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Fuerzas Armadas de la República

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Buques de combate de la Marina de guerra republicana:

ACORAZADOS Y CRUCEROS

Acorazado Jaime I

El Jaime I fue el último de los acorazados de la clase España, los últimos con que contaría la Armada Española. El primero de todos ellos, el España (1912), se hundió en 1923 al encallar en el cabo Tres Forcas dentro de las operaciones de recuperación del territorio de África tras el desastre de Annual. El segundo, el Alfonso XIII (1913) participó como su hermano mayor en las operaciones de la guerra de África y en el desembarco de Alhucemas. Con la llegada de la II República su nombre cambió al de España.  Quedó en manos rebeldes aunque su tripulación luchó durante cuatro días denodadamente por conservar el buque y mantener la legalidad republicana. De su dotación fueron condenados a muerte 28 marinos, y 34 a cadena perpetua. El tercero, el Jaime I, fue botado en 1914, pero no entró en servicio hasta 1921 por dificultades en la obtención de materiales. Participó en el desembarco de Alhucemas, poniendo incluso sus dos piezas de desembarco, dos Armstrong 76,2 mm., en tierra para apoyo de la infantería. Con la llegada de la República, conservó su nombre y junto a su gemelo, que sí lo cambió, y con los tres cruceros de la clase Libertad, formó la I División de la Escuadra. En la revolución de Octubre fue destacado a Asturias, participando en inútiles bombardeos a poblaciones desprotegidas y desembarcando marinería. Tras la retirada del España, el Jaime I quedó como único acorazado de la flota.

A mediados de julio y sospechando las autoridades republicanas del mando y oficialidad del Jaime I, se relevó a su capitán, el capitán de navío, Julio Iglesias y unos días después a su segundo, el capitán de fragata Luis Vierna. En la tarde del 17 de julio el buque se trasladó a Vigo. Los oficiales conspiradores se preparaban para rebelarse contra la República, pero la marinería y clases se mantuvieron ojo avizor según llegaban las noticias del Norte del África. En Vigo, los oficiales, prontamente rebeldes, embarcaron a dos oficiales para reforzarse, y recibiendo, el barco órdenes de dirigirse Cádiz para bloquear el Estrecho. Los cabos del Jaime I, se organizaron rápidamente, pues las noticias se disparaban. El día 20, se recibieron las comunicaciones del radiotelegrafista Benjamín Balboa, para que la flota se mantuviese leal. Los cabos se armaron y procedieron a detener a los oficiales más manifiestamente desleales y se dirigieron al puente de mando para exigir al capitán su adhesión a la República. Se desató un tiroteo, donde perecieron dos oficiales rebeldes y los cabos y la marinería se hicieron con el buque, comunicándoselo a las autoridades republicanas. Se formó un Comité para hacerse cargo del buque, y como ningún oficial quiso colaborar, los auxiliares segundos se pusieron a manejar el acorazado.

El buque arribó a Tánger dónde estaba concentrada la flota leal. A partir de aquí, el acorazado realizó labores de patrulla y bombardeo en la misión de impedir el paso del Estrecho a los rebeldes. Todo ello con base en Málaga.  En una de las recaladas de la flota republicana en Málaga, los rebeldes aprovecharon, con ayuda italiana para pasar tropas de África a la península.

A mediados de agosto fue atacado por dos Ju-52 alemanes recién recibidos por Franco, una de cuya bombas obligo al Jaime I a regresar a Cartagena para reparaciones. Después participó en el malogrado desembarco de Bayo en Mallorca y también en el reembarque. A finales de septiembre la flota republicana, se dirigió al Norte, por decisión política de Prieto, recién nombrado Ministro de Marina. El hecho tuvo ventajas políticas y militares (se pudo romper el bloqueo rebelde y desembarcar pertrechos para Bilbao), pero dejó desguarnecido el Estrecho, factor que aprovecharon el Canarias y el Cervera para proteger los convoyes rebeldes y de paso hundir al Destructor leal Ferrandiz y averiar seriamente al Gravina, cuando trataron de impedirlo. Tras unos días colaborando en el frente Norte, el acorazado regresó a Cartagena. No sin antes dejar cuatro de sus piezas de 101, que servirían para armar la flota auxiliar vasca. Ni los rebeldes ni los republicanos tuvieron el más mínimo encuentro naval. Parece que una parte de la tripulación participó en Bilbao en el asalto al buque prisión Cabo Quilates, dónde se asesinó a 38 detenidos derechistas.

Tras el torpedeo del crucero Cervantes por el submarino italiano Torricelli, el acorazado entró en crisis, su vetustez, la poca moral combativa de la tripulación, y su indefensión antiaérea, dejaron al Jaime I encajonado entre Cartagena y Almería, mientras los rebeldes se hacían cada vez más atrevidos, viendo como la más potente unidad republicana siempre encontraba excusa para no enfrentárseles. En abril del 37, al regreso de una misión de bombardeo, embarrancó en punta Sabinal. El crucero alemán Leipzig que andaba fisgando, informó al Canarias, que esperando encontrarlo sólo puso toda maquina para enviarlo al fondo, confiando en la mala puntería del Jaime I, y la mayor velocidad del crucero pesado rebelde. Pero el Jaime I había conseguido zafarse y llegar a puerto seguro. Tras otras singladuras sin importancia, a finales de mayo y actuando de batería flotante en el puerto de Almería, fue alcanzado por un bombardeo aéreo obligándole a regresar a Cartagena para reparaciones. En ello estaba cuando una explosión en la torre nº 3 mató a 300 e hirió a 200, prácticamente toda la dotación. Se dijo que había sido un sabotaje, pero es más seguro que fuera una imprudencia. El buque quedo posado en el fondo y se procedió desmontar su artillería para otros buques y para la defensa de costas.  Fue reflotado en 1938 pero no podía ser reparado en los diques cartageneros.

Como en abril de 1937, el acorazado España, en manos rebeldes, se había hundido al chocar con una mina que el mismo había echado al mar, ninguno de los tres acorazados de la clase España (los Dreadnoughts más pequeños jamás construidos) estaba ya en servicio en julio de 1937. Decididamente, la poca supremacía naval que le quedaba a la II República, se perdió con el Jaime I. Los cruceros pesados Canarias y Baleares marcaron la pauta, con el apoyo de los submarinos italianos (más de sesenta actuaron durante la guerra civil española) y los poderosos buques de guerra alemanes a modo de marina auxiliar franquista. No es de extrañar que las autoridades republicanas, sabiendo lo que había, oficiales secretamente desafectos, marinería completamente desmoralizada en manos de estúpidos Comités, pusieran a la flota a convoyar. Aún así, en un único ejemplo de cómo pudieron haber sido las cosas, la flota republicana le dio un zarpazo terrible a la rebelde hundiéndole el Baleares en marzo de 1938 en el Cabo de Palos

El Jaime I, en el puerto de Cartagena, tocando fondo.

Datos técnicos:

Botadura 1921. Desplazamiento 15.700 tms. Velocidad max. 19 nudos. Tripulación: 854

Armamento en julio de 1936:

8 piezas 305/50 mm. Vickers.
20 piezas 101,6/50 mm. Vickers
2 piezas 76,2/34 mm. Vickers AA
4 piezas 42 mm.
8 ametralladoras 7 mm. Vickers

Armamento en enero de 1937

8 piezas 305/50 mm. Vickers.
16 piezas 101,6/50 mm. Vickers
2 piezas 76,2/34 mm. Vickers AA
2 piezas 47/50 mm.Vicker AA
2 ametralladoras 25 mm. Hotchkiss AA

Vickers AA 76,2/34 que dotaba a la clase España. Imagen: REHM

Crucero Libertad

Se había llamado durante la monarquía Príncipe Alfonso, y era el cabeza de serie de su clase (Libertad, Almirante Cervera y Miguel de Cervantes).  Provenían de la Ley Miranda de 1915, que pretendía la construcción de cuatro cruceros rápidos. Se construyó una primera serie (La clase Méndez Núñez) con el Méndez Núñez y el Blas de Lezo, que nacieron ya anticuados. Esto no le ocurrió a la clase Libertad, que aprendiendo de los errores, se construyó a partir de 1922 con todas las tecnologías nacidas de la gran guerra e incluso con innovaciones nacionales. Los tres cruceros rápidos eran, eso, muy rápidos, y se demostraron excelentes barcos.

El Libertad (Príncipe Alfonso, durante la monarquía) se botó en 1926, y era en ese momento, el buque más moderno de la flota. Cumplió debidamente sus tareas en ejercicios y tareas hasta 1934, donde participó en las operaciones navales que con motivo de la Revolución de Octubre se desarrollaron en las costas de Gijón.  El 18 de julio se encontraba fondeado en El Ferrol. Al crucero se le ordenó zarpar rumbo a Algeciras, para así controlar el Estrecho.  Ante la actitud golpista de la oficialidad, la dotación mantuvo la legalidad republicana y tomó presos a los rebeldes, formándose un Comité.  A duras penas. por la completa falta de oficialidad, y por falta de combustible, el crucero pudo llegar a Tanger.  El Libertad se convirtió en el buque insignia de la Escuadra, tomando el mando del buque el capitán de fragata Fernando Navarro Capdeviella. Las siguientes singladuras fueron las de toda la flota con base en Maálaga.

A finales de septiembre, con el Cervantes, el Jaime I y la escolta de destructores, partió para el Norte, donde estos buques atracaron en Gijón, Santander y Bilbao.  La escuadra regreso sin novedad a Málaga.  A partir de aquí, la flota se dedica al convoyeo durante todo año el 1937, sin acciones dignas de novedad. El seis de septiembre de 1937, una flotilla de ocho destructores, el Méndez y Libertad, salen de Cartagena con la misión de proteger un convoy de suministros al norte de Argel. Tras enlazar con el convoy no tardan en toparse con el Baleares. Comienza un intercambio de disparos, desventajoso para el Libertad, que además se quedó sólo frente al crucero pesado rebelde. Aún así, el Libertad le endosó dos impactos que le causaron problemas en la dirección de tiro al Baleares. También el Libertad llevaba al menos dos impactos serios cuando se perdió de vista al enemigo. Un poco después,  volvieron a tomar contacto, poniendo la artillería del Libertad en aprietos al Baleares, pero sin lograr alcanzarle. A media tarde, el Méndez y el Libertad volvieron a contactar con el Baleares, pero ninguno de los tres buques hizo blanco. Tras este encuentro, el Libertad siguió sus rutinarias misiones de convoyeo.

En marzo de 1938, en un descabellado plan ruso de torpedear los buques pesados rebeldes fondeados en Palma. El Libertad y el Méndez y su escolta de destructores partieron el día cinco. A la tarde, las lanchas rusas alegaron mala mar y regresaron. En el camino, la división de cruceros rebeldes (Canarias, Baleares y Cervera) se cruzó con la flota republicana. El Baleares cometió el error de disparar un proyectil iluminante que le dejó a la vista de todos. El Libertad largó entonces al Baleares andanada tras andanada, hasta que viendo una terrible explosión provocada por los torpedos lanzados por los destructores, los barcos republicanos se retiraron. Previamente el Canarias se había retirado también para proteger el convoy. Cuando el Canarias y el Cervera regresaron para socorrer al Baleares, primero se encontraron a dos destructores ingleses que recogían a los supervivientes, y luego, tuvieron que sufrir el ataque de los bombarderos Katiuskas republicanos. Se demostraron varias cosas con esta victoria naval republicana. Primero, que la marina rebelde también ponía agua de por medio cuando lo veía crudo. Segundo, que el principal motivo del hundimiento del Baleares fue la incompetencia de sus mandos, una por mandar disparar un proyectil iluminante, que fue como encender la luz de la piscina, y segundo, la incorrecta forma de almacenar combustible y municiones que provocó la voladura del barco y la muerte de 791 hombres. Estas dos cuestiones se traducían en una, mal de victoria, o en Román paladino: prepotencia.

El Libertad no volvió a realizar misiones de combate y sufrió daños por los bombardeos, como toda la flota. El 5 de marzo de 1939 abandonó Cartagena para internarse en Bizerta. Días después, Francia entregó los barcos de la flota republicana a Franco, y el crucero cambiaría de nombre de nuevo, esta vez Galicia.

Datos técnicos:

Botadura 1926. Desplazamiento 7.975 tms. Velocidad max. 33 nudos. Tripulación: 564

Armamento en julio de 1936:

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
3 piezas 101’6/45 mm. Vickers
2 piezas 47/50 mm. Vickers AA
1 ametralladora 7 mm. Vickers
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en enero de 1937:

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
3 piezas 101’6/45 mm. Vickers
1 ametralladora 13'2 mm. Hotchkiss AA
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en junio de 1938

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
3 piezas 101’6/45 mm Vickers
1 pieza 76'2 mm. AA
2 ametralladoras 25 mm. Hotchkiss AA
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en octubre de 1938:

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
3 piezas 101’6/45 mm. Vickers
2 piezas 40/60 mm. Bofors AA
4 ametralladoras 20 mm. Oerlikon AA
12 Tubos lanzatorpedos

Crucero Miguel de Cervantes

Fue botado en 1931 y fue el último de la clase Libertad. Integrado en la Primera División de la Escuadra, junto con los acorazados y sus gemelos, el Cervantes llevó la misma vida que sus hermanos, participando en el transporte de tropas durante la revolución del 34 en Asturias. El 18 de julio le pilló en dique seco en el Ferrol. El gobierno, sabiendo el nido de conspiradores que era la base naval, ordenó al Cervantes que se dirigiera a Algeciras para controlar el Estrecho. Esta orden salvo para la República, al Jaime I, al Libertad y al propio Cervantes. Los oficiales, cumpliendo la orden a regañadientes y a velocidad lenta, se prepararon para pasarse a los rebeldes. A la altura de Lisboa, sabiendo ya la tripulación lo ocurrido en el Libertad, la tripulación mantuvo la legalidad republicana arrestando a los oficiales facciosos, arrivando el buque a Tanger sin novedad.

El Cervantes participó de la expedición al Norte y a su regreso desarrolló las mimas tareas que el resto de la buques de combate. El 22 de noviembre de 1936 se encontraba fondeado a la entrada del puerto de Cartagena junto con el Jaime I. El submarino pirata italiano Torricelli largó una andanada de torpedos al Jaime I, que pudo evitarlos, no así el Cervantes que recibió el impacto por el costado de estribor. Su capitán, Ubieta, consiguió que lo remolcaran al puerto comercial y tras algunos largos arreglos en el dique seco (era de menor longitud), el Cervantes entró en reparaciones, quedando listo para el servicio en marzo de 1938. Aunque no tuvo ninguna acción digna de mención, esperando como todos el final, mientras aguantaban el chaparrón.

Sala de máquinas del Cervantes

Datos técnicos:

Botadura 1931. Desplazamiento 7.975 tms. Velocidad max. 33 nudos. Tripulación: 564

Armamento en julio de 1936:

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
4 piezas 101’6/45 mm. Vickers
2 piezas 47/50 mm. Vickers AA
1 ametralladora 7mm. Vickers
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en  Oct-38:

8 piezas 152’4/50 mm. Vickers
4 piezas 101’6/45 mm. Vickers
1 pieza 40/60 mm. Bofors AA
1 ametralladora 20 mm. Oerlikon AA
12  Tubos lanzatorpedos

Crucero Méndez Núñez

El crucero Méndez Núñez de la clase de su mismo nombre (con el Blas de Lezo) se botó en 1925. Y junto a  su malogrado gemelo, fue el primero de los cruceros rápidos del Plan Miranda. Cuando se botaron ya estaban anticuados. Y además no eran tan rápidos.  El Blas de Lezo encalló en las rías gallegas, abriéndose una brecha enorme. Fue reflotado, pero en la travesía a puerto se hundió sin remisión.

(Composición fotográfica del Blas de Lezo sobre el que vuela el Plus Ultra)

El Méndez Núñez tuvo la misma vida que el resto de la flota antes de la guerra. En junio de 1936 se dirigió a La Carraca (Cádiz) para reparaciones, pero se le ordenó variar el rumbo hacía Tanger y luego a Ceuta para aprovisionarse para un largo viaje a Guinea española, con la intención gubernativa de templar los posibles ánimos de los conspiradores. El crucero llegó a Santa Isabel el 24 de junio de 1936. Sobre el 20 de julio recibió orden de dirigirse a Dakar. Oficialidad y dotación, ya se miraban con recelo, pues todos estaban al cabo de todo y sólo era momento de lanzar la chispa. La intención de los oficiales era recalar en Las Palmas y asegurar el buque para la rebelión. Llegados a Dakar, los oficiales vieron peligrar sus intenciones y se decidió retornar a Guinea donde los oficiales pensaron podrían asegurar el crucero. No obstante, la dotación, organizada en Comité, obligó a la oficialidad a carbonear y posteriormente regresar a Fernando Poo. La situación se descontroló, los oficiales desembarcaron y buscaron transporte por sus propios medios para incorporarse a los rebeldes. El Comité sólo permitió la presencia en el buque de dos oficiales. Recalado de nuevo en Dakar, los dos oficiales, sintiéndose estrechamente vigilados y viendo la imposibilidad de entregar el buque en Las Palmas, optaron por fugarse y desaparecieron en Dakar con la misma intención que sus anteriores compañeros. Gobernados por los auxiliares, el Méndez Núñez consiguió atracar en Málaga el 21 de septiembre con la protección de destructores leales.

Como las máquinas del crucero necesitaban reparaciones desde mucho tiempo atrás, se dirigió a Cartagena para este fin. En el camino se cruzó con la flota expedicionaria republicana camino del Norte. Las reparaciones se hicieron deprisa y corriendo pues era el único crucero que le quedaba a la República en el Mediterráneo. Para la vuelta de la escuadra del Norte, ya estaba el Méndez Núñez y tres destructores protegiendo el Estrecho, por donde pasaron sin novedad todas las unidades de la flota.

Tras el torpedeo del Miguel de Cervantes por el Torricelli, el Méndez Núñez participo en distintos rastreos de búsqueda de submarinos italianos. Después zarpó para Barcelona con los destructores Gravina y Sánchez Barcáiztegui. Posteriormente regreso a Cartagena sin nada importante que reseñar. En la base se dedicó al convoyeo y a la búsqueda de los cruceros nacionalistas. El Méndez Núñez participó en los combates del Cherchel y de Cabo Palos sin prácticamente ningún protagonismo, por la poca velocidad del buque. Con el resto de la flota operativa se interno en Bizerta en marzo de 1939, siendo entregado a los franquistas por las autoridades francesas.

Datos técnicos:

Botadura 1925. Desplazamiento 4.780 tms. Velocidad max. 29 nudos. Tripulación: 320

Armamento en julio de 1936:

6 piezas 152’4/50 mm. Vickers
4 piezas 47/50 mm. Vickers AA
4 ametralladoras 7 mm. Vickers
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en junio de 1938:

6 piezas 152’4/50 mm. Vickers
4 piezas 76'2/45 mm. Vickers AA
1 piezas 47/50 mm. Vickers AA
1 ametralladora 13'2 mm. Hotchkiss AA
12 Tubos lanzatorpedos.

Armamento en octubre de 1938:

6 piezas 152’4/50 mm. Vickers
4 piezas 76'2/45 mm. Vickers AA
3 ametralladoras 20 mm. Oerlikon AA
12 Tubos lanzatorpedos