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Imágenes de la historia de España

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26. ENTRE REPÚBLICAS

7.- LA PRIMERA Y LA SEGUNDA GUERRAS CARLISTAS

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)

VALORACIÓN

26.7.1 Aunque la mayor parte de la jerarquía eclesial apoyó a Isabel II, una parte del clero, el más ultramontano, se pronunció tal cual muestra la imagen.

26.7.2 Tropas carlistas. Imagen: Major C.V.Z. Caballería carlista. Londres 1837. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.3 La legión británica. Un cuerpo de diez mil voluntarios ingleses, irlandeses y escoceses que lucharon con los cristinos con el beneplácito del gobierno inglés, que también envió un par de buques. Imagen: Major C.V.Z. La Legión británica. Londres 1837. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.4 Tropas cristinas. Imagen: Major C.V.Z. Tropas de la reina. Londres 1837. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.5 Hernani. Los carlistas atacan a Evans, comandante de la Legión británica, formada por voluntarios de esa nacionalidad que luchaban con los cristinos. Sobre esta legión, lea este apasionante relato de los hechos de esta unidad cristina.

26.7.6 Artillería carlista. Imagen: Manuel Miranda. Artillería de batir. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.7 La caballería liberal al ataque. Imagen Manuel Miranda.

26.7.8 El general carlista Gómez se permitió durante la primera guerra carlista en 1836 un tour por toda España sin que nadie consiguiera detenerle, llegando a tomar Córdoba. El objetivo de Gómez era expandir la guerra al norte, Santander, Asturias y Galicia, pero el hombre se animó y se paseo por toda España seguido de cerca por las tropas liberales. Cuando regresó al País Vasco, le tiraron de las orejas, pues pese a su indiscutible hazaña, no cumplió sus verdaderos objetivos. No sería esta la única expedición carlista, pues el propio pretendiente también organizó otra, llamada "expedición real", que llegó a las puertas de Madrid, aunque tampoco les sirvió de mucho esta vez. En la imagen, las tropas de Gómez atraviesan el Guadalquivir por un original puente de carros.

26.7.9 Resulta que un panadero pro-carlista se dedicó a envenenar a toda la Legión británica mientras se encontraba acuartelada en Vitoria. Parece que les causó más de mil quinientos muertos y otros tantos enfermos, no sabiendo nadie mientras esto sucedía que enfermedad les consumía y por tanto sin remedios para combatirla. Por una carta a un paisano de parte de un desertor inglés que combatía ahora con los carlistas, se pudo desentrañar esta conjura para asesinar a toda una división. Naturalmente, lo ejecutaron. El panadero se llamaba José de Elosegui y en la imagen le aplican garrote vil.

26.7.10 El teniente coronel George Lacy de Evans comandante en jefe de la Legión británica.

26.7.11 Zumalacárregui en su lecho de muerte. Este héroe carlista nombrado general en jefe por el pretendiente fue herido en el primer sitio de Bilbao. Su muerte y el no poder tomar la ciudad determinó en gran modo el resultado final de la guerra. Imagen del banco de imágenes de la Diputación Foral de Guipúzcoa: El álbum de siglo XIX en el País Vasco.

26.7.11.1 El gran Zumalacáregui, creador del ejército carlista y brillante estratega en estas guerras de pobres que fueron las guerras carlistas.

26.7.12 El infante Don Sebastián que comandó la famosa "expedición real". Otro inefable tour carlista por media España. El motivo de esta expedición era un pacto secreto de la regente con el pretendiente para casar a su hija Isabel con el primogénito del pretendiente, y era debido a que los liberales habían impuesto a Maria Cristina la Constitución de 1812. Por ello, Don Carlos Maria Isidro, el pretendiente, debía acercarse a Madrid, asustar a sus habitantes y facilitar la componenda. Pero como se dio antes un paseo por Cataluña y Aragón, cuando alcanzó Madrid, los generales cristinos y en especial Espartero le hicieron retroceder y volver a sus puntos de partida. Al pretendiente le sentó muy mal el fiasco de sus planes y cometió severas injusticias con sus mandos, entre otras quitándole el mando al infante Don Sebastián. y ahí empezaron las desavenencias carlistas que terminarían con la defección de Maroto en el abrazo de Vergara.

26.7.13 Acción de Urigosti. Espartero al frente de sus hombres.

26.7.14 En septiembre de 1937, el Pretendiente se presentó en Madrid. No le sirvió de nada en sus propósitos políticos, como ya hemos dicho, pero demostró, como ya lo hiciera la expedición de Gómez, que los ejércitos liberales eran incapaces de garantizar la integridad del territorio.

26.7.15 Espartero en Luchana. Durante el segundo sitio de Bilbao, sus defensores se encontraban faltos de provisiones y municiones. Los generales cristinos acudieron en su auxilio, siendo el puente de Luchana vital en esta empresa para socorrer la ciudad. Espartero se lució en esta acción y cogió grande fama que posteriormente aprovecharía en política. Imagen del banco de imágenes de la Diputación Foral de Guipúzcoa: El álbum de siglo XIX en el País Vasco.

26.7.16 Acción de Luchana. Las tropas de Espartero desembarcan con el apoyo de buques ingleses..

26.7.17 Los irlandeses de la Legión británica se lanzan al ataque de la ciudad de Irún que pese a estar defendida por sólo 800 carlistas resistió denodadamente. Tras tomarla, los voluntarios ingleses se dedicaron al pillaje.

26.7.18 Paso de Pancorbo por las tropas cristinas. Imagen: Major C.V.Z. Paso de Pancorvo. Londres 1837. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.19 Los Chapelgorris (boinas rojas) eran un batallón de voluntarios guipuzcoanos liberales que se batieron el cobre con tesón. Tuvieron problemas con Espartero que les acusaba de pillaje y por este motivo, el espadón ordenó diezmarlos fusilando a muchos de ellos, entre los que se encontraban lideres liberales de probada entrega. Espartero debió creerse que era un general romano. A los Chapelgorris, los carlistas les llamaban peseteros, pues cobraban una peseta diaria. La escena está dibujada en Miranda de Ebro. En la parte contraria estaban los Chapelchurris (boinas blancas). Imagen: Major C.V.Z. Chapel gorris. Londres 1837. Historia militar del siglo XIX en el País Vasco

26.7.20 Otra estampa de los Chapelgorris de la mano de los artistas británicos Sidney Crocker y Bligh Barker, publicada en Londres en 1837.

26.7.21 Fin de la Primera guerra carlista. Abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto. Este último general carlista vio la guerra perdida y aprovechó las inmejorables condiciones de paz que le ofrecía Espartero para terminar la guerra. Sólo quedaba Cabrera en el Maestrazgo, y Espartero acabado el frente norte, reagrupó sus fuerzas y tomo Morelia, teniendo Cabrera que exiliarse a Francia. Era 1840 y terminaba la guerra de los siete años. Espartero fue el gran beneficiado de esta paz. Imagen del banco de imágenes de la Diputación Foral de Guipúzcoa: El álbum de siglo XIX en el País Vasco.

26.7.22 Tras el abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto, que por cierto, este general carlista había fusilado previamente en Estella a todos los mandos que estaban en contra del pacto, pues Espartero se encontró con fuerzas suficientes para meterle mano al terrible Cabrera, que campaba en el Maestrazgo como un señor de horca y cuchillo. Y a eso hace alusión el grabado, los oficiales de Cabrera de juerga mientras sus hombres asesinan a los prisioneros cristinos.

LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA (1847-(1849) -1860)

La Segunda Guerra carlista fue en realidad un levantamiento popular restringido a Cataluña y Aragón, caracterizados por la guerra de columnas y las partidas guerrilleras. Muchos historiadores no la califican de guerra, la denominan simplemente Guerra de los Matiners (madrugadores, porque las partidas atacaban de madrugada) y guardan el título de Segunda Guerra carlista, para lo que otros denominan Tercera (1872-1876). Además, hasta 1860 estuvieron produciéndose levantamientos carlistas y asonadas de poco relieve. Aclarado esto, detallaremos que el motivo de esta Segunda Guerra civil estaba en cómo se cerró la Primera. El hijo de Carlos Maria Isidro (Carlos V), conde de Montemolín, se autotituló Carlos VI e inició hostilidades con las mismas pretensiones que su padre. De la misma manera que las poblaciones campesinas de Navarro y el País Vasco habían enrolado los batallones carlistas de la Primera, no sólo bajo el deseo de una España Apostólica, sino con importantes aspectos de conservación de sus fueros y privilegios. En la Segunda, importantes sectores rurales catalanes se lanzaron a la rebelión bajo el influjo de reivindicaciones sociales que tenían su explicación en las reformas de Narváez y en la crisis alimentaria de 1846. El desarrollo de los acontecimientos fue rápido dada la desigualdad de fuerzas, Manuel Pavía, general isabelino, que con 40.000 soldados capturó al cura Tristany y lo fusiló en Solsona en 1847. Las cosas se complicaron un poco cuando partidas republicanas federales entraron también en el conflicto. En 1848 el famoso Cabrera cruzó la frontera y pretensión organizar un ejército en regla con el que iniciar una campaña general en Cataluña. Pero tampoco lo consiguió. Al año siguiente, el conde de Montemolín (Carlos VI) fue interceptado en la frontera francesa y tuvo que salir por pies. Medidas de gracias y amnistías terminaron el conflicto en junio de 1849. Todavía en 1860, se produce un pronunciamiento del conde de Montemolín en Castellón, que fue inmediatamente frustrado. Lo novedoso de esta guerra fue la colaboración entre los carlistas puros, sectores populares de Cataluña y Valencia, y partidas republicanas federales de las mismas zonas. Llegando a publicarse el grito de: "Viva Carlos VI y la Constitución con olvido del pasado". Señalando, además, que los sectores más integristas del país se encontraban ya perfectamente imbricados en la monarquía Isabelina, así como la Iglesia católica.

26.7.23 El conspirador carlista y la revista Esperanza. De siempre llamados en España, facciosos. Cuadro de Valeriano Becquer. Museo Romántico de Madrid. Fragmento.

26.7.23.1 Fotografía del pintor Valeriano Bécquer de familia de pintores y hermano del poeta Gustavo Adolfo. Ambos liberales en el reinado de Isabel II.

ADENDA 2013

26.7.24 También hubo una unidad francesa en la primera guerra carlista. La legión Francesa ataca las fortificaciones carlistas en este grabado de Major C.V.Z.

26.7.25 Artillería carlista de montaña. Excelente grabado del banco de imágenes de la Diputación Foral de Guipúzcoa: El álbum de siglo XIX en el País Vasco.

26.7.26 Al pintor e ilustrador Ricardo Balaca que venía de familia de pintores liberales y que había estudiado en el extranjero pero también en Madrid, concretamente en el taller de Federico Madrazo, le encargaron que ilustrara algunas escenas de la guerra carlista ya a tiro pasado. Balaca se especializó en escenas de batallas, que en el XIX en España tenía más salida junto con los retratos de encargo. Este grabado es un ejemplo. La infantería carlista al ataque...

26.7.27 El pintor romántico Valeriano Bécquer plasmó aquí a un pintor y militar carlista retirado, con su familia. Al fin de la primera guerra carlista, los oficiales carlistas conservaron sus grados y emolumentos. El abrazo de Vergara, pese a las brutalidades y crueldades de esta guerra, especialmente desde el lado carlista, es un palmario ejemplo de Paz, Piedad y Perdón por parte de los vencedores. No creo que hubiera sido igual si los carlistas hubieran vencido, dados los destacados ejemplos de lo contrario que las historia nos da cuando los vencedores son los reaccionarios, sobre todo en la historia reciente.

Versión 1.0 - 01-2000 - Revisión 1.1 - 12-2013