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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

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Mieczyslaw Szleyen (1905-1955)

Zofía Szleyen (1904-1994)


Mieczyslaw Szleyen

Mieczyslaw Szleyen fue un periodista, científico e intelectual polaco que militó en el partido Comunista Polaco y sirvió en las Brigadas Internacionales. Mieczyslaw tenía una gran formación universitaria y un doctorado en Filosofía por la universidad de Cracovia, que es donde conoció a Sofía activista e intelectual como él, con la que se casó. Al terminar sus estudio se unió al Partido Comunista Polaco, y en Lodz, donde se instalaron, creó la revista económica "Kronika" que llamó poderosamente la atención de las autoridades polacas, que procedieron a su cierre y a la detención de Mieczyslaw al que condenaron a tres años. Pudiendo librarse de la cárcel al optar por la deportación, en este caso a Checoslovaquia, que era un país con libertades formales por contra de la católica y autoritaria Polonia de la dictadura del general Józef Piłsudski, y a su fallecimiento, la de sus sucesores también militares.

Szleyen decidió unirse a las Brigadas Internacionales y partió en 1937 para España donde se reuniría con su mujer. Allí se incorporó a la XII brigada Internacional donde servían los voluntarios polacos en el batallón "Dabrowski". Y como tenía experiencia periodística y editora puso en marcha la prensa de la unidad  "Dąbrowszczak" y "Ochotnik Wolności". Se dice que el alma de esta empresa corresponde a Zofía, su mujer, que se convertiría en una gran hispanista polaca y que fue la artífice del mito Dabrowszczakow. (1)

Al termino de la guerra civil estuvo detenido en campos franceses del sur de Francia y de la Argelia francesa. A la llegada de los aliados al norte de África partió para Rusia en 1943 mientras su mujer, Zofia, que no había sido deportada continuaba en Francia en apoyo de la resistencia. En Rusia se unió al embrión del Ejército Popular Polaco, en su Primera División de Infantería, recorriendo la larga trocha victoriosa del Ejército Rojo desde Stalingrado a Berlín. Afincado en la Polonia Popular, recibió la Orden de Primera Clase de la bandera del Trabajo, también escribió un extenso artículo sobre las Brigadas Internacionales y especialmente los voluntarios polacos en la Guerra Civil española.  Murió en 1955.

Zofía Szleyen

Periodista, científica e hispanista y traductora polaca, casada con Mieczyslaw Szleyen. De familia de judíos no practicantes de clase media alta. Su padre era ingeniero en las fabricas textiles de Lodz. Zofia estudió químicas en la universidad Jagiellonian de Cracovia, donde conoció a su futuro marido. La crisis del 29 afectó a la industria polaca y la familia de Zofia pasó por dificultades económicas. Más que a la química, a Zofia le interesaba la literatura y la poesía. En 1931 se casó con Mieczyslaw y se fueron a Lodz. Zofia encontró un trabajo en un laboratorio. El matrimonio simpatizaba con los movimientos de izquierda y se acercaron al Partido Comunista. Y en esas simpatías les cayó el editar la publicación de la revista Chronicle una revista teórica del Partido Comunista de Polonia. Pero la dictadura militar polaca heredera del general Piłsudski anduvo ligera y arrestó a Mieczyslaw que fue condenado a tres años de prisión. Zofia quedó en Polonia con una hija, y su marido se exilió a Checoslovaquia. Con la Guerra Civil española Mieczyslaw partió para Barcelona con la intención de servir en las Brigadas internacionales. Zofia le siguió y en Barcelona se reencontraron. En las BB.II. les fueron encargadas tareas de propaganda para las que estaban bien preparados, trabajando con los brigadistas polacos (2) principalmente en la edición de las publicaciones "Dąbrowszczak" y "Ochotnik Wolności". Hay relatores que afirman que Zofia se integró en el PSUC en Barcelona, lo que pudiera suponer que ya pertenecía al Partido Comunista Polaco. Zofia aprendió el idioma con facilidad e inició trabajos de traducción al pequeño nivel de la prensa brigadista. Con la retirada del 39 y el paso a Francia, los gendarmes separaron al matrimonio, la esposa y los hijos fueron internadas en campos de transito y los hombres, más si eran brigadistas, a campos de concentración. Zofia pudo encontrar trabajo en Francia en una farmacia mientras su marido estaba detenido. Se sabe que Zofia pidió integrarse en el ejército en el exilio del general Wladyslaw Sikorski que se constituyó primero en Francia y luego en Inglaterra, pero nunca fue aceptada. Zofia inició labores para la resistencia francesa trabajando en su especialidad, la edición de la revista "La Lutte", a la par que perfeccionaba el idioma francés (que se estudiaba en Polonia) y el español que ya conocía muy bien de sus dos años en España. También colaboró con el Partido Comunista Polaco y el gobierno polaco de la naciente República Popular en el exilio ruso. En el 44 se instaló en Paris y en 1945 regresó a Polonia y trabajó para el Ejército Popular polaco. En este contexto tradujo primeramente poesía republicana de guerra descubriendo su buen hacer de traductora de español al polaco. Más de 40 libros de escritores españoles y latinoamericanos se tradujeron al polaco de la mano de Zofia: Max Aub, Alberti, Neruda, Muñoz Arconada, Goytisolo, Cela, etc... Igualmente tradujo clásicos y modernos, como Lope, Galdos, Blasco Ibañez, etc...

Zofia destaca como una de las mejores traductoras de español-polaco y como la mayor hispanista polaca. Además, fue maestra de hispanistas. Algunos relatores señalaron muy al final de su vida fallos en la metodología de su traducción, pero me temo que tienen que ver con el cambio de régimen en Polonia. Durante su vida en la República Popular de Polonia perteneció al partido Comunista que con distintos nombres gobernó Polonia hasta Gorbachov. Tuvo cargos políticos, científicos y literarios. Trabajó mucho con los veteranos brigadistas polacos y fue muy bien recibida en España sobre todo tras la muerte de Franco, recibiendo honores y premios (Medalla de las Bellas Artes en 1989). Zofia se distanció del régimen comunista siendo muy crítica al final de su vida y precisamente la caída del régimen comunista trajo rencores y venganzas de los nuevos gobiernos derechistas y católicos que deterioraron, precisamente en su vejez, las condiciones de vida de los brigadistas polacos supervivientes. El Parlamento polaco legisló especial y cruelmente contra los brigadistas. Zofia opinaba que era por la ignorancia que estos políticos tenían de la gesta de sus compatriotas en la Guerra Civil española.


(1) Sobre los brigadistas polacos debemos aclarar un par de puntos importantes para entender su actuación en las BB.II. Más de 4.000 voluntarios fueron calificados como polacos, pero de Polonia concretamente debieron llegar unos 600, el resto eran voluntarios de la emigración, sobre todo francesa. Fueron distribuidos en varias unidades, el bon, Dabrowski", la compañía "Mickiewicz", el bon Palafox mixto de españoles y polacos, y otros muchas unidades con secciones de origen polaco. Sobre el bon. Palafox, el héroe español defensor de Zaragoza, corren muchas leyendas. La realidad es que fue creado solo por una razón, reivindicar la reconciliación hispano polaca, dado que las tropas francesas que sitiaban por segunda vez Zaragoza en nuestra guerra de la Independencia, incluían fieros batallones de polacos que fueron determinantes en el sitio. Estos batallones, incluida la caballería polaca que desalojo a las tropas españolas de Somosierra al mando del propio emperador, que mimaba estas tropas. Estos batallones, digo, al fin del sitio rindieron honores de corazón a las exhaustas tropas de Palafox cuando el consejo ciudadano, que no Palafox, optó por la rendición. Y siguiendo con el hilo, las relaciones en estos batallones mixtos de las BB.II., dicen, fuero difíciles. Los reclutas españoles que llenaban las bajas de los brigadistas no estaban muy contentos, para empezar eran reclutas de reemplazo, no voluntarios, luego, la unidad era de choque donde se muere abundantemente, además no se entendían ni papa con los polacos y estos les miraban con superioridad partiendo de la extendida idea de todas las nacionalidades de las Brigadas Internacionales de que los españoles eran unos inútiles para la guerra convencional y que en general siempre salían corriendo, y eran ellos los brigadistas los que realmente defendían la República. Esta majadería tenía un argumento muy sólido: la lista de bajas. Los Estados Mayores del Ejército Popular siempre usaban en sus ofensivas el mismo núcleo de tropas, tanto españolas como internacionales. Estas brigadas de choque eran reconstruidas una y otra vez con un efecto moral de injusto sacrificio. Sólo la disciplina de la conciencia como dice Mirta Nuñez y la labor de los comisarios permitía a estas unidades, en puridad brigadas ligeras que no completaban la dotación nunca, si escasamente llegaban a los 2.000 hombres, permitían, digo, volver a reconstruir la moral de la unidad. Y esto pasó en las primeras importantes batallas de Madrid (reacuérdese las brigadas de Lister deshechas en el cerro Garabitas), en Brunete, en Belchite un poco menos, en las retiradas de marzo del 38, en el Ebro, etc... las Brigadas Internacionales y el V Cuerpo pagaron un altísimo precio de sangre.

(2) Muchos brigadistas de nacionalidades cuyos países se hallaban bajo regímenes autoritarios al terminar la guerra civil española, se encontraron siendo apátridas, y penaron en campos de concentración y cárceles a todo lo largo de la geografía europea. Pero incluso en los Países bajos, en Suiza y en algún otro país supuestamente democrático se legisló contra ellos o se les aplicaron leyes decimonónicas para perjudicarles y llevarles a prisión. Para más inri, bastantes de los que lograron asilo en Rusia, fueron eliminados en algunas de las purgas de Stalin. Pero todavía más, en algunas repúblicas populares centroeuropeas, muerto Stalin, los brigadistas sufrieron represión por apoyar movimientos antisoviéticos desde dentro del comunismo, como Hungría y Checoslovaquia, en sus primeros inicios antes de que la extrema derecha de esos países capitalizase la rebelión húngara y checa. De modo que los voluntarios de la libertad, llegaron a España para luchar contra el fascismo, fueron enviados a la batalla en malas condiciones armamentísticas y bastante mal mandados. Y lo fueron una y otra vez, incluso ya retirados del combate por Negrín, se les pidió aguantar en la frontera por unos días. Y luego perdieron sus nacionalidades o fueron presos por los motivos comentados... Por ello, ¡por favor! un respeto para estos valientes, la mayoría de los cuales no eran comunistas como siempre se ha dicho, ni eran lumpen, ni aventureros, ni nada parecido. Eran trabajadores conscientes del momento que vivía España y Europa bajo la emergencia de sistemas fascistas que actuaron en consecuencia poniendo todo lo que tenían, la vida, en peligro.