S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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26. ENTRE REPÚBLICAS 3.- LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA «La guerra de España —declarará Napoleón en Santa Elena, el 14 e jumo de 1816, ante Las Cases—, aquella desdichada guerra de España fue la causa primera de mis desgracias.» En efecto, durante seis años —de 1808 a 1814—desgastará al desmesurado imperio y, al fin, determinará su caída; en España será donde se derrumbará el gran designio de hegemonía universal. Por lo tanto, ese acontecimiento es de una importancia decisiva para la historia del mundo. (Georges Roux, "La guerra napoleónica de España", 1970) |
26.3.1 José I, Pepe Botella para los españoles de la época, no era en absoluto un borracho y además tenía buenas intenciones para el país. Pero esto es lo que pasa cuando a uno le hacen rey por la fuerza de las armas y contra la voluntad de las gentes. |
26.3.2 Otro satírico contra José I, hermano bueno de Napoleón que quería ser rey ilustrado y liberal a la fuerza (como todos) de un país, donde era extranjero, y donde sus tropas, mataban violaban, robaban e incendiaban en cada palmo del territorio español. Sí que lo tenía difícil el gabacho. |
26.3.3 El general Dupont, vencedor en decenas de batallas y responsable del terrible saco de Córdoba se rinde en Bailen al general Castaños que al parecer era la primera que ganaba. Los prisioneros franceses tras pasar una temporada en los pontones de Cádiz fueron enviados a la isla de Cabrera, donde literalmente se murieron de hambre. Lea el relato de este hecho aquí. Este cuadro famoso es del artista Casado del Alisal
26.3.3.1 Otra imagen de la rendición de Dupont con la particularidad que señala la disensión de parte de la tropa francesa a la rendición. |
26.3.4 José I abandona Madrid. José I tuvo que huir tres veces de Madrid, la primera en 1808 tras la victoria española de Bailén. La segunda tras la victoria aliada de Arapiles en julio de 1812. Y la tercera, tras la decisión de evacuar Castilla tras la llegada de las noticias de la derrota de Napoleón en Rusia. Después vendrían las derrotas de Vitoria y San Marcial, y subsiguiente y traicionero saco de San Sebastián por la tropa inglesa de Wellesley (Lord Wellington) contra la población española, sus vidas y sus bienes. Imagen: Flammarion |
26.3.5 Tropas del general español Espoz y Mina emboscan un convoy de heridos y familiares franceses que huye de Madrid tras la marcha de José I. Seguro que no hubo piedad. Imagen: Flammarion |
26.3.6 Francisco Ezpoz y Mina. Se alistó de guerrillero a las órdenes de su propio sobrino, Mina el mozo, que fue capturado en 1810 por los franceses. Tomó, Francisco, el mando de la guerrilla norteña y operó con grande éxito durante toda la guerra. A su fin, abrazó la causa liberal y fue perseguido por Fernando VIII habiendo de exiliarse. Volvió en el trienio liberal y fue el único militar español que se opuso a los Cien mil hijos de San Luís. Exiliado de nuevo a Inglaterra, regresó con la Regencia y combatió a Zumalacarregui, aunque sin éxito, no estaba hecho para la guerra regular, y tuvo que dimitir. |
26.3.7 En noviembre de 1808, Napoleón decide tomar cartas en el asunto y llega a España emprendiendo una contraofensiva exitosa que le llevará hasta Madrid para reponer a su hermano José I. En el Grabado el paso del río Bidasoa. |
26.3.8 Batalla de Tudela en noviembre de 1808. |
26.3.9 En el grabado, las tropas franceses entran en Burgos (tras ganar la batalla de Gamonal), que saquearían tras volar el castillo que dominaba la población. Imagen: Flammarion |
26.3.10 El ejército francés, cargado con las riquezas de la ciudad de Burgos, vivaquea mientras se prepara la marcha contra Madrid, donde resiste la Junta Central presidida por el Conde de Floridablanca. Imagen: Flammarion |
26.3.11 Interpretación moderna del intento español de bloquear a Napoleón en el paso de Somosierra. Imagen: Red. |
26.3.12 En este cuadro de Lejaune se describe la batalla de Somosierra, que ganó Napoleón. Imagen: Flammarion. |
26.3.13 Otra dramatización del paso del ejército francés por Somosierra. Imagen: Flammarion |
26.3.14 Dramatización del paso del ejército francés por Guadarrama. Imagen: Flammarion |
26.3.15 Otra visión del paso del ejército francés del puerto de Guadarrama. Fragmento del cuadro de Nicolas Antonio Taunay. |
26.3.16 Esta pintura francesa, donde se representa a los notables españoles pidiendo clemencia al emperador en Chamartín a las puertas de Madrid, es de un parcial que repatea. Los franceses, a la derecha, unos figurines, orgullosos y distantes, el emperador, magnánimo, pero majestuoso. Los españoles arrodillados, gimiendo y temerosos (en toda esa maldita guerra, eso no pasó jamás). |
26.3.17 Zaragoza sufrió dos sitios en el mismo año de 1808. En el primero, tras un largo asedio, las franceses incapaces de superar la determinación aragonesa, evacuaron. En el segundo, y parejo con la contraofensiva de Napoleón, los aragoneses, que se habían reforzado, resistieron a tropas de élite francesas hasta que tras dos meses de heroica resistencia, el hambre y las epidemias, dejaron a la población sin fuerzas. Los españoles no sabían que a los franceses les estaba sucediendo un tanto de lo mismo, pero, por fin, el 20 de febrero de 1809, Palafox entrega el mando a la Junta, y esta decide rendirse tras unas reñidas negociaciones, en las que el ejército francés rindió honores de todo corazón a los espectros vivientes que abandonaron la plaza. Fue una de las pocas veces que el ejército francés se comportó con humanidad y no hubo saqueos ni desmanes. La mitad de los zaragozanos, la mitad, 50.000, murió entre el 20 de diciembre de 1808 y el 20 de febrero de 1809, sesenta días, a casi mil muertos por día. Jamás en la historia de España contemporánea se ha derrochado tanto heroísmo y determinación. 26.3.17.1 Nuestra heroína nacional, Agustina de Aragón, con el uniforme y sus medallas. |
26.3.18 Episodio del segundo sitio de Zaragoza, los franceses atacan el convento baluarte de Santa Engracia que terminarían por tomar, tras larga lucha y considerables pérdidas. |
26.3.19 Invierno de 1808. El general Moore llega a Salamanca con 20.000 soldados en un intento de frenar a Napoleón. Derrotado, debe retroceder a La Coruña, donde en un nuevo combate, Moore muere y sus tropas reembarcan. Moore murió como un héroe pero mientras tuvo vida en España ni él ni sus tropas se comportaron como tales. Fueron malos aliados, dejaron a las tropas españolas solas contra los franceses y cometieron toda clase de tropelías en su desesperada huida hacia La Coruña, cuyos vecinos, no obstante, les trataron estupendamente, a pesar de que se las piraban. En esta guerra, ningún ejército extranjero se comportó con decencia con la población civil española. 26.3.19.1 El General Sir John Moore comandante en jefe de ejercito expedicionario ingles en España en 1808. El y sus tropas tenían prejuicios contra los españoles, no en vano lo normal era tenerlos como enemigos, pero la población española los trató muy bien, pese a que la tropa de Moore hiciera de las suyas, allá por donde pasó. Y es que los españoles parece que sentimos debilidad por el enemigo ingles y siempre que podemos se lo hacemos saber. Un ejemplo palmario. Los náufragos ingleses que fueron a parar a las playas españolas tras la batalla de Trafalgar, y que no fueron uno ni dos, sino centenares, fueron tratados con piedad y más que eso, casi con admiración. Los náufragos españoles de la Armada Invencible que recalaron en las costas inglesas e irlandesas tras la tempestad que destruyó y dispersó la escuadra española, fueron degollados sin piedad, uno a uno. Y hay mucho ejemplos más, muchos de ellos en la historia reciente, pese a lo mal que estos señores nos trataron en la Guerra Civil, en la de la Independencia, y en todas en las que nos dieron, en general, badana. Cuesta creerlo.
26.3.19.2 El mariscal Soult. Era famoso por su impetuosidad. Conocía y usaba a la perfección la maquinaria de guerra napoleónica, pero no contó con la frialdad y paciencia de Wellington, que un paso adelante y dos atrás, le fue minando el terreno hasta que lo expulsó más allá del Ebro y más tarde llevó la guerra a territorio Francés. En el asunto, Wellington echó siete años, lo que demuestra como se las gastaba el ejército francés, la Wehrmacht de entonces, pese a tener enfrente al ejército inglés y tener minada la retaguardia por las guerrillas españolas. |
26.3.20 Satírico inglés titulado "Patriotas españoles" que mete el dedo en la llaga sobre curas, monjas, nobleza y demás parásitos que siempre han mangoneado la vida española desde los godos. Naturalmente tenían razón en parte, pero el grabado minimiza la grandeza del pueblo español, que pensara como pensara, llevaba adelante una guerra brutal, y sin que el ejército nacional, que andaba con Wellington, estuviera a su altura. En el grabado, destaca, naturalmente, un esplendido casaca roja dándole tralla a la infantería de línea francesa. En esta guerra, los españoles no hubiéramos ganado sin los ingleses, pero los ingleses tampoco hubieran ganado sin los españoles. Por lo demás, la imagen estupenda. |
26.3.21 La crueldad fue la característica más acusada de la guerra de la Independencia. Lo que no pasó en ningún país de la Europa napoleónica, pasó en España, donde los particulares, el pueblo, hubo de ponerse al frente de la resistencia. Esto provocó desde el mismo 2 de mayo de 1808, que la represión fuera dirigida principalmente contra los civiles. La posterior constitución del pueblo en guerrillas, terminó por desquiciar la terrible espiral de acción-reacción de la represión en ambos bandos. El saco de Córdoba, terrible, y sobre todo fuera de lugar, fue la harina en que la sangre cordobesa amasó el pan de la venganza española. Ya nada fue igual. Los grabados de Goya, "Los desastres de la guerra", nos aleccionan de todo el horror que se alcanzó en esta guerra. La primera de todas las guerras europeas contra los civiles. En el grabado, tropas francesas asesinan paisanos españoles desarmados. Lo de pedir clemencia se lo inventaron. Imagen: Flammarion. |
26.3.22 Los franceses asaltan Ciudad Rodrigo que sería recuperado por Wellington en 1812. El grabado resalta el heroísmo de la infantería de línea francesa mientras que minimiza la resistencia de las fuerzas españolas. Imagen: Flammarion. |
26.3.23 Al poco de tomar el mando en 1809, Wellesley, con graves desavenencias con el mando español se adentra desde Portugal en España atrincherándose en las cercanías de Talavera de la Reina. Hacía él confluyen tres ejércitos franceses, el general Victor, el propio rey José I y los refuerzos en camino de Soult. El primero de ellos decide atacar y tras varias vicisitudes, y retrasado Soult, los franceses abandonan el campo de batalla con más de 7.000 muertos. Esta victoria defensiva de Wellington, no serviría de mucho, pues contra el parecer del mando español, los ingleses, temerosos, regresan a sus bases de Portugal. No sería esta la única espantada de Wellesley, pues en 1812, tras la victoria de Arapiles y tras abandonar Madrid, José I, los aliados entran en la capital en agosto entre el delirio de la población y los honores y agasajos al general inglés. Pero Wellington vuelve a tener dudas y abandona Madrid en octubre, entre la desesperación de la población. Imagen: Flammarion. |
26.3.24 Wellington ha llegado al frente de 40.000 hombres a Ciudad Rodrigo, ocupada por los franceses. Es el 7 de enero de 1812. La plaza está ocupada por 1800 franceses decididos a vender cara su piel. Los manda el general Barrié, un tipo duro e inteligente, que prefería morir aplastado entre los escombros que entregar la ciudad. La superioridad inglesa se impone a costa de fuertes pérdidas, pero la ciudad queda reducida a escombros, en un incendio que durará una semana. Después, Wellington se dirige a Badajoz, donde un contingente francés de 3.000 hombres se defienden durante semanas con inusitado valor. Este sitio era el tercero que sufría Badajoz desde 1808. Cuando los ingleses entran en la ciudad se comportan peor que los franceses en Córdoba. Wellington se ve obligado a detener el saqueo con severas medidas. Badajoz sufrirá más saqueos y violencias brutales a lo largo de sus historia. |
26.3.25 Grabado satírico que representa al malherido toro español corneando al matador Napoleón, mientras las monarquías europeas saludan alborozadas. Imagen: Flammarion. |
26.3.26 Lord Wellington por Goya. Wellington tuvo dos victorias decisivas, Arapiles, donde la impaciencia del general francés Marmont de atacar sin esperar refuerzos fue decisiva para la victoria y propició la llegada a Madrid, y la batalla de Vitoria, que fue la derrota decisiva de los franceses. En esta batalla, el ejercito francés que huía con más de cinco mil carros cargados del botín de siete años de saqueo en las Españas, no fue aniquilado completamente porque los ingleses y portugueses se detuvieron para saquear un botín que no era suyo. Esta es una de las principales fuentes de que centenares, miles de obras de arte españolas estén repartidas por todo el mundo. Esta y la piratería inglesa. |
26.3.27 Tras la derrota napoleónica en Rusia, las noticias no tardan en llegar a España. José I decide abandonar definitivamente Madrid, y refugiarse tras el Ebro, donde Napoleón ha convertido Cataluña en cuatro departamentos franceses. Los franceses pierden la batalla de Vitoria y José I tiene que salir a uña de caballo para no perder la vida. El ejercito francés se retira a su territorio en desbandada, violando matando y saqueando, actividades que por otra parte había practicado regularmente durante siete años. Reorganizado el ejército francés por Soult tras los Pirineos, aun se atreve a atacar a Pamplona y a San Sebastián, donde en ambos sitios es vapuleado. En su retirada, los guerrilleros españoles los acosaron hasta la extenuación. La escena corresponde a una emboscada en el valle de Aoiz al final de la guerra. |
ADENDA 2013 |
26.3.28 Casado del Alisal pintó esta escena donde en 1810 los diputados de las Cortes de Cádiz juran sus cargos. Era el 24 de septiembre, todavía quedaba mucha guerra. |
26.3.29 El pintor José Aparicio fue un liberal que tras ser perdonado por Fernando VII se dedicó a pintar escenas históricas de la pasada guerra a mayor gloria de Fernando VII. Dicen que la pintura de este hombre a más de ser propaganda política, estaba falta de imaginación y era algo relamida. La escena recrea el gran hambre que acometió España, y sobre todo, la capital, durante los años de 1811 a 1812 y que hizo su clímax de desolación en este último año. Los motivos fueron, además de la guerra con los campos abandonados y las cosechas quemadas, la estructura agraria del país que era incapaz de alimentar a su población, pese a la abundancia de tierras, en cuanto venían épocas de sequía, lo que en España es bastante corriente y que se dio intensamente desde 1806 a 1808. Madrid además, tenía cortadas sus comunicaciones por la guerra y de los habituales centros de suministro no llegaba nada. En esta tarea colaboraban al alimón los ingleses y los guerrilleros españoles. La guerra de la independencia fue también una guerra civil en cierto modo, y en ella se dieron los mayores actos de crueldad por parte de los contendientes. Colectiva o individualmente, franceses y españoles compusieron un escenario de horror como no se recordaba en Europa desde la edad media. Culpables, todos, pero más los franceses pues nadie les había llamado. En la imagen, ciudadanos madrileños rechazan el pan que la tropa francesa por orden de José I repartía ocasionalmente entre la población. La imagen es un fragmento, pero no se pierda las letras de oro de la columna de la derecha, y la carita del granadero francés a la izquierda. |
26.3.30 Goya rememora los famosos bocadillos de cebolla frita con harina de almortas que se vendían en el hambriento Madrid de 1812 por dos cuartos. La almorta es una leguminosa silvestre que aporta pocas grasas y mucha fibra al organismo, pero que si se come habitualmente provoca una enfermedad terrible, el latirismo, de efectos neurotóxicos devastadores. Dado que los pobres madrileños se alimentaban siempre de lo más barato, los enfermos por esta causa morían de una u otra manera al quedar paralíticos. Esta situación también se repitió en la España de la posguerra, y por este motivo se prohibió su consumo en 1944. Como su consumo moderado no provoca ningún efecto, la gente siguió usando esta harina en sus platos, ignorando la prohibición. Curioso el acento de la "á", supongo que para diferenciarlo de la "ha" del verbo haber. |
26.3.31 El batallón de marinos de la Guardia Imperial, formado en Bailen justo antes de atacar a las tropas españolas. Esta unidad de elite había participado en el dos de mayo de Madrid y en los fusilamientos del día siguiente, dicen que para vengar el asalto de paisanos armados a un hospital francés donde había enfermos del batallón. También participó en el saco de Córdoba, que junto con los sanguinarios sucesos ocurridos al final de la batalla de Rioseco, componen las dos ignominias francesas más brutales del inicio de la guerra. Al final, tras la rendición en Bailen, terminaron en los pontones de Cádiz y luego en la isla de Cabrera. Algunos de ellos protagonizaron actos de valentía intentando escapar de la isla, y unos pocos lo consiguieron. Obra de Dionisio Álvarez Cueto. |
26.3.31 Carlos IV, ofreció a Napoleón una división de soldados regulares españoles para pelear en Europa, siguiendo la tradición de alianzas Franco-Españolas. El mando de la División del Norte, que así se llamó, paso al marques de la Romana, tercero de su linaje. Fueron enviados a Dinamarca bajo el mando del mariscal Bernadotte, futuro rey de Suecia, con el propósito de invadir precisamente este mismo país. Acantonados en distintas islas de la geografía danesa, el marqués es informado por medio de un agente ingles, de que en España ya se lucha contra Napoleón. De la Romana se las compone para fingir lealtad al emperador mientras prepara la evacuación con la ayuda inglesa. Tras muchas peripecias, se pudo embarcar a unos diez mil soldados, quedando presos de Napoleón otros cinco mil, que tuvieron que participar en la campaña de Rusia con la Grande Armee. Los soldados de la División del Norte repatriados prontamente se dispusieron a la lucha contra Napoleón. El marques murió en 1811. El cuadro del pintor Manuel Castellano hace alusión a la negativa de la tropa de jurar fidelidad a Napoleón, pero si a las banderas españolas. |
Versión 1.0 - 01-2000 - Revisión 1.1 - 12-2013