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Kati Horna  - Kati Deutsch (1912 - 2000)

Kati Deutsch, más tarde Kati Horna, nació en 1912 en Budapest en el seno de una familia judía de clase alta. Estudió fotografía en Berlín que en 1931 era junto con Paris la meca de estas artes en Europa. Pronto se relacionó con la intelectualidad de izquierdas y las vanguardias de los movimientos artísticos que marcaron los años 20 y 30. La ascensión del nazismo más el gobierno húngaro del autoritario Almirante Horthy, complicaron la vida de Kati, lo mismo que se la complicaron a todo el país. Regreso a Budapest dónde su padre fue detenido por la política antisemita de Horthy. Tras estudiar con Jósef Pécsi, Kati hubo de huir a Paris y defenderse con trabajos precarios como hacían todos los exiliados judíos de Alemania y Hungría, dos países con gobiernos furibundamente antisemitas. En el ambiente de los refugiados húngaros, todos pobres de solemnidad, conoció a André Friedmann (futuro Robert Capa) y a toda la tropa que le rodeaba (1). Kati encontró algunos trabajos que la pusieron en valor, como "El mercado de las pulgas" y "Reportaje de los mercados de Paris". Por influencia de algunos amigos comenzó a interesarse por el surrealismo que estaba en su cúspide en aquellas fechas de 1934, y que generaban apasionados debates en la Asociación Artistas Alemanes que se reunían en el café de las Flores del barrio de Montparnasse, hoy mítico pero entonces lleno de artistas y exiliados amiseriados. De esta época se conoce su trabajo Hitler Eye, una serie de imágenes en un huevo que parodiaban al dictador. En 1937 contactó con organizaciones intelectuales españolas de tendencia anarquista, muy activas en Cataluña y recibió el encargo de documentar las colectividades ácratas del Aragón tomado por la CNT-FAI y con capital en Caspe. También documentó los frentes con unidades anarquistas, desde el Pirineo hasta Teruel. Su trabajo era muy bueno y las revistas anarquistas le requirieron su colaboración, en especial la afamada revista Umbral donde exponían cotizadísimos artistas de la órbita anarquista. En esta revista conoció al que sería su marido, José Horna, artista plástico de gran valía.

Con la derrota, el matrimonio, se exilió a Francia tras conseguir Kati la libertad de José Horna que había sido detenido por los franquistas. En el ínterin de la invasión nazi, la pareja siguió trabajando, aunque en precario pues no tenían papeles legales. Finalmente con las tropas nazis repiqueteando sus botas sobre los adoquines de Paris, cogieron sus negativos, tomaron buque y partieron para Méjico donde encontraron ayuda en otros artistas exiliados y antiguos conocidos del Paris de los treinta. Destacando su amistad y colaboración artística con Remedios Varo y Leonora Carrington. Kati Horna y su marido tuvieron una vida profesional e intelectual destacada. Horna entregó sus negativos de la Guerra Civil española al Archivo de Salamanca en los años setenta a la muerte de Franco.

(1) Nota particular de M. B. Durante la guerra civil, Kati se enemistó sorprendentemente con sus hasta entonces amigos André Friedmann (Capa) y Gerda Taro, a los que acusó de comunistas, uno de los típicos mantras anarquistas de acusar de esto a quien no les bailaba el agua y que resultaba muy irritante. Ni André ni Gerda, entendieron nada, pues ambos apoyaban al gobierno de la República, no a un grupo político en cuyo idearios se encontraba la destrucción de la república burguesa como era el caso de la FAI. Y si esto era ser comunista, pues estupendo... De todas formas yo siempre dije que el surrealismo no es mas que sectarismo plástico.

En esta fotografía, Horna consiguió el momento exacto en que el herido busca instintivamente apoyo probablemente mareado por sus heridas. Afortunadamente, un compañero le sostiene y guía por las estrechas calles del Teruel en lucha. Enero de 1938. Los últimos reductos rebeldes están prontos a caer.

Esta vez más heridos, en el mismo escenario, camino del Puesto de Socorro

Al fondo la plaza del Torico en el Teruel reconquistado de enero de 1938. Los tripulantes de este auto blindado fabricado en la Unión Naval de Levante, se congratulan de estar vivos después de la rociada de balas con que fue recibido en la plaza. Agustí Centelles, el famoso fotógrafo catalán contaba que había entrado en Teruel dentro de uno de esto autos blindados.

El soldado de cartón fallero conmemora alguna efeméride del Ejército Popular en la plaza de Cataluña en 1938.