S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Reseña a la trilogía del profesor Ángel Viñas |
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La lectura de los tres libros que componen la última y gran obra del profesor Ángel Viñas nos ha llevado los últimos meses. Ha sido por un lado una excitante lectura y por otro también una dura tarea de documentación, afortunadamente, el último tomo anexa un CD con los documentos reseñados. Finalmente, es cuando llegamos a las conclusiones, en el tercer tomo, cuando se nos revela en todo su esplendor como coinciden las afirmaciones que siempre dijimos los republicanos leales, con las conclusiones de Viñas, aunque se formulen de distintas maneras. Resumiremos a efectos de sintetizar las conclusiones de Viñas más señaladas (azul), junto con nuestro comentario: 1) "La guerra, tal y como se configuró, no puede abstraerse del expansionismo de las potencias fascistas en una coyuntura que les fue extremadamente favorable [a los rebeldes]". Si Mussolini hubiera estado enfangado en Abisinia y Hitler no hubiera recuperado aún la zona industrial del Ruhr y realizado su Anschluss (anexión de Austría), el golpe, de producirse, hubiera terminado por falta de municiones en los parques rebeldes. Pero no fue así. El variado Staff de la conspiración militar de la primavera-verano de 1936, sabía perfectamente cómo le beneficiaba la situación internacional, especialmente, la italiana, donde el Duce, se encontraba en paro en eso de merendarse naciones indefensas. Y a ese efecto, todas las capas de la conspiración habían tenido sus contactos con Mussolini, e incluso recibido ayuda monetaria, eso sin contar con lo que aportó el depuesto monarca, y las más sustanciosas que el criminal contrabandista March preparaba para la gesta. El contexto internacional era especialmente desfavorable para la República. Los gobiernos de las democracias europeas, en cuyas metrópolis, las fuerzas reaccionarias ya se encontraban desacreditando al gobierno español, desde tiempo atrás, no le tenían ninguna estima al gobierno del Frente Popular en España, todo lo contrario, había una hostilidad evidente. 2) "La guerra, como tal, NO fue la culminación inevitable de dicho proceso [la conspiración contra la II República], lo que fue GUERRA, y de larga duración, la hizo posible la ayuda que la Unión Soviética prestó al Gobierno republicano, cuando éste cedía en todos los frentes ante el empuje de unas fuerzas dirigidas por profesionales y nutridas por tropas mercenarias (Legión Extranjera y soldados coloniales, pre-existentes o reclutados a toda prisa en el inagotable vivero marroquí)." Evidentemente, la guerra hubiera sido imposible con los recursos nacionales, en agosto ya no quedaría nada en los parques de ambos contendientes. Pero dada la ayuda inmediata italiana y la temprana ayuda alemana, lo único que permitió a la Republica continuar la lucha fue la ayuda soviética, justo cuando estaba al borde de la derrota en la batalla por Madrid 3) "Este deslizamiento hacia un victoria temprana de los sublevados se explica porque la República se vio atenazada no solo por el acoso a que la sometieron desde el primer momento las potencias fascistas sino, y sobre todo, por el abandono en que la dejaron los Gobiernos de las democracias." La farsa de la No Intervención, era una puñalada trapera en los legítimos derechos del gobierno republicano a la adquisición legal de armas en el mercado internacional. De repente, el gobierno legal se encontró haciendo contrabando para aprovisionarse de materiales, cualquiera que fuera su tipo. La No Intervención fue, sin duda, una estrategia del gobierno ingles para desarmar a la República y favorecer a los rebeldes, que gozaban de todas sus simpatías. "Los republicanos, por lo demás, cometieron un fallo garrafal al no oponerse con dureza numantina a la aceptación del CNI por la Sociedad de Naciones." Los políticos netamente republicanos que detentaban el gobierno en el verano de 1936, no entendían la hostilidad británica y el subsiguiente seguidismo francés. Aceptaron el CNI como muestra de buena voluntad ante las democracias, ellos no tenían nada que ocultar. En cierto modo, todos los gobiernos republicanos durante la guerra civil, trataron de ser comprendidos por los británicos y sobre todo por los franceses. La No Intervención fue la política internacional más miserable del siglo XX, hay que llegar al conflicto yugoslavo de la última década del siglo XX para encontrar algo parecido. 4) "[Provocar la revolución social y medir a todos los republicanos por el mismo rasero, gobierno, anarquistas, comunistas, etc...] Era uno de los objetivos esenciales en los sanguinarios planes del general Mola, cuya aplicación en las diversas regiones en que triunfó el golpe militar constituye hoy una de las más prometedoras líneas de investigación." El cinismo europeo le vino al pelo a los golpistas. Mola, Franco, Queipo y conmilitones realmente tenían en sus anfractuosidades cerebrales un espacio donde metían en el mismo saco de su odio, desprecio (y deshumanización, no se olvide) a todos los españoles democráticos, fueran del pensamiento que fueran, es más, solían odiar con mayor furor, a los estamentos más inofensivos políticamente, como masones y similares, y especialmente a sus compañeros de armas, si era leales. El éxito de Mola y compadres fue trasladar esta visión deshumanizadora de todo lo que fuera de izquierdas en España a las cancillería europeas con el arrobo de los grupos de presión ultra-conservadores europeos. 5) "Frente a tal letal conjunción [La No Intervención más la ayuda alemana e italiana a Franco], la República sólo contó con un protector. Su escudo, formado por la ayuda soviética y el montaje acelerado del EP, descansó sobre la movilización de las reservas de oro del Banco de España, primero con Francia, algo que sigue sin penetrar en un sector de la historiografía pro franquista; más tarde a través de la Unión Soviética." Sin las reservas de oro del Banco de España la Republica no hubiera podido armar a su ejercito. Por tanto, el EP es la consecuencia de la voluntad republicana de combatir con eficacia a los temibles rebeldes, y de la venta de oro para conseguir con qué armarle. Andar con las pamplinas franquistas sobre el oro de Moscú es ser un cínico redomado, históricamente hablando. De haber sido al revés, los rebeldes se lo hubieran vendido a los italianos y alemanes, en nombre de los sacrificios por la patria. De hecho, estuvieron recaudado oro "voluntariamente" de los particulares, los muy cínicos. "Por otro lado, los bienintencionados Azaña y Besteiro no comprendieron cabalmente lo que estaba en juego y terminaron asestando una puñalada a la última resistencia, de por sí sin perspectivas. Con su actuación dieron cobertura a la desesperanza militar y, en el caso del coronel Casado y sus inmediatos adláteres, pura y simplemente a la traición." Azaña era un intelectual de gran categoría, en cierto modo "afrancesado" y que no acabó nunca por entender el comportamiento británico. Realizó maniobras en busca de un compromiso de paz con la ayuda de Besteiro, pensando que los ingleses tenían algún interés en una paz negociada. Esto fue una gran deslealtad con Negrín, que buscaba también un acuerdo de paz desde el gobierno. A lo largo de la guerra, Azaña con sus actos y sus discursos, no contribuyo precisamente a la resistencia. El caso de Besteiro es aún peor, pues desde su gran altura intelectual, también, se mantuvo ajeno completamente a la guerra, excepto casos muy señalados, como el citado mas arriba en Londres. Para más inri, se unió a los militares republicanos decididos a terminar la guerra, pensando que Franco iba a respetar las vidas de los militares profesionales como ellos (como Navarro en Monte Arruit), y a los anarquistas y socialistas recalcitrantes en su anticomunismo y con esa excusa y de paso también antinegrinistas, contentos de acabar con Negrín y sus amiguetes aunque eso les costara la pura vida. ¡Vaya tipos! Besteiro dio a este grupos de traidores y desleales (porque estas son las cosas que nunca hay que ser, incluso en los peores momentos) un rebozo de autoridad moral, que maldito para lo que la necesitaban. Cuando los franquistas juzgaron a Besteiro, no pudiendo acusar de nada real al honesto Besteiro, le acusaron de apoyo moral al marxismo, es decir a los defensores de la II República. Pues bien, con más argumentos, eso es de lo que le acusamos nosotros, de apoyo moral al casadismo traidor. 6) "La guerra, gracias a la tenaz resistencia republicana, terminó convirtiéndose en un conflicto moderno y que Franco, a conciencia, deseó alargar. La tentación de seguir matando "rojos" y de disciplinar a sus generales fue irresistible y constituyó una de las mejores inversiones que jamás realizó para asentar una dictadura de base militar y clerical, recubierta de un espeso manto fascista, y ocultar su traición a la Corona espejeando el temor al comunismo." En un primer momento, nuestras ideas al respecto de la ofensiva de Valencia, dónde se plasma mejor la conclusión de Viñas, no coincidía con éste, nosotros pensábamos que Franco, simplemente volvía a cometer el empecinado error de Madrid, y lo ponderábamos a medias entre su incompetencia militar y las ganas de una nueva victoria que el consideraba fácil. Pero a la vista de la documentación aportada por Viñas, no queda ninguna duda, Franco, quería alargar la guerra, por diversión personal (otra batallita victoriosa para mi cuerpo), para machacar, en otro escenario, al irreductible ejército del Centro, es decir a Miaja, y porque necesitaba más tiempo para templar a sus centuriones. A Franco le importaban tres pimientos las vidas de los soldaditos españoles, propios y ajenos. 7) "Las divergencias internas [republicanas] se situaron en primera línea cuando muchos ya no veían futuro alguno a la resistencia. Constituyó un error sustancial no declarar antes el estado de guerra , en las condiciones previstas y que hemos documentado. Una enorme responsabilidad histórica recae sobre los hombres del PCE que a ello se opusieron." En este punto tenemos razones para estar a favor y en contra. La declaración del Estado de Guerra entrañaba graves riesgos para la democracia, pero estábamos en guerra y tales riesgos debían asumirse. Eso por un lado. Por otro, no olvidemos que existía un grupo de militares profesionales amparados por ambos sindicatos, completamente hostiles a Rojo y Negrín. Que el estado mayor del Ejército del Centro, era un nido de traidores, entusiastas como Garijo, o tibios, como Matallana, y en curso como Casado y otros. Que en el GERO, ocurría lo mismo, con Perea y compadres. La declaración del Estado de Guerra les hubiera dado un poder inmenso para perjudicar al gobierno y en definitiva a la resistencia militar, que es de lo que se trataba. Quizá más operativo hubiera sido unificar todos los partidos políticos del Frente Popular en uno sólo, mientras durara la guerra. Unificar los tres gobiernos en uno sólo (Generalitat, gobierno Vasco y gobierno Nacional). Nombrar a Rojo Comandante en Jefe de los cinco ejércitos (Ejército Popular, Fuerza Aérea, Flota, Carabineros y Seguridad), declarar, naturalmente, el Estado de Guerra, y militarizar todos los servicios e industrias adjuntos al esfuerzo de guerra. Pero esto en mayo de 1937 que es cuando de verdad hubiera permitido hacer tablas con los rebeldes, era políticamente impensable y jamás se le pasó por la cabeza al honesto Negrín. 8) "La perdurabilidad hasta los momentos actuales de aquella leyenda [la cruzada contra el bolchevismo] en ciertos sectores de la sociedad española es uno de los lastres más sorprendentes de la resaca ideológica que dejó tras de sí la guerra civil y que amamantó cuidadosamente el franquismo, con su nunca lamentado Ministerio de (Des) Información." El pacto de silencio que la derecha española firmó tras oficiar la mayor matanza legal de compatriotas se gestó sobre la complicidad de exagerar la represión republicana y silenciar la franquista. Los muertos republicanos se pudrirían sine die allá donde estuvieran. La maquinaria de propaganda se encargaría de repetir hasta la saciedad la maldad republicana. Este espantoso crimen moral sólo se sostenía impidiendo cualquier aproximación al genocidio franquista. Por ello, en el pasado y en la actualidad, los crímenes, los expolios, la brutalidad franquista son tema tabú y siempre lo serán mientras la derecha política española no abjure de su pasado, cosa que es evidentemente imposible pues sus cuadros y dirigentes son sus descendientes biológicos. La derrota de este conglomerado de fuerzas derechistas, políticas, judiciales, policiales, mediáticas e incluso militares, es imposible en la actualidad. A más abundar, una parte importante de la dirigencia del Partido Socialista, proviene también de la casta vencedora, no por nada, es que no había otra. La clase política republicana, tal como se conoció en la década de los treinta en España, no existe. La República es pues una entelequia en España. Es una triste historia, pero las guerras civiles se pierden para la eternidad. Nuestra batalla es ahora aventar nuestra historia, la que se ha llamado, memoria republicana, y que como ha demostrado el profesor Viñas, en nada difiere de la historia basada en fuentes documentales, cuando esto se hace con rigor, piense el historiador lo que piense. 9) "La figura de Juan Negrín, en particular, ha estado envuelta hasta fecha reciente en una penumbra intencionada. Su papel durante la guerra civil fue de primera categoría. No en vano como ministro de Hacienda, presidente del Gobierno y ministro de Defensa Nacional sucesivamente, constituyó el alma de la resistencia. La interpretación que sobre él tejió Prieto esta basada en pilares que, como hemos argumentado, carecen de fundamento." Ya lo dice el pueblo, Dios me guarde de mis amigos que de los enemigos ya me cuido yo. Nadie hizo tanto daño a Negrín como su antiguo amigo y compañero Prieto. Y encima por nada, por envidia, por desazón, por chorradas, mucho más que por perder su ministerio y su parcela de poder. Así somos. Pero esto que parece una pelea entre amigos, en política y más en guerra, se traduce en un desastre de deslealtad y en pura munición para los "particulares" anarquistas, largocaballeristas, nacionalistas y demás ralea derrotista. "No le fue posible [a Negrín], sin embargo, sortear tres obstáculos que se sustraían a su influencia: el comportamiento de Azaña, la imparable dinámica hacia el reconocimiento franco-británico de Franco y la sensación, ampliamente extendida fuera de los círculos comunistas, de que ya no existía capacidad para prolongar la resistencia." Azaña se creía por encima de su propio gobierno y su búsqueda de arreglo con los rebeldes rebajó siempre la capacidad de maniobra y de resistencia del gobierno. Azaña y otros muchos, veían la partida perdida y consideraban humanitario terminar la resistencia a cambio de acuerdos de mínimos. Se nota que no sabían quién era Franco y sus compadres. Era una opción que parecía adecuada a la realidad, pero no era verdad, y quedó en evidencia con la traición de Casado. Rendirse era la muerte. Así que la única opción moral, legal y verdaderamente republicana era resistir hasta el fin, a la espera de acontecimientos internacionales favorables. No había otra, dado que Franco nunca pactaría un alto el fuego, y que en su mente tenía claro que cada republicano, desde el mismo Azaña si lo hubieran trincado (que a punto estuvieron, ¿no, Lequerica?), hasta el último soldado del EP, recibiría su adecuado castigo: muerte, eterna prisión, inhabilitación profesional, expolio de las propiedades, torturas generalizadas (entonces se decía palizas), humillaciones cotidianas (rapado, aceite de ricino, prohibición de llevar luto...), mili eterna (para muchos soldados republicanos de reemplazo a los que nada encontraron), etc, etc, etc... La cuestión franco-británica es de peor digestión. Por parte británica es muy simple, el negocio es el negocio, estos republicanos son un peligro para nuestros intereses y mejor un dictadorzuelo manejable que los impetuosos (amotinados mejor) españoles del Frente Popular. Lo de los franceses era peor, era puro temor, temían a Alemania (a Italia, no) y querían tener su flanco atlántico cubierto. Por nada del mundo iban a contrariar a sus aliados. Y eso que gobernaba un Frente Popular. En cuanto al último punto, el derrotismo, a nuestro entender es un simple fenómeno social que les ocurre a los que van perdiendo en una guerra, naturalmente, la gente no quiere morir en una guerra en la que se va perdiendo, ¡rindámonos! Yo no tengo nada que perder, yo no he hecho nada. Sólo detonaba la falta de ideario y de conciencia de muchos políticos (¡y cuadros!) que mucho bla, bla, bla, y luego nada. Este fenómeno no se daba en el pueblo concienciado, fueran socialistas, anarquistas o comunistas, el sostén de la República, los campesinos, obreros y empleados que sostuvieron la lucha hasta el final, refunfuñando por la falta de alimentos y suministros militares, pero luchando hasta la misma frontera francesa. Así fue siempre, Mío Cid, que buenos vasallos si hubiera buenos señores. "Al final, la guerra civil terminó como había empezado la sublevación militar: con la escisión de las fuerzas armadas y la traición." Sí, militares africanistas hirieron de muerte a la II República, y militares republicano-conservadores le dieron la puntilla. Esta institución fundamental del estado, de siempre en España, arbitro de gobiernos y destinos, tuvo su maldito clímax en el verano de 1936, y su peor espasmo en abril de 1939. Después gobernaron durante 40 años a través de su mejor representante, aterrorizando al pueblo con sus Consejos de Guerra, sus partidas de la porra y una siniestra iglesia católica que reprimía llena de amenazas 10) "A lo largo de esta trilogía hemos ido destruyendo mitos. Han quedado puestas de manifiesto las contorsiones de una literatura, española y extranjera, de tono fuertemente ideologizado."
Desde luego que SÍ. 11) "Los resultados de las investigaciones universitarias basadas en evidencias documentales y de carácter democrático, no calan en el público." ¡Natural! Para ello el gobierno (¡y sus editoriales!) deberían tener programas de recuperación de la memoria y de depuración de instituciones y arqueología franquista. Las universidades, que deberían impulsar las actividades de estudio del pasado reciente, sobre todo de la, en gran parte todavía oculta, represión franquista, hacen con mucho gusto lo contrario. Muchos autores que estudian estos temas, tienen incluso que pagar sus ediciones de su bolsillo. Esta realidad sólo indica en qué país vivimos. La España pos-franquista con monarquía parlamentaria, que no tocó ni un pelo las instituciones del régimen anterior y sin visos de verdaderas reformas. Pisar un poquito el acelerador de las reformas democráticas necesarias, levanta tales gritos de la jauría mediática, de la iglesia católica española, y de la propia derecha política que se dice tan europea y moderna, que sólo reformas de apariencia son las que triunfan. Como para hacer una Ley de Memoria de verdad, no el engendro de ambigüedades en vigor. Y si no hay una verdadera Ley de Memoria Histórica, no habrá un desembarco de las universidades en el tema. Eso es de cajón. 12) "No hay deshonor en haber sucumbido ante la conjunción de fuerzas internas y externas abordada en esta trilogía." ¡Desde luego que NO! 13) "Los republicanos tienen poco de qué avergonzarse y, desde luego, de mucho menos que sus vencedores, españoles y extranjeros." ¡Efectivamente! 14) "[La historiografía franquista, los meros propagandistas y los autores basura de la actualidad] Han añadido un potencial maléfico a las costras creadas por el franquismo y el temor al pasado, por quienes no son capaces de entrar en archivos incómodos y, no en último término por los guerreros de la guerra fría que aún subsisten. Que encuentren lectores no es de extrañar. Los largos años de la dictadura han dejado huellas sociales y psicológicas muy extensas y profundas. Pero lo que escriben no es historia. Es por pedir de nuevo prestado el término al profesor Reig Tapia, 'historietografía'." Pero eso no debe desanimarnos, lo que tenemos que hacer los escalones de retaguardia es divulgar, publicitar, exponer en nuestros medios los trabajos, como el que reseñamos, y denunciar y dejar en evidencia toda la historietografía pro-franquista. Grupo Memoria Republicana. |