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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

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 Walter Roman (1913-1983) (Ernst  Neuländer) ■

Periodista rumano, que había nacido en el imperio austro-húngaro y que como mucho otros no tenía claro a qué nacionalidad pertenecía cuando este imperio se desintegró. Particularmente a nuestro periodista no le importaba en absoluto pues decía, "...los alemanes dijeron que yo era húngaro , los húngaros que yo era rumano, los rumanos dijeron que yo era judío, pero los judíos dijeron que yo era comunista, aunque realmente en aquella época todavía no lo era..." Su verdadero nombre era Ernst  o Ernö Neuländer.

Estudio  ingeniería en la celebre ciudad industrial de Brno en Checoslovaquia donde se fabricaban todas las armas de Centroeuropa. Estaba afiliado al Partido Comunista Rumano, pero también al húngaro, y al Checoslovaco, amén de trabajar en el francés y en el español. Durante el principio de los años treinta su trabajo se enfocó como periodista de los grupos de agitación y propaganda del Partido Comunista rumano.

Al estallido de la Guerra Civil española se alistó en las Brigadas Internacionales con un nutrido grupo de compatriotas rumanos. Roman sirvió en el II Grupo Skoda, en la batería Anna Pauker, conocida dirigente comunista rumana. Al parecer se inscribió con el nombre de Walter o Valter Roman. Intervino en todas las batallas de la Guerra Civil hasta que fue retirado por heridas de combate a Rusia. Tuvo destacada actuación Brunete.

En Rusia trabajo de técnico en una fabrica de aviones y posteriormente en un centro de investigación, compaginando estas actividades con su trabajo en la radio en lengua rumana de la Cominter. Se casó con una española, Hortensia Vallejo, una santanderina que se fue a Rusia al caer la ciudad, y que sería locutora de Radio España Independiente. Roman volvió a Rumania con la derrota nazi. Había sido comisario político de la División rumana del Ejército rojo, llamada Crisan Horia, que se formó con prisioneros rumanos en manos soviéticas y cuyos cuadros eran todos comunistas bajo el mando del general Mihail Lascar, que prendido en Stalingrado decidió pasarse en cuerpo y alma a los rusos. Por ello al llegar a Rumania fue ascendido a general del nuevo ejército nacional rumano. En esa línea Walter Roman trabajó durante años en aspectos científico-técnicos, educativos y propagandísticos del ejército y de la universidad. Fue también Ministro de Telecomunicaciones. A principios de los cincuenta se produjo una crisis ideológica en las cúpulas dirigentes del Partido Comunista, que afectó a muchos ex brigadistas ex miembros de la resistencia francesa, entre ellos Walter Roman. Fue perdiendo sus cargos y su relevancia. Tuvo que soportar duros interrogatorios y malos tratos de todo tipo, quedando relegado al ostracismo y expulsado del ejército. La muerte de Stalin alivió su situación y aunque fue rehabilitado, no le quedó otra que asumir la política oficial en cuestiones tan importantes como la invasión de Hungría.

Tuvo también un enfrentamiento con su antigua valedora y grande figura del comunismo rumano, Anna Pauker, cabeza visible del estalinismo rumano. La muerte de su mentor Gheorhiu-Dej y la llegada de Nicalae Ceausescu le animaron a seguir en activo, condenando la invasión de Praga en el 68. Pero tampoco encontró refugio con Ceausescu cuyo régimen le resultaba insoportable pese a que tenía altos cargos. La degeneración de los sistemas comunistas en regímenes personales tiránicos sustentados en retórica socialista le hizo dudar de todas sus convicciones. Además, el pasado siempre sale al encuentro, y Roman había participado de una forma o de otra en la represión del movimiento anti-soviético en Hungría y tenía antecedentes por apoyar una cierta independencia en Transilvania. Murió en 1983 siendo miembro el Comité Central del Partido, colaborador del diario Scinteia y director de la Editorial Política Rumana.

Un hijo suyo Petre Roman fue presidente provisional de Rumania a la caída de Ceaucescu. En España, Petre Roman fue entrevistado en varias ocasiones debido a que siendo hijo de española y santanderino de adopción, hablaba perfectamente español.