S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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Las Fuerzas Navales tras el 18 de julio. |
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El Mando de la Flota y el Estado Mayor Central de las Fuerzas NavalesLa flota había salido de la debacle del 18 de julio, muy mal parada. Los comités embarcados y de la propia base naval marcaron inicialmente unas normas y medidas inaceptables para Giral (ministro de Marina a la sazón) pero con las que tuvo que contemporizar. El mismo día 20, desde el ministerio, en manos de Balboa y otros leales, se disuelve el E.M de la Armada, dejándolo reducido a la simple sección de Operaciones al cargo del teniente de navío Pedro Prados Mendizábal[1] El día 24, se destituye a los almirantes Márquez y Molins, Jefe de la Base Naval de Cartagena y Jefe del Arsenal, respectivamente. Para el primer cargo fue nombrado el T.N. Antonio Ruiz González. Como jefe del Arsenal oficiaba el Segundo Maquinista Manuel Gutiérrez Pérez. El mismo día se comunicó oficialmente a toda la flota el nombramiento de comandante de la flota al capitán de fragata, Fernando Navarro Capdevila, que no durará mucho en el mando. Por otro lado, las disposiciones prohíben a bordo la presencia de tripulación con armas, salvo los miembros del Comité de gobierno y la Guardia. Para el ministro del ramo, se presentan dos acuciantes problemas, restablecer la disciplina militar que permita a las dotaciones actuar con cierta eficacia, lo que significa controlar los comités embarcados o de gobierno, y segundo, evitar la sangre, la descontrolada represión que está a punto de desatarse, así que empiecen a llegar las noticias de los asesinatos en Ferrol y Cádiz de los marinos leales[2]. Giral sólo tuvo un cierto éxito en el estrecho, donde, concentrada la flota leal, se pudo evitar el paso de suministros rebeldes de África a la península. La escuadra utilizó el puerto de Málaga como base avanzada. Con algunos cambios, durante este periodo fueron sus mandos:
Durante todo el final del mes de julio y principios de agosto, llegan las noticias de fusilamiento por parte de los rebeldes de significados oficiales, clases y marineros, tanto en el Ferrol como en Cádiz. La reacción es brutal (nota 27) y se producen asesinatos en los buques de guerra y en los barcos prisión. La sangre marcara la desconfianza entre los oficiales del Cuerpo General supervivientes, tanto leales de corazón (los menos), como leales geográficos, como desafectos y saboteadores. Es una situación endiablada que provoca cambios en el departamento, dejando Giral, el ministerio. El sabotaje, la abulia, la incompetencia y la mala voluntad se asentaron en la base y los barcos, entre la oficialidad y, lo que es peor, entre las tripulaciones mayoritariamente leales que apoyaban a los Comités. Y salvo excepciones, esta situación acomodó a todo el mundo. Y restablecer la moral de las dotaciones y el deber de servir al gobierno de los mandos era una tarea titánica que con la llegada de Prieto al Ministerio de marina y Aire tuvo una oportunidad. Prieto quiso cambiar la política naval y reorganizar la Flota, devolver el mando a los oficiales del Cuerpo General que servían o decían servir a la República y disolver los Comités. Pero los comités tenían mucha predica, eran esos hombres los que habían salvado los barcos para la República. Ocurre que si los barcos no combatían de poco le servían. En todo caso, los primeros cambios fueron publicados publicados el 27 de septiembre, unos veinte días después del nombramiento de Prieto. Estos eran: Comandante de la flota: C.C. Miguel Buiza Fernández Palacios. Jefe de E.M. de la flota, C.C. Luis Junquera Ruiz-Gómez. E.M. de la flota, teniente coronel Esteban Calderón. E.M. de la flota, C.C. José Núñez Rodríguez. E.M. de la flota, Gregorio Pedro Fernández. Jefe del E.M. de la flotilla de destructores, T.N. José de la Puerta Yáñez. E.M. de la flotilla, Miguel Grande-González. Mando embarcado (principales): Comandante del crucero Libertad: C.C. Miguel Buiza Fernández Palacios. Comandante del crucero Cervantes: C.C. Luis González de Ubieta. Comandante del crucero Méndez Núñez: T.N. Pedro Prado Mendizábal. Comandante del acorazado Jaime I: T.N. Carlos Esteban Hernández. Comandante de la flotilla de destructores: T.N. Vicente Ramírez de Togores. Comandante del destructor Churruca: T.N. Manuel Núñez Rodríguez. Comandante del destructor Lepanto, T.N. José García Barreiro. Comandante del destructor Alcalá Galiano, A.N. Diego Marón Jordán. Comandante del destructor José Luis Díe; A.N. Carlos Moya Blanco. Comandante del destructor A. Valdés, T.N. Fernando Oliva Llamusí. Comandante del destructor A. Antequera, A.N. Ricardo Noval Ruiz. Comandante del destructor A. Miranda, Aux. 2º Gabriel Martín Morito. Comandante del destructor Escaño, C.C. Manuel Pasquín Fores. Comandante del destructor Gravina, A.N. José Barbastro Jiménez. Comandante del destructor Ciscar, A.N. José García Presno. Comandante de la flotilla de submarinos y del C.6: T.N. Remigio Verdia Joli. Vemos que el único mando embarcado que escapa a oficiales del Cuerpo General, era el del destructor Almirante Miranda. A finales de octubre se publica el anteproyecto de reglamento de Organización de la Flota donde se determinan atribuciones y funciones del Mando, del E.M. y del Comisariado de la Flota, en noviembre se publicó el decreto de organización de la Flota[3] Para el mando político, Prieto nombra Comisario General de la Flota a Bruno Alonso, un socialista de su confianza completamente ajeno al mar, pero cuya misión sería sujetar el dogal de los comités que controlaban todas y cada una de las actividades de a bordo. Además, rehabilita algunos oficiales del Cuerpo General, acción que sería relevante para la disciplina pero no para la combatividad, pues bastantes de los repuestos, eran el fondo desafectos cargados de odio, después del terror que habían sufrido. Se obliga a las dotaciones a cumplir las ordenanzas en todo lo relativo al servicio, vestimenta y saludos reglamentarios. También será regulada la situación del personal voluntario procedente de la marina mercante embarcado en buques de guerra o asimilados a tal. A continuación se inician los planes para la creación del nuevo Estado Mayor Central de la Fuerzas Navales. Será su Jefe el ascendido a capitán de navío Luis González de Ubieta. El también recién ascendido a contralmirante por escalafón, el capitán de navío Valentín Fuentes recibe el mando de las Fuerzas Navales del Cantábrico, que así se han dividido los teatros de operaciones navales, Fuerzas navales del Mediterráneo y Fuerzas Navales del Cantábrico. Prieto sustituye también al subsecretario de Marina, Benjamín Balboa, nombrado en su día por sus méritos anti-golpistas, pero del que desconfiaba, sustituyéndolo por el teniente de navío Antonio Ruiz González. Para la sección de Personal, se nombra a capitán de navío García del Valle. También se regula la Escuela Naval Popular, donde se espera acudan los subalternos para graduarse como oficiales en campaña. Y finalmente en mayo del 37, con la llegada del gobierno Negrín, se unifican los ministerios en el nuevo Ministerio de Defensa Nacional, bajo la titularidad de Prieto, aunque Negrín lo cesará en abril del año siguiente. Notas.-
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