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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

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Edward Knoblaugh (1904-1976)

Periodista de la Associated Press, conocedor de la cultura hispánica que venía de dos años en Cuba y que en 1933 llegó a España como corresponsal. Se trataba de un periodista muy conservador y muy poco riguroso en sus informaciones, pero adorado por los lectores derechistas americanos. Durante el periodo previo a la guerra, había entrevistado a los principales líderes derechistas y a Besteiro y a largo Caballero (1). Tuvo la osadía de asegurar en su libro "¡Ultima hora, guerra en España!", que le había sacado a Gil Robles en la entrevista de 1936 la fecha concreta en que se produciría la sublevación, pero que no la reveló por petición del interesado. ¡Tonterías! Gil Robles no estaba en ese ajo y no tenía más idea que el resto de los españoles no comprometidos en el golpe, que sabían muy bien qué estaban preparando los militares africanistas más pronto que tarde. En julio de 1936 se encontraba en Madrid y salvo unas cortas vacaciones en ese mes, regresó a Madrid hasta que un año después fue expulsado por el gobierno, harto de sus actividades antirrepublicanas.

El periodista Knoblaugh con el político derechista Gil Robles

Knoblaugh participó en las maniobras de la derecha católica americana para desacreditar a su colega Jay Allen. Sus compañeros en España, pese a que era uno de los más veteranos, le consideraban un manipulador, muy poco profesional. Además se puso descaradamente al servicio de Franco publicando tras su salida de Madrid un libelo con material de propaganda extremadamente exagerado sobre los desmanes de los republicanos. Las mentiras eran del calibre de bebes cocinados, obispos destripados o castrados, etc, etc... Nunca puso nada de las dos milicianas violadas por los moros en el frente de Madrid durante horas hasta morir y presenciado por John T. Witaker que entrevistaba en ese momento al teniente coronel Mizzian, un moro que mandaba una columna de regulares, la misma que había matado a bombazos de mano a más de 200 milicianos heridos en el hospital de Toledo. De eso no dijo nada.

Según cuenta Jay Allen, todo el libelo de Knoblaugh era pura invención, que por cierto fue posteriormente recogida por propagandistas del franquismo como si fuera la verdad revelada, y todavía algunos cretinos en tertulias televisivas siguen aludiendo a obispos castrados sabiendo que es pura mentira. Otro de los grandes afanes de Knoblaugh fue ayudar a la ocultación de la autoría del bombardeo de Guernica.

(1) Largo Caballero que era un burócrata sindical e ideológicamente de lo mas conservador del PSOE, pasó por aquel entonces por una epifanía bolchevique y se hartaba de repetir una y otra vez que implantaría la República Española de los Soviets. Esto era oro puro para los periodistas conservadores que no tardaban un momento en mandárselo a sus cabeceras para que se viera claramente que le esperaba a España en manos de estos tremendos incendiarios. Un poco como les pasó a los líderes de Podemos con sus declaraciones iniciales muy poco hábiles y que posteriormente les pasó una dura factura personal.