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Imágenes de la historia de España

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26. ENTRE REPÚBLICAS

17- LAS GUERRAS DE ÁFRICA

VALORACION

26.17.1 Campamento militar en las ruinas del Serrallo en los alrededores de Ceuta en 1860. Dicen que de este campamento salió la epidemia de cólera que asoló las filas españolas. Esta fue la primera posición ocupada por el ejercito español en la guerra de 1859-1860. Imagen E. Facio.

26.17.2 Correr la Pólvora. Cuadro de Ezuan.

26.17.3 Batalla de Tetuán. 1860. Cuadro de Rosales. La campaña de Marruecos de 1859-1860 fue exitosa para España. Hubo tres victorias decisivas, Wad-Ras, Los Castillejos y Tetuán, y otros combate menores, todos en la zona de Ceuta.

Bajo el mando de O´Donnell, Prim tuvo destacada actuación y la zona quedó de momento pacificada. Sorprende en principio, lo relativamente fácil que le fue al Ejército Expedicionario de África derrotar sucesivamente al Sultán que con fuerzas a veces mayores, hubo de capitular. Pero en la guerra, la ciencia militar, como decía Vicente Rojo, siempre termina por imponerse. Las causas, estrictamente militares que determinaron la victoria española se deben a la superioridad armamentística, en fusiles y artillería, sobre todo esta última pues decidió siempre el resultado de las batallas junto con la carga a la bayoneta de la infantería española que, al no contar los moros con esta arma blanca para sus espingardas, no tenían forma de defenderse entre disparo y disparo, lo que, aunque con fusiles de un sólo tiro en ambos bandos, daba superioridad ofensiva a la infantería española, amen, también de la superioridad del fusil de ánima rayada y llave de percusión.

Y para terminar, la servicios de todo tipo, sanidad, sobre todo, intendencia, aunque se pasó hambre cuando la Armada no pudo abastecer al ejército por fuerte viento de levante en el Estrecho, enlaces y Estado Mayor eran naturalmente superiores en el ejército español. Sorprende, también, que como las legiones romanas, los ingenieros del ejército español, iba por delante del cuerpo, construyendo la pista que permitiera pasar a la tropa, la caballería, la artillería y el tren de suministros.

Y la causa quizá más importante, el ejército expedicionario era mayoritario de soldados en activo y algunos batallones voluntarios. Pero España acababa de pasar por dos guerra carlistas y los hombres tenían experiencia militar y el mando también. No se trataba de reclutas atemorizados por los feroces guerreros del Rif, como la campaña de 1909 y la guerra de los años veinte. Por cierto, Un cuerpo moro de 6.000 guerreros del Rif que tras atacar Melilla en esas fechas y derrotar a las tropas españolas, vino en auxilio de las tropas del Sultán fue batido por las tropas españolas. A destacar que en esta guerra se usó por primera vez tropas indígenas mercenarias, la mayoría, moros originarios de la propia Ceuta. Y a destacar también, que afortunadamente, para las tropas españolas, en ningún momento, los marroquíes adoptaran tácticas de guerrilla, como nosotros hicimos con los franceses.

26.17.3.1 Hitos de las tropas españolas en la campaña 1859-1860.

26.17.4 La zona de Melilla siempre fue inestable. En la imagen, una batería de montaña en 1893 en las cercanías de la ciudad. Imagen, Manuel Company.

26.17.5 En 1909, una cábila próxima a Melilla atacó instalaciones mineras cercanas a Melilla. Tras inciertos combates, la tropas españolas sufrieron una emboscada en los alrededores del Monte Gurugú, concretamente en el Barranco del Lobo, donde murieron cientos de españoles. El desastre pudo aún ser mayor de no ser por la decidida actuación de algunos mandos. Este desastre, junto con la llamada a filas de los reservistas, detonó la Semana Trágica. En la imagen, la editorial Maucci ofrece todos los pormenores de la campaña de 1909.

26.17.6 Un blocao español cerca de Melilla en 1912. La imagen es paradigmática de las condiciones de vida de estas defensas. Tablones con aspilleras y un techo de planchas. Clavos para colgar los macutos y las cantimploras y el resto del material amontonado como se podía. Imaginen la mortandad de los heridos en estas condiciones.

26.17.7 Xauen, en la zona de Ceuta según el pintor Bertuchi. Xauen se salvó de ser tomada por los españoles en 1921 por el desastre de Anual. Berenguer, comandante y Alto Comisario del Protectorado tenía preparada su ofensiva cuando tuvo que acudir prestamente en ayuda de la indefensa Melilla. Xauen sería nuevamente conquistada en 1924 y vuelta de nuevo a abandonar en los innumerables avances y retrocesos de las campañas anteriores al desembarco de Alhucemas, que pacificó definitivamente ambas comandancias.

26.17.8 Abdelkrim, en Axdir en agosto1922, accedió de mala gana a ser fotografiado por Alfonso. El presidente de la efímera República del Rif no podía tener un escenario más espartano.

26.17.9 El ministro de la guerra, el vizconde de Eza, fue homenajeado con este banquete en una visita a la Comandancia general de Melilla. A su vera, Berenguer, Silvestre, oficiales y jefes locales amigos de España. Era julio de 1921, ya ocupábamos Anual, pero aún no se había producido el desastre.

26.17.10 El poblado de Nador muy poco antes de ser atacado. En Nador y Zeluán la brutalidad rifeña fue aún peor que en Annual y Monte Arruit, sólo que los muertos fueron menos, pero ningún soldado español olvidó aquellas escenas de soldados y civiles torturados y encerrados en las edificios donde habían resistido y capitulado con engaños. Estas fueron las primeras pilas de cadáveres momificados, que anunciarían lo que vendría despues, Monte Arruit, El Izumar y Annual.

26.17.11 Silvestre (de espaldas), Navarro y otros mandos en la posición de Ben-Tieb en fechas muy próximas al desastre.

26.17.12 La hoya de Anual unos pocos días antes del desastre. A la derecha el campamento de los regulares.

26.17.12.1 El Capitán Benitez, el héroe de Igueriben.

26.17.13 Dos coches rápidos, de los que usaba la oficialidad española para desplazarse del frente a Melilla. Muchos de estos coches fueron donados por particulares al ejército a cambio de que sus hijos sirvieran de conductores o incluso de asistentes de conductores de modo que se libraran de las penurias de primera línea. Era otra forma de redención en metálico.

  

26.17.14 General Manuel Fernández Silvestre. Nuestro Custer particular. Silvestre era un general impulsivo de mucha baraka que como buen oficial de caballería tenía puesta desde teniente toda su fe en una buena carga de caballería. Y el excelente oficial de escuadrones, se demostró mal comandante y peor estratega, pues no sólo desoyó los consejos de sus oficiales de Estado Mayor, sino lo es peor, de su Jefe de la Policía Indígena, el coronel Morales, verdadero experto político y de inteligencia militar que no dudo en señalarle la inconveniencia de mantener un frente tan extendido y tan mal guarnecido y sobre todo una posición tan descabellada como Anual una vez que no se pudo tomar la Loma de los Árboles y tras las pérdidas de Abarrán e Igueriben. Para más errores, en plena campaña y con la intención de llegar a Alhucemas. Silvestre permite el licenciamiento de las quintas del 18 y del 19 y su sustitución por los recién incorporados de la quinta del 20. Pierde 3.000 veteranos sustituidos por otros tantos novatos que le tenían el tradicional pavor de los españoles a los moros del Rif.

 

   

26.17.14.1, 26.17.14.2 y 26.17.14.3 A la izquierda el coronel Morales jefe de la Policía Indígena. En el centro el coronel Manella. A la derecha el teniente coronel Manera, comandante del Alcántara. Todos ellos se comportaron con valentía y disciplina y perdieron la vida en Anual, en aquel caos de sálvese el que pueda.

26.17.15 Cabileños fotografiados por el capitán Lázaro fotógrafo y militar.

26.17.16 Agosto de 1921, los moros han llegado al Gurugú. Por cierto, uno de ellos lleva una tercerola mauser de caballería.

26.17.17 Agosto de 1921. La primera línea de defensa en Melilla donde se ha emplazado una batería pesada de cañones Ordóñez.

26.17.18 Refuerzos para África. el buque Santofirme parte desde Vigo con soldados para Melilla.

26.17.19 Sevilla. Embarque de caballos con destino Melilla. Una peligrosa operación, sin duda, para los estibadores.

26.17.20 Desembarco en Melilla del ganado de la Brigada de Húsares.

26.17.21 Oficiales de la misma brigada recién desembarcados.

26.17.22 El regimiento de Cuenca sale de Bilbao con destino Melilla en el vapor Jaime Girona.

26.17.23 San Sebastián. Tropas de infantería se despiden de sus allegados momentos antes de partir para África.

26.17.24 La misma escena pero en el puerto de Barcelona.

26.17.25 La misma escena anterior momentos después.

26.17.26 Embarque de ambulancias en el vapor Castilla con destino África.

26.17.27 Supervivientes de Anual convalecientes en el hospital.

26.17.28 Comienzan las operaciones de reconquista. Alrededores de Melilla, cerca del monte Gurugú desde donde los moros cañoneaban la ciudad con cañones como el de la imagen, un Schnneider del siete y medio capturado a los españoles. Toda la artillería de Silvestre se perdió, y muy pocos fueron inutilizados en la huida. Así que la potencia de las fuerzas rifeñas aumentó considerablemente tras el desastre. Artilleros españoles capturados fueron obligados a instruir a los moros. Y aprendieron pronto. Después mataron a sus instructores. Los cañones hubo que capturarlos uno a uno en la penosa reconquista del territorio.

26.17.29 Alegría española en la reconquista del Gurugú, una posición clave para la defensa de Melilla. Era el  10 de octubre de 1921.

26.17.30 Finales de octubre de 1921, últimas operaciones en el monte Gurugú.

26.17.31 Campamento español en el reconquistado zoco de el Had muy cerca de Melilla.

26.17.32 Posición reconquistada en la falda del Gurugú. 23 de octubre de 1921

26.17.33 Un siete y medio en acción por las mismas fechas.

26.17.34 Observadores inspeccionan efectos de la artillería mora en Melilla.

26.17.35 Aviadores españoles en acciones de reconocimiento y enlace en agosto de 1921.

26.17.36 Un bombardero De Havilland donado por la ciudad de Zaragoza en espera de entrar en acción.

26.17.37 Tendiendo un puente de barcas en el Mar Chica.

26.17.38 Un siete y medio capturado a los moros que estaba escondido en esta cueva. Era el 30 de octubre de 1921.

26.17.39 Conquista de la posición de Ahel Azru en agosto de 1922. Imagen, Lázaro.

26.17.40 La posición Midar en fechas parejas. Imagen, Lázaro.

26.17.41 Reconquista de la fábrica de harinas de Nador.

26.17.42 Toma de Zeluán el 23 de octubre de 1921.

26.17.43 El coronel Riquelme en el vado de Sfa, río Muluya, en marzo de 1922

26.17.44 Operaciones cerca de Melilla. Reconocemos al Alto Comisario, Berenguer, y al coronel Riquelme, y a su vera, quizá Goded.

26.17.45 La unidad aerostática se prepara para una observación. Es el 18 de agosto de 1921.

26.17.46 La dotación de la unidad prepara las bombonas del fluido que izará el globo. La misma fecha.

26.17.47 El globo de reconocimiento inflado a medias.

26.17.48 ¡Ale, para arriba!

26.17.49 Estupenda imagen de una columna de abastecimiento camino del frente. Es el 30 de octubre de 1921.

26.17.50 Penosa imagen del transporte de heridos, con estos medios pocos llegarían vivos al puesto de socorro.

26.17.51 Cabanellas se interesa por un herido que no parece estar para muchas gaitas. A su izquierda un teniente coronel de húsares.

26.17.52 Las viejas colt disparando desde la altura contra el enemigo. Se trata de la compañía de ametralladoras de la brigada de Cazadores en la posición de Beni Aros.

26.17.53 Dos jefes a la vera de coches rápidos. Según el pié de la foto, el jefe de la derecha es el comandante de la Brigada disciplinaria.

26.17.54 Regulares en Beni Aros.

26.17.55 Berenguer celebra un éxito con champán, pero parece que sólo bebe él.

26.17.56 Una compañía de ametralladoras, con Hotchkiss modelo 14, en este caso, de lo que parecen regulares.

26.17.57 Escena del desastre. La ultima formación de un escuadrón del Alcántara. Alrededores de Monte Arruit.

26.17.58 La cuesta de subida a Monte Arruit sembrada de cadáveres, momificados por el sol, de soldaditos españoles. Hemos llegado al corazón del horror.

26.17.59 El mismo lugar con toda su crudeza.

26.17.60 La puerta de la posición.

26.17.61 Los servicios de recogida de cadáveres a la puerta de la posición de Monte Arruit.

26.17.62 El interior de la posición no es menos dramático en esta imagen de Alfonso, hijo.

26.17.63 Berenguer en Monte Arruit.

26.17.64 El Alto Comisario se tapa sus delicadas narices. Así son las guerras para los soldados y así son las guerras para los generales.

26.17.66 Cadáveres con evidentes signos de haber sido torturados previamente.

26.17.66 Tareas de inhumación.

26.17.67 Un poco tarde para esto.

26.17.68 La venganza. Legionarios muestran cabezas de rifeños. Vamos empatando...

26.17.69 Abdelkrim devolvió el cadáver del coronel Morales, por el que al parecer tenía gran respeto. Al féretro se le puso la bandera española antes del sepelio. Los marineros van descalzos como es preceptivo cuando se desembarca de un lanchón.

26.17.70 Entierro del teniente de navío José Lazaga héroe de la evacuación de Sidi Dris

26.17.71 Manifestaciones contra la guerra de Marruecos en diciembre de 1922. En este caso Córdoba.

26.17.72 Lo mismo en Santander.

ADENDA 2013

26.17.73 Rara imagen de recogidas de muertos en el Barranco del Lobo en 1909, probablemente del fotógrafo Alfonso Sánchez (padre) que estuvo allí en pleno "fregao" con su cámara fotográfica...

26.17.74 Estamos en 1909 en un hospital melillense. Vemos una pequeña ración de miseria hospitalaria para soldados como la que describió Barea en su trilogía "La forja de un rebelde". A Barea, que era sargento, ingresado por tifus en un hospital de soldados y clases de tropa en Melilla, le salvó de una muerta segura, la intercesión de una importante señora melillense, aunque de mala reputación, que lo reconoció en una tesitura mas o menos pareja que la del pobre soldadito de la foto. Al preguntarle la señora si necesitaba algo, Barea, fue directo al grano: "Sáqueme de aquí, por favor". Como así fue, salvando la vida al ser trasladado a otras dependencias para oficiales.

Destacamos en esta imagen, paradigma del destino final de todo soldado en Marruecos en la guerra del Rif, destacamos, digo, tres elementos en la composición. El soldado en cama, a todas luces, muy malito y su compañero sentado, que fuma y parece de mejor aspecto. Luego, el trío central. Dos monjas y una enfermera de la Cruz Roja. La primera monja, cetrina la color, abanica al febril soldado, pero sin maneras, es para la foto. La segunda monja sostiene un vaso cual estatua petrificada, también sin maneras, también es para la foto. Y la enfermerita, la única que refleja sentimientos de este trío, compone una mirada tan compasiva que nos enternece mientras ella se apoya en una y otra monja. El resto, la tropa de heridos y enfermos, tratan de posar, incluso de sonreír como era habitual para un español cuando lo fotografiaban en aquellas épocas, pero no pueden, la mayoría tiene la mirada perdida y desinteresada que los soldados americanos en Vietnam llamaban "la mirada de las mil millas". Lo que han pasado estos soldados, solo lo saben ellos. Es 1909, acaba de pasar la Semana Trágica y el desastre del Barranco del Lobo. Esto es España y su monarquía alfonsina.

Vea este estupendo blog: La Atención médica durante el desastre de Anual

26.17.75 África 1912, maniobras militares españolas. A destacar la poca estatura de la tropa. Éramos muy bajitos. La redención en metálico hacía que fueran los pobres quienes hacían la mili. Durante la monarquía alfonsina, la población sin recursos estaba pésimamente alimentada, con dietas monótonas y escasas. Las proteínas y el calcio necesarias para crecer en la infancia eran muy caras para el proletariado urbano y rural. Los años treinta marcaron un mejoramiento de la dieta española. La guerra y la posguerra civil volvió a dejar la dieta española en cantidades y variedades insuficientes. Es en los setenta cuando los españoles empiezan a crecer y es en los noventa cuando se pierden las grandes diferencias con la talla europea.

Lea este estudio en internet

26.17.76 El fotógrafo Alfonso, hijo, Alfonsito, consiguió permiso para viajar con el director de "El Liberal" para visitar a Abdelkrim y a los prisioneros que éste tenía desde Anual. En la imagen, el citado periodista Oteyza en el centro, a su derecha el general Navarro y a su izquierda el coronel Araujo.

El general Navarro, segundo al mando de Silvestre, era Intendente General militar en Melilla, alcalde, prácticamente, y simultaneaba esta labor con el mando. Siempre que podía acompañaba a Silvestre en las maniobras militares que eran los avances españoles hasta la llegada a Anual. Navarro participaba del ardor guerrero de Silvestre, pues que se sepa nunca advirtió a su superior de la deficiente forma que tenía de hacer esta guerra de mentirijillas que precedió al desastre. No es el caso del coronel Morales, de la Policía Indígena, que se hartó de advertir al fogoso Silvestre, una y otra vez. Pero Silvestre tenía su palabra comprometida con el rey, y no podía echarse para atrás, pese a las terribles dudas y a las continuas peticiones de refuerzos y equipo que continuamente le hizo a su superior Berenguer. El caso es que Navarro se encontraba en Melilla cuando llegaron las primeras noticias del desastre. Muchos altos mandos del ejército, incluido Silvestre, pernoctaban en Melilla, volviendo al campo en sus coches rápidos, (Ford). Silvestre se ha suicidado en ausencia de su segundo. Nadie manda en Anual, coroneles y teniente coronales organizan la retirada prontamente convertida en desbandada. Algunos como Morales, Manera y Manella se comportan como militares, otros, la mayoría, deshonran el uniforme. No controlan a sus tropas, donde probablemente pasan por desconocidos, o no se encuentran en sus puestos, e incluso se auto-imponen órdenes para salir de allí pitando en sus coches rápidos. Enterado de la noticia, precisamente por coches rápidos que llegan a Melilla, Navarro, rápidamente, reunió a sus ayudantes disponibles y partió para Dar Drius con la intención de recabar información de primera mano y organizar la retirada. Donde llega a las seis, sin haber dejado a nadie al cargo de Melilla. En Drius asiste a la vergonzosa ceremonia de la confusión mientras van llegando los supervivientes de Anual y del Izumar. Un poco más de mil. Sólo en el Izumar se calcula que murieron más de mil soldados, más otros mil o quizá más que lo hicieron en Anual o sus inmediaciones. En Drius, con la guarnición y los llegados de Anual y posiciones próximas y contando con la columna recién llegada de Chief se dispone de 2600 hombres aproximadamente. La mayoría en estado de shock.

Muchos jefes y oficiales son partidarios de atrincherarse en Drius, y el propio Navarro parece convencido la noche del 22, pero a la mañana siguiente cambió de opinión al parecer por el estado calamitoso, moral y físico, de la tropa y lo que es peor de la oficialidad. Pero ese fue su error, no atrincherarse en Dar Drius, donde tenía una aguada muy fácil y suministros y artillería para resistir semanas. En la mente de Navarro debieron luchar las dudas de todo Comandante en Jefe, retirarse a toda velocidad para alcanzar Melilla, al precio que fuera, o atrincherarse a la espera de refuerzos. El sabía que en Melilla no había nada, Silvestre ya había rebañado todo lo que se podía. Luego los refuerzos tardarían mucho, bien desde Ceuta o desde la península. Atrincherarse cerca o lejos de Melilla era irrelevante, como se demostró. Lo importante era el agua, los suministros y la capacidad de defensa que aportaban las instalaciones. El único factor que le exime relativamente de este error militar, es precisamente el calamitoso estado de la oficialidad y de la tropa, y el hecho ignominioso de que decenas de oficiales habían aprovechado cualquier medio de favor, caballos y coches rápidos para huir a Melilla. La tropa estaba en estado de shock mental, al borde de la insurrección. Ignorando los soldaditos, visto el ejemplo de sus oficiales, que la única manera de sobrevivir, era mantener la calma y la disciplina, atrincherarse y vender caras sus vidas, lo otro, la retirada desorganizada, el ¡sálvese quien pueda! era la muerte segura en la mas terribles de las condiciones que los sanguinarios guerreros del Rif imponían siempre a sus vencidos españoles desde 1856. 

Y para terminar este pequeño juicio del general Navarro, seguramente subjetivo en la distancia y en el lugar, la decisión de rendir Monte Arruit fue el último error de Navarro. Él y sus oficiales no podían ignorar lo que iba a pasar. Vida y cautiverio para la oficialidad hasta su rescate a peso de oro, como siempre fue en el norte de África. Y tortura y muerte para los soldaditos sin valor. A los artilleros los mantuvieron vivos unos días mientras los rífenos aprendían el uso de los cañones capturados. La escena debió ser dantesca para Navarro y su oficialidad, formada la tropa, y alineados enfermos y heridos para proceder a su traslado, los rifeños se lanzaron contra las filas desarmadas, gumia en mano, con sus gritos ululantes, y ojos desorbitados, matando a placer, degollando sajando, mutilando, una y otra vez, mientras los desgraciados soldados españoles que aún podían correr se desperdigaron por la posición mientras los guerreros del Rif, que no conocían la piedad cuando se trataba de españoles, los cazaban, los ataban y los sometían a salvajes tropelías. Es por eso que en Monte Arruit, los cadáveres aparecieron esparcidos por todo el área de la posición. Los rifeños, no enterraban los cuerpos de los infieles, como suele ser preceptivo entre los musulmanes. El caso es que los brutales hechos contemplados pasaron factura a Navarro y a sus oficiales, que jamás pudieron olvidar aquel trance, cuando sus hombres, eran degollados mientras una guardia  les protegía a ellos de algún incontrolado.

26.17.77 El Rif. Las flechas negras indican el camino de la retirada

26.17.78 Esta imagen no es una pose y aunque el pie de la foto lo fecha en 1921, creemos que se trata de 1925 en adelante, primero por la uniformidad, parecen legionarios, y segundo por el armamento. Vemos dos ametralladoras Hotchkiss, que se adquirieron mayoritariamente después de Anual. Destacamos a la derecha el cubo de agua y el cañón de repuesto de la ametralladora, mientras sus sirvientes proceden a cambiarlo.

26.17.79 Artolas para transportar heridos desde primera línea hasta el puesto de socorro. Después había ambulancias, tanto hipo-móviles como de automoción. En cualquier caso el destino final de los heridos y enfermos graves era Melilla o Ceuta dependiendo de Comandancias. Tanto las artolas como las ambulancias eran un suplicio al que muchos no sobrevivían.

26.17.80 Los medios que Silvestre le pidió a Berenguer, llegaron después, para la conquista del territorio perdido. En la imagen, zapadores construyen, o reconstruyen un puente.

26.17.81 Curiosa imagen donde vemos al teniente coronel Núñez de Prado, junto a unos compañeros, entre los que se encuentra el general Cabanellas (barba blanca). Viene esto a cuento porque, siendo ambos militares amigos, el 18 de julio, Núñez de Prado fue enviado por el gobierno a Zaragoza, para tratar de convencer a Cabanellas de que depusiera su actitud rebelde. Cabanellas respondió fusilando días después a Núñez de Prado.

26.17.82 Cadáveres de soldados españoles en las cercanías de Annual. Dicen que aún durante el protectorado, en los años cuarenta, de vez en cuando aparecían restos de soldados españoles en los barrancos del Rif. Sus madres y familiares murieron sin volver a verlos jamás y sin poder enterrarlos dignamente. Los mismo que las decenas de miles de victimas del franquismo que jalonan las cunetas de este país inmisericorde.

26.17.83 Convoy de mulas con materiales de ingenieros para fortificar un puesto.

26.17.84 Un escuadrón del regimiento de caballería nº 14 "Alcantara" es revistado por su comandante, antes del desastre. Este regimiento y la actuación individual de algunos jefes, oficiales y soldados y de alguna guarnición, salvaron el honor del Ejército. Pero sólo para los militares, para la nación y sobre todo para las clases populares, que eran quienes ponían la carne de cañón, el oprobio fue insoportable. La monarquía se encaminaba a su destrucción. Para el pueblo, después de la semana trágica, después del desastre del 98, esto era demasiado. Jamás lo perdonaría.

Versión 1.0 - 01-2000 - Revisión 1.1 - 12-2013