, mandando diversos sectores del frente de Madrid, siendo uno de los artífices de la exitosa resistencia. Mandó después la 7 División y el VI Cuerpo, asumiendo después el mando del XIV Cuerpo en el Norte a petición de Prieto, muy a su pesar, aunque obedeció la orden con toda naturalidad. Lo que Prada encontró en el frente Norte, Santander y Asturias, pues Euskadi ya estaba perdida a su llegada, le desmoralizó completamente, al comprender que el abandonado Norte, clave de la balanza militar, no era capaz de ofrecer una resistencia militar unificada, racional y sobre todo bajo mando militar. Primaba el provincianismo, o como decía Azaña, el aldeanismo. Todos querían ser repúblicas soberanas mientras la situación militar era desastrosa. A raíz de la caída de Santander, el Consejo de Asturias le nombró comandante en jefe del Norte, permaneciendo en tal puesto hasta la caída de Gijón en octubre de 1937, consiguiendo escapar a Francia en un torpedero, prácticamente de los últimos. Sus últimas órdenes fueron para la destrucción de todo material militar susceptible de ser utilizado por el enemigo y garantías para los presos derechistas. Un aeroplano le traslado a la zona republicana.

El informe que redactó para el ministro de Defensa Nacional, Prieto, era demoledor y por ello ni solicitó ni se le ofrecieron mandos de combate. Mandó durante breve tiempo el Ejército de Andalucía y fue gobernador militar de Murcia antes de ser nombrado al frente del Ejército de Extremadura que ejerció desde finales de 1937 hasta marzo de 1938. Buen militar profesional, curtido en el pacto político que había permitido la defensa de Madrid y la constitución del disciplinado Ejército del Centro, este mando le terminó de desquiciar, pues se negaba a asumir la realidad militar y política del Ejército Popular en Extremadura, que siendo un frente relativamente tranquilo, la retaguardia política estaba continuamente presente en las trincheras, con ingerencias que Prada era incapaz de soportar pero contra las que nada podía hacer. EL PCE, con el que tan buenas relaciones había mantenido en el frente de Madrid, era aquí la bestia negra de Prada, que se dejó llevar por la desmoralización y el derrotismo. Se le ofreció un destino burocrático, de subinspector de Enseñanza e Instrucción Militar en el Grupo de Ejércitos. El coronel Casado le llamó a Madrid en marzo de 1939 para encargarle el Ejército del Centro, plaza vacante pues Casado asumió la consejería de Guerra del Consejo de Defensa. Desde este puesto, Prada tuvo su pequeña venganza contra los comunistas a los que combatió y reprimió sin piedad. El 28 de Marzo, con los miembros del Consejo en fuga, Prada rindió Madrid. Esta acción fue filmada. Y es patética. Prada había preparado al detalle este acto, en la ingenuidad, (había creído las promesas de Casado), de que era prácticamente un nuevo "abrazo de Vergara". El coronel Losas jefe de las 16 División franquista les recibió de forma inapropiada, vestido con una chilaba marroquí, les saludo incorrectamente, y les trato con tal arrogancia, que el mundo se les vino abajo, a Prada y a sus acompañantes, el teniente coronel García Viñals, el comandante médico Diego Medina Garijo y el capitán de Estado Mayor Urzaiz Guzman. Medina Garijo, era jefe de la Quinta columna madrileña, pero aún así no debió sentirse muy cómodo. Unos minutos después fue detenido Prada y los dos hijos que le acompañaban (1), metido en un camión militar descubierto y conducido a la cárcel, mientras Madrid era tomado por los quintacolumnistas y otros desafectos, entre insultos y abucheos a las columnas de presos republicanos, Prada incluido.

Ángel Bahamonde en su libro "Madrid 1939. La conjura del Coronel Casado", hace una reflexión sobre el personaje que no nos resistimos a incluir "... Prada resume la personalidad de un militar republicano cuya lealtad, y los parámetros que la informaban, entraron en conflicto sin solución con la naturaleza de la guerra, contemplada desde el lado republicano, y la secuencia de derrotas. Se sintió frustrado desde la campaña del Norte, y conscientemente puso en marcha los mecanismos de compensación psicológica. Transfirió al partido comunista la culpabilidad de la derrota, como producto al servicio de un poder extranjero, y halló en el discurso casadista la reparación del mal." La reseña es del todo paradigmática del comportamiento de decenas de militares profesionales, que en vez de examinar su compromiso con la II República, prefirieron adoptar la fácil excusa exculpatoria, por cierto usada por igual por militares profesionales que por líderes anarquistas y socialistas. Fue condenado a muerte, y como tenía avales de militares desafectos y civiles derechistas que había protegido durante la guerra, le fue conmutada la pena a 30 años y un día. Salió en libertad vigilada en 1945. Falleció en 1962.

Fuente parcial: "Madrid 1939. La conjura del coronel Casado". Ángel Bahamonde. Ediciones Cátedra. Madrid 2014

La rendición de Prada, el 28 de Marzo de 1939 en las trincheras del Hospital Clínico.

Nota de M.B.-

(1) Adolfo Prada tenía dos hijos varones, Adolfo y Eduardo con 21 y 19 años el 18 de julio. Cuando el mayor fue llamado a filas en marzo de 1937, su padre se lo llevó con él a la 7 división que mandaba y le enchufó en su E.M. como teniente eventual, un enjuague pistonudo. Además, Prada mandó a su hijo mayor a puestos aún mejores siempre que pudo. El hijo menor, por los motivos que fueren, servía en una unidad miliciana en el frente de Usera con el grado de teniente y como uno más. Cuando su padre fue nombrado Jefe del Frente Norte, los dos hijos le siguieron como ayudantes. Hay relatos que afirman que sólo fue con él el mayor. Hay una historia de denuncias que Prada y sus hijos hicieron sobre acciones criminales de la policía de retaguardia en Gijón y que trasladaron primero a Belarmino Tomas que ninguneaba todo lo que podía a Prada desde su Consejo Soberano, "El Gobiernín", de la misma manera que Aguirre ninguneó a Llano de la Encomienda en Bilbao. Como en Asturias nadie les hizo caso, Prada y sus hijos acudieron a Prieto mediante un viajero que volvía para Madrid. Una ingenuidad, pues ciertas, falsas o incluso exageradas las denuncias, Prieto era intimo de Belarmino y pese a su cabreo por el montaje del Consejo Soberano, no iba a mover un dedo para averiguar nada sobre muchachas hermosas violadas por milicianos de retaguardia en funciones de policía en el final apocalíptico de Gijón, con una verosimilitud muy escasa pues ya había que estar loco para meterse a esas faenas criminales a semanas para la entrada en Gijón de los rebeldes. De haber pasado algo así serían delincuentes metidos a falsos vigilantes de retaguardia para cometer toda clase de desmanes, como ya pasó en Madrid. El caso es que Prada y sus hijos regresaron a Madrid y además de desmoralización traían en sus magines una idea muy, pero que muy mala de las autoridades civiles republicanas y en especial de los comunistas, malos muy malos. Cuando al final de la guerra, Prada y sus hijos fueron detenidos, los avales derechistas llovieron, para el Padre y sobre todo para los hijos, de personas con influencia en el "regimen". Se trataba de unos buenos chicos que habían seguido a su padre por disciplina pero políticamente contrarios a los marxistas. El Tribunal no quería soltar la presa pero por las presiones los absolvió, pero metió una mina retardada en la sentencia al obligarlos a cumplir el Servicio Militar en un batallón disciplinario. Así que los hijos de Prada penaron por su pasado republicano. En el franquismo de posguerra parece que se hicieron más republicanos y que, uno al menos fue detenido en relación con la conjura descafeinada del general Aranda, que quería ser califa en lugar del califa y hasta llamó a Cipriano Mera a ver si lo engañaba. ¡Qué cosas!


Otras reseñas de interés (Auñamendi Eusko Entziklopedia):

Ingresó en las aulas militares a los 15 años y en 1911 era capitán de Caballería en la reserva. Durante la República pidió su retiro acogiéndose a la Ley Azaña pero al estallar la guerra civil, se reincorporó al servicio activo, permaneciendo fiel al Gobierno Republicano. Simpatizante en un principio de los comunistas, tomó parte en la defensa de Madrid y, posteriormente, en la campaña de Santander donde fue ascendido a coronel. El 21 de junio de 1937, dos días después de la caída de Bilbao, el general Gamir Ulíbarri era nombrado Jefe del Ejército del Norte, sustituyéndole al mando del Cuerpo de Ejército Vasco, puesto que ocupaba hasta el momento, el coronel Vidal Munárriz. Algo después, el 28 de julio, éste era sustituido a su vez por el coronel Adolfo Prada que pasaba así a mandar el Cuerpo de Ejército Vasco. El 6 de agosto, el General Gamir, dictaba una orden por la que se reorganizaba el Ejército del Norte, que quedaba estructurado en cuatro Cuerpos de Ejército: el XIV, antiguo I o de Euzkadi; el XV, anteriormente II o de Santander, y los XVI y XVII, creados en base al primitivo de Asturias o III. El XIV Cuerpo de Ejército, es decir, el vasco, quedó al mando de Prada, con el comandante Ernesto de la Fuente como Jefe de Estado Mayor, estando constituido por las Divisiones 48, 49, 50 y 51 (antiguas 1.º, 2.º, 3.º y 4.º). Prada participó en la retirada de Santander que culminó con la caída de esta ciudad. Ante esta derrota, el Consejo Provincial de Asturias se autoproclamó "Consejo Soberano de Asturias y León" y una de las primeras cosas que hizo fue sustituir al general Gamir Ulíbarri -a quien se culpaba de la pérdida de Santander- por el coronel Prada, el cual nombró Jefe de Estado Mayor al Capitán Ciutat, comunista, intentando reorganizar y reagrupar lo que quedaba del Ejército del Norte. Del Cuerpo de Ejército Vasco -el XIV- mandado hasta ese momento por el mismo Prada según se ha dicho, sólo quedan las Divisiones 50 y 48 ya que las restantes se han rendido en Santoña. A pesar de todo se lleva a cabo la reorganización de este Cuerpo de Ejército con el resto de las Divisiones anteriores y algunas tropas de refresco, contando a partir de este momento con dos únicas Divisiones, la "A" y la "B", al mando del teniente coronel Francisco Galán. Prada intentó parar las ofensivas franquistas pero nada pudo hacer al final. Después de la huída del "Consejo Soberano" logra escapar de la represión saliendo en el último momento en un avión desde Gijón y poniéndose de nuevo a disposición del Gobierno republicano. En el "Informe" que realiza sobre su actuación al mando del Ejército Republicano en el Norte, señala que: "La lucha en el Norte ha sido una agonía prolongada en un esfuerzo que, por lo desigual, cabe calificar justamente de heroico; más de 100.000 heridos y cerca de 30.000 muertos es un balance ejemplar en un Ejército que llegó a contar con 70.000 infantes en el momento de su apogeo, cuando la movilización general de Euzkadi". Posteriormente, Prada es designado Jefe del Ejército Republicano de Andalucía alejándose ya de los comunistas con los que había colaborado activamente en el Norte y, por último, del Ejército del Centro, donde, bajo las órdenes de Segismundo Casado, participa en la entrega de la capital de España a los franquistas. Hecho prisionero al final de la guerra, es juzgado y condenado, saliendo en libertad algunos años después, incorporándose a la vida política clandestina, formando parte de la A.F.A.R.E. (Agrupación de Fuerzas Armadas Republicanas Españolas). Falleció en Madrid cuando estaba próximo a cumplir los ochenta años

 

Artemio Precioso Ugarte

Era hijo del conocido escritor y periodista Artemio Precioso.  Los estudios de enseñanza media los realiza en Madrid, París, San Sebastián, Hellín y Toledo. Cuando comienza la guerra civil trabajaba en Madrid corno empleado Y estudiaba el tercer curso de la carrera de Derecho. Desde 1936 militó en la Juventud Socialista Unificada y en el Partido Comunista. El primer día de la guerra se incorpora voluntario a las milicias ferroviarias, después al Batallón Aida Lafuente, de la Columna Mangada (frentes de Navalperal de Pinares y de Talavera), que a finales de 1936 se integra en la 34 Brigada Mixta (frente de El Escorial). Siendo capitán pasa como jefe de operaciones, y después como jefe de Estado Mayor, a la 3ª División que mandaba Manuel Tagueña (frente de El Escorial). A mediados de 1937 es trasladado a la 30 Brigada Mixta, como jefe del Batallón 119 (frente de Guadarrama). A comienzos de 1938, con el grado de mayor, es nombrado jefe de un batallón de la 206 Brigada Mixta. La brigada se había formado en Madrid, en mayo de 1938, como siempre a estas alturas de la guerra, con personal bisoño y con algunos veteranos muy curtidos. Esta brigada se fogueó de lo lindo repeliendo la ofensiva rebelde sobre Valdesequillo. Después de la batalla de Valdesequillo, el mayor Antonio Sempere, su comandante, pasó al Estado Mayor de la 10 División, y fue sustituido en el mando de la Brigada por Artemio Precioso y la unidad enviada a la retaguardia, concretamente a Valencia, para su reconstrucción, sin retornar al frente de Levante, donde oficiaba su división, al mando desde marzo del 38 de Víctor de Frutos. A principios de marzo de 1939 y coincidiendo con al sublevación pro-franquista de Cartagena, Precioso recibió órdenes de reducir la rebelión de Cartagena y sobre todo controlar la Base Naval, para ello se adelantó a su tropa y entró en la ciudad, donde fue hecho prisionero por los rebeldes. Visto el panorama de traición y derrotismo que imperaba en la ciudad, Precioso consiguió huir, tomar contacto con sus fuerzas y con un escuadrón de tanques de la base de tanques de Archena, que habían sido enviados en su ayuda desalojó a los rebeldes de todas las instalaciones de Cartagena en día y medio. En realidad, los rebeldes eran militares emboscados en la comandancia exenta de Cartagena, que querían hacer méritos de última hora, más quintacolumnistas y falangistas de poca experiencia bélica. Desgraciadamente, la flota desertó cuando más falta hacía y Casado dio su golpe para rematar a la pobre República. Precioso se mantuvo firme en la ciudad, las baterías controladas por la 206  hundieron un transporte de tropas franquistas, el Castillo de Olite, que venía en ayuda de los rebeldes, pero que al no tener radio no se había enterado del vuelco en la ciudad. Hubo gran mortandad de soldaditos de Franco y se atendió dignamente a los náufragos supervivientes. Precioso se enteró al interrogar a los soldados rescatados del mar, que en el barco venían un tribunal militar listo para actuar. Y se imaginó la suerte propia y la de los mandos de la Brigada. Estando enterado por Claudín, llegado en los primeros días de la rebelión de Cartagena, del golpe Casadista y de su éxito, recibió instrucciones de tomar el aeródromo de Totana, la escuela de polimotores de la Región Aérea, para poder dar salida a dirigentes comunistas e internacionales que llegarían rápidamente a la ciudad tras el triunfo de Casado en todo el territorio leal. La disyuntiva era quién los fusilaba primero, si el traidor Casado o los franquistas que venían detrás. Precioso seleccionó un grupo de asalto entre sus hombres, se despidió de su brigada y asaltó la base sin ningún riesgo. Los aviones eran tipo Dragón Rapide, donde los alumnos pilotos realizaban sus prácticas. En tres aviones, dos de ellos pilotados por profesores y el tercero por un inexperto alumno, partieron para el Norte de África, Oran concretamente. Tras el aparatoso aterrizaje del avión de Precioso, los españoles fueron internados en un campo de concentración de la Argelia francesa, pero en mayo de 1939 fueron reclamados por la URSS. Ya en la Unión Soviética inició cursos en la academia militar Frunze y junto con otros militares republicanos españoles, pasaron a la plantilla de profesores de la citada academia. Siguiendo el mismo destino de muchos compañeros ex-militares del Ejército Popular, pasó a la Yugoslavia de Tito en 1946 como consejeros militares, donde fueron tratados con gran afectuosidad (el ejército de Tito estaba lleno de ex-brigadistas yugoslavos). A finales de 1948 se traslada a Checoslovaquia que tenía un ambiente menos autoritario. Allí terminó sus estudios, se doctora en Ciencias Económicas alcanzando la cátedra de Macroeconomía en la facultad de Praga. Regresa a España en 1961 y aunque no milita especialmente en ningún partido es detenido por la policía franquista varias veces. Precioso funda varias empresas de import-export para ganarse la vida, pero sus ideas de madurez, tras las experiencias vividas y los conocimientos adquiridos, le llevan al ecologismo. En los años setenta, fundó el Centro de Estudios Socioecológicos para educar a jóvenes estudiosos en Economía medioambiental y fue Secretario general de Greenpeace España y su presidente honorario desde 2004. Tiene el Premio Nacional Extraordinario de Medio Ambiente. Ha escrito numerosos estudios sobre Ecología y Economía.

Lea el relato de Artemio Precioso sobre estos hechos.

 

 

Artemio Precioso, padre.

Ricardo de la Puente Baamonde

Comandante de Ingenieros y aviador militar. Era primo carnal del general Franco, aunque escribían de distinta manera el apellido materno. Jefe de las Fuerzas Aéreas de África. En la tarde del 17 de julio se niega a aceptar el ultimátum que le formula el coronel Sáenz de Buruaga y resiste con las armas en el Aeródromo de Sania Ramel. En la madrugada del día 18 se rinde con las fuerzas a su mando y poco después es detenido y fusilado con conocimiento de Franco que no se atrevió a indultarlo para no quedar como débil con los africanistas. Es lo malo que tiene levantarse en armas contra el gobierno legal, que se desenvainan las espadas y se manchan de sangre, que la gente sufre calamidades e infortunio y el país se hunde en la barbarie y el atraso secular. Y eso, los militares, cuya obligación es defender el Estado y la famosa Patria.

 

Antonio Puig Petrolani

Nacido en 1896. Capitán de infantería. Aparece en el álbum de la promoción de 1914 de la Academia de Infantería de Toledo. Era masón y republicano y participó en la asonada de Cuatro Vientos del 15 de diciembre de 1930 junto con Ramón Franco. A la rebelión militar era jefe de la 5º Compañía del Cuerpo de Seguridad y  Asalto en Madrid. Tuvo mando en las fuerzas de Asalto en el frente de Guadarrama. Y posteriormente fue ascendido a teniente coronel y nombrado subinspector general del Cuerpo de Seguridad. Marchó a Barcelona con el gobierno y al fin de la guerra en Cataluña pasó a Francia. No marchó a Sudamérica como se ha dicho sino que permaneció en Francia. Con la invasión nazi fue detenido por la Gestapo junto con otros muchos republicanos sin que Puig Petrolani fuera entregado a los franquistas en 1942 e ingresado en el campo de Mauthausen en 1943 donde falleció

  

Ildefonso Puigdengolas Ponce de León

Nacido en Figueras (Gerona) en 1876. Emprendió muy joven la carrera militar por su condición de huérfano de militar. De su padre heredó sus ideas liberales. Quiso participar como voluntario en la guerra de Cuba a la que marchó sin avisar a la familia ni a la academia de Infantería donde había ingresado en 1892. De vueltas a la península participó en la guerra del Rif de 1909. Parece que era un hombre de fuerte carácter y que durante el final de la monarquía mantuvo duras polémicas que algunos aseguran terminaron en duelos al estilo militar. Independientemente de que esto sea cierto, tuvo mandos en el recién creado Cuerpo de Seguridad y Asalto de la II República, y siendo jefe del Cuerpo de Seguridad en Sevilla participó activamente en el fracaso de la Sanjurjada, donde curiosamente fue apresado por los golpistas. Esto le marcó profundamente entre sus compañeros, por lo que Puigdengolas decidió afiliarse a la UMRA, uniendo su destino al de los oficiales republicanos militantes. Teniendo la confianza del gobierno fue ascendido en 1932 a Coronel.

En mayo de 1936 solicitó el pase a la reserva perdiendo su puesto en el Cuerpo de Seguridad. En julio de 1936 se encontraba en Madrid en condición de disponible a la espera de sus trámites para la reserva. Rápidamente y quizá por llamada de Saravia, se hizo cargo del mando militar de una columna de milicianos anarquistas (la columna de Ventas) que con fuerzas regulares partió para Alcalá de Henares. Allí se las hubo de componer con varios intentos de fusilamiento de militares rebeldes rendidos, algunos de los cuales no pudo evitar y fue su primer encontronazo con milicianos indisciplinados que le plantaron cara. Pero Puigdengolas tenía mucho cuajo para dejarse amilanar y mantuvo el orden. Seguidamente la columna engrosada con mas milicianos entre los que se encuentra Cipriano Mera (1) se dirige a Guadalajara donde casi mil golpistas entre militares y falangistas se han atrincherado. De nuevo se producen fusilamientos que a los mandos les resulta muy difícil detener, dado que aparecen oficiales leales maltratados e incluso fusilados por los rebeldes de Ortiz de Zarate.

Ante el avance rebelde en el Sur, Puigdengolas es nombrado el día 25 de julio para mandar la Segunda Brigada de Infantería con guarnición en Badajoz. Nuestro personaje trató de organizar primero la defensa de la capital, afianzar las lealtades de las fuerzas de Órden Público, tan ubicuas políticamente en esa ciudad. Una vez que cree que la plaza esta moderadamente segura, emprende la organización del sector y el reparto de las armas para defender las poblaciones cercanas. Pero cuando Puigdengolas sale de Badajoz a primeros de agosto con una columna en misión de reconocimiento y apoyo de las tropas republicanas en el Sur, rápidamente la Guardia Civil y parte de las fuerzas de orden público de la ciudad se rebelaron. Retornado de urgencia consigue revertir la situación con el apoyo de milicias provenientes de pueblos cercanos, aun así fue detenido por los rebeldes durante algunas horas hasta que los leales le rescataron. Desarma y encierra a la Guardia Civil desleales. Arma a las fuerzas milicianas en la medida de lo posible pero pierde muchos efectivos a los pocos días, pues los milicianos regresan a sus localidades de origen. Le quedan a Puigdengolas pocos efectivos, una centena de soldados, varias unidades de carabineros y guardias de asalto, unos poco Guardias civiles leales y las milicias de la ciudad, no llegan a mil hombres. En realidad se dispone de más fusiles que tropa. Hay escasez de ametralladoras y unos pocos morteros, las municiones también escasas. Apremiado por el avance rebelde en el sector, envía 120 milicianos a Mérida, y varias secciones a otros pueblos. La guarnición queda bastante escueta, un poco más de 500 hombres y bastantes de ellos de escaso valor y lealtad. Entrado ya agosto, los rebeldes se aproximan y Puigdengolas es herido en un brazo por metralla de un avión enemigo. El día 13 los rebeldes toman posiciones para el ataque, las manda Yagüe, un carnicero. El día 14 se completa el ataque de los legionarios en dirección a la muralla de la ciudad, mientras otra columna rebelde que ha pasado la frontera portuguesa con la connivencia de las autoridades portuguesas ataca la ciudad por la retaguardia. Las milicias flaquean y las fuerzas regulares también. Los supervivientes tratan de escapar hacia Portugal y Puigdengolas lo consigue junto con otros leales. Las fuerzas rebeldes, básicamente regulares, legionarios y falangistas, escoria de la humanidad, saquean la ciudad y asesinan a todo bicho viviente sospechoso de rojo. Se dice que desnudaban el hombrod e los hombres y mujeres que detenían y se tenía el moraton que produce el retroceso del pesado mauser español, lo fusilaban en el acto, previa lluvia de culatazos e indignas humillaciones. Si no era el caso, lo normal es que les robaran todo y si era mujer y se demostraba roja fuera sexualmente maltratada. Así hasta mas de dos mil asesinados estudiados, pero a lo largo de los varios días que duró el saco y las referencias que dieron los periodistas, muchos de ellos en absoluto simpatizantes de la República, la cifra de asesinados puede acercarse a los cuatro mil.

 Los portugueses retienen a Puigdengolas y los suyos en un cuartel en Elvas y posteriormente en Lisboa hasta que en octubre de 1936 los que manifiestan su deseo de regresar a la zona republicana son embarcados en el vapor Nyassa y trasladados a cataluña y tras varias peripecias desembarcan en Tarragona donde la familia de Puigdengolas que vivía en Gerona le espera con ansiedad. Es el 13 de octubre. Nuestro personaje parte al poco para Madrid para ofrecer su informe a Ministerio y del buen hacer de Puigdengolas da cuenta el que fue nombrado para mandar el sector de Illescas, que deja Ramiro Otal Navascués en completo desorden. Puigdengolas participa en la acción de Seseña donde los tanques rusos le zurraron la badana a los rebeldes, aunque la acción de la infantería fue menor. El 31 de octubre, en Parla, las columnas se desbandan, arrojan las armas, y huyen sin control. Es el famoso grito de estamos copados. Puigdengolas, en medio de la vorágines, consciente de la importancia de conjurar esta desbandada, saca su pistola y trata con gritos y amenazas de detener a los milicianos. Puigdengolas disparó a un oficial que huía que se manifestó en rebelión, pero alguien le respondió con un tiro y allí quedó el bravo de Puigdengolas, muerto por sus propios hombres, cobardes ese día por contra de otros que fueron valientes, pero arrastrados, quienes fueran, al pozo de la ignominia, pues no hay mayor crimen militar que asesinar a tu comandante cuando tu huyes y él, precisamente trata de impedirlo.

Tantas mentiras se han dicho sobre este militar republicano para ocultar debilidades rebeldes y por el simple odio que los rebeldes tenían a los profesionales de la UMRA, que hora sea que algún historiador rehabilite el buen nombre de Ildefonso Puigdengolas Ponce de León, héroe de la II República.

(1) Cipriano Mera en sus memorias, ni siquiera cita al coronel Puigdendolas en este episodio, si no es para motejarlo de incompetente o incluso de traidor, pues el ya se dio cuenta, solo viendo el plano, lo erróneo de la operación, pues el coronel Pugdendolas y el comandante Ristori no ven más allá de sus narices, y él, Mera, ya es un pedazo de militar profesional por generación espontánea que va diciendo a todo el mundo como hacen de mal las cosas por contra suya y algunos amiguetes del sindicato. Este es el meollo de sus memorias. Una lectura que avergüenza a cualquier republicano.

Nota: Comentario sobre Puigdengolas aparecido en la lista Tinet: 

La fuente más directa que tenemos para saber qué pasó con Puigdengolas, por encima de Guillermo Cabanellas o Manuel Rubio Cabeza, son las memorias de Ángel Lamas Arroyo, testigo presencial de lo ocurrido como ayudante del coronel que era. Y lo que cuenta es simple: Puigdengolas fue asesinado por sus propios hombres después de herir a un soldado y de matar a bocajarro personalmente a un capitán de las milicias republicanas que se retiraba con sus hombres de la posición asignada. Según el mismo autor no era la primera vez que actuaba así con los milicianos, que lo consideraban un "faccioso". Esto ocurrió cerca de Parla. Sin embargo, estas memorias ("Unos y otros") publicadas por Caralt en 1972 plantean ciertas dudas. No resulta muy tranquilizador leer a renglón seguido de la narración de la muerte de Puigdengolas lo siguiente: "No sentí la intensa indignación que por un crimen semejante, en relación con mandos de mi Ejército (sic) de siempre, sentido hubiera; ni admití la obligación de hacer causa común con los otros oficiales, en contra de la soldadesca. Puesto que no era jefe mío y de mi bando la víctima y sólo pasajera y circunstancialmente me hallé a su lado" (p. 92). Si alguien tiene datos sobre Lamas Arroyo, que parece ser la fuente de la que todos han bebido para esta historia, me gustaría conocerlos. Sinceramente, aunque factible, resulta poco fiable esa historia, en ese tono, en el 72 y en Caralt. La Biblioteca Nacional posee tres obras más de este hombre: "Fuerzas Morales: Conferencias" (Capitán Lamas, Academia Militar de Toledo, 1934), "Gibraltar" (Bilbao, 1968) y "Los muertos hablan" (Ed. del Autor, 1980). Por lo demás, sabiendo la tremenda frustración que supuso para los golpistas no hacerse con el coronel Ildefonso Puigdengolas para asesinarlo en Badajoz, ¿no representa acaso esta versión la venganza definitiva sobre la memoria de un militar al que odiaban desde 1931? El caso es que parece que lo han conseguido...

Manuel Quesada del Pino

Comandante de Estado Mayor y jefe de Seguridad y Asalto en la jefatura de La Coruña. Las fuerzas a su mando se dividen, ya que unas apoyan a los sublevados y otras al Gobernador Civil. El comandante Quesada del Pino dirige, junto con el Gobernador, la defensa de los escasos baluartes que se oponen a los sublevados. Promediada la tarde del lunes 20 de julio de 1936, cesa toda resistencia y el comandante Quesada del Pino es detenido por tropa del Regimiento de Zamora 8 y poco después asesinado junto con el gobernador Francisco Pérez Carballo, y el capitán Gonzalo Tejero Langarita.

Nota: Era de la promoción de Vicente Rojo.

Gregorio Ramírez Pérez

Trabajador Madrileño nacido en 1906. Mecánico de profesión, afiliado al PCE y miembro del Quinto regimiento. Tras pasar por varias unidades del Quinto, mandó un batallón en la 9 Brigada Mixta. Cuando el comandante de la Brigada, el heroico Matías Yagüe cayó en la Sierra de Pandols durante la batalla del Ebro. Ramírez tomo el mando de la 9 B.M.

Ramírez mandó la brigada hasta el final de la guerra, y es de destacar la férrea defensa de sus posiciones que la 9 brigada hizo bajo su mando durante toda la retirada de Cataluña, destacando en la zona de Aspe, la acción de los sirvientes de la batería antitanque, que destruyeron doce blindados italianos del CTV, parando la ofensiva de este cuerpo en seco durante varios días. Siguió con la 11 División toda la campaña de Cataluña y pasó a Francia con los restos del V Cuerpo. Exiliado a la URSS, se casó con una española también exiliada, Jesusa Piñeiro. Durante la Gran Guerra Patria sirvió en el Ejercito Rojo. Tras la muerte de Franco, Ramírez  y su mujer regresaron a España.

Vicente Ramírez Togores (1906-1993

Marino profesional que ingresó en la Escuela Naval en 1921. En 1925 era alférez de fragata y dos años después alférez de navío. Sirvió en los buques de la Armada, Jaime I, Buenos Aires, Dédalo y Libertad. Al iniciarse la Guerra, era segundo comandante en el submarino C-2. Se mantuvo fiel al Gobierno de la República y se opuso a la sublevación militar. Fue ascendido a teniente de navío. y se le dio el mando de la División de Submarinos donde demostró su escasa capacidad de mando y organización. Aun así protegido políticamente se le dio de nuevo otro mando operativo esencial, la Flotilla de destructores. El 12 de julio de 1937, mandando una flotilla de destructores en servicio de escolta, tuvo un encontronazo con el Baleares, donde se demostraron dos cosas. El Baleares tenía un puntería malísima y sus cañones de 203, se calentaban tanto tras 50 disparos que quedaban inservibles. Por parte republicana y pese a tener en liza cuatro modernos destructores, Togores demostró muy poca pericia naval, y fue incapaz de poner sus destructores en disposición de disparar sus torpedos. Fue destituido por ello, tomando el mando el capitán de Corbeta Federico Monreal. Se le nombró director de la Escuela Naval, un puesto honorífico desde el que inició la marcha del agraviado antinegrinista pues era simpatizante prietista. Al final de la guerra era jefe del Estado Mayor Mixto de la base de Cartagena y colaboró activamente con la Quinta Columna, llegando a montar junto con otros oficiales una oficina para emitir pasaportes franceses que permitieran abandonar la zona. Tras la sublevación de la base de Cartagena decidió embarcarse, junto a otros jefes, cuando los restos de la Escuadra levaron anclas para fondear en la base francesa de Bizerta. Los franceses lo internaron, y trasladado a Oran pudo trabajar en una factoría metalúrgica. Consiguió pasar a Marruecos con su familia y embarcar rumbo a Méjico en el Guinea, donde arribó en 1942. Con buenos contactos con Prieto recibió ayuda de la Junta de Auxilio de los Republicanos Españoles (1) Ramírez Togores encontró pronto buenos trabajos en puestos ejecutivos de empresas metalúrgicas por sus conocimientos de la industria química. En 1978 le fueron reconocidos sus derechos pasivos y su grado. Falleció en Monterrey en 1993

(1)  La famosa JARE fundada por Prieto y financiada con el botín que Prieto le quitó a los fondos que Negrín preparó para el exilio (el affaire del famoso yate Vita) con el gubernamental Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) fondos que provenían legalmente de bienes requisados a personas físicas y jurídicas desafectas juzgadas y condenadas por los Tribunales republicanos.

Desafecto...

José Recalde Vela (1896-1976)

Militar profesional del arma de Infantería que destacó en la guerra de Marruecos. No costa en el escalafón de 1936, por lo que es posible que estuviera retirado en 1936. Al inicio de la GCe vivía en Málaga y se mantuvo leal y mandó unidades milicianas, el segundo batallón de milicias antifascistas de Málaga, conocido como batallón "Mejico". Se afilió al PCE y en enero de 1937 recibió el mando de la provisional brigada "B", mas tarde numerada como 52 Brigada Mixta. Recalde fue enviado en mayo de 1937 al frente Norte y se hizo cargo de la 13 Brigada Asturiana. Ascendido a teniente coronel, su brigada se denominó 186 brigada y Recalde pasó a mandar una división provisional "C" de la Agrupación de Puertos. Tras la perdida del Norte, Recalde regreso a la zona Centro y mandó la 19 división en diciembre de 1937 en el frente de Extremadura. Posteriormente mandó en la división 47 en marzo de 1938 en el frente de Levante. Con el golpe de Casado, Recalde se mantuvo leal y tomo medidas para evitar el triunfo de los casadistas, llegando a enfrentarse al coronel Ibarrola y tomando el mando del XXII Cuerpo. Inevitablemente perdida la esperanza de resistir se dirigió junto con otros oficiales al puerto de Alicante donde fue detenido y enviado al campo de Albatera y una vez clasificado fue enviado a la cárcel de, Orihuela en marzo de 1939. Ambos destinos eran iguales en inhumanidad y desprecio por la vida humana. En agosto es traslado a la cárcel de Málaga para ser juzgado. Desconocemos su condena, pero el caso es que al final de su vida vivía en Vitoria.

Por cierto, este es un ejemplo paradigmático de como en Internet se copian unos a otros, comprobando, la verdad, muy poco de lo que dicen...

Antonio Rexach Fernández Parga.

Antonio Rexach, Ramón Franco y Blas Infante en Sevilla durante la presentación de la candidatura Republicana Revolucionaria.

Capitán de aviación que conspiró contra la Dictadura de Primo de Rivera y desafió al hijo de éste, José Antonio. Era muy famoso entre los aviadores de la época por sus habilidades acrobáticas. Se juntaba con Ramón Franco y sus amiguitos, algunos de los cuales, como es el caso, poco le sirvieron a la II República. Participó en el ataque al Cuartel de la Montaña y en las jornadas iniciales de la Guerra. Se marchó al extranjero en circunstancias que fueron muy criticadas en ese momento. Murió asesinado en el exilio, que compartió entre Cuba, los Estados Unidos y México. Tuvo mucho incidentes violentos con armas de fuego y así murió, como decimos, asesinado a balazos en Ciudad de Méjico en 1955 por el anarquista Juan Duarte Camacho. Antonio Rexach está aquí por su primera militancia republicana, pero en realidad era un sinvergüenza, uno más de la generosa panoplia de caraduras y sinvergüenzas que medraron en la II Republica para desgracia de los republicanos.

Aquí lo cuentan muy bien...

José del Rey Hernández

Guardia de asalto perteneciente al Cuartel de Pontejos, que viajó en la camioneta número 17 que participó en la detención y asesinato de José Calvo Sotelo. Era escolta oficial de la diputada Margarita Nelken. José del Rey había nacido en 1909 en la provincia de Valladolid. Se afilió a las JJ.SS. En 1931 y con la creación del Cuerpo de Seguridad de la República, del Rey paso a ser Guardia de Asalto. Durante los sucesos en Madrid en octubre de 1934 fue detenido junto con el teniente Máximo Moreno (1) del que del Rey era ayudante en la intentona revolucionaria. Condenado a seis años, el triunfo lectoral de la izquierda en febrero de 1936 le sacó de prisión y reingresó en el Grupo de Asalto del Cuartel de Pontejos. Con el asesinato del teniente Castillo, la indignación de los Guardias de Pontejo alcanzó el límite, y del Rey, que era amigo de Castillo montó en la camioneta número 17 donde también iban Fernando Condés, oficial de la Guardia Civil, intimo del teniente Castillo, Luis Cuenca guardaespaldas de políticos socialistas junto con Santiago Garcés, de lo mismo. Buscaban venganza, previsiblemente una detención sonada, pero no todos pensaban igual, pues los dos paisanos lo tenían claro, iban buscando una vida de algún importante derechista, seguros de que el asesinato de Castillo había sido ordenado por la cúpula de partidos derechistas partidarios de la acción directa para acabar con la II República. Lo que no era verdad, como tampoco era verdad que el asesinato de Calvo Sotelo lo ordenaran Casares Quiroga o Prieto.

Con una acción así a las espaldas, del Rey quedó marcado, como todos los participantes de la camioneta 17. Inmediatamente se enroló en una recién unidad de la Guardia de Asalto, la compañía "Teniente Castillo" que se unió a otras fuerzas milicianas en el asedio del Alcázar de Toledo. Del Rey fue herido levemente en estas acciones. Fue nombrado capitán de la compañía citada y aparece junto a margarita Nelken en las fotografías que les tomo Alfonso en Toledo acompañado del periodista ingles John Langdon-Davies. Enrolado en la 66 Brigada Mixta en la que oficiaba en el Estado Mayor fue nombrado mayor en octubre de 1938. A principios de 1939, del Rey Mandaba la 66 brigada que estaba de reserva en el Ejército de Extremadura. Fue detenido al final de la guerra en Madrid, no sabemos si intentó huir por Alicante, o si fue prendido allí, pues desde luego el sabía lo que le esperaba. Su juicio tuvo mucha publicidad en la prensa franquista por lo que del Rey había sido trasladado a Porlier. Fue ejecutado en Madrid el 25 de noviembre de 1943, según la versión más extendida, fusilado contra la tapias del cementerio del Este y según otra versión en aplicación de Garrote Vil.

(1) Máximo Moreno (vease en esta Web) fue oficiald e la Guardia de Asalto que se alistó en la tripulación del un Potez 54 (el que llevaba pintado el rotulo de "AQUÍ TE ESPERO" como ametrallador. Fue derribado y dalleció en el verano de 1936.

Felipe del Río

Obtuvo el título de piloto militar durante su servicio militar en Cuatro Vientos el año 1933, antes de incorporarse ya era piloto civil. La sublevación le sorprende de vacaciones en su tierra natal, Cantabria, e inmediatamente comienza a prestar servicio en misiones de bombardeo tanto sobre objetivos en Burgos, Oviedo o Vitoria, como sobre la línea del frente franquista. Al llegar a Bilbao los aviones de caza soviéticos I-15, los populares Chatos, es incorporado a la Escuadrilla Vasca radicada en Lamiako, donde tuvo una actuación destacada en los combates contra los aviones de la Legión Cóndor alemana. Tras sucesivos ascensos llega al grado de capitán, y es nombrado jefe de la Escuadrilla en febrero de 1937. En abril fue derribado por error por las defensas antiaéreas del destructor republicano “José Luis Díez”, aunque según otras fuentes lo fue por fuego de los aviones alemanes, cuando volaba en misión de protección del puerto de Bilbao. Tenía tan sólo 21 años, ocho victorias aéreas en su haber, y era considerado un auténtico héroe popular entre la población de Bilbao.

Muerto en acción de guerra

Fuente: Felipe Peña

Luis del Río Díaz.

Nacido en 1900, trabajó en la Fábrica de Armas de Trubia hasta su depuración en 1934. En 1935 ganó una plaza como Administrativo en el Ministerio de la Guerra en Madrid. Al comenzar la Guerra Civil es militarizado y se le otorga el grado de Capitán. Queda destinado en la Presidencia de la República y se desplaza con ésta y sucesivamente a Valencia, Barcelona. Pasa a Francia con el resto de refugiados españoles en 1939, siendo internado en el campo de concentración de Argéles Sur Mer. Al término de la Segunda Guerra Mundial solicita el visado para emigrar a Argentina pero se le deniega por motivos políticos dado su pasado comunista. Logra ser aceptado en Venezuela donde residirá trabajando como contable en Caracas, hasta su muerte en 1978.

Fuente: Sirio Valdés del Río

 

 

Ruperto Riobóo Llovera.

Militar profesional catalán de ideas republicanas. Había conocido al general Molero cuando fue destinado a la VII Brigada de Infantería. Cuando Molero fue nombrado Jefe de la VII División Orgánica marchó con el de ADC junto con el también comandante de infantería Ángel Liberal Travieso. El 18 de julio de 1936, Molero, que había sido avisado el día anterior de lo que se tramaba y aunque estaba recién operado, regresó a Valladolid y aprovechó para revistar a la guarnición y las fuerzas de Orden Público, donde todos los mandos, algunos muy taimados, le aseguraron su fidelidad a la República. El General Saliquet y el general Ponte militares rebeldes que en el plan de Mola debían hacerse cargo de la VII División se dirigieron la noche del 18 al encuentro de Molero en la Capitanía para ofrecerle el mando de la rebelión. Iban acompañados de militares y civiles derechistas. Ponte, incluso iba con su hijo que era oficial. Pasaron la guardia sin problemas y más todavía, la guardia al mando de un oficial rebelde y con dotación de guerra quedaron a la expectativa pero a las órdenes de los rebeldes. Molero se encontraba reunido con sus ayudantes, los comandantes,  Liberal y Rioboo en la Capitanía con cierta inquietud pero confiando en la palabra de los mandos de la división. Un ordenanza anunció la visita de Saliquet, lo que sorprendió a los presentes. Molero le mandó pasar a su despacho y allí Saliquet le comunicó sus opciones, o tomaba el mando de la rebelión en la División, y Saliquet sería su segundo aunque era el principal rebelde, (cosas de los militares y su reverencia por la jerarquía), o era detenido en el acto y se atuviera a las consecuencias. Molero se negó, afirmó tener el control y los arrestó de palabra llamando a la guardia. Acudió al despacho Rioboo que había oído lo que pasaba. Rioboo sacó su arma reglamentaria y disparó. Se estableció un corto pero sangriento tiroteo con bajas en ambos bandos. Molero y Rioboo heridos, Molero leve, pero Rioboo muy grave y moriría poco después el 25 de julio en el Hospital Militar. Un civil rebelde resultó gravemente herido y murió algo más tarde, un tal Emeterio Estefanía, un militante de Renovación Española muy conocido entre los derechistas de la ciudad por sus radicales aptitudes. Su partidarios lo declararon primer combatiente nacional caído. Lo que es incierto. Otro militar rebelde también cayó herido, el teniente coronel Uzquiano. Y el comandante Angel Liberal, ayudante de Molero, que se había mantenido apartado del incidente, recibió una bala que le hirió gravemente y de estas resultas falleció en el hospital militar el 20 de julio.

Muerto en acción de guerra

José Riquelme y López Bago.

Nació en Tarragona el 31 de agosto de 1880. Era un militar africanista y experto arabista con profundas simpatías republicanas. Combatió en África durante la dura guerra del Rif, siendo coronel. Tuvo gran protagonismo en la reconquista del territorio tras el desastre de Annual. También tuvo enfrentamiento con el conocido espadón Sanjurjo, con motivo de las críticas de militares conservadores al expediente del general Picasso que Riquelme defendía. Por motivos parecidos fue pasado a la reserva hasta que a la llegada de la II República fue ascendido a general y puesto al mando de la III División en Valencia, pasando luego a la II en Sevilla. En el bienio negro fue cesado con otros muchos militares republicanos. Al inicio de la Guerra Civil, se le puso al mando de la I División Orgánica, es decir Madrid. Tuvo fortuna en Madrid contra la fuerzas de Mola, pero en los valles de Guadiana y del Tajo, sus fuerzas fueron rebasadas, en varias batallas decisivas, Badajoz, Mérida, Oropesa y Talavera que dejaban expedito el camino a Toledo y por ende a Madrid. Su posición resultaba insostenible y el nuevo gobierno de Largo Caballero lo cesó, tomando el relevo el coronel José Asensio Torrado que no es que se hubiera cubierto de gloria precisamente. Tras un periodo sin destino y sometido a investigación, recibió finalmente el puesto de comandante militar de Barcelona. Se exilió a Francia y murió en Paris a los 91 años.


Reseña de Cristobal Zaragoza:

Este viejo militar —tenía cincuenta y seis años al empezar la guerra— había hecho su carrera en África y se caracterizaba por sus ideas democráticas y su republicanismo. En 1921, siendo coronel y jefe de la Policía Indígena, tras el desastre de Arruit se pronunció por que el expediente Picasso llegara hasta el fin para depurar las responsabilidades, por muy altas que fueran las personas que cayeran. Su polémica con el general Sanjurjo llegó a tal extremo que estuvieron a punto de batirse en duelo, pero todo se resolvió con la destitución de Riquelme del cargo de jefe de la Policía Indígena. En 1924 tomó parte en la conquista de Tetuán. Enemigo de Primo de Rivera, ya que Riquelme era partidario de un régimen de libertad y de la penetración pacífica en África, forma parte del consejo de guerra que juzga a Sánchez Guerra con los generales Fernando Berenguer, López de Roda, Ceferino Pérez y Manuel García Benítez. Riquelme, ya general, es el primero en votar por la absolución del acusado, que en efecto queda absuelto por sentencia dictada el 28 de octubre de 1929. Era el primer golpe serio contra la Dictadura. Al proclamarse la República y volver a la actividad los generales pasados a la reserva durante la Dictadura, el general de brigada José Riquelme pasa a ocupar la Capitanía General de Valencia. Azaña lo mantiene alejado momentáneamente, aunque no tardará en convencerse de su lealtad. Cuando Gil Robles consigue de Lerroux el ministerio de la Guerra designa a Franco como jefe de Estado Mayor con plenos poderes. Franco remueve los altos cargos militares, separando del mando a los republicanos; uno de los generales que cesa en su cargo al frente de la III división orgánica en Valencia es Riquelme. Con el triunfo del Frente Popular no mejorará mucho su suerte: está ocupando un cargo burocrático, el de vocal del Consejo Militar de las asambleas de las órdenes militares de San Fernando y San Hermenegildo. El viejo general se resigna. Al producirse el levantamiento, siendo ministro de la Guerra el general Castelló, Riquelme es designado el 20 de julio jefe de la I división orgánica, por destitución del general García Antúnez. Combate en la Sierra y defiende el Guadarrama sustituyendo al coronel Castillo, que muere en combate. El 6 de agosto del mismo año es nombrado jefe del Teatro de Operaciones del Centro; le sustituye en la división el hasta entonces ministro de la Guerra, general Castelló. Pero empiezan los reveses. Sufre un descalabro en Oropesa, que cae en poder del enemigo. Lo mismo le sucede en Talavera de la Reina, conquistada el 3 de septiembre. Infructuoso es asimismo el ataque que dirige para rendir el Alcázar de Toledo. Riquelme es desposeído del mando y procesado. Durante un tiempo se mantiene alejado de los puestos de responsabilidad en espera de ser juzgado. Finalmente, cuando los nacionalistas rompen el frente por Vinaroz (15 de abril de 1938), es nombrado comandante militar de Barcelona tras haberse visto su causa, que se resuelve en su favor. Se mantiene en este puesto bastante oscurecido hasta el final, en que es sustituido por Brandaris de la Cuesta. Se exilia en Francia y muere en París, a los 91 años, en enero de 1972.

Riquelme en sus tiempos de la guerra de África (x).

Ambrosio Ristori de la Cuadra

Ristori, en el frente de la Sierra y a la sazón Ayudante del Ministro de la Guerra, con el político socialista francés, Faure y la diputada Nelken.

Ristori con miembros de la Guardia de Asalto tras tomar Guadalajara y reducir la rebelión de los militares del Regimiento de Aerostación. Nos dice un compañero que el teniente al frente de Ristori es Máximo Moreno y a su vera más alto, el guardia José del Rey. Se admiten opiniones.

Ristori retirando de la carretera los camiones que habían puesto como barricadas los rebeldes del regimiento de Aerostación de Guadalajara

Comandante de Infantería de Marina; ayudante de José Giral cuando éste fue jefe del gobierno a finales de julio y agosto de 1936. Había nacido en 1901 en Cartagena. Ingresó en la Escuela Naval Militar en 1917. Participó en la guerra del África con el rango de alférez de fragata. Tras un tiempo destinado en la Aeronáutica Naval, se integró en el Cuerpo de Infantería de Marina. De ideología progresista, era masón y miembro muy activo de la UMRA. Como anécdota hay que señalar que era un gran aficionado al deporte, concretamente al rugby, del cuya federación nacional era vicepresidente. Era ayudante militar del ministro de Marina Casares Quiroga y tuvo destacada actuación al iniciarse el golpe militar. Fue el hombre fuerte que consiguió en el Ministerio de Marina que las clases y marinería permanecieran fieles a la República contra órdenes de sus jefes rebelados. Así incorporó gran parte de las unidades navales a favor del Gobierno. Sorprendentemente encabezó la columna que liberó Guadalajara, tomada por oficiales rebeldes. Giral, como presidente del Consejo de Ministros le nombró ayudante, pero Ristori parece que amaba la acción y se implicó en varias columnas de milicianos, tanto en la Sierra madrileña como en el valle del Tajo. En octubre de 1936 fue herido de muerte en acciones en los alrededores de Illescas.

Nota: Se le concedió la Laureada de Madrid a título póstumo.

Luis Rivas Amat

Mayor de milicias que fue comandante de la 100 BM en Brunete y Teruel, y la XII B.I. y la 45 División Internacional en el Ebro. Se demostró un excelente jefe de unidad. Durante su estancia en la 46 División palió la falta de capacidad de su jefe Valentín González. La 100 brigada había sido creada a partir del batallón de la primera brigada mixta que mandaba Rivas y personal de reemplazo de Jaén, Córdoba y Murcia.

Joaquín Rodríguez López

El número 2 es Joaquín Rodríguez López. Aquí está representada la crem de la crem de los oficiales comunistas del Ejército Popular. Tipos muy duros que participaron en batallas sangrientas o en actos de gran heroísmo como el marino Rafael Menchaca, o Artemio Precioso que reconquistó Cartagena en un pis-pas. No digamos de Beltrán, "El Esquinazau". Todos tienen el ceño fruncido, todos han adelgazado de lo lindo, y casi todas las miradas evitan la cámara... (Elaboración SBHAC)

Empleado madrileño nacido en 1912, que se afilió al PCE en 1936 y se alistó en las milicias populares del Quinto Regimiento, donde llegó a mandar algunas compañías y un batallón de la 9 Brigada Mixta con el que participa en la batalla de Brunete. Al final de la de Bechite fue nombrado comandante de la 9 brigada. Tras las retiradas de marzo de 1938 tomó el mando de la 11 División. La división, dentro del V Cuerpo fue protagonista de bravas acciones en el frente del Ebro donde alcanzaría el rango de teniente coronel. Había que ser muy bueno para que a un mayor de milicias se le nombrara teniente coronel. Con la derrota de los ejércitos republicanos en Cataluña pasó a Francia, pero regresó junto con otros oficiales a la zona Centro. Organizó fuerzas de la 10 división para recuperar la Comandancia Exenta de Cartagena, sublevada contra la República en marzo de 1939, en concreto la 206 brigada mixta que mandaba Artemio Precioso, y compuesta de soldados veteranos del frente de Extremadura que recuperaron el control de la base en un santiamén, no pudiendo evitar que partiera la flota para Bizerta.

Joaquín Rodriguez pudo exiliarse con su familia a la URSS, donde rehizo su vida dentro de las estrecheces de la Gran Guerra Patria. Ejerció de traductor en Radio Moscú y en la editorial Progreso. Regresó a España en 1980 con ya 68 años.

José Rodríguez Medel. 

Comandante de la Guardia Civil, Jefe de la Comandancia de Navarra. Se hizo cargo del mando en Pamplona el 4 de julio de 1936. Hombre de confianza de las autoridades republicanas, se niega en la mañana del 18 de julio a acatar la orden que Mola le da para sublevarse. En la tarde ese día, guardias civiles disparan contra él, en tanto que sus agresores se dirigen al despacho de Mola a dar cuenta del acto cometido. 

Joaquín Rodríguez Mantecón

Teniente coronel de Carabineros. Fue juzgado en el segundo juicio por la sublevación de Jaca en diciembre de 1930 por negligencia y se le condenó a seis meses de arresto. Tuvo como defensor al teniente de carabineros Hilario Fernández. En realidad se le acusaba de no haber actuado con suficiente energía contra los alzados. Con la República fue nombrado Subsecretario del Ministerio de la Guerra de Carabineros y ascendido a General de Brigada para este cargo, aboliendo así la antigua Dirección General de Carabineros que pasó a Instituto. Sustituyó al traidor Queipo de Llano al frente de Instituto en julio de 1936.  Fue junto con Asensio y Escobar Huerta, los únicos coroneles profesionales anteriores al conflicto ascendidos a general durante la guerra civil. Falleció en Valencia en julio de 1937

Miguel Rodríguez Pavón.

 El 18 de julio estaba destinado en la sección cartográfica del Estado Mayor Central del Ministerio de la Guerra. No estaba en el meollo de la conspiración militar pero sabía perfectamente lo que se preparaba. En septiembre se le ordenó incorporarse como oficial de Estado Mayor a la columna de Burillo en Toledo. Con toda la repugnancia que le causaban los milicianos, ordenó abandonar Maqueda, dejando al coronel Asensio en mala situación con su recién valedor Largo Caballero. Por este motivo, se dice que Asensio amenazó con fusilarlo, pero se limitó a enviarlo a Madrid a disposición de la Comisión de Clasificación que lo clasificó como "disponible gubernativo" en espera de otra peligrosa inspección que podría dejarle como "Desafecto a la República" que podía entrañar riegos físicos. El corporativismo entre militares profesionales funcionó y en noviembre, Vicente Rojo lo destinó, nada menos que a la Primera Brigada Mixta bajo las órdenes de Líster, lo que era un regalo envenenado, pues en ese brigada si te pillaban en alguna traición, no se andaban con pamplinas. El caso es que Rodríguez Pavón se acobardó y se negó a incorporarse y se encerró en su casa. Nadie lo detuvo ni le prendió por esta grave falta en tiempos de guerra. Miaja acudió en su socorro, ¡menudos contactos los de este hombre!, y lo declaró disponible forzoso en vacante del Estado Mayor del Ejército del Centro, con puesto y sueldo pero sin tarea alguna. Un chollo. En febrero de 1937, el desatino fue todavía más lejos, Rodríguez Pavón es nombrado jefe de la Sección de Información del Estado Mayor del Ejército del Centro, que ya se está constituyendo en nido de serpientes franquistas. Rodríguez Pavón, se siente entonces seguro y conecta con el SIPM y la Quinta columna, uno de cuyos jefes, Delgado Cros, ¡asómbrense ustedes! también servía en el Estado Mayor del Ejército del Centro. Rodríguez Pavón no ingresa en la organización clandestina rebelde, pero se compromete a dejar hacer, y a ocultar y proteger a militares desafectos y civiles derechistas. También colaboró en el paso a la otra zona de militares desafectos. El SIM republicano le seguía los pasos, pues sus actividades eran escandalosas en el Estado Mayor. Y a Miaja no le quedó más remedio que cesarlo en agosto de 1937, pero impidió su detención. Lo que dice mucho de la corte de Miaja y poco y mal del SIM republicano y del recién estrenado Gobierno Negrín. Le fue luego ordenado incorporarse al Estado mayor del IV Cuerpo del Ejército del Centro, pero Rodríguez Pavón no se encontraba muy seguro de la protección que en esa unidad iba a recibir, y sin dudarlo fingió una grave enfermedad que probablemente le certificaron los médicos militares, que como él, también simulaban servir al Ejército Popular, pero servían en realidad al ejército franquista. Los expertos dicen que esta práctica era muy corriente entre médicos militares en la linde de la lealtad. Al parecer el tribunal médico militar estaba compuesto de traidores afiliados a la Falange clandestina, que con total impunidad ejercían estos sabotajes a plena luz del día pues contaba con los favores de importantes militares leales. En el comisariado y en el SIM republicano se desesperaban. Cuando Casado requirió los servicios de Rodríguez Pavón para su asonada, le faltó tiempo para presentarse, cuadrarse (con la mano abierta) y ponerse a la faena. Pero cómo sabemos, Roma no paga traidores, y los franquistas se las hicieron pasar canutas condenándole a 20 años y un día, pese a todos sus avales. La pena le fue conmutada a seis años y un día como era de esperar y fue indultado en 1940.

Desafecto

Juan Rodríguez Zarzalejo

Juan era un joven madrileño que se afilio al PCE poco antes de la guerra y que se alistó en el 5º Regimiento, llegando a mandar el primer batallón de la 1ª Brigada Mixta de la 11 División. Conocido Juan por su mote "El Corbata" en el ambiente del 5º Regimiento, se llamó al batallón que mandó tempranamente también "El Corbata" el primero de la primera brigada mixta de la 11 división. Ascendió a mayor en diciembre de 1936 y su nombramiento fue publicado en julio de 1937. Se exilió a Francia con los restos del Ejército del Ebro y poco después, en junio de 1939, embarcó en el vapor Ipanema rumbo a Méjico.

Vicente Rojo Lluch

Era comandante y había sido profesor de Táctica en la academia de Toledo, gozando del general respeto por su capacidad. Sirvió en el EM reformado de Largo Caballero; fue jefe de EM de la Defensa de Madrid y en mayo de 1937 fue nombrado jefe de E.M. del Ejército de Tierra, siendo en calidad de tal, autor de los planes de combate de las principales batallas en que estuvo implicado el ejército republicano. En quince meses pasó de comandante a general. Después de la derrota de Cataluña se mostró renuente a regresar a España y dimitió de su cargo. Tras haber transcurrido muchos años exiliado en América Latina, regresó a España en 1957, siendo procesado y condenado a 30 años. Naturalmente fue indultado. Pero 20 años después de la guerra que se le tratara así, le afecto mucho. Falleció en 1966.

Los puntos fuertes del general Vicente Rojo son su lealtad temprana al legítimo gobierno de la nación, pese a su personal ideología conservadora, su capacidad de trabajo para revertir la desfavorable situación militar gubernamental, y sus lúcidos análisis e informes que envió a sus superiores en el Ejército y que, bien es cierto, fueron poco atendidos.

Sus puntos flojos son precisamente las faltas que cometió contra esta lealtad, permitiendo el anidamiento en los Estados Mayores del Ejército Popular y en otras instituciones militares de retaguardia, de militares profesionales completamente desleales al gobierno que terminarían colaborando con la Quinta Columna. Situación que Rojo conocía perfectamente y que permitió en todos los Estados Mayores donde ofició. Rojo, como se dice habitualmente, miró para otro lado y siguió con su valioso trabajo personal minusvalorando los efectos de la traición, el espionaje, la desafección y el derrotismo en el Ejército Popular. Sus planes llegaban antes al franquista SIPM que a los Estados Mayores republicanos. Se sabe que desde los tiempos de su permanencia en el Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Madrid, que uno o varios oficiales desafectos ponían un calco más en su máquina de escribir para entregar una copia a la Quinta Columna madrileña (1).

Otro punto flojo fue no detener la derrotista deriva del Grupo de Ejércitos del Centro, donde cada vez tenía menos autoridad, y donde compañeros de la milicia a los que tenía afecto se entregaban a la Quinta Columna con mayor o menor descaro. Tampoco evitó nombramientos que perjudicaban a la causa republicana, como el de Casado al mando del Ejército del Centro, personaje del que Rojo abominaba y del que sabía a ciencia cierta las desgracias que acarrearía dar mando a semejante resentido. De este modo, esta perjudicial laxitud de Rojo contribuyo a la derrota política del Ejército Popular, derrota anterior a la militar, y que cualquier analista militar puede detectar perfectamente en las actitudes derrotistas de las jefaturas y Estados Mayores del Grupo de Ejércitos del Centro.

Finalmente, Rojo, tras el paso a Francia de los restos del Grupo de Ejércitos de la Región Oriental, se negó a cumplir la orden de Negrín para regresar a la zona Centro. Según interlocutores sus repuestas a esta cuestión fueron variadas, desde que no se tiraría por las ventana por mucho que se lo mandaran, hasta que había que quedarse para ocuparse de los miles de soldados del Ejército Popular en malísima situación en los campos de internamiento francés. Respuesta, ésta última un tanto deslucida teniendo en cuenta la situación de medio millón de combatientes republicanos que sí lo tenían verdaderamente crudo si la República se rendía sin condiciones. Y que además chirría con sus declaraciones en "Alerta los pueblos", meses después, donde reconoce que le sentó como un tiro que Lister, Modesto, Tagüeña y otros mandos que habían servido a sus órdenes volviesen a la zona Centro sin que nadie le consultase, y que Preston señala con justeza en su libro "El final de la guerra"

(1) Para estas afirmaciones conviene consultar los últimos estudios de los historiadores Viñas y Hernández, "El desplome de la República", Preston, con "El final de la guerra", y Bahamonde "Madrid, 1939, La conjura del Coronel Casado"

 


Reseña de Cristobal Zaragoza:  

Nació en 1894 y muy niño quedó huérfano de padre, un sargento del Ejército colonial. Su instrucción primaria transcurre en la fría rigidez de un colegio para huérfanos de militares. Ingresa luego en la Academia General de Infantería de Toledo, de la que más tarde sería profesor. Tomó parte en la guerra de Marruecos, breve paréntesis casi obligado para los hombres de armas de la época. Pero la verdadera afición de Rojo eran los libros, de texto y de historia y táctica militar, por lo que pronto se incorporó como dejamos dicho a la Academia de Toledo. Al mismo tiempo siguió los cursos de Estado Mayor. Políticamente no es un exaltado. Si creemos a Largo Caballero, Rojo sería de la UME (Unión Militar Española), una asociación de jefes y oficiales monárquicos. Su ficha sería destruida por Miaja, junto con la suya, durante las primeras semanas de la contienda. Al inicio de la guerra era comandante y, a pesar de sus antecedentes más o menos monárquicos, fue uno de los puntales más sólidos con que contó el Ejército de la República. Para Julián Zugazagoitia fue el más caracterizado, «el mejor» de los colaboradores de Miaja. Hidalgo de Cisneros expresa su admiración por él con las siguientes palabras: «En aquellos días [se refiere a los primeros del levantamiento en Madrid] me di cuenta de su gran valor como jefe militar, de su sangre fría en situaciones gravísimas y de su plena lealtad a la causa de la República. Es decir, me produjo una impresión francamente buena. Más tarde, por los puestos que ocupábamos, tuvimos que colaborar constantemente (él era oficialmente jefe del Estado Mayor, pero en realidad, hasta el fin de la guerra, fue el verdadero jefe del Ejército), y puedo asegurar que cuanto más le iba conociendo, más me gustaba como persona y como militar.» Escritor, profesor de táctica, director de una revista militar y autor de varios tratados sobre materias relativas a su especialidad, Rojo sobresale por su capacidad organizadora. Medita la orden que tiene que dar y la da con precisión y energía. Para Miaja, que sigue a pies juntillas sus disposiciones, es uno de los «sabios», de los que «lo saben todo y nunca se equivocan». Lo dice con cierta socarronería, propia de su carácter, pero lo cree. Según Ramón Salas, que no parece demostrar excesiva simpatía por él, Rojo es un temperamento vacilante y desconfiado. Lo que no se le puede negar es la gallardía. En el verano del 36, en Lozoyuela, le dice de pronto al comunista Castro Delgado, responsable del Quinto Regimiento: «Yo soy católico, apostólico y romano.» El otro debió de mirarle perplejo, y Rojo se explicó: «Pero estoy a las órdenes de un Gobierno legítimamente constituido, aunque no esté de acuerdo con él, ¡aunque esté contra él desde el punto de vista católico y político!» Castro Delgado exclamó: «¡Usted debería estar con ellos!» Y Rojo se encogió de hombros: «Pero estoy con ustedes.» Castro comprende en seguida el valor que representa para los comunistas contar con un jefe de Estado Mayor católico practicante, de cara a la galería, aunque no consiguió que le confiase, al menos, su republicanismo. Mientras combate al frente de una columna en Somosierra, la milicianada saquea la casa de Rojo en Toledo, ciudad en la que se ha hecho fuerte Moscardó en el histórico edificio del Alcázar. Rojo parlamenta con el coronel Moscardó y sus antiguos compañeros de armas. Invitado por éstos, se niega a unirse a los defensores. Accede, sin embargo, a la petición de enviarles un sacerdote, y se designa para ello al canónigo Enrique Vázquez Camarasa, de la catedral de Madrid. En noviembre, cuando el Gobierno de la República se traslada a Valencia, es nombrado jefe de Estado Mayor de Miaja, el general bonachón que sabe rodearse de excelentes colaboradores. Cuenta para la defensa de la ciudad con 13.700 hombres en primera línea y unos 10.000 más en reserva; el enemigo dispone de más de 30.000 atacantes. Es un momento de tensión, de angustia. Corre el rumor de que el bastión defensivo del extrarradio está a punto de caer de un momento a otro. Incluso se da la fecha exacta de la ocupación. Pero en la noche del 7 de noviembre cae en poder de Rojo un detallado plan de campaña para el día siguiente, al ser apresado un oficial que lo llevaba consigo. El enemigo se infiltraría en la capital atacando por la Casa de Campo y progresando por el Manzanares, hasta ocupar una base o cabeza de puente entre el Cuartel de la Montaña y la Cárcel Modelo. El documento encontrado en poder de este oficial nacionalista impedirá que caiga Madrid. Se refuerza el sector el día 8, al tiempo que desfilan por las calles de la ciudad sitiada los primeros contingentes de las Brigadas Internacionales, al mando de Kléber. Rojo urge a este general para que con la brigada XI entre en fuego la noche del 8 al 9. Se resiste éste alegando que no ha recibido órdenes del Ministerio de Defensa, pero accede llegadas éstas. Los choques entre Rojo y el general soviético no han hecho más que empezar. Esa noche a la que acabamos de referirnos Madrid es un infierno. Las unidades que entran en combate se desgastan rápidamente a causa de la violencia e intensidad de los mismos. Pero los rebeldes no consiguen entrar. El 26 de noviembre, quizá celoso por la popularidad alcanzada por Kléber al frente de los internacionales, en quienes muchos madrileños ven a los salvadores de la capital deslumbrados por la propaganda comunista, Rojo eleva a Miaja abundantes quejas contra el general soviético, que parece despreciarle olímpicamente. Finalmente Kléber es alejado de allí y retirado del mando hasta bien entrado 1937, en que se hará cargo de la XII brigada internacional a la muerte de su jefe, Lukács. Ha transcurrido menos de un mes desde que se iniciaran los ataques frontales a Madrid, cuando, el 19 de noviembre, Miaja, su defensor, y a la sombra de éste su jefe de Estado Mayor, el teniente coronel Rojo, anuncian a la prensa la buena nueva: la capital de España se ha salvado. De momento, es inexpugnable. Pero la batalla de Madrid no ha hecho más que empezar. Ahora se trata de alejar el frente e intentar la ruptura del cerco. Rojo monta la operación Brunete, para lo cual busca el asesoramiento de los soviéticos —concretamente le hace el ruego a Rodion Malinovski— de mayor prestigio. Se trata, además, de obligar al enemigo a distraer fuerzas del Norte, demorando el avance sobre Santander, ya que Bilbao ha caído el 19 de junio. El infierno de Brunete, donde bajo el sol y el fuego arden la tierra y los hombres, se prolongará desde el 6 al 25 de julio. Como batalla, quedará en tablas, aunque desde el punto de vista estratégico constituya un fracaso: Santander cae el 20 de agosto. Belchite es una batalla de características muy parecidas a la de Brunete, de idénticos resultados, con los mismos fallos. El principal, quizá un fallo de la táctica de Rojo, al que habría que añadir la debilidad de Miaja, que se niega a distraer los hombres que tiene empeñados en la defensa de Madrid. Prieto se queja ante Azaña de que en Belchite se han cometido los mismos errores que en Brunete «a cargo de la misma gente». Líster le echa toda la culpa del fracaso a Rojo, si bien solapadamente, por agotar las reservas en el ataque a Belchite y no intentar la penetración por la franja de más de treinta kilómetros que separan este pueblo de Codo, mal defendida por el enemigo. Desde el punto de vista táctico, las operaciones de Aragón tienen «un atractivo extraordinario» para Vicente Rojo: la conquista de Zaragoza o, en su defecto, su amenaza constante. Estratégicamente se trataría de frenar el avance de los nacionalistas en el Norte. Los combates son de los más sangrientos de la guerra y la batalla constituye un fracaso, al decir del propio Rojo, ya que no consigue el objetivo principal, Zaragoza, y el mismo día de la conquista de Belchite por los republicanos los nacionalistas conquistan Santander. El 20 de marzo de 1937 Rojo asciende a coronel, tras el desastre sufrido por los italianos del CTV en Guadalajara. El 21 de octubre termina la campaña del Norte con la caída de Gijón. El mismo mes asciende a general (B. O. 254, del 22 de octubre de 1937). Después de la conquista de Teruel por los republicanos y de su pérdida, y tras la imparable ofensiva sobre Aragón a cargo de las tropas de Franco, sólo queda el último acto, la última gran batalla librada por Rojo: la del Ebro. En esta ocasión hay que evitar que caiga Valencia, que se salva en efecto, si bien a costa de las mejores unidades del Ejército del Ebro. Para entonces, las tropas de Alonso Vega han salido al Mediterráneo por Vinaroz (15 de abril de 1938) y dos meses justos después ha caído Castellón. Rojo concibe una operación que es pura artesanía en la táctica militar: una ofensiva en el Ebro, entre Mequinenza y Cherta, con fuerzas del general Hernández Saravia bajo el mando del jefe de la Agrupación del Ebro, Modesto. «La difícil maniobra a que nos habíamos aventurado —dice Rojo— tuvo una preparación minuciosa [...] Tenía la mira ambiciosa de alcanzar Gandesa, Batea, Valderrobles..., buscando una salida ofensiva al Ejército de Cataluña hacia el Sur, y ligar sus operaciones al Ejército de Levante; propósitos que la realidad de nuestras posibilidades iría restringiendo hasta conformarse en alcanzar el primer objetivo... y el cual había de lograrse del siguiente modo:

  • 1º Forzar el Ebro en dos zonas de paso.

  • 2° Alcanzar, por el norte, los montes de la Fatarella y por el sur las sierras de Pándols y Caballs.

  • 3° Reducir por envolvimiento la zona comprendida entre Aseó, Camposines, Benisanet y el río, con Mora de Ebro.

  • 4° Profundizar en las direcciones de La Fatarella-Villalba-Batea y Corbera-Gandesa-Bot.

  • 5° Como acciones secundarias: una al norte, entre Fayón y Mequinenza, para cortar las comunicaciones del frente adversario de norte a sur; y otra, al sur, en el sector de Amposta, para atraer la atención hacia la costa y facilitar la caída de la zona montañosa.»

Por aquellas fechas Rojo ya ha ascendido a general. Ha ganado la Placa Laureada de Madrid después del doble desastre, para uno y otro bando, de Teruel. Se lleva bien con los comunistas y con los republicanos, a pesar de que ambos saben, lo mismo que los anarcosindicalistas, que tiene sobre su mesa de noche un crucifijo. Su prestigio, y el de Miaja, no tiene límites. Se le permite intentar la gran aventura del Ebro, que pudo haber cambiado la suerte de la guerra. Y el 25 de julio de madrugada el XV Cuerpo de ejército, al mando de Manuel Tagüeña, cruza el Ebro. La operación, planeada minuciosamente por Modesto, es impecable, como lo sería la retirada, a cargo de Tagüeña, cuando las vanguardias nacionalistas cruzan de nuevo el río por Flix y Ribarroja y finaliza la batalla más sangrienta de la guerra de España, que costó más de treinta mil hombres y acabó con el ejército más combativo de la República. Rojo ha salvado Valencia, pero ha decidido la suerte de Cataluña y de la guerra. El 26 de enero de 1939, Azaña y el jefe de Gobierno, Negrín; se entrevistan con Rojo en el castillo de Perelada. El informe que da el jefe del Estado Mayor no puede ser más objetivo y, en consecuencia, más pesimista: la guerra se ha perdido irremisiblemente. Aunque la zona Centro se conserva, no existen posibilidades de defensa, privada como está la República de industria pesada, de alimentos, de material bélico, de hombres, de ilusiones... Rojo sugiere a Negrín la rendición para ahorrar vidas humanas. Negrín se niega por varias razones. Sin embargo, cuando el general visita a Azaña en la Embajada de España en París, afirma todo lo contrario: la guerra debe continuar, puesto que en el Centro existen posibilidades todavía. Azaña dimite sin atender a razones. Rojo se indigna y se dispone a incorporarse a su puesto en Madrid. Todo parece dispuesto en París para emprender el viaje a España, y de repente decide quedarse, posiblemente al conocer la sublevación que prepara Casado.

De 1939 a 1957, en que vuelve a España, vive un destierro tal vez atormentado a causa de sus escrúpulos. Por último, vuelve a España y muere en Madrid en 1966. Al parecer, y según Carlos Rojas, un domingo de este año de 1966, «camino del cementerio su entierro se cruza con la comitiva del general Franco, que iba a los toros». Rojo es autor de Alerta los pueblos (Aniceto López, Buenos Aires, 1939); Así fue la defensa de Madrid (Ed. Era, México, 1967) y la ya citada España heroica. Diez bocetos de la guerra de España (vid. nota 64).

(Lea la reseña de Cristóbal Zaragoza con reservas. Maneja demasiados tópicos de propagandistas del franquismo.)

Manuel Romerales Quintero.

General de Brigada de Infantería y jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos (Melilla). En marzo de 1936 cesó en el cargo de Jefe de la Comandancia Militar de Navarra, en el que lo sustituyó el general Mola. Por orden de Azaña fue llevado a aquel cargo, en el que procuró mantener disciplina y contacto con una oficialidad rebelde. En la tarde del 17 de julio, el general Romerales era detenido en Melilla y poco después juzgado por Consejo de guerra y fusilado. Romerales, la verdad, es que hizo poco para desactivar la conjura en Melilla pese a que estaba bien informado, algunas pesquisas simbólicas, etc... Puede que en realidad siguiera las instrucciones del gobierno de Madrid. El problema no es sólo que le fusilaran a él como jefe de la comandancia de Melilla, sino que fusilaron a un montón de oficiales leales que no tuvieron defensa posible ante la claudicación y la pasividad de las autoridades republicanas que en mayo o junio deberían haber fulminado a toda la conspiración en el Ejército de África. Esperar a los hechos para contraatacar con todo el peso del Estado como se hizo en la Sanjurjada era suicida como se demostró en toda España. Un gran baldón para el Gobierno de Casares Quiroga y en particular para Azaña y su circulo político.

Luis Romero Basart.

Militar profesional, teniente coronel y piloto de la Aviación Militar. Había estado confinado en el Sahara español como castigo a sus radicales posturas políticas durante el año conocido como dictablanda del general Berenguer.

Era muy conocido entre los militares pues había sido amigo de Ramón Franco durante los años previos a la II República y el bienio Azaña. De hecho para las elecciones de junio de 1931, fue el piloto del avión donde Ramón Franco viajaba de ciudad en ciudad dando mítines de la candidatura republicano-revolucionaria. Su hermano Pedro, también militar, andaba igualmente en estas andanzas, aunque luego se pasó a los golpistas participando en la Sanjurjada. Una familia muy inquieta. Durante los primeros años de la República Luis mandó la aviación militar en el protectorado y posteriormente estaba destinado en Tablada (Sevilla) con Ramón Franco y otros revolucionarios de salón de la Aviación Militar.

El gobierno le dio el mando del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache nº 4 de guarnición en Alcazarquivir en junio de 1936, dicen que para tener controlado de tentativas y militaradas la zona. Bien es cierto que se lo daban a un militar que había participado directa o indirectamente en la Sanjuanada, la de Jaca, la de Cuatro Vientos y la de Tablada en junio del 31. El caso es que Gómez Maroto, Jefe del Ejército de África aterrizó en Larache el 17 de julio de 1936 y le mandó llamar. Allí le comento que tenía noticias de una sublevación de cabos de oscuras intenciones. Romero Basart le tranquilizó. Era, como decimos, el día 17 de julio de 1936 a mediodía y la suerte estaba echada. A la llegada a su campamento, oficiales de su unidad le advirtieron contra una sublevación de cabos. Ya había que ser cínico para venir con esas milongas a Romero, cuando todo el mundo sabía que la que se estaba cociendo no era de cabos sino de altos oficiales desleales del Ejército de África. Así que Romero los mando un poco a tomar vientos y se fue al hotel en vez de tomar medidas. Por la noche le avisaron de Tetuán de que estaban sucediendo pronunciamientos militares y puesto al habla con el gobernador de Larache le quedó claro que la rebelión había empezado. Sabiendo que estaba siendo buscado para liquidarlo organizó su huida con ayuda de un caid local disfrazado de mujer y así pudo entrar en la zona francesa.

De regreso a la zona republicana, se le asignó un puesto en la oficina de mando de la Aviación militar. A finales del verano de 1936 se le envió a Malaga en sustitución de Sánchez Paredes al frente de la comandancia militar. Sánchez Paredes que había mandado un regimiento de carros ligeros Renault FT-17 fue enviado a Archena para crear una base y escuela para los tanques que llegaron de Rusia. Romero fue ascendido a coronel para este mando. En Málaga, Romero se encontró en sus salsa y dejó a un lado la disciplina y organización militar para pasarse en cuerpo y alma al anarquismo militante de los Comités de Defensa malagueños. Eso le hizo muy popular entre los trabajadores pero otros militares y lideres locales se lo reprocharon porque de esa manera no había forma de defender la provincia. Además era urgente acabar con la represión indiscriminada sobre derechistas que practicaban milicias y sindicatos en la ciudad. A principios de noviembre fue destituido y se le envió al recién constituido Estado Mayor de la Fuerza Aérea. Muy aficionado a la escritura, componía artículos muy radicales en la prensa anarquista, y Prieto, Ministro de Marina y Aire le abrió con gusto un expediente de expulsión del Ejército en agosto de 1937 aprovechando que había abandonado el servicio sin autorización. Sin empleo, Romero Basart se dirigió a Cataluña y allí sus compañeros anarquistas le nombraron asesor militar de la CNT regional. La guerra se perdió y Romero Basart pasó a Francia. Por motivos desconocidos, pero probablemente animado por su hermano Pedro que era subdirector general de la Guardia Civil franquista y había destacado en la defensa del Alcázar de Toledo, regresó en 1943 a España. Fue Juzgado y condenado a 12 años pero es probable que cumpliera pocos o ninguno.

Adrián Romero Cachinero

Cordobés, nacido en 1902. Periodista que entró en política. Se presentó a las elecciones de febrero de 1936 por Pontevedra dentro del Frente Popular. Se le asume adscripción comunista. Al estallido de la guerra compartió el mando del batallón miliciano que redujo a los rebeldes de Motrix y Guadix en julio de 1936 con el diputado Pretel. Fue nombrado gobernador de Murcia durante unos meses hasta que en marzo de 1937 se le dio el mando de la 55 brigada mixta. Allí se insolentó con el jefe de su división, Jiménez Canito, que mandaba la 23 división. Y Romero fue cesado. Al final de la guerra se exilió a Francia.

Carlos Romero Giménez

Coronel Romero (Cortesía familia)Se había retirado del ejército, pero reingresó al estallar la guerra. Romero era un militar de amplia experiencia bélica en África y de mando valiente y expeditivo. Primero mando una columna en el Puente de los Franceses con el grado de comandante. Allí fue felicitado y ascendido por el propio Miaja en los días de la verdad de noviembre de 1936 en la batalla de Madrid, donde los supuestos héroes de la prensa se disolvían como azúcar y los verdaderos permanecían en silencio, dándolo todo, como es el caso de Romero. Tras la formación de la 4 Brigada Mixta mandó primero el batallón inicial y luego la brigada misma.  Posteriormente mandó la 6 División y el II Cuerpo. En el Ejército de Levante estuvo al mando del XIII Cuerpo. Ascendió a coronel el 5 de mayo de 1938. Fue gobernador militar de Barcelona durante breve tiempo antes de su caída en 1939. Ya en Francia fue detenido por la Gestapo y llevado a un campo del que se escapó pudiendo llegar a Méjico. Escribió un libro de memorias.

 

 

 

 

 

 

 


Nos escribe el nieto de Carlos Romero (del  mismo nombre) para decirnos que:

Mi nombre es Carlos Romero, vivo en México y tengo 28 años. Soy descendiente directo (nieto) del coronel Carlos Romero Jiménez. Pues resulta que fue capturado por la GESTAPO, escapó después de 36 días y se exilió a México.

Romero en Melilla en 1921 (Cortesía familia)

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Alfonso Ros Hernández

Era hijo de un comandante de Infantería de Marina y había nacido en Cartagena en 1982. Aunque ingresó en la carrera militar como soldado raso, no tardó en ser alumno cadete de la Academia de Infantería. Tras salir de la Academia de Toledo, fue destinado a África en cuyas campañas combatió.  Pertenecía al numeroso grupo de militares de tradición liberal, incluso republicanos, que venía de mucho tiempo atrás y del que él personalmente era heredero familiar. En mayo de 1936 pasó al 10 Grupo de Asalto de Asturias como comandante. Aunque ignoramos si fue enviado allí por su probada fidelidad. El caso es que los conspiradores de Oviedo tenían prevista su "eliminación". La tarde del 19 de julio, el traidor comandante Martín Uzquiano facilitó la entrada en el cuartel de Santa Clara al también traidor comandante Gerardo Caballero y un grupo de guardias de la misma calaña. Ros se encontraba supervisando el reparto de fusiles a los trabajadores de Oviedo en el patio del cuartel. Ros y los leales, pese a su inferioridad, se atrincheraron en las dependencias y allí aguantaron el fuego toda la noche. Los rebeldes, incapaces de sacarlos por la fuerza, les prometieron respetar sus vidas y dejarlos marchar, a la par que les comunicaban que toda la ciudad era suya, lo que era cierto. Ante aquella situación sin salida que abocaba definitivamente a la muerte, aquel rayo de esperanza hizo que los leales se rindieran en la mañana del día 20. Allí mismo fueron arrojados contra la pared y fusilados. El gobierno de la República rindió homenaje a estos hombres y en concreto al capitán Ros que fue ascendido a teniente coronel a título póstumo. Ros está enterrado en el cementerio ovetense de San Esteban de las cruces, donde se encuentra una de las fosas más numerosas de republicanos fusilados por el franquismo durante decenios.

Francisco del Rosal Rico

El coronel Antonio del Rosal en el otoño de 1936, antes del decreto de militarización de las Milicias con las insignias del antiguo ejército.

Era granadino y había nacido en 1883. Provenía de familia de tradición militar. Sirvió en África y era conocido por sus ideas constitucionales. Fue contrario a la dictadura de Primo de Rivera y a la UME (los militares golpistas) quienes tenían buena nota de Francisco del Rosal para eliminarlo. Con la rebelión, organizó una columna miliciana en la zona Centro, donde tuvo la habilidad de lidiar con los anarquistas de Cipriano Mera. La columna del Rosal no se distinguió especialmente, pero como muchas otras columnas que tenían patrocinadores de cualquier ideología, fue encumbrada por la prensa afín. De esta columna salieron las unidades que constituirían las Brigadas Mixtas que, ya en el Ejército Popular, tuvieron destacada actuación en Guadalajara recién creado el IV Cuerpo que mandaría Cipriano Mera y que le dio la puntilla a lo que quedaba de la II República cuando el golpe casadista. Francisco del Rosal tuvo fuertes desavenencias políticas con su familia. SU hermano sirvió como general con los franquistas, su propio hijo Antonio era falangista y quintacolumnista en Madrid, y aprovechaba la fama de sus padre para usar carnés de la CNT, haciéndose pasar por oficial de complemento y realizar actividades de espionaje y quita columnista.  A finales de 1937 la organización clandestina falangista fue detenida y juzgada y condenada a muerte. Sentencia que fue ejecutada en octubre de 1937. Otra hija, Concepción y su marido fueron detenidos y sufrieron las duras condiciones de los interrogatorios de los Servicios de Contraespionaje republicanos. Por motivos desconocidos por nosotros Del Rosal perdió mando táctico recibiendo empleos administrativos como el Gobierno Militar de Tarragona. Se exilió a Centroamérica y murió en Nicaragua en 1945.

José Rotger Canals

Capitán de Infantería natural de Mallorca, del Servicio de Estado Mayor, con destino en la Comandancia Militar de Melilla y asistente del General Romerales. Se mantuvo junto a su jefe en la tarde del 17 de julio, tratando de que el general Romerales no delegara el mando. Fue detenido y poco después fusilado.

Esteban Rovira Pacheco

Este oficial de Carabineros, era segoviano y había nacido en 1902. Al inicio de la guerra se encontraba destinado en el Colegio del Cuerpo de Carabineros de El Escorial. Incorporado a las milicias desde el primer momento le tocó defender Madrid en el otoño de 1936 en los frentes de Carabanchel y Villaverde. En noviembre defendía el famoso Vértice Basurero, una posición de mucho tomate. En enero asciende a mayor en el frente del Manzanares y se le adjudica el mando de la 42 Brigada Mixta. Buen organizador, en junio se le encomienda el mando de la 12 división y posteriormente de la 17 división. En abril del 38 se le encomienda el mando de la 15 división que había tenido fuerzas internacionales hasta que cede el mando en junio. Ascendió a teniente coronel y fue capturado por los franquistas al final de la guerra y condenado a muerte. Amigos y familiares le consiguen el indulto, y ya libre, Esteban Rovira decide poner tierra por medio y huir al extranjero, lo que hace con éxito. Tras viajar por algunos países sudamericanos se instala en El Salvador donde forma familia. Murió en 1973.

Antonio Rubert de la Iglesia

Capitán de Infantería leal al gobierno. Al inicio de la rebelión era teniente de infantería en Madrid en el regimiento Saboya nº 6. Participó en el asalto al cuartel de la Montaña. Participó en asedio del Alcázar con los restos de dos compañías del soldados regulares de regimientos de Madrid. En septiembre sustituye a Álvarez-Coque al mando de todas las fuerzas militares de Toledo. Reactiva el asedio, ante el peligro de la llegada de los rebeldes. A mitad de mes cede el mando del asedio a Barceló y pasa al frente del sur del Tajo (Toledo-Aranjuez). En diciembre sustituye a Burillo al frente del sector y tales fuerzas son reorganizadas en la 45 Brigada Mixta. En abril toma el mando de la 9 División permaneciendo en este frente estático. En marzo de 1938, Burillo se lo lleva al Ejército de Extremadura, concretamente a la 29 División (recreada tras la disolución de la original 29 división del POUM) del VII Cuerpo. A final de mes es ascendido a teniente coronel y recibe el mando del VII Cuerpo. Tras la batalla de la bolsa de la Serena es sustituido. Se le dio el mando de la Plaza militar de Alicante y es plausible que pudiera embarcar en el Stanbrook y alcanzar Oran.

Jesús Rubio Cerón.

Era Guardia urbano y se alistó voluntario en las Milicias Populares alcanzando el grado de mayor de milicias. Incorporado a la 45 Brigada Mixta participó en la batalla del Jarama. Mandó luego la 221 brigada hasta el final de la guerra. Casado lo destituyó por ser simpatizante del PCE. Los franquistas le condenaron a 20 años y un día, y salio en libertad vigilada en 1944.

José Rubio García

Capitán de la Guardia Civil que permaneció leal a la República y se enfrentó en Guadalajara desde el Gobierno Civil al golpista Ortíz de Zarate, quien lo prendió y sometió a malos tratos. Fue liberado por las fuerzas de Puigdengolas, donde también mandaban milicias, el comandante Ristori y el cenetista Mera. Enrolado en las Milicias Populares, pasó el Ejército Popular donde fue ascendido a mayor y a teniente coronel. Al fin de la guerra fue detenido por los franquistas, encausado y condenado a muerte. La sombra de Ortiz de Zárate era alargada. Fue fusilado en el cementerio de Guadalajara en enero de 1941.

Niceto Rubio García

Nacido en 1898, ingreso en la academia de infantería en 1914, saliendo en 1917 como segundo teniente. Tras varios destinos fue destinado a la Policía Indígena en Larache. Mientras tanto se adscribió a los cursos de piloto de la aviación militar y en 1923 pasó al Servicio de Aviación. Tras un curso sobre hidroaviones se le destinó a la base de hidroaviones de El Atalayón de Melilla. Con el Dornier Wal número 7 mandó el vuelo de la patrulla Atlantida que voló desde Sevilla a Guinea Ecuatorial. En 1927 ya era comandante. En 1933 servía en el Grupo Número 13 de la Tercera Escuadra de Caza. En el verano de 1936, como teniente coronel de aviación, mandó la Infantería de Aeronáutica en los combates de la Sierra de Guadarrama, estando al frente de un batallón de Milicias. Apesadumbrado por el asesinato en la retaguardia madrileña de militares compañeros suyos muy queridos, se dio de baja por enfermedad y consiguió ser enviado a Barcelona desde donde organizo su huida a Francia y desde Burdeos partió para Buenos Aires y vivió en Argentina hasta que en 1954 solicitó permiso para regresar a España. Tras pasar por el Tribunal Militar de oficiales del Aire se le dio la mención de retirado en 1963. (1)

(1) Manuel Tagüeña (Testimonio de dos guerras) habla muy bien de este oficial y describe así la crisis moral y política que sufrió este militar:

"A los pocos días marchó a Madrid el teniente coronel Rubio y ya no regresó. Era un hombre honrado y leal a la República. Único oficial de carrera del batallón de Aviación, los demás eran sargentos recién ascendidos, su ejemplo fue decisivo para ayudarnos a comprender lo que era la disciplina y la organización. En un proceso contra oficiales compañeros suyos, había salido responsable por ellos y consiguió fueran puestos en libertad. Más tarde, algunas de las bandas organizadas en retaguardia comenzaron a asesinar a los liberados. Los que quedaban vivos fueron a comunicarle que se pasaban al enemigo, porque no querían perder la vida de esa forma. Se le creó a nuestro jefe un problema de conciencia y con un pretexto consiguió un pasaporte para un viaje corto a Francia, del que ya no regresó. Nada más se supo de él. A los veteranos de la columna nos pareció la posición del teniente coronel Rubio la única digna de un hombre de honor y su recuerdo, junto con el de Fernando de Rosa, fue siempre sagrado para nosotros."

Celestino Rubio Gómez

(1909-1995) Campesino de Olivenza (Badajoz). Con una sola escopeta y con la ayuda de varios paisanos, consiguió reducir la rebelión en Olivenza, encarcelando a los cabecillas de la sublevación. Una vez conseguido esto, se enroló en el ejercito republicano, participando en la dura defensa de la ciudad de Badajoz. Caída esta ciudad, siguió combatiendo en varios frentes, hasta llegar a Madrid. En este proceso consiguió por meritos de guerra su ascenso hasta capitán, distinción otorgada en los últimos días de la guerra. Pudiendo haber salido de España desde mucho antes de la debacle final, prefirió luchar hasta el ultimo momento. Finalizada la guerra tuvo que esconderse en un pozo en Alcalá de Henares, lugar en el cual permaneció oculto durante 3 años. Fue dado como desaparecido durante toda la dictadura, situación que contribuyo a evitar su muerte segura, en caso de haber caído en manos de las autoridades franquistas. Esto no evitó que su abuela sufriera duras represalias por parte de los falangistas. Fiel a sus ideas hasta el fin de su vida, no pudo volver a ver a ningún miembro de su familia por temor a represalias contra ellos.

Fuente: Luis Rubio Gil

Porfirio Ruiz de Alonso

Era capitán de infantería retirado en Madrid cuando estalló la rebelión militar. Era un masón destacado.  Fue incorporado a la 6 Brigada Mixta que había sido formada con tropas regulares de la III Región Militar. La brigada dio muy buen resultado bien dirigida por su primer comandante Miguel Gallo que participó en la de Jaca en el año 1930. En la primavera de 1937 Gallo ascendió al mando de la 24 división y tomó el mando el comandante Porfirio Ruiz de Alonso, que la mandaría hasta el final de la guerra. Siendo la brigada, que participó eficazmente en todas las batallas importantes de la región Central, Levante y Extremadura, un ejemplo de pundonor y de buen mando. Fue detenido al final de la guerra y condenado en Valencia a 30 años por rebelión militar y pertenencia a la masonería. Le fue conmutada la pena a 12 años  y tras pasar unos años en prisión salió en libertad.

Ramón Ruiz-Fornells

Tenía 35 años al inicio de la guerra y era comandante de Estado Mayor. En julio de 1936 estaba en situación de disponible, agregado a la Subsecretaría. Era hijo del general Enrique Ruiz-Fornells que había sido subsecretario de Tierra. Tenía cuatro hermanos, todos militares. Dos sirvieron con los rebeldes José y Camilo y dos con los republicanos, Ramón y Leandro.

Se le incorporó al Ejército Popular y sirvió, entre otros destinos, como Jefe de E.M. del IV Cuerpo en la batalla de Guadalajara. En 1937 mandó el E.M. del XVIII Cuerpo de Jurado. Posteriormente mandó el Estado Mayor del Ejército de Extremadura, ya como teniente coronel. Tenía la medalla del valor (1). Participó en la conspiración del Coronel Casado y tenía contactos con otros oficiales conspiradores del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos en Valencia (Matallana, Garijo y Muedra) También tenía contactos directos con el SIPM y parece que inició un movimiento al estilo de Casado en Valencia en febrero de 1939. En esta línea propuso al SIPM viajar a Burgos con Besteiro para firmar una capitulación con cierto aire legal. El SIPM le hizo desistir de todo  movimiento. Franco quería a Casado y quería a Madrid. Todo esto no le sirvió de mucho pues fue condenado por los franquistas a 30 años. Recibió conmutaciones que le aliviaron la condena y salió en libertad en 1943 indultado probablemente por gestiones familiares y avales de compañeros que era lo normal en casos como este. Pero fue separado del servicio y perdió sus haberes pasivos. Muy probablemente le perjudicó haber sido condecorado por la República y haber participado en el diseño de operaciones en el año 1937.

Ruiz-Fornells es un clásico de los militares conservadores cogidos en zona gubernamental y que con el corazón partido sirvieron en el Ejército Popular más o menos lealmente hasta que la suerte de las armas republicanas les rehizo el corazón y decidieron abandonar la causa para salvar la vida, que es lo único que uno tiene en la idem. Lo curioso es que en este tipo de militares, lo que se llamaba "leales geográficos", sus partidos corazones siempre estuvieron con sus compañeros rebeldes.

Imagen: Internet

(1) Medalla del Valor pensionada 1000 ptas. anuales  por cinco años. La Gaceta 22-06-1938

Antonio Ruiz González

Teniente de navío que, el 9 de julio de 1936, había llegado a Cartagena, destinado como segundo comandante del submarino C-5. El día 19 es detenido por sus compañeros; la marinería se levantó en armas el día 20 y obligó a que fuera puesto en libertad. Designado por el voto de sus subalternos, es nombrado jefe de la Base Naval de Cartagena, lo que ratifica el Ministerio de Marina. Ya capitán de navío, por orden de Negrín. El día 5 de marzo de 1939 es designado para hacerse cargo de la Base Naval de Cartagena, puesto al que había renunciado el coronel Galán. Llegó a un acuerdo con el jefe de la sublevación. Poco después el capitán Ruiz se embarcaba en los restos de la Flota republicana que levaba anclas hacia Bizerta.

 

Rubén Ruiz Ibarruri

Rubén Ruiz era hijo de Dolores Ibarruri “Pasionaria”. A pesar de que por ello pudiera suponerse que le hubiera resultado fácil obtener un destino en la retaguardia, o como decían despectivamente los combatientes republicanos de primera línea, “un puesto de emboscado”, lo cierto es que Rubén pidió ser incorporado al frente, con lo que fue destinado al Ejército del Ebro, y más concretamente al batallón especial a las órdenes directas de Modesto, como explorador, es decir con la muy arriesgada misión de infiltrarse en las líneas enemigas en tareas de recogida de información, captura de prisioneros o sabotajes. En 1939 marcha al exilio a la Unión Soviética, donde ingresa en la Academia Militar de Btzika, en Moscú, donde se gradúa como teniente. Tras la invasión alemana es enviado al frente, donde resulta gravemente herido y condecorado con la Orden de la Bandera Roja. Nuevamente da muestras de su coraje al solicitar su reincorporación al frente sin haberse restablecido completamente. En la embestida alemana hacia Stalingrado, Rubén cae muerto en los combates de las cercanías de la estación de Kotluban, tras lo que fue nombrado póstumamente Héroe de la Unión Soviética, la más alta condecoración en la URSS. Sus restos reposan en el monumento conmemorativo del Mamáev Kurgan de Stalingrado (actual Volvogrado), donde se vivieron encarnizados combates en aquella batalla que marcó un punto de inflexión en el curso de la Segunda Guerra Mundial.