S.B.H.A.C. Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores |
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L 1.a) Las Brigadas Mixtas Michael Alpert (El Ejército republicano. 1977) La Brigada mixta fue seleccionada como unidad básica a la que serían incorporados los batallones. "Mixta" quería decir que, además de los batallones de Infantería, otras varias Armas, tradicionalmente dependientes de Divisiones o Cuerpos, serían agregadas a la Brigada para hacerla autónoma. Esas Armas incluían caballería, morteros y artillería media, transmisiones, zapadores y otras tropas de segundo escalón. Es muy improbable que la Brigada mixta fuese introducida de contrabando en el Estado Mayor español por los consejero rusos. Tampoco era una formación totalmente desconocida en España. El término aparece en el decreto de la Gaceta del 26 de abril de 1931 que reorganizaba las fuerzas de montaña de Asturias en una unidad denominada Brigada mixta. Más significativo aún es que la Revista de Estudios Militares publicó una serie de artículos de conocidos oficiales del Estado Mayor tras un informe sobre las maniobras suizas de 1933.45 La mayoría de los autores propugnaban la Brigada mixta. Martín Blázquez escribe que la Brigada mixta se había creado en las campañas de Marruecos y que los consejeros rusos y el Estado Mayor español habían llegado a la misma idea por separado. Al parecer, esto es cierto. La Brigada mixta se asemejaba a la tradicional columna española improvisada con que se habían luchado las guerras marroquíes. Hasta cierto punto, los regimientos de Infantería rusos eran ya unidades interarmas, que contaban con artillería, ingenieros y auxiliares. Tampoco los autores rusos reclaman la paternidad del sistema tal como se utilizó en España. Koltsov, corresponsal en Madrid de la Pravda, escribe que el prototipo, aunque no la idea, de la Brigada, se adoptó ante la insistencia del Quinto Regimiento, el consejero ruso de artillería Voronov afirma que el Estado Mayor español consintió las Brigadas ante la insistencia del Partido Comunista y "otras organizaciones democráticas". Finalmente, en su testimonio el jefe del Estado Mayor del Ejército republicano, Vicente Rojo, dice que se adoptó la Brigada por su idoneidad para la situación Lo más probable es que los consejeros rusos y el PCE, entre bastidores o en el Consejo superior de Guerra, alentasen a un Estado Mayor español ya deseoso de ello, a adoptar la Brigada mixta como unidad a la que incorporar los batallones de milicias. La estructura de la Brigada mixta es descrita diferentemente por distintos autores, debido sobre todo a que el modelo varió a lo largo de la guerra. Pero, con todo, fue claramente el modo más práctico de agrupar los batallones de Milicias. Un estudio sumario de la estructura de la Brigada mixta muestra sus limitaciones. Cuatro batallones de infantería, aun si tenían el número de hombres fijado, probablemente serían insuficientes para merecer el apoyo de tantas unidades de segundo escalón. Habría siempre tendencia a un desequilibrio numérico entre las tropas de servicios (transmisiones, intendencia, etc.) y las de combate. Luego, en la realidad, las Brigadas normalmente carecían de su artillería de acompañamiento y de gran parte de los servicios, con lo que resultaban unas columnas no demasiado útiles, que no diferían gran cosa de las columnas de Milicias. El 18 de octubre de 1936 se dictó la orden de formación de las seis primeras Brigadas mixtas. Como centros de instrucción, el Estado Mayor seleccionó los centros de Alcalá de Henares, Ciudad Real, Albacete, Alcoy, Murcia y Villena. El 3 de noviembre, mediante una orden urgente por teletipo, se dispuso que las Brigadas marcharan a Madrid, aunque resultaba evidente lo improvisado de su formación. La 1 y 2 Brigadas constaban de ocho batallones de Milicias y tropas regulares de caballería, artillería, zapadores y servicios. Las siguientes Brigadas se formaron sobre el mismo modelo, pero con la diferencia de que el suministro de unidades auxiliares profesionales pronto se agotó. Los jefes de las primeras seis Brigadas eran: 1 Brigada: Líster, jefe del Quinto Regimiento. 2 Brigada: Jesús Martínez de Aragón, hijo de un oficial retirado muy implicado en conjuras durante la época de Primo de Rivera y dirigente de las Milicias ferroviarias. 3 Brigada: José María Galán, capitán de Carabineros y hermano de Fermín, fusilado por su sublevación prorrepublicana de 1930. 4 Brigada: Arturo Arellano, oficial retirado. 5 Brigada: Fernando Sabio, oficial retirado. 6 Brigada: Miguel Gallo, capitán de Infantería del Cuarto militar de la Presidencia. Casado, en su determinación por subrayar la influencia comunista, escribe que tres de estos oficiales eran miembros del PCE. Líster asegura que cuatro de ellos habían surgido del Quinto Regimiento. Lo cierto es que todos ellos habían combatido con las primeras Milicias. Líster, Galán y Gallo eran miembros del partido, pero faltaban oficiales profesionales en los que pudiera confiar el Estado Mayor y los historiales políticos de esos hombres eran totalmente fiables. El hecho de que tres fueran comunistas y todos ellos de izquierdas parece una acusación anodina. Tenían un historial de éxitos con las Milicias (en lo que se refiere a mandarlas, no a vencer batallas) y por lo tanto podían continuar ese éxito con la mejor organización entonces disponible. No parece correcto asegurar que su nombramiento se debió únicamente a la presión de los comunistas y posiblemente de los consejeros soviéticos. Lo más probable es que los nombramientos fuesen correctos dadas las circunstancias y la atmósfera de entonces. Los batallones de Milicias se transformaron en Brigadas rapidísimamente. Para la primavera de 1937 en la zona Centro se habían formado las Brigadas 1 a 50, y de ahí hasta la 82 estaban siendo organizadas en Levante y Andalucía a partir de reservistas llamados a filas. En mayo de 1937 había 153 Brigadas en la España central y del sur, así como en Aragón. La numeración de las Brigadas del norte (las provincias vascas, Santander y Asturias) seguía hasta la 189 Naturalmente, esas Brigadas no estaban listas para el combate desde ningún punto de vista y sólo resultaban superiores a las unidades enemigas nacionalistas en número. Por ejemplo, la IV División de Modesto, parte de las fuerzas defensivas de Madrid, tenía tres Brigadas, la 36, la 41 y una aún sin numerar ya que carecía de armas. De los ocho batallones de las Brigadas numeradas, dos estaban desarmados. Los remanentes de los regimientos de la preguerra fueron distribuidos entre las Brigadas, junto con todos los oficiales que aún no estaban encarcelados. Se conservan muchas cartas patéticas de familiares de milicianos, escritas con objeto de descubrir su paradero. En ocasiones llevaba muchísimo tiempo saber dónde estaban, ya que los batallones de Milicias a menudo habían sido distribuidos entre varias Brigadas. Los partidos políticos y organizaciones sindicales también trataban de encontrar unidades y hombres, y la respuesta común del ministerio de la Guerra era que ya no se podía identificar a las Milicias y que desde luego ya no podían describirse en términos políticos. |