S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española. |
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Gustav Regler (1898-1963) Escritor alemán, antifascista y veterano de la Gran Guerra que se crió profesionalmente durante la Republica de Weimar. Después de la guerra hizo estudios universitarios de filosofía y tras ellos encontró trabajo de periodista en el Nürnberg-Fürther Morgenpresse. Se afilió al KPD (Partido Comunista Alemán) en 1929 y ya tenía buena fama como autor de relatos y cuentos. La llegada del nazismo impulso a Regler a exiliarse en 1933 como muchos otros compatriotas en peligro, y como la mayoría, se exilió a Paris, que como dijo el literato, era una fiesta y que como dijo su amigo Koestler, donde sobrevivía la escoria de la humanidad, judíos, intelectuales, políticos y artistas que huían de todas las dictaduras centroeuropeas que en ese momento eran. Regler trabajó para los servicios de propaganda del Kominter que dirigía el famoso Willi Münzenberg e incluso fue invitado a participar en 1934 el Primer Congreso de Escritores Soviéticos en Moscú. Regler tuvo importante participación en la confección del famoso The Brown Book que en Alemania describía las atrocidades que los nazis cometían y que incidía especialmente en el proceso a gran Dimitrov acusado del incendio del Reichstag La llegada de la Guerra Civil española agitó aquellas aguas procelosas donde nadaban todos ellos y la mayoría se acogió a este salvavidas moral que suponía tener una oportunidad de darle una patadita en ese sitio al fascismo y sus primos. Así que en septiembre de 1936 como miembro de la Asociación de Escritores Antifascistas y acompañado del poeta Louis Aragon y del periodista Kurt Stein se presentó en Madrid como corresponsal del Deutsche Zentral Zeitung, conocido como DZZ y que era un periódico en alemán publicado en Moscú por la Kominter. Se le pidió que dirigiera los Servicios de Propaganda del Partido y en definitiva de la República y aceptó encantado pues tenía experiencia y cabeza. Dicen algunos relatores que su amigo Louis Aragon también quería el puesto. Como miembro del KPD y con experiencia militar en la Gran Guerra, Regler estaba moralmente obligado a ingresar en las Brigadas Internacionales que a toda prisa se estaban formando en Albacete. Se dice en la red, que a su llegada a Albacete, André Marty, a la sazón baranda de las BB.II. le pidió el carné de POUM a Regler, para vacilarle, claro. (1) Pero no me lo creo y además es imposible, en septiembre de 1936, el POUM era la última de las preocupaciones de los jerifaltes comunistas. Aunque Marty era muy suyo, pero se han dicho tantas calumnias de este señor... Regler es destinado a la XII Brigada Internacional como ayudante de Luigi Longo que fue el primer Comisario de la Brigada mientras estuvo organizándose en Albacete, pues de momento sólo estaba formado el batallón Garibaldi de italianos. Pero al marchar al frente, Regler le sustituyó. La XII B.I. tuvo un arranque muy duro con batallas terribles donde se perdieron muchos y buenos voluntarios. Aseguran relatores que estuvo presente cuando hirieron de muerte a Hans Beimler comandante del batallón Thaelmann en la ciudad universitaria. De esta muerte también se acusó a malvados comunistas. Un poco estúpido asesinar así a un camarada, cuando los de la trinchera de enfrente lo hacían gratis, como el cuento del asesinato de Durruti, vamos... (2) Aunque se dice que Regler fue herido de levedad en la batalla de Guadalajara en marzo de 1937, tenemos una imagen en la plaza del pueblo de Trijueque, probablemente cerca del final de la batalla, donde se le ve aparentemente indemne:
La mas conocida imagen de Regler, en la plaza mayor del pueblo de Trijueque en la batalla de Guadalajara. En primer plano y con gabardina, parece Santiago Álvarez, comisario de la 11 Brigada Mixta. Unos meses después fue herido de nuevo en el frente de Huesca y retirado del frente. Viajaban en el coche del general Lukacs que andaba haciendo el loco por primera línea en plena ofensiva republicana para animar a la tropa cuando un obús rebelde los alcanzó. Lukacs murió y Regler quedo seriamente herido. Convaleciente aún, tuvo fuerzas para dirigir una palabras a los escritores del II Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura en sus primeras sesiones en Madrid en junio de 1937. En Valencia también intervino y fue muy aplaudido por sus colegas. Licenciado, fue enviado a Francia en misión para los Servicios de Propaganda de la República, tarea que ya había realizado también en España. Y allí le pilló el final de la guerra. Poco tiempo después fue internado por los franceses en un campo de concentración para "extranjeros indeseables". Debió ser como un gran club de excombatientes en España, solo que en prisión. Este trance fue muy duro para todos. Los brigadistas sabían lo que se cocía en Berlín y en Moscú y qué se aventaba con el pacto Molotov-Ribbentrop. La desmoralización debió ser general sobre todo en gentes que se habían acercado al comunismo como mejor forma de combatir al fascismo pero que en realidad no tenían madera de comunista, una madera dura y fría como sabemos todos los en el mundo hemos militado en el Partido Comunista alguna vez. (3) Este pacto aparentemente contra natura y otras cosas que se habían vivido en España afectaron profundamente a muchos luchadores comunistas, y también le pasó factura a Regler. Además estaba la propaganda y el cisco que se montó en la izquierdas españolas al final de la guerra donde se bombardeaba a la vez a los militantes derrotados con propaganda derechista y con propaganda supuestamente de izquierdas, contra el gobierno republicano de Negrín y sus apoyos comunistas. Era muy difícil mantenerse entero ideológicamente. Derrotado, apátrida y preso de una supuesta democracia parlamentaria que trataba a los antifascistas españoles como delincuentes y a los voluntarios de las BB.II. como indeseables. Regler dejó el KPD en un momento muy perjudicial para él. Afortunadamente, no sabemos si escapó o fue liberado, pudo tomar un barco y exiliarse en Méjico con su esposa. Allí se acomodó como mejor pudo y escribió varios libros sobre Méjico. Regler se movía entre los círculos de alemanes exiliados y antifascistas de toda Norteamérica. En 1949 regresó a Alemania, concretamente a la zona Occidental. Era un escritor ex-comunista en el inicio de la guerra fría, y quiso partir para los Estados Unidos, pero hasta 1959 no consiguió el permiso pues pesaba mucho su pasado político. No obstante tuvo éxito y fue aceptado por la intelectualidad americana. Murió repentinamente en 1963 en un viaje por oriente. Sus memorias se publicaron en alemán en 1958. Su más conocido libro sobre la Guerra Civil española llevó por título "La gran Cruzada". Es un libro de interés, pero es el libro de un hombre derrotado, que desprecia en el fondo al Ejército Popular, esto es, a los milicianos y soldados españoles. Regler escribe con mala conciencia y sabiendo que tiene que hacer algún gesto para ser a aceptado en el paraíso capitalista en el que aspira a vivir como escritor y periodista. El anticomunismo, versión anti-estalinista, puede valer. Y como él, y como el lector sabe, una legión de intelectuales desengañados del comunismo, como su propio amigo Koestler, que tenían que rehacer sus vidas en los países capitalistas, inclementes con los intelectuales comunistas pero muy clementes y hasta generosos si colaborabas en esta cruzada de enmierdar a la Unión Soviética y al comunismo en general. (4)
Por la izquierda, Ilya Ehrenburg, Hemingway y Gustav Regler en el frente de Guadalajara. Notas.- (1) Ignoro si esto proviene de la autobiografía de Regler de 1958, bastante alambicada como consecuencia de su conversión a las virtudes occidentales y donde Regler se explaya un poco en tonterías como que los voluntarios brigadistas estaban bien preparados militarmente por ser veteranos de la Gran Guerra, o que las Brigadas Internacionales salvaron Madrid porque los milicianos españoles siempre salían corriendo. Ambas cosas y otras que no incluimos, son elucubraciones de Regler, aunque naturalmente voluntarios con instrucción militar había y milicianos huyendo también. (2) A Durruti resulta que se le cae el subfusil al suelo que en aquellos modelos no tenían seguro, golpea con la culata, y una bala se dispara y le atraviesa el pectoral izquierdo. Siempre hay un comunista escondido entre tus balas. (3) El problema de este pacto es que era imposible explicarlo bien, y menos a bregados combatientes antifascistas de las Brigadas Internacionales. Stalin desarrolló una política de alianza con las democracias occidentales para combatir al nazismo. Esta política fue rechazada por Francia y por Inglaterra. La amenaza nazi, no era cosa de broma y el final de la Guerra Civil española fue el detonante de la ira nazi, pues las materias primas que consiguió de Franco a cambio del material de guerra alemán que le permitió ganar la guerra, ya llevaban un año llegando a los puertos alemanes. Tungsteno, magnesio, bismuto, cobre, mercurio, etc... todo lo que la industria bélica alemana necesitaba. Una deuda eterna, por cierto que se terminó de pagar por el Reino de España a la República Federal Alemana, ¡en 1977! Bueno, el caso es que el padrecito Stalin cortó por lo sano y decidió pactar con los nazis para asegurar su supervivencia, y las explicaciones a los comunistas del mundo que las arreglen los propagandistas, que había muchos en nómina. Para Hitler y el Estado Mayor alemán, estupendo, alejaba la sombra del peligro de dos frentes. Y para Stalin, un suspenso por confiar en un tipo que jamás respetó un pacto. El mismo día que Alemania atacó a los rusos en 1941, Stalin no se lo creyó y retardó la defensa rusa innecesariamente. Con lo listo que era para la maldades, Hitler se la coló limpiamente. (4) Las principales victimas de Stalin fueron los comunistas, rusos o de la Kominter. Entre los brigadistas hubo una escabechina demencial y entre los asesores militares en España, otra bien gorda. Muy señalado el caso del periodista Koltsov, un hombre entregado a su causa. Así que los furibundos detractores del estalinismo deberían levantar un monumento al padrecito Stalin. Nadie mató tantos comunistas y durante tanto tiempo. |