S.B.H.A.C.

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                    11.- El frente Norte

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11.3.- Asturias

11.3.1 Las fuerzas gubernamentales en el Norte pasaron por momentos de extremada penuria armamentística. Penuria que fue decisiva en los combates iniciales y que permitió una posición de ventaja a los rebeldes, cual es el caso de Irún, y de la columna de mineros que camino de Madrid, hubo de regresar a Oviedo al enterarse de la defección de Aranda. En esta columna, las dos terceras partes de sus miembros iban desarmados y se vio incapaz de asegurar la retaguardia leonesa, a pesar de contar con suficientes efectivos humanos, por su falta de armamento y municiones. Igual les pasó a los sitiadores del Oviedo arandino. Pese a su superioridad numérica, apenas podían limitarse a cercar a los rebeldes, a la espera de mejores aprovisionamientos. El artefacto que vemos en la imagen, llamado "gomeru" era un tirabeque gigante en funciones de lanzagranadas. parece que un artefacto así fue usado también en el cerco de los cuarteles rebeldes de Gijón y que el diseño proviene de la revolución de octubre.

11.3.2 El mismo artefacto en otra localización. Vemos con claridad las granadas de mecha artesanales y la sempiterna toalla alrededor del cuello para combatir la humedad. No debía de haberlas oscuras y se usaban blancas que sin duda ponían en peligro a sus usuarios. Pero estamos en el otoño de 1936 y a nadie le importa un pimiento tales cosas.

11.3.3 Estamos en los primeros meses de 1937. Las trincheras del cerco de Oviedo, cerco que era una verdadera obsesión para los republicanos en Asturias, las trincheras, decimos, se han consolidado, la indumentaria también. No hay una uniformidad predominante si exceptuamos las gorrilla asturiana de campaña, y cada cual se las compone como puede. Estos siete soldados del Ejército del Norte, del Cuerpo Asturiano, nos enseñan una bandera rebelde capturada mientras unos de ellos la pisa.

11.3.4 Los cuatro tripulantes de este blindado BA-6 de origen ruso se fotografían junto a compañeros de una unidad de infantería. Los tripulantes llevan insignias que destacan su adscripción a la compañía asturiana de auto blindados. Al norte llegaron 20 blindados del tipo expuesto (BA-6) y 10 mas ligeros de tipo FA-I, con los que se formaron tres compañía, una por provincia (15 a Euskadi, 10 a Asturias, y 5 a Santander). La dispersión del material perjudicó a su actuación en el otoño invierno de 1936. Por otro lado, el uso táctico que se les dio fue erróneo, pues fueron usados de protección a la infantería (como si fueran tanques), cuando su verdadera misión era de exploración y enlace, es decir, asomar la cabeza, ver lo que hay y salir pitando. Lo otro, proteger a la infantería del tiro de fusil, era terminar en chatarra a manos de la artillería rebelde, dado que sólo podían moverse por caminos duros y carreteras, no como los tanques, que campo a través y gracias a su movilidad, podían poner en apuros a la artillería. Pero no era el caso.

11.3.5 El armamento de acompañamiento de infantería brilló por su ausencia, y lo que fue llegando parecía sacado de alguna feria de saldo. Morteros, lanza-granadas, ametralladoras, todo material proveniente de la Gran Guerra. Como esta Colt que examinan estos milicianos asturianos leales.

11.3.6 Constantino Suárez sacó esta instantánea de un combatiente asturiano. El rostro noble, la hechura corpulenta, la mirada perdida, y..., y el fusil anticuado...

11.3.7 Mientras dos descansan, un tercero, en primer plano, se prepara para lanzar una bomba de piña. Los que están sentados parecen mirar al otro con extrañeza. ¿Será una pose para el fotógrafo? ¿Vendrá el enemigo al galope?

11.3.8 Oviedo. Febrero de 1937. El batallón se prepara para asaltar una casa que impide la toma del convento de Santo Domingo. Es hora grave y tensa. Las bayonetas están caladas y los hombres listos.

11.3.9 A la vera de esta pumarada, cuatro soldados asturianos descansan. Uno de ellos lleva un subfusil Schmeisser MP-28

11.3.10 Dotación de un fusil ametrallador marca Hotchkiss II modelo 1925 reglamentarios en el ejército español en 1936 o bien del modelo 1926, importado de Centro-Europa al principio de la guerra. El tirador es zurdo y la máquina se provee por la izquierda.

11.3.11 Arde el cuartel de Simancas en Gijón. Es el 21 de agosto de 1936.

Los militares rebeldes de Gijón mandados por el Coronel Pinilla y bajo el mando supremo de Aranda, que había visitado a Pinilla la tarde del 17 de julio, acordaron una estrategia de pronunciamiento decimonónico que al igual que en Barcelona y otras capitales les llevó al fracaso. La guarnición de la ciudad no era muy numerosa, pero en nada desdeñable. Contaba con el regimiento Simancas que con el Milan de Oviedo y las fuerzas anexas componían la Brigada Mixta de Asturias. Además del cuartel del Simancas, existía un reciento cercano, llamado El Coto, donde se encontraba el cuartel del VIII Bon. de Zapadores y otras dependencias militares menores. Además había en Gijón, el cuartel de la 1ª compañía de la Comandancia de Oviedo del 10 tercio de la G.C. También había una compañía de Guardias de Asalto con un cuartel en la calle Jovellanos. Y finalmente una compañía de Carabineros de la 18 Comandancia. El núcleo de la rebelión, el regimiento de Simancas, disponía de unos 600 hombres (permisos de verano) pero a cambio disponía de armamento moderno, mil fusiles, dos piezas del 7,5, dos piezas de acompañamiento de infantería Arellano, 30 ametralladoras de 7 mm., 34 morteros de 81 mm. y de 50 mm. La munición tampoco faltaba, más de 5.000 granadas de mortero, 100 de 7,5, siete mil granadas de mano y un millón de cartuchos del máuser español.

Con un plan de ocupación de los puntos estratégicos de la ciudad y una vez que Aranda dio la señal el 20 desde Oviedo. Los rebeldes se lanzaron a la calle con muy mala moral, tanto en tropa como oficialidad. Organizada la resistencia popular, de momento sin fuerza pública leal, son las divergencias entre oficiales, suboficiales y tropa las que hacen que parte de la fuerza se pase al gobierno, oficiales incluidos y otra parte deba retroceder buscando la protección del endeble cuartel del Simancas. La toma del fuerte Santa Catalina y la lealtad (tras algunas dudas razonables) de la Guardia de Asalto, proporcionó a los leales armas y municiones y fuerzas organizadas. Por la tarde cae el cuartel de la Guardia Civil tras una dura refriega. La fabrica de gas que había sido ocupada por una compañía de zapadores cae de madrugada. Quedan por tanto cercados ambos cuarteles, con unos 350 hombres en el de Simancas y 150 en el de Zapadores.

Los rebeldes se parapetaron en el cuartel del Simancas usando sacos terreros, dadas las pobres cualidades defensivas del edificio que originariamente se trataba de un Instituto de Enseñanza. El coronel Pinillas organizó una defensa sectorial con fuerzas móviles y todas ellas muy bien armadas, desde luego, mucho mejor  que los milicianos que los asediaban. Estos se propusieron acabar primero con el Simancas y más tarde con el de Zapadores. Pero dada la tremenda capacidad de fuego artillero, mecanizado y de fusilería que tenía el Simancas, el asesor militar de los gubernamentales, comandante Gallego, propone nuevas estrategias de asedio. Explosivos, gasolina, minas, etc.

Mientras tanto, Aranda, y en el colmo de la insensatez, se plantea una expedición de auxilio desde Oviedo. Fracasada, naturalmente, dónde se creían que iban, el coronel Pinilla se da cuenta de que está sólo y sin provisiones. Solicita ayuda aérea y naval a Galicia. Quienes responden con más ayuda moral que otra cosa, pero es suficiente para mantener las esperanzas. El 29 aparece el Cervera y aunque sólo dispara una andanada, el desconcierto entre los leales es notable. También intervinieron aviones de ambos bandos, pero lo que sentencia definitivamente a los sitiados es la imposibilidad de desembarco del Cervera con sus 200 toneladas de víveres. Es decir, el mando franquista quiere que los defensores aguanten todo lo que puedan para distraer fuerzas de Oviedo y que Aranda se sostenga. De cualquier modo, las fuerzas sitiadoras son un conglomerado de fuerzas milicianas, algunos soldados y fuerzas de orden público, muy mal armadas, con pocas ametralladores y con sólo con la batería de Cimadevilla para contener al Cervera.

Dada la imposibilidad de rendir el Simancas, y con el concurso de un cañón, se decide atacar el cuartel de Zapadores aprovechando la ausencia del Cervera (repostar) la noche del tres al cuatro de agosto. La lucha es dura pero los rebeldes resisten. El Cervera vuelve con la idea de desembarcar una columna de mil hombres y artillería, lo que hubiera sido un desastre para los rebeldes.  Por otro lado, todos saben que los cuarteles caerán antes que después. Hasta el 21 de Agosto resistieron los rebeldes. Fue un acto de mucho valor, pero se trataba de militares golpistas y soldados de reemplazo levantados en armas contra la legalidad republicana.

11.3.12 Allá va el miliciano, corriendo agachado para que no le suelten un plomazo los rebeldes del cuartel del Simancas. 21 de agosto de 1936

11.3.13 Parapeto húmedo de Oviedo. Un casco, unos prismáticos, la ametralladora fabricada en Asturias, la tristeza del soldado sentado. La indeferencia del servidor de la maquina. La mirada desapasionada del tercero. Tarde de rutina y humedades, y Oviedo, ¡pobre!, en manos fascistas.

 

11.3.14 Un cañoncito español, el Arellano de 40 mm. que se fabricaban en Asturias, sirve de referencia a estos asturianos leales en el cerco de Oviedo.

11.3.15 La artillería republicana castiga Oviedo durante una ofensiva en octubre de 1936. Dos años después del 34, Oviedo vuelve a arder. En el interior, Aranda fusilaba al hijo de Clarín y a otros muchos asturianos leales.

11.3.16 Obras de fortificación en el muro de Gijón en febrero de 1937.

11.3.17 Gijón. Niños traídos de Francia y al parecer repartidos a familias y que reciben juguetes el 12 de febrero del 37. Los niños están aseados, parecen sanos, tranquilos, y algunos miran al fotógrafo con curiosidad.

11.3.18 Gijón. A los soldados les molesta estar de plantón, y todo el que lo ha sido lo sabe. Nada tan tedioso como pasarse las horas en descanso a discreción mientras llegan los jefazos dicen unas palabritas y después se toman unos vinos y unos canapés, y a la tropa, ¡hala, rancho...!

11.3.19 Patética estampa de guerra. EL barrio de Santo Domingo en Oviedo, hecho migas.

11.3.20 La línea del frente en las afueras de Oviedo. Mucho se ha dicho de la obsesión de los republicanos por los cercos, pues tuvieron que afrontar muchos (Oviedo, El Alcázar,  Huesca, Teruel, Santa Maria de la Cabeza).  Algunos sesudos analistas militares, afirman que esto restó recursos militares a la República, pues podían haberse limitado a cercarlos con unidades estáticas y dedicar el grueso de la tropa, en el caso concreto de Oviedo, a defender los frentes, el occidental sobre todo. Bueno, puede que haya algo de cierto en ello, pero también es verdad que la toma de Oviedo hubiera sido un gran mazazo para la estrategia franquista del Norte, y a punto estuvieron de tomarlo en octubre del 36.

11.3.21 Las Brigadas de Choque de las JSU, no sólo en Asturias, sino en toda la España gubernamental,  eran formaciones de obreros jóvenes que se comprometían a acrecentar la producción industrial como compromiso de guerra de los militantes de las JSU aún no movilizados. Las JSU (juventudes de origen socialista unificadas con las minoritarias juventudes de origen comunista, pero dirigidas por lideres pro-comunistas) dieron el mayor ejemplo de heroísmo, voluntad y sentido común (¡tan jóvenes!) en la causa republicana, si los partidos republicanos y sobre todo los sindicatos hubieran tomado ejemplo, otro gallo nos hubiera cantado.

11.3.22 Gijón. Asamblea del Sindicato de la Alimentación de UGT en el Teatro Robledo, 04-04-1937. ¡Vaya! ¿Serán los pacíficos tenderos los aquí reunidos para conmemorar Octubre? Seguro que no. Son los trabajadores del ramo en una asamblea del Sindicato. Nada más.

11.3.23 Niña del orfanato para milicianos "Felix Bárcena", en Sebares, 13-6-1937. ¡Qué entusiasmo el de esta huérfana de asturianos leales! Con su vestido de marinerito, sus rubias guedejas y su puño bien prieto. ¡Ahí va esta huérfana con la decisión de un batallón! ¡Puños al cielo! ¡Que no haya dudas!

11.3.24 Monte Los Pinos en Grado. Días 1 al 3 de diciembre de 1936. Una columna de autos blindados rusos BA-6 se preparan para atacar. De los 30 autos blidnados que llegaron al Norte,  15 fueron a Euzkadi, 5 a Santander y 10 a Asturias, que son los que vemos aquí.

11.3.25 Milicianos gijoneses se parapetan en las vallas del cuartel de Simancas. El fin está cerca.

11.3.26 El cuartel de Simancas después de la guerra con su monumento a los caídos del lado vencedor, en este caso perdedor.

11.3.27 Los milicianos contemplan al buque encallado en la costa asturiana.

11.3.28 Octubre de 1937, refugiados y soldados asturianos venidos en barco desde Gijón, en la localidad francesa de Pauillac.

11.3.29 La fabrica de armas de Trubia. Vista de una nave dedicada a la mecanización de cañones, de los cuales vemos un par de tubos en primer plano y algunos más a la espera de ser trabajados.

11.3.30 Durante el otoño de 1937, Gijón fue bombardeada, como lo había sido Madrid, todo el Norte, y posteriormente Barcelona, en la marcada estrategia de terror diseñada por la Legión Condor, la Aviación Legionaria, y la Brigada Hispana de Kindelan, pero sin duda ordenada por Mola y Franco, verdaderos partidarios de esta estrategia de terror y que al principio de la II WW, rindió países enteros, cuyos gobiernos, ciegos, habían sido incapaces de apoyar a la República española, primera victima del nazismo.

11.3.31 En esto de fortificar, los asturianos eran campeones. Partiendo en dos el maizal, estos flaquitos soldados de la República construyen trincheras para sujetar a los rebeldes arandinos. Por cierto el personal no está flaco, está normal, es que hoy en día todos tenemos sobrepeso.

11.3.32 Este bonito tranvía colectivizado se pasea por Gijón una vez que el cuartel de Simancas ha sido rendido.

11.3.33 El rebelde cuartel de zapadores de El Coto de Gijón que tenía más posibilidades defensivas, pero menos hombres y peor armamento.

11.3.34 Finales del asalto al cuartel del Simancas en Gijón.

11.3.35 El cañón que se uso para sitiar el cuartel de zapadores de El Coto en Gijón

11.3.36 Un Alsa repleto de milicianos camino del frente en la ciudad de Luarca, sede de la famosa empresa asturiana en agosto de 1936.

11.3.37  Decía el pie de foto que se trataba de milicianos en el cerco de Oviedo esperando a que los que usan el fusil cayesen, para cogerlo y continuar la lucha. Puede ser, pero desde luego no hay ninguna lucha en el momento en que fue hecha la fotografía. El miliciano más próximo lleva un naranjero

11.3.38 Rostros norteños para estos sitiadores del Oviedo rebelde y arandino. Poses, armamento, cascos y máquina expresan todos fortaleza. Otoño de 1936, aún hay esperanzas.

11.3.39 Miembros de un batallón de milicias cargan con un par de cuartos de una vaca, seguro que hicieron un buen guiso de carne gubernamental, digo gobernada.

11.3.40 Cerco de Oviedo. Batería del siete y medio en la falda del Naranco concretamente en los prados del Sanatorio, castigando al Oviedo arandino.

11.3.41 Otra pieza de una batería del siete y medio estacionada en Sograndio. Cerco de Oviedo.

11.3.42 El destructor Ciscar hundido por la Cóndor en el Musel. Este hecho desencadenó grande inquietud entre los combatientes asturianos.

11.3.43 Los depósitos de CAMPSA del Musel, puerto de Gijón, arden el 20 de octubre tras el brutal bombardeo del la Legión Cóndor del día 18.

1.3.44 Pieza del 75 del cerco de Oviedo.

1.3.45 Este vapor, el Reyna, fue el último buque que llevó armas a Gijón el día 18 de octubre de 1937. Su atrevimiento le costó caro pues el día 20 la Legión Cóndor lo hundió.

11.3.46 Mosaico recordatorio del campo de aviación de Carreño.