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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

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Nordahl Grieg (1902-1943)

Este legendario personaje escandinavo, amante de las causas nobles, comunista mientras pudo, era un poeta, periodista y político noruego que había nacido en 1902 de familia culta de la burguesía de la ciudad de Bergen. Su época de estudiante fue muy aventurera, con viajes al extranjero por tierra y por mar, principalmente enrolado de marinero. Perfeccionó sus estudios en Oxford y comenzó a escribir poemas y novelas, algunas de ellas denunciando las duras condiciones de trabajo de los marineros. Ya puestos, marchó en 1927 a China como reportero pues quería cubrir la guerra civil china entre el generalísimo Chang y los comunistas de Mao.

A su vuelta publicó varias novelas y poemas, destacando una versión del personaje bíblico Barrabás, convirtiendo al ladrón indultado para culpar a Cristo, en un revolucionario. A principio de los años treinta se arrimó a los comunistas solicitando al poco la militancia en el Partido Comunista de Noruega. Hizo también un viaje a la URSS y terminó por quedarse dos años aprendiendo artes escénicas que le gustaban. De nuevo en Noruega, defendió a capa y espada la política represiva de Stalin, sin saber realmente que estaba pasando y creyéndose a pies juntillas la propaganda del hombre de acero y poniendose al frente de la Asociación de Amigos de la URSS, donde militaban sin ser comunistas muchos artistas e intelectuales de toda Europa (1). Los juicios de Moscu, guinda de la Gran Purga contra comunistas, sindicalistas, militares, e intelectuales partidarios de Trosky o no, que fueron injustamente acusados de horrorosos pero falsos crímenes, marcaron a toda la militancia comunista de Europa. Agruparon a los militantes alrededor de sus líderes locales pero los enfrentaron al resto del movimiento obrero.

Al inicio de la Guerra Civil española, Grieg se hallaba enfrascado en sus novelas sociales sobre la marina mercante noruega en la Gran Guerra y posteriormente otro libro sobre la Comuna de Paris. Es en 1937, a propósito del II Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura que se celebra en julio de 1937 en Valencia cuando conoció la realidad española y contactó con el personal nórdico en España, voluntarios de las Brigadas Internacionales, personal médico sueco-noruego del hospital de Alcoi, periodistas, como Gerda Grepp, y otros escritores centroeuropeos.

De izquierda a derecha, el chofer español, Nordahl Grieg, Gerda Grepp y Ludwing Renn en las cercanías de Belchite.

Esta plena experiencia literaria y bélica pues asistió en primera fila al dramático final de la batalla de Brunete, la relatará en su libro Verano español. Su conclusión más certera tras abandonar España y luego de su asistencia al congreso de Escritores de Valencia, es que la enseñanza y la cultura son fundamentales para derrotar al fascismo, pero no son suficientes. Se necesita la ayuda solidaria internacional en forma de suministros de todo tipo, instructores y sobre todo voluntarios sobre el terreno para instruir y formar al pueblo en la lucha antifascista. (2)

De retorno a su tierra fue matizando su militancia comunista hasta que a raíz del pacto de no agresión germano-soviético, que muy pocos intelectuales entendieron, sobre todo los que estaban de paso en el comunismo, se distanció completamente. Con la invasión alemana de noruega, Grieg se erigió en líder de la resistencia noruega e ignorando las iniciales instrucciones de Moscú a los comunistas europeos de que con ellos no iba nada, se alistó y combatió durante la corta campaña de invierno hasta que se exilió a Inglaterra. Al servicio del gobierno noruego en Londres, Grieg se destaca como periodista radiofónico y reportero del Ejército noruego acompañando a esta incipiente fuerza en sus misiones. En 1943, encuadrado en un bombardero inglés y con una misión de reconocimiento y alcance, fue derribado su Lancaster. Los alemanes enterraron a la tripulación y hay un movimiento para retornar sus restos a Noruega. Nordahl Grieg es considerado un héroe de la lucha contra el fascismo en Noruega.

Notas.-

(1) Estas entregas ideológicas incondicionales, es lo que tienen, que son como los amores apasionados que cuando fallan uno se convierte en el contrario de sí mismo, y odia lo que amaba y lo combate con furor. En general denotan personas apasionadas y vivas que se entregan a las causas tras epifanías donde el mundo miserable en que vivimos les abre los ojos a la realidad culminando un proceso de concienciación de imparable ascendencia. Como a Grieg, la causa le lleva a defender lo indefendible sin establecer categorías y sin separar el papel revolucionario y movilizador del movimiento comunista en la Europa de entreguerras y su lucha antifascista, de los sanguinarios crímenes de Stalin precisamente contra comunistas de toda nacionalidad y laya. Esto no era nada fácil, ahora lo parece, pero no lo era...

(2) En este aspecto hay dos experiencias contradictorias. La primera, la Guerra Civil rusa tras la Revolución, contra una coalición internacional y ejércitos emergentes blancos de militares profesionales. Fuerzas muy poderosas que irremediablemente fueron derrotadas por el concurso del pueblo ruso y su ejército, el Ejercito Rojo. Poderoso, unido, disciplinado y aguerrido. En la Guerra Civil española, los balances eran distintos, la coalición internacional contra la República era mucho más fuerte. La soledad, la misma, para rusos y españoles. Los recursos también eran distintos, la joven república española carecía de todo. La Rusia posrevolucionaria estaba al borde de la hambruna, pero sus recursos eran inmensos si había voluntad de resistencia. El Ejército Popular de la II República era en su mayor parte un ejército de papel, trufado de militares profesionales desafectos o poco combativos y terminada la hora de los voluntarios, lleno de reclutas escasamente motivados. Las elites militares republicanas, comunistas y socialistas, eran minoría, aguantaron mientras tuvieron recursos y territorio pero estaban condenadas desde que Inglaterra permitió a Hitler invadir Checoslovaquia, Stalin vio las orejas al lobo y se preparó para pactar con su mortal enemigo, una vez que las democracias occidentales le dejaron de lado. Que esta es la esencia y explicación del pacto Molotov-Ribbentrop, siempre escamoteada en las historias europeas. De modo que la II República española, teniendo población adicta suficiente, al empezar la guerra, su Pacto Político, el Frente Popular, permitió construir un Ejército a partir de las milicias, pero ese ejército no era un Ejército Rojo. Todo lo contrario,  escaso de recursos, escaso de formación, escaso de motivación, salvo las unidades, siempre las mismas, que llevaron el peso de la guerra. En la Guerra Civil rusa, los aliados, haciendo de tripas corazón dieron por perdida la partida de los ejércitos blancos. En España, las democracias occidentales dieron por perdida a la II República con satisfacción. Nada de rojos en el flanco sur de Europa.