S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Tiempo de Historia nº 17 abril de 1976 "Tierra de España"Ernest Hemingway y Joris Ivens |
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Nota de un amable lector: El motivo de la presente es para contribuir a la exactitud en la traducción que hacéis de la narración, que -- en la voz de Ernest Hemingway o de Orson Welles, según versión -- se oye en "off" durante la película-documental "The Spanish Earth", impagable documento al que he dedicado buenos ratos de atención para conseguir una trascripción de la narración en inglés y, después, la traducción más fiel posible de la misma. Soy profesor de inglés en un centro de secundaria de una localidad cercana a Valencia y me apasionan estos temas históricos, especialmente sobre hechos del siglo XX que tanto nos han afectado. Cuando ya tenía casi transcrita la narración de Hemingway, como también la de Orson Welles (difieren en algunos pasajes), descubrí un original mecanografiado que manejó Joris Ivens durante la filmación. El documento lo encontré, en formato PDF, en la página web de la Fundación Europea Joris Ivens, en el último enlace de la URL siguiente: http://www.ivens.nl/upload/?p=156&k=1&t=2&m=1 Con esa referencia y el repaso de la audición, corregidos los errores de redacción y ortografía que presentaba el propio original, di conclusión a las transcripciones que os envío adjuntas por si son de utilidad. Veréis que, especialmente en diversas ocasiones, la narración de la película no se corresponde con lo que aparece en vuestra página web. Faltan además algunas partes como la que se dedica a Gustav Regler, parte que, por lo que he leído, fue censurada en la copia que se hizo para el público ruso, ya que Regler se acabó significando por su oposición al régimen comunista soviético. Es posible que vuestra traducción provenga de una copia de esa versión. Francisco Lozano Salvador L'Eliana (Valencia) |
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"Tierra de España"
FICHA DE LA PELICULA Idea, guión y realización: JORIS IVENS. Fotografía: JORIS IVENS y JOHN FERNO. Música: MARC BLITZSTEIN y VIRGIL THOMPSON, sobre piezas populares españolas. Sonido: IRVING REISS. Montaje: HELENE VAN DONGEN. Comentario y voz (versión original inglesa): ERNEST HEMINGWAY; (versión francesa): JEAN RENOIR; (versión castellana): ARTURO PERUCHO, con adaptación musical de RODOLFO HALFFTER y CARLOS JIMENEZ. Duración: 54 minutos. Producción: Contemporary Historians Inc. para Prometheus Picture Company, New York (USA), 1937. Lugares de rodaje: Madrid, Fuentidueña de Tajo y el frente del Jarama. Fechas de estreno: Julio de 1937 (USA), 14 de abril de 1938 (Francia) y 23 de mayo de 1938 (España).
TIERRA de España» (1937), cuyo «guión completo, presentamos fue la primera película de terna bélico en la filmografía del documentalista holandés Joris Ivens. Quizá porque, según sus propias palabras, «fue la primera vez que vi soldados que sabían por qué luchaban» (1). No iba a ser, desde luego, la última. Más adelante vendrían «400 millones» (1939), sobre la guerra chino-japonesa, «Nuestro frente en Rusia» (1941), «Indonesia llama» (1946), el amplio ciclo dedicado a Vietnam (1965-1969) y tantas otras obras que lo han convertido en el cineasta más constante en su militancia en pro de las luchas de liberación en todo el mundo. Hasta llegar a «Tierra de España», la orientación ideológica, el método de trabajo y el estilo cinematográfico del «holandés errante» habían sufrido un largo proceso de evolución. Una evolución que partió del experimentalismo formalista de las primeras realizaciones («El puente», 1928 y «Lluvia», 1929) y se fue decantando poco a poco, en contacto con los problemas planteados por la estructura económica del capitalismo europeo («Construimos», 1930), con los conflictos sociales suscitados en ella (« Zuyderzee», 1930-1934) y con la actitud combativa de la clase obrera («Borinage», 1933), hacia una lucidez política firmemente asumida y que va a convertirse en motor fundamental de toda su obra posterior. La trágica nitidez de la guerra civil española contribuyó a propiciar en el autor una decisión definitiva: es necesario tomar partido. La cámara ha de entrar al servicio de una causa, pronunciándose contra otras. Es un instrumento más, aunque modesto y de eficacia relativa, en todo conflicto que oponga a unos hombres contra otros, a unas clases contra otras. Su función específica es comunicar, dar a conocer, despertar la conciencia (para provocar la acción) de todos en torno a un enfrentamiento determinado. Para cumplir esa función, y tras un análisis político riguroso, el realizador tiene que acudir personalmente al lugar del conflicto, vivirlo desde dentro, situarse en una de las dos trincheras, captar las vivencias, los móviles de los combatientes, los acontecimientos de su vida cotidiana, rodar «in situ», recogiendo toda la fuerza expresiva de los hechos reales. Pero, al mismo tiempo, Ivens no rechaza tampoco la reconstrucción ex-profeso de algunos momentos concretos, con tal de que respondan igualmente a la realidad, y su calidad técnica no sea superior a la de los fragmentos «en vivo». Y, evitando la intransigencia de los puristas del «cine directo», llega a admitir incluso la posibilidad de crear un leve hilo argumental que dé cohesión ,al conjunto y lo haga inmediatamente asequible para las masas, que son su auténtico destinatario. A nivel teórico, esto significa asumir los postulados fundamentales de los otros dos grandes del cine documental, que fueron sus maestros: Dziga Vertov («tomar la vida de improviso») y Robert Flaherty (la «puesta en escena documental»), para sintetizarlos en una nueva concepción, la de lo que él mismo llama «documental organizado». Organizado sobre la base de un material rigurosamente histórico, de una historia en la que se quiere intervenir activamente, pero organizado también en función de un objetivo muy preciso, de carácter netamente político. «¿Dónde queda entonces la objetividad?», se podrá argumentar, y de hecho se ha argumentado muchas veces, pretendiendo impugnar con ello la validez del método en cuestión. Pero Ivens es tajante también en este aspecto: «El documental, cuando uno lleva la cámara allí donde la gente está arriesgando su vida o su salario, no pueden ser lo que llaman «objetivo». Si un film es objetivo, no es nada... Reportaje objetivo es aquel en el que el cineasta toma una posición...» (2). O, con otras palabras: «¿Qué verdad? ¿Vista por quién? ¿Será toda la verdad, o sólo una parte? Y entonces, ¿qué parte? ¿Y al servicio de qué vamos a ponerla?» (3). Estas concepciones cristalizan, en «Tierra de España», en una estructura tripartita perfectamente jerarquizada: el núcleo central lo constituye la guerra civil, el enfrentamiento bélico, representado por dos datos concretos: la defensa de Madrid (las operaciones de la Ciudad Universitaria, la resistencia organizada y la vida ciudadana bajo las bombas) y los combates en torno a la carretera de Valencia, que los militares sublevados quieren cortar para aislar así a la población de la capital. Pero, en vez de limitarse al reportaje convencional, en que las tomas de batalla obligan a desplazar toda la intencionalidad sobre el comentario sonoro, y aun concediéndole a éste una importancia decisiva, Ivens introduce un segundo elemento, paralelo, que es el que da a la película toda su fuerza expresiva: esa otra lucha que mantienen los habitantes de Fuentidueña de Tajo para regar las tierras resecas y asegurar el abastecimiento de víveres a los combatientes. El tercer elemento, el personaje de Julián, con sus tres brevísimas apariciones, sirve para hilvanar la narración, subrayando aún más esa vinculación total entre los dos «frentes». La conclusión es clara: es el mismo pueblo, un sólido pueblo, el que lucha contra la sublevación. La batalla por e] pan es la batalla por la libertad, y a la inversa. Con las armas y con la azada, el pueblo lucha de modo unitario por defender la tierra de España.
Joris Ivens vino en 1937, corno iría después a casi todos los puntos conflictivos del planeta, para ofrecer un testimonio vivo y directo de la lucha de unas gentes aferradas al suelo, a sus campos sin regar, a sus ciudades devastadas por un enemigo técnicamente superior. Por todo ello, «Tierra de España», aun derrotada por una historia que todos conocemos, y junto a las emociones que pueda despertar hoy en nosotros, sigue siendo un hito ineludible en la historia del cine militante, del cine que, lejos de avergonzarse de ello, sabe muy bien que la única dignidad consiste en ponerse al servicio de una causa. De la causa heroica de un pueblo en armas. JUAN ANTONIO PEREZ MILLAN. (Juan Antonio Pérez Millán es el autor del prólogo al único libro que —conteniendo un guión de Joris Ivens— se ha publicado hasta el momento en España: «Paralelo 17. La guerra del pueblo» (Ediciones Sígueme. Salamanca, 1975)). Así nació "Tierra de España"Joris Ivens(Un texto especialmente escrito para TIEMPO DE HISTORIA)
El guión de «Tierra de España» que van ustedes a leer fue escrito por Ernest Hemingway (el comentario de la voz, en «off») y por mí. La película era una producción de una Asociación de intelectuales americanos —«Contemporary Historians»—, en la que estábamos metidos Dos Passos, John Ferno, yo (que no soy americano, sino holandés) y otros. Los «literatos» del grupo habían escrito un guión muy «al estilo Hollywood», relatando las realizaciones de la II República. Se trataba de compensar la propaganda del bando nacionalista, pues en los cines de todo el mundo sólo se veían documentales procedentes de dicho bando. Cuando John Ferno y yo llegamos a Valencia, nos dimos cuenta de que el guión que llevábamos no nos servía para nada, y decidimos irnos al frente a rodar. Le encargué el comentario de la película a Hemingway, que se había unido a nosotros, ya que Dos Passos tuvo que regresar a Estados Unidos por razones personales. Hemingway me escribió una verdadera novela —larguísima— y se enfadó mucho cuando vio que yo empezaba a cortar páginas y páginas enteras. Lo que yo buscaba era evitar pleonasmos con las imágenes y encajar el comentario con los elementos visuales y sonoros, para lograr así un ritmo global en el montaje. Ernest acabó por comprender mis intenciones y aceptó los cortes. El comentario es un tanto esperanzador, pero no hay que olvidar que la película se hizo durante los primeros meses de 1937, cuando todavía podía pensarse, razonablemente, que vencerían los republicanos. Es lo que creía también el presidente Roosevelt, a quien presentamos en la Casa Blanca la primera versión de «Tierra de España». Recuerdo que la esposa del presidente me preguntó entonces.' «¿Cree usted, señor Ivens, que ganará la República?». Yo le contesté: «No ganará si ustedes siguen permitiendo que los alemanes y los italianos la abatan». En esa primera versión, el comentario estaba leído (o, mejor dicho, declamado) por Orson Welles. Pero después lo cambié, y preferí que lo leyese el propio Hemingway con el fin de darle una mayor autenticidad. Y éste es el que se conserva hoy corno voz en «off» de «Tierra de España». JORIS IVENS. París, 1976. Texto del Guión de "Tierra de España"
Primer plano de tierra. VOZ: Esta tierra, la tierra de España, es seca y dura. (La cámara asciende hacia las figuras humanas). Y los rostros de los hombres que la trabajan están resecos y endurecidos por el sol. El alcalde empieza a hablar y se inicia una conversación, transmitida en inglés por la voz en off, mientras se oye en castellano, al fondo. VOZ (Alcalde): Con agua, esta tierra árida llegará a ser fértil. (Aldeano): Llevamos cincuenta años queriendo regarla, pero «ellos» nos lo han impedido.
Plano sobre la aldea. VOZ: El pueblecito de Fuentidueña, donde mil quinientas personas viven y trabajan la tierra por el bien común. El reparto del pan. VOZ: Pan del bueno, marcado con el sello de la Unión General de Trabajadores. Pero no hay más que el estrictamente necesario para los habitantes de la aldea. Cuando se rieguen las tierras baldías de la localidad se recogerán diez veces más de trigo, y diez veces más de patatas, de vino, de cebollas, que necesita Madrid. Plano de mulos que se dirigen al campo. Hombres que acuden al trabajo. La carretera y el río. VOZ: La aldea está situada a orillas del Tajo, junto a una arteria vital: la carretera que une Madrid y Valencia. Todo el abastecimiento de Madrid pasa por esta ruta. Para ganar la guerra, las tropas rebeldes tienen que cortarla. Varios hombres y un niño suben por una loma. El niño queda algo rezagado. Desaparecen todos tras la loma. VOZ: Están organizando el regadío de las tierras resecas. Van a trazar el emplazamiento de los canales de riego. Cambio de imagen. Un mapa. Plano de los hombres que suben por la loma para tomar posiciones. Sus rostros. VOZ: Este es el rostro de los hombres que se dirigen a la lucha. Su expresión es distinta de la de cualquier otro rostro humano. Un capataz que da instrucciones para la instalación. VOZ: Cuando está en juego la vida, no es posible representar un papel ante la cámara. Varios oficiales sobre una torre. Cañonazos. VOZ: En Fuentidueña, los aldeanos oyen los disparos y dicen: «Son nuestros cañones.» Plano de explosiones. (Cambio de imagen.) Un mapa que muestra el desplazamiento hacia el Parque del Oeste. VOZ: El frente de combate pasa cerca de Madrid. Tomas de las trincheras. Puertas. VOZ: Son las puertas de las casas que han quedado vacías. Los supervivientes de los bombardeos las acarrean para reforzar con ellas las nuevas trincheras. Las trincheras. Soldados que comen o leen. VOZ: Cuando se lucha por defender al país y la guerra se prolonga, la vida llega a normalizarse: se come, se bebe, se duerme, se leen los periódicos. Un altavoz. El frente. VOZ: El altavoz del ejército de liberación, con un alcance de dos kilómetros. La instrucción militar. Se montan y desmontan fusiles. La voz en off se superpone al fondo sonoro, castellano. VOZ: Cuando estos hombres llegaron al frente, hace tres meses, muchos de ellos no habían manejado jamás un fusil. Algunos ni siquiera sabían cargarlo. Y ahora son ellos quienes enseñan a los nuevos reclutas el modo de montar y desmontar un fusil. El frente de la Ciudad Universitaria. VOZ: Cuando el enemigo tomó la Ciudad Universitaria consiguió introducir una cuña en el mismo Madrid. Tras varios contraataques, el enemigo está ya en la «Casa de Velázquez», ese palacio de la izquierda, con dos torres puntiagudas, y también en el Hospital Clínico, en ruinas. Nuevos planos del frente. VOZ: El hombre de la barba es el comandante Martínez de Aragón. Antes de la guerra era abogado. Fue un jefe valeroso y competente. Murió en el ataque de la Casa de Campo, el mismo día en que filmamos la batalla. Los movimientos de Martínez de Aragón. Trincheras. La alarma. VOZ: Los rebeldes intentan despejar el Clínico. Plano de Julián, que está escribiendo. VOZ: Julián, un joven de la aldea, escribe a los suyos. (Del texto de la carta): «Padre,. llegaré ahí dentro de tres días. Dígaselo a madre.»
Un grupo de soldados ante una
estatua que representa a un
león. La voz en off se superpone VOZ: Las tropas se han reagrupado. La compañía tiene que elegir a sus representantes. Estos acudirán a la reunión en la que se celebrará la fusión de todos los regimientos de milicianos en las nuevas brigadas del ejército popular. Una escena que muestra a los hombres agitando los puños cerrados. VOZ: El puño en alto de la España republicana. Habla Líster.
VOZ: Enrique Líster, un albañil de origen gallego. En seis
meses de lucha ha ascendido
de soldado raso a comandante
de división. Es uno de los jóvenes más brillantes del ejército republicano. Carlos. VOZ: Carlos, uno de los primeros comandantes del quinto regimiento. Está hablando del ejército popular. De su combate por la democracia en España y por el gobierno que ellos mismos han elegido. «Luchando todos juntos conseguiremos una España nueva y fuerte.» José Díaz. VOZ: José Díaz. Trabajaba doce horas diarias como tipógrafo, antes de ser elegido miembro del parlamento español. La Pasionaria. VOZ: Le llaman La Pasionaria. Habla de la nueva España, una nación disciplinada y valiente. Una nación nueva, que se está forjando en la disciplina de sus soldados y en el valor inquebrantable de sus mujeres.
El frente de la Ciudad Universitaria. El altavoz. VOZ: El altavoz se dirige a los rebeldes. SUBTÍTULOS: Un soldado del ejército rebelde que se ha unido a las tropas leales lanza, por encima de las trincheras, una invitación a pasarse al ejército popular. El Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria. El combate. VOZ: En los sótanos derruidos de ese edificio viven los enemigos. Son moros y guardias civiles. Tropas aguerridas que no huirían aunque su situación fuese desesperada. Pero son soldados profesionales luchando contra un pueblo en armas. Quieren imponer la voluntad de los militares sobre la voluntad del pueblo. Y el pueblo les odia. Porque sin su tenacidad y sin la ayuda constante de Italia y Alemania, la sublevación española habría sido aniquilada en seis semanas. Un batallón cuyos soldados vuelven a sus casas. VOZ: Este batallón se va de permiso, y Julián, que pertenece a él, se dirige a su pueblo para pasar allí tres días. Trabajos de recuperación de obras de arte, entre las ruinas de un palacio.
VOZ: El palacio del duque de Alba ha sido destruido por un bombardeo rebelde. El traslado de un cuadro. VOZ: Los milicianos gubernamentales ponen a salvo, con el mayor cuidado, los tesoros del arte español. Construcción de barricadas. VOZ: Madrid es, por su propia situación, una verdadera fortaleza natural. Y el pueblo hace que sus defensas sean cada día más inexpugnables. Una fila de personas ante un comercio. VOZ: Hay que hacer cola durante todo el día para comprar algo para cenar. A veces, los artículos se agotan antes de que llegue el turno. A veces cae un obús cerca de la cola. Y en casa, los demás esperan, esperan, y nadie lleva nada para la cena.
Obuses que estallan. VOZ: Incapaz de entrar en la ciudad, el enemigo intenta destruirla. Un cadáver en un rincón de la calle. VOZ: Este hombre no tenía nada que ver con la guerra. Era un contable que se dirigía hacia su oficina a las ocho de la mañana. Una ambulancia. El traslado del cadáver. VOZ: Ahora se llevan al contable, que no irá ya a su casa ni a la oficina. La evacuación. VOZ: El gobierno ordena que todos los civiles abandonen Madrid. La evacuación. VOZ: Pero ¿adónde iremos? ¿Dónde podremos vivir? ¿Qué haremos para ganarnos la vida? Yo no me iré. Soy va demasiado vieja. (Plano de una anciana.) No podemos dejar a los niños en la calle, menos cuando hay que hacer cola. La instrucción militar. VOZ: Los bombardeos aceleran el reclutamiento. Cada nuevo asesinato inútil provoca la indignación del pueblo. Hombres procedentes de todas las ocupaciones, empleos y oficios se enrolan en el ejército republicano. Aplausos que se superponen a otros dirigidos a Azaña. VOZ: Mientras tanto, en Valencia, el presidente... SUBTÍTULOS: «Nosotros, el pueblo de España, hemos conquistado la tierra y el derecho a cultivarla, por medio de unas elecciones democráticas. Pero los grandes propietarios fascistas intentan apoderarse de nuestra tierra. Por eso nos vemos obligados a luchar para defender la tierra de España, hasta en la más pequeña de las aldeas...» La aldea. Discusiones a propósito del regadío. Los trabajos de riego. SUBTÍTULOS: Nuestro plan de regadío tiene que estar acabado a su debido tiempo, para la defensa de Madrid. Ya tenemos la bomba; y el cemento. Hoy construiremos la caseta para la bomba. La llegada de Julián. VOZ: Julián ha conseguido subir a un camión que iba vacío. Llega a su casa antes de lo que esperaba. Julián dirige la instrucción a los jóvenes del pueblo. VOZ: Julián enseña a los jóvenes a combatir, cuando éstos vuelven del campo, al atardecer. Cambio de imagen: Los ejercicios militares que se realizan en Madrid. VOZ: En Madrid, un futuro batallón de choque, compuesto por toreros, futbolistas y atletas, hace instrucción. El batallón que sale hacia el frente.
VOZ: Las tradicionales despedidas, que tienen el mismo
acento en todos los idiomas.
Ella dice que le esperará. El
promete volver. Sabe que ella
le esperará. Pero ¿quién sabe
lo que puede pasar? Nadie Plano de Madrid. Calma. El infierno de los obuses. VOZ: La muerte sale cada mañana al encuentro de los ciudadanos, lanzada por los rebeldes desde detrás de las lomas, a tres kilómetros de allí. Obuses que estallan.
VOZ: El olor de la muerte es el
del humo acre de los explosivos, cl del polvo de granito
calcinado. VOZ: ¿Por qué se quedan aquí? Porque es su ciudad, porque son sus casas, porque aquí está su trabajo, porque ésta es su lucha, la lucha para conquistar el derecho a vivir como seres humanos. Niños que revuelven entre los escombros. VOZ: Los niños buscan fragmentos de proyectiles, como antes buscaban piedrecillas. Un niño muerto por una explosión. VOZ: Y el obús siguiente les alcanza. Hoy ,ha aumentado considerablemente el potencial artillero de las baterías alemanas. Aldeas en calma. En el cielo aparecen los aviones. VOZ: Antes, la muerte llegaba cuando uno era viejo o estaba enfermo. Hoy, golpea desde la altura del cielo, con su brillo plateado, a todos los que no saben adónde ir ni dónde esconderse. Ruinas. Histeria. Muertos. VOZ: Estos son los efectos conseguidos por tres aviones «Junker». Destrucción. Un avión caído. Un avión alemán. VOZ: Los cazas gubernamentales han derribado un «Junker». La inscripción con la marca del avión. VOZ: Yo tampoco sé leer alemán. Soldados italianos muertos. VOZ: Estos muertos vinieron de otro país. Los prisioneros dicen que se habían alistado para ir a trabajar a Etiopía. Los muertos no han hecho declaraciones, pero todas las cartas que hemos encontrado sobre sus cadáveres eran tristes. Los italianos han tenido más muertos, más heridos y más desaparecidos en esta batalla de Brihuega que en toda la guerra de Etiopía. Reagrupamiento dé tropas. VOZ: Las tropas gubernamentales se concentran en el norte. Un mapa. La concentración de las tropas que se preparan para el contraataque. VOZ: Los rebeldes vuelven a atacar la carretera Madrid - Valencia. Han atravesado el Jarama e intentan tornar el puente de Arganda. Procedentes del norte, las tropas se lanzan a la contraofensiva. Los trabajos de regadío. VOZ: En la aldea, la gente trabaja en la traída de aguas. Más combates. SUBTITULOS: El objetivo de la batalla. Movimiento de tropas. Soldados que saltan de los camiones. VOZ: Llegan a la carretera de Valencia. Cuando la infantería ataca, la filmación se hace particularmente difícil. Es un avance lento, pesado, sin el menor efecto teatral. Los hombres se despliegan en columnas de seis, en esa soledad suprema que es el contacto directo con el enemigo, donde cada uno sabe que no hay nada más que él mismo y otros cinco hombres. Y ante ellos, lo desconocido. Combates. Los hombres atraviesan corriendo un depósito ferroviario. VOZ: Este es el momento supremo de la guerra: seis hombres van hacia la muerte, caminando sobre una franja de terreno. Y su presencia aquí demuestra que «esta tierra es nuestra». SUBTÍTULOS: El puente bajo el fuego de los rebeldes. VOZ: El contraataque ha sido un éxito. La carretera está libre otra vez. Los seis hombres quedaron reducidos a cinco, después a cuatro, y, por último, a tres. Pero esos tres han resistido, se han aferrado al terreno y lo han mantenido. Junto con los demás grupos de cuatro, de tres, de dos..., que al principio eran todos de seis. VOZ: Hombres que nunca habían luchado hasta ahora, que jamás tuvieron un arma en las manos, que sólo querían trabajo y pan, continúan luchando. (Traducción al castellano de LOLY MORAN y JUAN ANTONIO P. MILLAN.)
NOTAS: 1. R. Grelier: Joris Ivens. París, 1965, pág. 81. 2. J. F. Aranda: Conversaciones con Joris Ivens. «Cinema Universitario,,, n.° 11 (1960), pág. 17. 3. Carta de Ivens al periodista norteamericano J. T. MacManus, a propósito de «Tierra de España». Tomado de A. Zal<nan: Joris Ivens. París, 1963, pág. 101. |