S.B.H.A.C.

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

Memoria Introducción Carteles Fuerzas Personajes Imágenes Bibliografía Relatos Victimas Textos Prensa Colaboraciones

Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

Enlaces
Franz Borkenau (1900-1977)•

Periodista y ensayista austriaco que se afilió tempranamente al Partido Comunista Alemán y que tras graduarse en la Universidad de Leipzig se instaló en Berlín. Trabajo en el Instituto de Investigación Social de Frankfurt. En 1929 abandonó el partido Comunista, harto de la irreal política que el KPD hacía en Alemania dictada por Moscú y que era incapaz de detener los emergentes movimientos ultra reaccionarios y el nazismo. Una política que era anterior a la de los "Frentes Populares" mucho más realista. En 1933 abandonó Alemania pues era de ascendencia judía. Otro "Scum of the earth" (1), como Koestler, o André Friedmann (Capa) y tantos otros...

Aguantó lo que pudo en Viena, pero hubo de salir para Paris y luego para Centroamérica. Viajó por la España en guerra en dos ocasiones. Defensor de las causas antigubernamentales en zona republicana fue detenido por el SIM y expulsado de España. De resultas de esto escribió el conocido libro "El reñidero español". De su lectura deducimos ya hace mucho tiempo que es muy difícil definir un conflicto de pasada y cargado de prejuicios anticomunistas, por muchos doctorados que se tengan, pues pese a la aparente objetividad (2), un conflicto civil no es un hormiguero para sabios entomólogos. Las revoluciones no se resuelven como ecuaciones aunque algunos parecían creerlo. Borkenau fue encarcelado  por la policía republicana a raíz de la denuncia de su secretaria personal, una inglesa que militaba en el comunismo. Así lo cuenta él mismo en su "Reñidero español". El gobierno Negrín estaba harto de intelectuales críticos que ponían continuamente en duda las acciones gubernamentales, tachándolas de estalinistas. (3)

Por este motivo Borkenau del que no dudamos de sus buenas intenciones cometió una grave error de escenificación (que les pasó a muchísimos intelectuales de izquierdas) que cuando llegó a España en el verano de 1936 creía que toda la zona republicana era como en el verano de 1936 en Barcelona, y en los tempranos frentes de Aragón y Andalucía, y Valencia como capital llena de intrigantes. Bourkenau vino a España, recién despegado del comunismo y tras pasar unos meses observando el paisaje y el paisanaje, no entendió las dificultades políticas y militares del gobierno legítimo, lo único que vio era el reñidero español, que el gobierno controlaba muy poco y perseguía a quienes lo combatían desde dentro de las trincheras y las instituciones republicanas, mientras que los otros grupos torpedeaban alegremente el esfuerzo gubernamental. No visitó Madrid, donde el Ejército Popular se debatía en una batalla moderna y a vida o muerte para salvar la Capital y por ende la II República. Y así en su crónica, que estuvo a punto de perderse en las vicisitudes de su detención, en una prosa académica no exenta de prejuicios contra todo lo español, prejuicios que ya llevaba en la maleta cuando entró en España la primera vez. Así en esa crónica, digo, describió lo que vio con pasmosa exactitud e indiferencia de entomólogo frente a un hormiguero, pero sacó unas conclusiones finales, e incluso parciales, que son un delirio de arrogancia prejuiciosa en un analista muy sobrado, y frente a lo que pudiera parecer, muy poco enterado.

Notas.-

(1) Escoria de la tierra, uno de los libros de Arthur Koestler referido a los exiliados centroeuropeos en Francia e Inglaterra, como él mismo.

(2) Equidistancia dicen algunos. El mayor crimen intelectual que se puede cometer con el gobierno republicano.

(3) En la actualidad tras los estudios de historiadores que se basan en fuentes primarias y en evidencias documentales sabemos el calibre de la influencia política y policial de la Unión Soviética en la GCe. Mucha menos de la que se dice. Y que como la ayuda armamentista exagerada por los historiadores militares franquistas, más de mil tanques, todos ese rollo patatero que sabíamos falso pero que no podíamos demostrar hasta que los archivos rusos soltaron prensa y lo publicó Howson, lo  mismo pasa con las maldades de los estalinistas en España, que fueron pocas y exageradas, aunque algunas, eso sí, pusieron en verdaderos apuros al gobierno Negrín. Y de estos al parecer malvados culpables de todos nuestros males, como los rusos de hoy, en el gobierno de Negrín, aunque sólo había un par de ministros comunistas, nunca tuvieron influencia verdadera en la mente del Presidente del Consejo de Ministros, Doctor Negrín que caminaba bien provisto de argumentos y realidades y que naturalmente en una situación de guerra, de intervención internacional fascista y de absoluta soledad política dentro y fuera del país, agradecía sin doblez toda la ayuda que llegara a la República.