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Biografías de republicanos

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Ernesto Sempere Beneyto y

Ernesto Sempere Villarrubia

por  F.J. Sempere Luján

Ernesto Sempere Beneyto 

(Onil, Alicante; 1893-1940).  Ingeniero Industrial de convicciones progresistas, durante la Dictadura de Primo de Rivera fue represaliado con la pérdida de su empleo en la Sociedad Minera de Peñarroya por expresar públicamente su disidencia en una reunión republicana. Fue rehabilitado tras el advenimiento de la República. Ingeniero y presidente provincial en Ciudad Real del Instituto de Reforma Agraria, dirigió algunas de las incautaciones de grandes fincas sin aprovechamiento más sonadas y con mayor repercusión política de la época –1934/35--, (entre ellas, la de la finca Zacatena, propiedad de la duquesa de San Carlos, hoy eje central y germen del parque natural de Tablas de Daimiel).

 Miembro del Partido Radical Socialista, luego Presidente provincial en Ciudad Real del partido Unión Republicana, candidato por el Frente Popular a las elecciones de febrero del 36 y más tarde y durante la guerra civil gobernador civil en funciones, fundó por coherencia con su postura ética, política e intelectual un Batallón de Obras y Fortificación, el 36º, el cual (con su estado mayor en Manzanares, a cuyo frente se encontraba Ernesto Sempere Beneyto, entonces Mayor Jefe) se integró como unidad autónoma en el  9º cuerpo de ejército (que operaba en la zona de Extremadura y Córdoba), con su cuartel general en Almaden.

Su actividad se centraba fundamentalmente en la construcción de grandes posiciones fortificadas en primera línea de frente, líneas de trincheras, algunos bunkers, carreteras, y otras construcciones de gran envergadura y excelente factura. De hecho, militares franquistas de alta graduación que viajaban en trenes de transporte de presos custodiando a reclusos republicanos se asombraban públicamente y delante de éstos de las dimensiones y calidades de algunas de las fortificaciones que en Córdoba y Badajoz se veían desde la vía del tren, achacando su construcción a los rusos, cuando realmente las habían erigido los integrantes del 36 Bon. de Obras y Fortificación, uno de cuyos integrantes estaba presente en ese tren como prisionero.

A finales de 1938 el batallón se integró en la Agrupación de Divisiones de Nilamón Toral y tomó parte en acciones de guerra como unidad de combate en Valsequillo, los Blazquez, batalla de Peñarroya, Sierra Trapera, Mano de Hierro, etc., etc. si bien el batallón continuó siendo autónomo dentro de la Agrupación. Ernesto Sempere Beneyto continuó al frente de la dirección del batallón, mas se convirtió en Teniente Coronel y Jefe del Estado Mayor de Ingenieros de la Agrupación. El 36º Bon. fue la última unidad republicana en poder escapar del cierre de la bolsa de La Serena.

 Cuando el frente de Extremadura y la Agrupación Toral se derrumbaron tras el avance franquista, el 36º Batallón se disolvió en la zona cordobesa, extremeña y manchega tras el golpe de Casado y las luchas entre comunistas y casadistas-cnt. Tras un intento fallido de huida hacia Alicante, Ernesto Sempere Beneyto volvió hacia Ciudad Real, siendo preso en la cárcel de Villarta, pueblo de esta provincia, y más tarde en la capital. Juzgado y condenado a muerte, fue fusilado el 17 de julio de 1940”


Ernesto Sempere Villarrubia

Ernesto Sempere Villarrubia nació en 1920 en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), en el seno de una familia republicana, progresista e intelectual, comprometida con la izquierda moderada, el partido Unión Republicana y con el Frente Popular. Residiendo ya en Ciudad Real, fue con 15 años secretario de Agit-Pro (agitación y propaganda) de la FUE en el Instituto de Enseñanzas Medias de esta ciudad.

 En otoño de 1937 escapa de casa, y con 16 años se enrola en la 88ª Brigada Mixta, de inspiración anarquista, participando en combates de primera línea del frente en Cerro Sordo, Zarza Capilla y La Chimorra (Pozoblanco, Córdoba). Tras resultar herido y ser reclamado por su familia, regresa a retaguardia para ingresar en el 36º Batallón de Obras y Fortificación, a cuyo frente se encuentra su padre, Ernesto Sempere Beneyto. En este batallón de ingenieros (que se convierte en unidad de combate desde otoño del 38, participando en acciones de guerra en Valsequillo, los Blazquez, batalla de Peñarroya, Sierra Trapera, Mano de Hierro, etc) permanece hasta el derrumbe de los frentes extremeño y andaluz en marzo de 1939.

 Capturado tras un intento fallido de fuga a Alicante, es preso en el campo de concentración de La Granjuela, cerca de Valsequillo (Córdoba). Escapa del mismo en junio, para ser nuevamente apresado en Ciudad Real en octubre de 1939. Tras ser sometido a un Procedimiento Sumarísimo de Urgencia (nº 7054), es condenado a veinte años de reclusión el 22 de febrero de 1940, siendo trasladado a la prisión de Valdenoceda (norte de Burgos) en septiembre del mismo año.

Fruto de su rebeldía –negarse a comulgar en la semana santa de 1940-- se encuentra con una nueva orden de traslado a la prisión de Las Palmas de Gran Canaria, que se ejecuta en octubre de ese año en un eterno viaje de un mes a través de una decena de cárceles y prisiones de toda la geografía española (Villarcayo, Madrid –Yeserías y Porlier--, Cádiz, etc). Permanece en la prisión de Las Palmas hasta el 21 de noviembre de 1943, en el que sale en libertad condicional con la pena accesoria de destierro.

 Al acudir a la península, se le notifica su carácter de supuesto prófugo y es enrolado a la fuerza en un batallón de castigo para “prestar” el servicio militar. Se le traslada al 94 Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores penados (radicado en el Campo de Gibraltar), en el que permanece preso hasta mediados de 1947 (en la fotografía y a la izquierda, Ernesto Sempere como integrante del 94 Batallón Disciplinario en Algeciras 1945). En diciembre de 1948 se le comunica la concesión del indulto de la pena de reclusión, permaneciendo desterrado de su ciudad de residencia y con obligación de presentación periódica a las autoridades hasta mediados de la década de los 50.

Durante los siguientes cincuenta años, Ernesto Sempere aprendió a sobrevivir, se negó a olvidar y se obligó a perdonar. Fundamentó su nueva vida en el amor a su familia (esposa –Otilia Luján--, 8 hijos, 8 nueras, 15 nietos) y a la creación artística y musical. Murió el 13 de enero de 2005, rodeado de todos los suyos”.

F. J. Sempere.