S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española. |
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John Dos Passos (1896-1970) ■ Escritor norteamericano, autor de numerosos libros que han alcanzado gran popularidad: U.S.A. (El paralelo 42; 1919 y El gran dinero); Aventuras de un joven; Número urna: El gran destino; Oriente exprés; Los hombres que hicieron la nación: Los grandes días; etc. Durante la guerra civil española apoyó la causa republicana, asistiendo en julio de 1937 al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas y colaborando, con Ernest Hemingway en la película de propaganda The Spanish Earth. Hasta aquí todo iba bien entre Dos Passos y la República, pues Dos Passos no era precisamente un bolchevique ni un entregado como su amigo Hemingway. Pero entonces, un amigo suyo, Luis Robles Pazos, afincado en USA pero que se encontraba en España ayudando a la República, desapareció. El profesor Luis Robles Pazos, intelectual español afincado en USA y amigo personal de escritor, y que se encontraba con su familia de vacaciones en España en julio de 1936 y que pon tanto fue sorprendido por el golpe militar, Pepe Robles, como se le conocía, republicano y liberal, decidió junto con su familia quedarse en España y ponerse al servicio de la República. Se afilió al partido marxista y radical POUM (1). Robles era miembro de una familia rica española, de carácter muy conservador y decididamente partidaria del golpe militar de Franco. Un hermano de Robles era militar y se encontraba escondido en Madrid, probablemente trabajando para la incipiente Quinta columna. La República le buscó un puesto de traductor a Robles en el Ministerio de la Guerra. De ahí pasó a la embajada soviética como traductor, al parecer se manejaba en ruso. Todo marchaba de perillas y hasta el hijo mayor de Robles trabajaba para la República. La mujer, Margara Villegas manifestaba su satisfacción por haberse quedado en España a favor de la República. Robles era muy conocido en los ambientes intelectuales valencianos que en aquellos momentos ya era capital de la República y aparecía muchas tardes por el café Ideal Room donde participaba en la tertulia, a veces con opiniones muy críticas con la deriva política de la República. Esto llamó la atención de los servicios secretos republicanos que se pusieron a investigarle, supieron entonces que Robles mantenía contactos con su hermano Ramón el militar escondido en Madrid que militaba activamente contra la República. Inmediatamente fue detenido y llevado a dependencias secretas de los servicios de contraespionaje. Allí, aunque no se sabe a ciencia cierta, se descubrió que estaba pasando a su hermano información sacada de la embajada rusa, sobre la ayuda soviética a la República española. Hay informaciones que aseguran que fue precisamente detenido cuando se disponía a entregar un comprometedor sobre con este tipo de información. El SIM (la Policía Militar republicana) tras un breve periodo en una prisión para extranjeros lo fusiló discretamente. La familia que no sabía nada, ni hubiera entendido que Robles se convirtiera en un quintacolumnista repentinamente, recorrió todas las instancias en busca de Robles recurriendo desesperadamente a sus amistades y a las amistades de sus amistades. Recibiendo cada vez peores noticias sin confirmar pero que cerraban todas las esperanzas. En la oficina de prensa de Valencia que dirigía Constancia de la Mora, esposa del Jefe de la Aviación republicana, Hidalgo de Cisneros, Francisco Robles, hijo de Pepe Robles, al que todo el mundo llamaba "Coco", se encontró con Dos Passos que al enterarse de la noticia entró en cólera. Hemingway trató de consolarle y de atemperar la noticia. Dos Passos inició pesquisas a petición del hijo de Robles, pero o nadie sabía nada o lo que sabían no se podían decir a un escritor de renombre internacional en apoyo a la II República y en situación de ataque iracundo. Ernest trató de animar a su amigo quitándole hierro al asunto, ¡aquello era una guerra! no se podía perder la perspectiva por un desaparecido. Pero su amistad se rompió, aunque a decir verdad siempre había estado mediatizada por la rivalidad. Aunque las razones a ras de tierra de esta rotura eran en realidad más simples: A Dos Passos, Hem le parecía un frívolo que se la pegaba a su mujer con una periodista americana en España, (la mujer de Hem era íntima de Dos Passos). Con este incidente, desde luego muy grave para Dos Passos, el escritor se echó en brazos del anticomunismo (2). Y encima, hizo de este caso, que llegó a novelar, el leitmotiv de su radical ascensión hacia el olimpo de la derecha. Y tampoco vamos a entrar en las encontradas emociones que a Dos Passos le producía en España el desparpajo con el que Hem se movía entre trincheras y hoteles bombardeados donde corría el licor y donde Hem compartía con generosidad bebida y comida con periodistas fervientes admiradores de la causa republicana. Ambos cometieron sendos errores de escenificación. Dos Passos creyó que toda la Republica era una cheka (al parecer, sin derecho a defenderse de los traidores y espías), y Hemingway que esta secreta justicia de espías era una peccata minuta del todo inevitable en una guerra (3). Dos Passos siempre se opuso a los abusos gubernamentales, eso no lo negamos, pero nunca rompió con el gobierno de los USA por el juicio al matrimonio Rosenberg, acusados de espionaje en la guerra fría y condenados a la silla eléctrica, donde hoy sabemos que era un montaje de los Servicios Secretos. Sí que es cierto que Dos Passos se movilizó en otro montaje policial sangrante el de los activistas italianos Sacco y Vanchetti, pero esto fue antes de su llegada a España en 1937, es por ello que se dice que esta rabieta anticomunista tenía mucho de rivalidad con Hemingway al que detestaba y quizá envidiaba, pues siendo sin duda mejor escritor que Hemingway era mucho peor persona y con la décima parte del coraje de Hemingway (4).
Dos Passos, Joris Yvens y Hemingway en Valencia. En 2006, Ignacio Pisón, un escritor español de éxito, sacó un trabajo denominado, "Enterrar a los muertos" que nadaba entre el trabajo de investigación y la novela documental. No se trataba de averiguar el paradero de las decenas de miles de republicanos que yacen en fosas comunes ignotas (en la actualidad no tan ignotas), sino de atestiguar que la muerte de José Robles Pazos era un crimen detestable de la República contra un inocente y que fue el motivo de la ruptura de Dos Passos con Hemingway. (5) El libro no nos convenció de nada, miento, nos convenció de que Pisón se dedicó con afán a reunir todos los documentos y pruebas circunstanciales que pudo para probar lo que ya pensaba de antemano. Y es que con amiguitos como Pisón o como Cercas (Soldados de Salamina) la republicanos no necesitamos enemigos... Notas.- (1) Que abogaba por liquidar la República y que consideraba que ganar la guerra era un aspecto secundario en el camino de la revolución. Se pueden imaginar ustedes con qué simpatía veían el Gobierno y el Govern a estos tipos. (2) No fue el único intelectual izquierdista que cuando la República dejó de estar al pairo y se puso a controlar y reprimir la disidencia y la traición en una nación en guerra, levantaron el dedo, señalaron al gobierno republicano acusándole de lo que no era y negándole un derecho que a estos intelectuales nunca se les ocurrió negar a sus países de origen. ¡Y además!, qué culpa tenía realmente la República y su gobierno, cuando apenas controlaba alguno de los servicios especiales que luchaban contra el quinta columnismo. Y quién podía controlar las luchas internas entre Gorev y Orlov (GRU y NKVD) donde hay gente que dice que a Robles lo fusiló Orlov para minar a Gorev que por cierto tenía un gran aprecio a su traductor. En definitiva, lo único seguro que sabemos es que Robles fue seguido por el SIM por expresar públicamente opiniones contrarias al gobierno, más, tratándose de un trabajador de la embajada rusa, ¡y afiliado al POUM!. Que fue detenido con documentación comprometedora supuestamente para pasársela a su hermano militar, quinta columnista en Madrid, que necesitaba hacer meritos para pasarse a la zona franquista. Y que mientras Robles estaba en la cárcel esperando su proceso, probablemente, la NKVD lo fusiló. (3) Como en otros casos, Andreu Nin y Kurt Landau, ambos también del POUM, por ejemplo. Lo legal hubiera sido juzgarlos. Hay quien dice que a mediados de 1937, los tribunales populares ya estaban trufados de jueces que habían tomado la determinación de contactar con la quinta columna y que las sentencias a los fascistas las suavizaban todo lo que podían. Los estudios demuestran esto que decimos durante todos los grandes procesos contra la quinta columna de 1938. De modo que la policía política republicana no se arriesgaba en absoluto. (4) Esta es una opinión particular del que esto escribe. Y que quede claro que Hemingway es nuestro héroe americano. Uno de verdad, no esas mierdas de francotiradores que matan a la gente escondidos y con tecnología de alta definición. (5) Si que fue un crimen detestable por parte de la policía política republicana o quizá rusa, pues lo suyo era juzgarlo si se tenían pruebas. Pero pasó como con todas las policías secretas de un estado en guerra, que se manejan solas y se permiten estos lances poniendo en apuros al gobierno de turno, en este caso el de Negrín. Quien tuvo que ceder en su ira y de acuerdo con Azaña, no continuar las investigaciones para no poner en peligro el inestable pacto político, Frente Popular, que mantenía viva la II República. Aun así, Negrín destituyó al Director General de Seguridad el teniente coronel Antonio Ortega por no resolver la investigación, y que tenía el carnet del partido Comunista, aunque todo el mundo sabía que no lo era. |