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Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores

 

 

 

 

 

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Mientras la red aguante...

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(O dicho de otra manera, la transición y la actual democracia no son más que la última derrota de la República)

Sólo somos un grupo de republicanos estudiosos de la Guerra Civil española (GCe). El propósito que nos guía es meramente de apoyo al aficionado republicano a la GCe y naturalmente político. Esto es, por un lado posibilitar el acceso a muchos datos que a veces aparecen en la red y en los textos, dispersos y ambiguos. Y por otro, que todos esos datos tengan una voz republicana. Cierto que nuestra objetividad puede quedar condicionada por nuestra ideología, qué duda cabe de que ese riesgo existe, pero también es cierto que trataremos de evitarlo al máximo. El lector, con este aviso, puede quedarse con lo que le interese y obviar el resto.

     El estudio de la GCe es primordial para entender la España actual, pero más importante aún es la recuperación de la memoria de la España republicana. Durante décadas de régimen franquista, esta memoria fue tergiversada y manipulada, siéndole imposible a los estudiosos y al público en general acercarse a los puntos de vista republicanos sobre lo que fue la II República y en especial la guerra. La llegada de la democracia tampoco solucionó esta desmemoria, y por los motivos que fueran, en la mente colectiva de la España actual, este periodo crítico de la historia reciente de nuestro país sigue siendo un agujero negro de imposible recuerdo. Nos encontramos, pues, con que la población española conoce mejor la Guerra Civil americana que la nuestra. Pero todavía es peor la situación, durante años y años, primero unos y ahora otros, este recuerdo ha sido penalizado psicológicamente, de modo que todo intento de acercamiento o de intercambio público de ideas y trabajos sobre la GCe llevaba y lleva implícito un lastre doloroso, en muchos casos personal, que hace imposible muchas veces que los medios públicos de información aborden estos temas sin levantar recelos, a veces airados, de unos y otros. Podríamos decir que la mirada al pasado reciente se duele de una herida, que pese a lo que nos creemos, no está cerrada realmente, y que todos los intentos para curarla fracasan periódicamente en el anonimato, levantando discretas y pequeñas polémicas de las que el público es ajeno. ¿Es que la GCe no es atractiva en hechos, ideas y gestas? Pues bastante más que la americana, desde luego. ¿Cuál es el motivo entonces de este aparente desinterés? Para nosotros está claro. La GCe española todavía le duele al país, ¡y eso que han pasado 70 años!

     Este fenómeno tiene fáciles explicaciones, y no pensamos caer en el victimismo para explicarlo. La objetividad se impone a poco que lo intentemos, pues lo hechos son tan notables, que sólo un observador mal intencionado puede desvirtuarlos. Las causas de la pérdida de la memoria histórica de nuestra GCe aparecen con fuerza según evoluciona muestro examen del periodo comprendido entre 1936 y 1975:

     a) La GCe fue un baño de sangre civil más que militar.

     b) La represión de ambos bandos fue brutal, pero la franquista fue mayor y no acabó con la guerra, sino que terminó con la muerte del dictador.

     c) Los vencedores se comportaron de manera despiadada con los vencidos de toda condición y laya.

     d) El baño de sangre de la represión franquista se complemento con una fuerte represión en todos los ámbitos de la vida ciudadana, libertad, empleo, sindicatos, partidos, propiedades, religión, cultura, costumbres, fiestas populares, nacionalidades, ejército, etc... En todas y cada una de estas facetas, el vencido sufrió terribles penalidades que le dificultaron rehacer su vida y en definitiva normalizar su vida.

     e) La población se vio obligada a olvidar para sobrevivir. El país ignoró la propaganda más grosera del estado franquista pero no pudo evitar que años de adoctrinamiento y de represión hicieran mella en sus comportamientos civiles modificando en definitiva las mejores actitudes y valores de los españoles. El miedo como forma de dominación política impregnó de tal forma la vida cotidiana, que la población nunca volvió a ser la misma. El amor a la libertad individual de los españoles quedó enterrada en la GCe. España no dejó de ser diferente, pero justo por los motivos contrarios. La miseria de los quince primeros años de franquismo dejaron tal huella en el "Ánima Mundi" de los españoles que inevitablemente la asociación miseria, hambre, terror y GCe quedaron selladas en las mentes de los ciudadanos. La nación se convirtió en otra cosa. Y España dejó de ser España para convertirse en un extraño país al sur de Europa, único en el mundo donde los militares gobernaban con validos civiles.

     f) Con la mejora económica de los sesenta y siguientes, algunos de los aspectos más dramáticos de los ciudadanos se fueron paliando mientras iba calando en la sociedad el ¡nunca más! que tanto le interesaba al gobierno. La GCe, tenía la culpa, en suma, de todos los males de los españoles. Por tanto, este triste periodo se consideró maldito, indigno de ser recordado.

     g) La oposición al franquismo fue protagonizada fundamentalmente por uno de los agentes más odiados por el régimen, los comunistas. Esto hizo muy difícil articular movimientos de masas antifranquistas, pues falangistas y comunistas pasaron a ser, para la población, los elementos más destacados y más culpables de la gran tragedia. Esta fue una de las grandes victorias de la propaganda del régimen, que a cambio de estigmatizar a la Falange, demonizó completamente al PCE. La debilidad de la oposición se complementó con el escaso peso de la burguesía liberal en la política nacional. Las burguesías catalana y vasca, pese a que detestaban al régimen, colaboraron económicamente con él, encontrando en sus estructuras sociales un magnífico tejido social y laboral para su desarrollo económico. Además, también consideraban la GCe como la fuente de todos sus males.

     h) La cultura y la inteligencia se encontraban en el exilio, bien interior, bien exterior. La educación y los valores morales imperantes abocaban ineludiblemente a la aceptación del régimen como mejor que una vuelta atrás.

     i) La muerte del dictador impulso un gran pacto entre las dos clases políticas sobrevivientes, el estamento franquista renovado, prontamente ex-franquista, y las burguesías nacionales proto-democráticas, con el apoyo de la débil, aunque pudiera parecer lo contrario, oposición netamente antifranquista, jugando un papel determinante el PCE, con Carrillo de milagrero, para renunciar a toda vuelta atrás, aceptando de buen grado la monarquía sucesora del régimen. Todo este proceso de transición, durante el cual no hubo voces republicanas de ningún tipo, llevaba implícito la renuncia a cualquier veleidad republicana, lo que también obligaba a mantener la política de pérdida de memoria histórica aceptada de grado por los franquistas y como mal menor por todos los gobiernos socialistas de la transición.

     De este modo se fue tejiendo la malla del olvido sobre una herida nunca cerrada, donde los vencidos jamás tuvieron voz, ni pudieron en muchos casos honrar debidamente a sus muertos, ni a sus vivos, ni a nada que no fuera la aceptación obligada del nuevo estado monárquico, que mayoritariamente dejó a la vista pública todos los símbolos, monumentos y estructuras del régimen anterior, la administración, el ejército franquista, su policía represora, la justicia, etc..., mientras las reparaciones a las vencidos se hacían anecdóticas, cicateras y hasta humillantes.

     De esta suerte, el estudio de la GCE y de la II República lleva siempre añadido un componente psicológico que muchas veces impele al estudioso a detenerse con simpatía en uno de los dos bandos, mirando a unos como hordas marxistas mata civilizaciones cristianas o a los otros como bestias pardas organizadas militarmente. Sin que muy pocas veces se resuelva esta ecuación con la simpleza de su solución: Que la República era el gobierno legítimo de la nación, aunque muchos republicanos cometieran barrabasadas y algunos partidos se comportaran a veces de forma indigna, pero que era el gobierno y había que defenderlo. Que los rebeldes eran moralmente reprobables y se organizaron en un estado represor que pretendía impedir las reformas sociales urgentísimas que el país necesitaba, que triunfaron y se comportaron de manera extremadamente cruel con los vencidos, prolongando esta situación posteriormente sin más fin que el poder personal de los cabecillas y las ventajas sociales de los afines.

     Pero en cualquier caso, toda posible culpa es individual, es decir, no se puede culpar a la masa de contendientes, sino a quienes las tengan verdaderamente. Como es obvio que eso es ya imposible, pues unos murieron con su pena y su dolor, y otros prósperos y en la cama. Sólo nos queda hacer recuento. Sí, contar y recontar lo que fue la GCe, datos y cifras son ahora la tarea de los republicanos como única forma de reivindicar, demostradamente, lo que verdaderamente fue para nosotros en ideas, hechos y actores, la II República y especialmente la GCe. Eso es lo que pretendemos. Y en esta tarea nuestro empeño es aportar sencillez y verosimilitud en pareja, incorporando las más elementales verdades que los republicanos siempre dijimos y que tan difícil nos ha resultado contar.

       Los mitos franquistas que durante decenios han impregnado todas las miradas no previamente advertidas que sobre la guerra civil se han dirigido, es precisamente lo que queremos desmontar. No queremos decir con ello que vamos a ser más tolerantes con el bando republicano, nada de eso, el lector podrá constatar a medida que lea nuestras páginas que somos muy, pero que muy críticos, con todos nuestros correligionarios de todas las ideologías republicanas, con las instituciones republicanas, etc..., pero lo que que no vamos a permitir, en esta página, son los más groseros mitos de la propaganda franquista, encima, aderezados por las nuevas operaciones de intoxicación de algunos servicios gubernamentales y de otras instituciones privadas, con el protagonismo de un ex-terrorista, para dar un paso atrás de 40 años, en el estudio de la guerra civil española. ¡Al diablo con todos ellos y sus operaciones de intoxicación en todos los foros de la guerra civil española!. 

     Para ello, nada se tercia mejor que la red. Mientras ésta aguante, que ya veremos. Un medio ideal para transmitir ideas, conceptos y datos precisos, pero que también es bueno para sesudos artículos de fondo, justo al nivel que el lector desee. Somos conscientes que vamos a vulnerar algunos derechos de autor, y cruzamos los dedos, pero nada hay en nuestro trabajo de lucro personal, al revés, esto nos cuesta dinero.  Como garantía para los propietarios de las imágenes que exponemos certificamos que todas las imágenes tienen una resolución menor de 300 pixels por pulgada, mínimo necesario para las imprentas y medios similares. No obstante, tratamos de ofrecerlas en una compresión no menor del 80%, normalmente en formato del algoritmo jpg. Por tanto, rogamos a quienes sientan vulnerados sus derechos, incluso aunque no sean simpatizantes de la República, que sean benevolentes con nosotros, pues algunas veces, no sabemos el origen de las imágenes que aportamos, unas bajadas de la red, otras escaneadas, algunas recibidas de colaboradores, etc... Y que desde luego, cuando conozcamos al propietario, sin duda lo adjuntaremos. Y si alguien considera sus derechos inalienables, no tiene más que ponernos un correo para que ipso facto retiremos la imagen o información, o la identifiquemos, si el propietario lo permite.

     La organización de las páginas es a nuestro gusto personal. El diseño y la técnica expositiva buscan la sencillez.  No somos profesionales de la informática, ni estamos especialmente dotados para esta labor. No nos gustan las páginas llenas de banners ni de ventanas emergentes, ni toda la parafernalia que impera en el diseño de páginas webs, y para ser sinceros, ni aunque nos gustaran pues no tenemos tiempo para tal labor. El dominio y el hospedaje lo pagamos de nuestro bolsillo, y no aceptamos ni donaciones ni aportaciones, ni subvenciones de ningún tipo, y menos propaganda en nuestras páginas, pues hacemos propaganda gratuita de quien consideramos lo merece.

     Y para terminar un aviso muy importante: este estudio es republicano, ya lo sabe usted, nosotros no usamos fuentes históricas de propagandistas franquistas, ni de historiadores militares del ejército franquista, lo que no quiere decir que no hayamos leído sus libros, y no los tengamos en consideración, incluso los citemos e incluyamos en algún capítulo, como es el caso del dedicado a las armas importadas por la República, capítulo que por otro lado trata de desmostar precisamente las tesis de estos historiadores, que tienen todo nuestro respeto e incluso admiración, pero del mismo modo que ellos confeccionaron sus estudios sin renunciar a sus ideas, a nosotros nos pasa lo mismo. Queremos demostrar que los aficionados a la historia de la GCe pueden encontrar referencias veraces sin recurrir a la historiografía franquista. De paso nos ahorraremos un montón de errores y tópicos que todavía circulan entre los aficionados. Puede que nosotros incurramos en errores propios, pedimos disculpas por anticipado a los aficionados, al fin y al cabo nosotros también somos aficionados. Quede por tanto sentada la premisa fundamental de los motivos creadores de estas páginas: Nuestro deseo de aportar información crítica de la GCe, para aficionados republicanos, y confeccionada por aficionados republicanos. Queden, por tanto, los historiadores, tranquilos y contentos, nuestras fuentes son siempre de historiadores profesionales, los verdaderos creadores, nosotros creamos estas páginas, seleccionamos y sintetizamos y de paso le ponemos una pizca de arte para suavizar un poco lo amargo del trago.

     Un saludo amigos.

     Grupo Memoria republicana. Brumario de 1999.

Apostilla de 2005.

Desde 1999, cuando publicamos nuestra primera página, han pasado seis años. Ya entonces habían muchas páginas sobre la GCe de carácter democrático, pero al día de hoy las publicaciones se han triplicado cuando menos. Habiendo páginas especializadas con los más diversos aspectos de la historia pasada y del presente republicano. Bien, nosotros recibimos muchos correos donde se nos pregunta por nuestra concreta ideología o por nuestras opiniones al respecto de la realidad republicana actual. Bueno, nunca hemos querido hacer política actual en nuestras páginas, básicamente porque ninguno de nosotros piensa igual, pero sí hay un par de cosas que tenemos claras. Quizá sea el momento de exponerlas esperando que no molesten a nadie.

1) No creemos que la Republica vuelva a ser una forma de gobierno con probabilidades en España. O dicho de otra manera, las derrotas, en las guerras civiles, son para la eternidad. Dolorosa afirmación que todos los históricos republicanos, de todos los partidos, han sufrido o sufren todavía en sus carnes.

Esto es así, porque el PSOE e IU han renunciado a ello. Naturalmente con todo derecho, y además ellos sabrán. Con otra afirmación no menos importante, la ideología republicana, en sí misma, es decir la República burguesa, es muy poco para nosotros. Para ser como Francia nos quedamos como estamos. No se puede ignorar la realidad histórica, la monarquía juancarlista poco tiene que ver con la alfonsina. Desde luego que no le perdonamos su mayor pecado, esto es dejar las estructuras franquistas, militares, jueces, policías, etc..., como estaban, y no recuperar, no ya la legalidad republicana, sino la realidad republicana, es decir, la memoria anterior al franquismo y la mismamente antifranquista posterior. O sea, como bien decimos en el título de este editorial, la transición es la última derrota de la II República, dónde prácticamente mueren todas las posibilidades de recuperar mínimamente la realidad republicana, insistimos, no la legalidad republicana. No vamos, por tanto, a perder el tiempo con estas historias, allá cada uno y sus ensueños.

2) Lo nuestro es recordar, recuperar, publicar, revisar, incluso añorar, la realidad republicana y la antifranquista. Es decir, un bálsamo para nuestras heridas, que nadie sanará salvo nosotros mismos. Recuperemos nuestra herencia republicana individual, para entre muchos, ver si podemos hacerla colectiva. Recuperemos nuestra herencia de orgullosos descendientes, físicos, morales o políticos de quienes lucharon por una España mejor, orgullosos republicanos, socialistas, anarquistas, comunistas, etc... Cuyas organizaciones, tal como eran en la II República y en el franquismo, nunca volverán salvo en nuestra memoria.

Y en eso estamos ¡carajo!

Memoria republicana, frimario de 2005.

Apostilla de 2006.

Hemos tenido un año estupendo, casi medio millón de visitas en el 2005, más de 2000 visitantes distintos diarios en la actualidad, y el número de colaboradores de "memoria republicana" subiendo como la espuma. Cinco subdominios nuevos. Más de 20.000 referencias en el Google, etc... Aún así, seguimos recibiendo duras críticas por nuestra supuesta ideología, asómbrense ustedes, "línea dura comunista" y las "gratuitas e injustas" críticas al movimiento anarquista y un poco menos pero también al largocaballerismo. Además se nos critica por no participar más activamente en la política republicana actual. Y para terminar, un ataque diario, como mínimo a nuestros correos, por parte de nostálgicos del franquismo. Afortunadamente seguimos normas muy estrictas de seguridad y tenemos un sistema automático de rechace de este tipo de correos.

A propósito de los recursos de la red.

Observamos también, con cierto orgullo, como nuestros materiales, sobre todo los gráficos, sirven de inspiración a numerosos documentalistas, algunos de ellos, desgraciadamente, bastante indocumentados, a la vista de sus hechos. Incluso, hemos observado como las mismas y exactas imágenes han sido impresas por medios profesionales en, carátulas de CD´s musicales, revistas de historia, libros, y no digamos webs, muchas de ellas amigas, que usan nuestros materiales de materia prima para sus creaciones. Cuando el asunto es ocasional, no hay propósitos profesionales y la página es democrática, no hay nada que objetar, incluso si no nos citan. Contábamos con ello y hasta nos parece bien, el caso es predicar la memoria republicana, protagonismos aparte. Otra cosa es que te cuelguen 200 imágenes en una importante web, sabiendo de donde salieron, aduciendo que se bajaron de alguna de las redes de archivos compartidos, Emule, etc... sin aportar nada, ni comentarios, ni novedades o hallazgos, nada, sólo el recurso sin más. Eso cabrea bastante. Cuando hay propósitos profesionales, pues peor todavía, pero desgraciadamente aún no tenemos capacidad legal para impedirlo (todo se andará), y aunque la tuviéramos no vamos a perder el tiempo en ello. Todo lo más una referencia que advierta al lector de dónde salieron esos recursos que ofrece determinada web réproba.

Dejamos al lector, a este respecto, con esta idea: Una importante parte de la información gráfica que en la actualidad esta saliendo en libros y publicaciones sobre la GCe, descartando los álbumes de agencias, y no del todo, ha sido físicamente extraída o se ha inspirado en los trabajos de páginas webs dedicadas a la GCe y la II República, tanto nacionales como extranjeras. Los recursos de las centenas de páginas webs sobre el tema alimentan las imágenes que se están editando en la actualidad en libros sobre la GCe. Y a su vez, las páginas webs extrajeron sus recursos de archivos, libros y publicaciones anteriores al boom editorial actual, pero también se están retroalimentando de las novedades que aportan las publicaciones. En cierto modo esto también es aplicable a la información no gráfica. Este ciclo, en el ámbito no profesional, es bueno para la memoria histórica, es imparable y beneficia a los centenares de aficionados que confeccionamos webs sobre la GCe.

Acerca de nuestra línea editorial.

Pues sí. Es evidente que tiramos para los últimos gobiernos de la II República. Que tenemos al Doctor Negrín en muy alta estima, al gran Zuga, a Tagüeña, y a otros muchos republicanos leales. Y pese a ello, les criticamos. Y criticamos también la política de los gobiernos de Largo Caballero, y la línea de actuación de la CNT-FAI durante toda la II República, pero también admiramos a muchos de los protagonistas de estas ideas que no compartimos, pues la mayoría lo hicieron con honestidad y convencimiento, salieran como salieran las cosas, que salieron mal, como sabemos en nuestras carnes, las de unos y las de otros. Cómo no admirar a Durruti, a Eduardo de Guzman, a Pons Prades (uno de nuestros favoritos), y a tantos otros libertarios de pro. Pero las cosas son cómo son y pensamos cómo pensamos. Como todo quisque. Por cierto, uno de nuestros escritores favoritos es Luis Romero quién peleó con los rebeldes y hasta fue voluntario de la División Azul. Ya ven.... Cuando se investigan los hechos históricos con ánimo objetivo, aunque lo que encontremos no nos convenga, siempre se es digno de admiración y respeto, y como decía en gran Asimov, honramos a los sabios por su dedicación a la verdad, no porque estén en ella.

Floreal de 2006