S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
|||||||||||
|
|||||||||||
Memoria | Introducción | Carteles | Fuerzas | Personajes | Imágenes | Bibliografía | Relatos | Victimas | Textos | Prensa | Colaboraciones |
Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española. |
Enlaces |
Joseph North (1904-1976) De origen judío ucraniano, su familia emigró a los Estados Unidos estableciéndose en la zona industrial de Pennsylvania. A los 12 años ya trabajaba de ayudante en una fábrica textil. Regresó a sus estudios y se graduó en la Universidad del Estado comenzando a trabajar de periodista en diversos medios locales. Fue fundador de la revista de izquierdas, The Liberator, pero por discrepancias con otros miembros de la revista, North decidió unirse a otro grupo para fundar la revista "The New Masses", las nuevas masas, que finalmente quedó durante algun tiempo como órgano oficioso del Partido Socialista Americano. En esta revista colaboró lo mejor de la izquierda americana. Con la llegada de un nuevo editor proclive con la Unión Soviética, algunos miembros socialistas se marcharon, pero North, en cierto modo seducido por el nuevo diseño y expectativas de la revista, se quedó y en 1933 se unió al Partido Comunista Americano (CPUSA). Además Norh inició colaboraciones con el conocido periódico Daily Worker, una de las principales cabeceras de la izquierda americana. Con la llegada de la Guerra Civil española, el Daily Worker envió a Noth como corresponsal en septiembre de 1937. Llegado a Valencia, no tuvo buena relación con el Jefe de la oficina de Prensa, Luis Rubio Hidalgo, problemático funcionario (1). Noth se juntó con Louis Fisher y partieron para el frente en un vehículo que se agenció North. Tuvieron un incidente con un avión italiano que según cuenta, les lanzó cuatro bombas de las que no estalló ninguna, prodigio difícil de creer y que de ser verdad dice mucho del sabotaje de los obreros italianos. Una crónica de la visita que hizo al batallón Lincoln con otros periodistas dejó descontentos a los protagonistas y levantó ciertas críticas al minimizar las bajas del batallón en la batalla del Ebro y recoger supuestas anécdotas sobre que los heridos pedían volver al combate. El caso es que los periodistas detestaban las crónicas de North que eran, al parecer mera propaganda, en absoluto basada en observaciones directas. Hemingway le llamaba camarada Stalin, y llegó a decir de North, "...me gustan los soldados comunistas, aquí son los mejores, pero detesto a sus sacerdotes" (comisarios y propagandistas), criticando el aire autoritario que muchos lideres comunistas tenían, dogmáticos, rígidos e intratables. Como al parecer era el caso de North. North pagaba a sus detractores con la misma moneda, criticaba a sus colegas no comunistas con muy mala baba. Especialmente sonado fue lo que contaba del gran Herbert L. Matthews, al que no llegaba ni a la altura de sus zapatos, a propósito de un bombardeo sobre tropa republicana y que presenciaron un grupo de periodistas, y donde Hemingway rápidamente improvisó ayuda médica, pues Hem era insuperable puesto en acción. Por contra, dijo de Matthews que se puso a interrogar a los heridos y que el mismo Hem lo echó del lugar. Una anécdota que si ocurrió, cosa que dudamos, seguramente fue distorsionada por North. North volvió a Estados Unidos y durante la guerra mundial fue corresponsal de guerra para el Daily Worker. Luego fue editor de la revista The New Masses hasta 1948 en que las cosas se pusieron feas y cerró. Noth siguió siendo un comunista convencido hasta su muerte. Fue acusado de espiar para la Unión Soviética. Autor de varios libros sobre la España bélica. (Men in the Ranks; The Story of 12 Americans in Spain; No men are Strangers; Why Spain can win.) Nota.- (1) Conocemos bien a Luis Rubio Hildalgo por las descripciones que Arturo Barea hace del que fuera su jefe, cuando Barea por iniciativa propia se decidió a oficiar de oficina de prensa del recién evacuado Madrid por el gobierno. Con la llegada de la nueva jefa, Constancia de la Mora una inteligente mujer que tenía una visión mucho más eficaz que dio a los corresponsales mayor libertad. Constancia, era aristócrata y estaba casada con el jefe republicano de las Fuerzas Aéreas, coronel Hidalgo de Cisneros, también aristócrata. |